Autor del texto: Pedro Fondevila Silva
La planta o dotación de las galeras españolas se dividía en dos grupos: la gente de remo o chusma y la gente de cabo. En el siglo XVI ha desaparecido, prácticamente, el sistema medieval en el cual toda la gente de la embarcación, salvo excepciones puntuales, eran personas libres y combatientes. Así, en esa época, la palabra chusma, que designaba al conjunto de los remeros, no tenía el significado peyorativo que adquirió posteriormente. Por contra, la introducción del “sistema utilitario de penas”, que consistía en conmutar las penas graves (muerte, mutilación, destierro perpetuo u otras semejantes) por la condena a galeras al remo, va a diferenciar claramente la condición de los remeros del resto de la gente embarcada.
De esta manera, la gente de remo estaba formada por los condenados a galeras “al remo y sin sueldo”, forzados, y por los esclavos del rey, comprados por la Corona, donados por particulares, capturados en combate con embarcaciones enemigas o en cabalgadas en tierra. En esta categoría se incluían los remeros voluntarios, buenas boyas, que, sin embargo, cobraban sueldo y recibían ración de cabo. En la segunda mitad de este siglo, la proporción de buenas boyas, en relación con la de forzados y esclavos, cae radicalmente. No sucedía lo mismo en las escuadras españolas de Italia, donde el número de remeros voluntarios en esta época era apreciable. Probablemente, la razón era que los españoles sin recursos preferían emigrar a América, en vez de alistarse como buenas boyas.
La gente de cabo se dividía en gente de guerra, formada por los entretenidos, gentilhombres, aventureros y soldados, al frente de los cuales figuraba el capitán de la galera, y en gente de mar, constituida por los encargados de la maniobra de la galera (cómitres, consejeres, timoneros, marineros y proeles), por la maestranza (mestres d’aja, calafates, remolares y boteros), por los que podríamos encajar en lo que hoy llamaríamos servicios (patrón, barbero, capellán y alguacil), y por los artilleros y lombarderos que manejaban la artillería.
En relación a la gente de remo y debido al sistema de boga de las galeras, éstas llevaban 144 remeros hasta el año 1584, en que se aumenta el número a 170. La gente de cabo tuvo frecuentes oscilaciones a lo largo del siglo, sobre todo en el número de soldados, que podemos promediar en unos 30, si bien, cuando se intentaba una empresa de cierta consideración, se reforzaban éstos hasta llegar a unos 100 hombres. Con respeto a la gente de mar, siempre hubo desacuerdos entre la planta propuesta por los generales de galeras y las decisiones reales, si bien esa diferencia se centraba en el número, por ejemplo, de los marineros, y no en los tipos de especialistas necesarios para marinar la embarcación.
Sobre los empleos de la galera, diremos que el Capitán tenía el mando militar de la misma y la responsabilidad de dirigir el combate. Ahora bien, en asuntos de navegación y maniobra, si bien tenía la última palabra, debía apoyarse en sus subordinados en la maniobra, los cómitres, y en la navegación, los consejeres.
El cómitre, con su ayudante el sotacómitre, dirigía la boga y el amarre de la galera, conducía el izar y el arriar las velas y el mudar de amura la entena, ordenaba fondear y zarpar (levar) el ferro (rezón), hacer y amainar la tienda, guiaba la maniobra de dar la banda (tumbar de costado) la galera para espalmarla (limpiarle los fondos y ensebarlos) y cualquier otro tipo de maniobra que fuese necesaria.
Los consejeres eran pilotos prácticos de costa. Debían saber compasar (trazar el rumbo) en las cartas planas mediterráneas (trazadas por rumbo y distancia), reconocer la costa por sus accidentes, conocer los buenos surgideros (fondeaderos), sus recursos (leña y aguada), y las travesías (vientos cuya dirección entra por la boca del puerto) de ellos, conocer las corrientes, los vientos dominantes, los bajos o secanos y las hormigas (escollos), situarse por enfilaciones a la costa, vigilar el rumbo que llevaban los timoneros, y conocer, en caso de mal tiempo, los mejores y más cercanos refugios en la costa que proporcionasen abrigo del viento.
Los marineros, proeles y alieres ejecutaban las maniobras, si bien la fuerza para realizarlas la proporcionaba la chusma. Dentro de los marineros existía una categoría superior, los timoneros, que debían saber leer los rumbos en la aguja y entender la maniobra del timón para llevar en viento las velas.
Tratando ahora de la maestranza, el mestre d’axa (maestro de azuela) o carpintero de ribera tenía la obligación de reparar las roturas de las piezas de madera que formaban el casco o buco de la galera. El calafate rellenaba de estopa las juntas de las tablas del casco y las cubría de brea; dirigía el despalme, tapaba las vías de agua y los balazos, y tenía a su cargo las bombas de achique. El botero realizaba la estiba y reparación de la pipería o barrilamen (conjunto de todos los recipientes de madera empleados para almacenar líquidos). El remolar labraba, equilibraba y reparaba los remos, así como las astas y espigones de la galera.
El capellán se ocupaba del «gobierno espiritual» de la gente. El patrón en esta época era el encargado de los pertrechos de la galera, y el escribano actuaba de escribiente y llevaba la cuenta y razón de los gastos. El alguacil se encargaba de herrar y vigilar a la chusma y de dirigir los trabajos de los esclavos para hacer leña o la aguada. El barbero era el cirujano que curaba las heridas de la gente, teniendo la obligación de cuidar que se rapase a navaja a la chusma cada quince días, tarea que realizaba el barberote.
Finalmente, los artilleros o lombarderos estaban encargados de almacenar la pólvora, cargar, apuntar y disparar los cañones. Hay que decir que la artillería principal de la galera, cañón de crujía, sacres y moyanas, situada a proa no podía ser orientada en el plano horizontal, por lo que había que apuntar con la galera, maniobrando con ésta para enfilar el blanco.
Sobre los términos específicos usados en este texto, su significado se puede consultar en FONDEVILA SILVA, P. Diccionario Español de la Lengua Franca Marinera Mediterránea. Murcia: Fundación Séneca, 2011.
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El sistema de boga en galeras
[…] galeras y gente de las galeras, el blog de la cátedra de Historia naval de la Universidad de Murcia ha publicado recientemente un par de artículos que pueden […]
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Ya era hora de que alguien, en este caso un distinguido oficial de la Armada, se dedicara al atractivo mundo de las galeras que fueron las naves señeras y «señoras…» del Mediterráneo durante siglos y siglos. Felicito al C de N Fondevila
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Excelente blog. Yo soy historiador naval, llevo investigando más de 20 años aspectos de la guerra submnarina. He publicado U-boats del III Reich en Cuba. He inaugurado un blog sobre estos asuntos u-boatsenelmarcaribe.blogspot.com.
Éxitos.
Saludos
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Muchas gracias sr. Gómez. Veremos en su blog y le escribiremos. Saludos.
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Enlace desde el blog Las galeras del Mediterráneo
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[…] estas magníficas naves, su construcción, escuadras, vocabulario, tipología, sistema de boga, tripulación, entre […]
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Reblogueó esto en Titulad@s Náutico Pesqueros.
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Reblogueó esto en El blog de Juan Manuel Grijalvo…y comentado:
Todos vamos en el mismo barco…
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Me encanta suas escritas cheia de detalhes .És um grande narrador das galeras . Fico fascinada . Embora não escreva , mas consigo entender espanhol
Obrigada
Parabens
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Muito obrigado. Parabens.
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