“Los antiguos navegantes, aun usando como guía el firmamento, no emplearon conceptos geométricos; no dividieron el horizonte en 360 grados, como desde Hiparco hicieron los astrónomos. Estos últimos conocían ya muy bien los movimientos celestes y podían determinar las latitudes de los distintos lugares mediante observaciones astronómicas. Pero tales habilidades matemáticas no formaban parte del caudal de conocimientos prácticos de los marinos, quienes señalaron las distintas direcciones por los vientos que soplaban desde ellas (y de ahí el nombre -de rosa de los vientos– que recibió la figura donde se señalaron estas direcciones), si bien se tomaron a intervalos regulares. Desde luego, el conocimiento de los principales vientos era de gran importancia, tanto porque impulsaban a los barcos como porque estaban directamente relacionados con el clima”.
Manuel A. Sellés, Catedrático y profesor de la UNED del Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia de la Facultad de Filosofía.
Frase extraída de la obra:
SELLÉS, Manuel. Instrumentos de navegación. Del Mediterráneo al Pacífico. Barcelona: Lunwerg Editores; Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente; Ministerio de Educación y Ciencia; CSIC, 1994. p. 14. ISBN: 84-7782-317-0.
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