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Posts Tagged ‘Naufragios’

Por Marina Ortiz. Revisado por Celia Chaín-Navarro

El mar ha sido testigo de innumerables tragedias a lo largo de la historia, y algunos barcos han desaparecido sin dejar rastro, dejando detrás de sí un enigma que perdura hasta nuestros días. Uno de los casos más emblemáticos es el del un buque de guerra estadounidense, el USS Indianapolis, que protagonizó una historia dramática y devastadora durante la II Guerra Mundial.

Movimientos del USS Indianapolis previos al ataque. Fuente

La historia del USS Indianapolis

El USS Indianapolis (CA-35) fue un crucero pesado de la Armada de los Estados Unidos que desempeñó un papel crucial en la II Guerra Mundial. Botado en 1931, este barco de la clase Portland se convirtió rápidamente en uno de los más destacados de su época. Participó en varias acciones importantes en el Pacífico y, en 1945, fue asignado a una misión secreta que cambiaría su destino.

USS Indianapolis el 31 de mayo de 1934. Fuente

El 30 de julio el USS Indianapolis partió de la isla de Guam después de entregar los componentes clave de la bomba atómica que se utilizaría más tarde en el ataque a Hiroshima, pero nunca llegaría a su destino, Filipinas.

USS Indianápolis (CA-35) el 10 de julio de 1945. Fuente

El hundimiento y el largo tiempo de espera

Ese mismo día el USS Indianapolis fue torpedeado por un submarino japonés I-58 mientras navegaba por el mar de Filipinas. El ataque fue devastador y el crucero se hundió en tan solo 12 minutos. De los 1.196 tripulantes a bordo, alrededor de 300 murieron instantáneamente durante el ataque.

Lo que siguió a continuación fue una angustiosa espera para aquellos que sobrevivieron. Al no poder mandar una llamada de socorro antes del hundimiento, la tripulación quedó a merced del océano y de las condiciones climáticas, ya que no tenían suficientes botes salvavidas ni chalecos.

Gráfico del Pacífico occidental, que muestra la ruta del Indianápolis desde Guam hasta el lugar del hundimiento informado, con una extensión discontinua que muestra su ruta prevista a Filipinas. Fuente

La lucha por la supervivencia

Durante los siguientes días, los supervivientes del USS Indianapolis enfrentaron terribles pruebas de resistencia. Lucharon contra el hambre, la sed, la exposición al sol y las noches gélidas, lo que llevó a muchos al límite de su resistencia física y mental. Además, estaban a merced de los tiburones de las aguas del Pacífico, atacando en ocasiones a los desesperados marineros.

Finalmente, después de cinco días en el mar, el 2 de agosto de 1945, un avión de patrulla PBY Catalina avistó a los náufragos, les lanzó balsas salvavidas y suministros médicos. El rescate, sin embargo, llegó demasiado tarde para muchos. Solo 316 se salvaron de la tragedia, mientras que alrededor de 880 perdieron la vida, haciendo de este uno de los peores desastres marítimos de la historia de la Armada de los Estados Unidos.

Supervivientes del Indianapolis ya evacuados en Guam. Fuente

El misterio del mensaje no recibido

Una de las cuestiones que surgieron tras el hundimiento del USS Indianapolis fue el hecho de que el barco no había enviado una llamada de socorro antes de hundirse. La misión secreta en la que estaba involucrado implicaba no revelar su posición a los enemigos, lo que llevó a que no se informara su situación hasta después del ataque.

Además, la pérdida de este barco estuvo envuelta en un cierto grado de controversia debido a la manera en la que se manejaron los acontecimientos antes y después del hundimiento. Diversos testimonios y documentos contradictorios generaron dudas sobre si se tomaron las precauciones adecuadas para evitar la emboscada o si se había subestimado la amenaza enemiga. Esto llevó a una investigación posterior y a discusiones sobre si el desastre podría haberse evitado.

Para acabar

Así, su trágico hundimiento y una horrible masacre (la caída de la bomba en una población japonesa) se vinculan con este barco.

Hasta el día de hoy, el misterio en torno a la falta de comunicación del USS Indianapolis y las circunstancias que rodearon su hundimiento perduran, convirtiéndose en un enigma histórico mantenido en la memoria colectiva y que sigue siendo objeto de estudio y debate por parte de historiadores y expertos en la materia. Además, estos acontecimientos se ha inmortalizado en libros, documentales y películas, dejando un recordatorio de la resiliencia de los marineros.

Algunos miembros de la tripulación del barco posan en la cubierta. Fuente

Más información

ALLEN, Richard. Final Contact: USS Indianapolis (CA-35) passes USS LST-779 29 July 1945Naval History and Heritage Command. 2020 [consultado el 25 de julio de 2023].

JAR TORRE, Luis. El proyecto Manhattan y sus chapuzas. Revista General de Marina. 2000, 238, p. 55-70 [consultado el 3 de agosto de 2023]. También accesible como Subproyecto Pepe Gotera.

JÁUREGUI-LOBERA, Ignacio. Navegación e historia de la ciencia: USS Indianápolis o la supervivencia en la marJournal of Negative & No Positive Results. 2018, 3, 5, p. 357–369 [consultado el 25 de julio de 2023].

JIMÉNEZ, Ricardo Luís. USS Indianapolis (CA-35)Historia Rei Militaris. 2012, p. 61-66. [consultado el 25 de julio de 2023].

KURZMAN, Dan. Fatal voyage: the sinking of the USS Indianapolis. New York: Crown, 2008 [consultado el 25 de julio de 2023].

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Les recordamos a nuestros lectores que en el blog, durante estas fiestas navideñas, escogemos alguno de los temas ya tratados en las series temáticas (formadas por varias entradas) y repasamos lo más significativo. Esta semana está dedicada a los naufragios.

Entre los tres millones de barcos hundidos que algunos autores afirman que existen en la actualidad, hay algunas zonas que son más proclives a provocar naufragios en sus proximidades, como por ejemplo la costa sur australiana, la isla Sable en Nueva Escocia (Canadá) o algunas islas paradisiacas del Caribe como Bermuda. También existen espacios, como el mar Negro que, por sus características naturales, permiten que los restos de las naves se conserven mucho mejor que en otros donde el oxígeno acaba degradando irremediablemente la madera.

Hay buques que fueron tan famosos cuando navegaban como ahora que han sido recuperados del fondo del mar y poco a poco se van conociendo todos sus secretos.

A lo largo de la Historia

En plena Edad Media un dhow árabe que recorría la ruta entre China y Oriente Próximo, llevaba un magnífico cargamento de porcelana digna de reyes, pero en el estrecho de Malaca, entre los océanos Índico y Pacífico, uno de los lugares más peligrosos de esa zona, terminó hundido. Cuando sus restos fueron encontrados, parte de su carga estaba intacta y se ha convertido en una muestra única del comercio que existía entre ambos lados del continente asiático, entre culturas milenarias, pero muy distintas.

Fuente encontrada en el pecio hundido en el estrecho de Malaca. Fuente

El buque insignia del rey danés Hans (s. XV), el Gribshunden, que descansaba en aguas del mar Báltico, nos obsequia con su espléndido mascarón, que tiene forma de monstruo marino, o de perro según quién lo atestigüe, los restos de su artillería o de los magníficos manjares que se transportaban, tales como los esturiones, que eran todos de propiedad real. Fue construido con una técnica propia de las embarcaciones mediterráneas (a tope), ya que en las tierras altas la técnica usada para la “fábrica” de barcos era la de superponer el borde de las maderas (a tingladillo) para conseguir la forma del casco. De hecho es, hasta el momento, el más antiguo que se conoce en el norte de Europa así construido.

Subiendo el mascarón del Gribshunden

Otro navío famoso, que era igualmente un buque insignia real, fue el Mary Rose, la nave favorita de Enrique VIII. Tras cuatros siglos de permanecer hundido en el mar del Norte, fue reflotado y convertido en un magnífico museo situado en la gran dársena de barcos del antiguo puerto, en Portsmouth (Gran Bretaña).

La exposición actual del Mary Rose. Fuente

En España existe un texto, elaborado en 1623 por Pedro de Ledesma, que se puede considerar uno de los primeros intentos documentados realizados de manera oficial para recuperar el cargamento de buques hundidos. El interés por los galeones perdidos años atrás, especialmente los de la Carrera de Indias, surgió cuando los monarcas españoles y su corte se empezaron a plantear la importancia económica que podía tener la recuperación de su cargamento. Se comenzó entonces a pensar en las mejores formas de adentrarse en el mar para poder reflotar los tesoros hundidos, y este documento es una de las primeras muestras.

Una de las láminas del libro de Ledesma. Fuente

Uno de los lugares donde más pecios de naves españolas había era en el Atlántico, la puerta a América. Durante siglos miles de barcos partían de la Península hacia distintos puertos del nuevo continente. Algunos tuvieron la mala suerte de encontrarse frente a elementos naturales adversos, con piratas, corsarios o flotas enemigas, que los hicieron naufragar. Un ejemplo es el de la nao Juncal, hundida cerca de la península de Yucatán (México). En el blog también hemos dedicado varias entradas a dos buque de Estado que acabaron en el fondo del mar tras un ataque sorpresa por parte de la flota inglesa, el San José, en aguas de Colombia y la más famosa de todas, la fragata Mercedes, en el golfo de Cádiz.

En la misma línea, pero cambiando el rumbo, estaba el famoso Galeón de Manila, una de las rutas más duraderas del mundo. Uno de ellos, el San Diego, naufragó en las aguas de Filipinas (1600). Su cargamento era de una riqueza inimaginable, sus magníficas vajillas y enseres se pueden hoy admirar en el Museo Naval de Madrid.

Algunos pecios en el Caribe. Fuente

Durante el siglo XIX, un transatlántico británico, el SS Great Britain, también fue recuperado y convertido en museo. Se expone hoy en Bristol (Gran Bretaña).

El buque en su emplazamiento actual. Fuente

Ya en el siglo XX, naufragó el HMS Edinburgh, un buque que había realizado múltiples servicios en una dura época, la II Guerra Mundial. Su última misión fue acompañar a una flota que escoltaba un gran tesoro: el oro con que la antigua URSS pagó a Gran Bretaña por suministros de guerra para luchar contra los nazis, unos 100 millones de euros.

La tripulación mostrando algunos de los lingotes recuperados en el Edinburg. Fuente

Para acabar

Son muchos más los que todavía continúan en el mar, hundidos a diferente profundidad, en todos los océanos del planeta. Grandes o pequeños, más o menos antiguos, todos encierran magníficas historias que aún no conocemos, pero que gracias a la Arqueología Subacuática van saliendo a la luz pública.

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El patrimonio naval y marítimo más conocido es el que se puede ver y los más característicos son los barcos, pero también las fortificaciones, cartas náuticas, artillería o útiles de pesca, entre otros muchos. Sin embargo, hay una parte de ese patrimonio que no es tan fácil ver porque está sumergido y son los pecios, los barcos que se han hundido a lo largo de la historia.

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La arqueología marina y subacuática tiene en ellos su objeto de estudio, pero hay otra forma de darle valor a esos barcos hundidos, dejándolos que se conviertan en arrecifes artificiales, que generen con el tiempo un espacio marino propio. Las imágenes son tan evocadoras que resulta difícil olvidarlas. En ellas encontramos que los restos de nuestro pasado han generado un ecosistema en el fondo del mar, en el que peces, moluscos y otros seres vivos transitan, viven, se reproducen, crían y también mueren.

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De esta manera, la horrible tragedia de que una embarcación se hunda y mueran muchos de sus tripulantes, con el paso del tiempo termina convirtiendo este cementerio en un prado de vida marina.

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Hace ya tiempo que muchos países costeros intentan regenerar su litoral creando estos arrecifes artificiales, pero hay otros métodos aparte de los pecios, porque incluso se están hundiendo buques viejos para conseguir ampliar el lecho del fondo del mar.

La consideración legal

A nivel oficial, los arrecifes artificiales se definen como «el conjunto de elementos, constituidos por diversos materiales inertes y con diversas formas, o bien, los cascos de buques pesqueros de madera específicamente adaptados para este fin, que se distribuyen sobre una superficie delimitada del lecho marino con objeto de proteger, regenerar y desarrollar las poblaciones de especies de interés pesquero» (artículo 39 del Real Decreto 798/1995, de 19 de mayo). En este sentido, los pecios (cualquier tipo de buques colocados en el fondo marino, teniendo la capacidad de actuar como arrecifes) son considerados casi como estructuras naturales.

buceo en Baleares

Naufragios que generan espacios marinos

La utilización de buques para la creación de arrecifes artificiales ha sido una práctica muy generalizada en algunos países como Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia o Nueva Zelanda. Se está extendiendo a otros, que comienzan a considerar los pecios como lugares de enorme atractivo turístico para el buceo. De ello se derivan una serie de leyes y normas para proteger estos ambientes y también para evitar que el hundimiento de naves contamine el medio acuático.

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La complejidad de la estructura de las naves hundidas proporciona refugio de numerosas especies, con lo que aumenta la producción de flora y fauna. Aparte de ser un atractivo turístico para el submarinismo, en otras ocasiones, se ha combinado su función recreativa con la de regeneración artificial en zonas deterioradas, propiciando estructuras sobre las que pudieran desarrollarse animales, plantas y comunidades que necesitan sustratos duros para su fijación. Para esta práctica es indispensable que los pecios hayan sido adecuadamente limpiados de componentes tóxicos y ser situados con un riguroso criterio ambiental, realizando un seguimiento del impacto (positivo o negativo), que estas estructuras provoquen.

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Buceando entre pecios

Buceo sobre pecios actualmente hay en multitud de lugares del planeta, por lo que aquí veremos algunos de los que están mejor documentados.

Aqaba

En pleno mar Rojo, uno de los más azules y cristalinos del mundo, que baña las costas de impresionantes lugares históricos como Aqaba, un barco, el Cedar Pride, se ha convertido en atracción turística.

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Guadalupe

En el siglo XX se hundió un barco, el Augustin Fresnel, que medía 53 metros y había sido construido a fines de la década de 1940 en Canadá. Se hundió de manera intencionada para formar un arrecife artificial en el año 2003 y actualmente descansa sobre un fondo de arena, a 31 metros.

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También se puede bucear sobre pecios en varios lugares de España como en Galicia, Cataluña o Baleares.

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Imagen de un curso de submarinismo en Tarragona

Más información

15 impresionantes barcos hundidos en el mundo. Destino Infinito. 2015.

Buceo entre pecios de navíos (s.f.)

CID, María.  Estos barcos son hundidos en el océano ¡a propósito!. Bioguía.  2018.

El silencioso descanso de los barcos hundidos en México. Cerodosbe, 2015.

El Twin Capes es hundido para crear un arrecife en USA. 2018.

Los ocho barcos hundidos más impresionantes. Nauta 360. 2014.

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Hay paisajes costeros que son de una exuberancia impresionante. El color azul del mar, los acantilados con sus distintos estratos, los pequeños islotes y las playas desiertas, forman un conjunto de postal que se repite en muchos lugares de la tierra. Cuando a tanta belleza natural se une la nostalgia de la visión de los barcos hundidos y de sus restos esparcidos por la playa, de miles de historias truncadas por el clima y el relieve, es casi irresistible. Un panorama semejante se puede encontrar en la denominada costa del naufragio (Shipwreck Coast), cerca del lugar donde se hallan los famosos ópalos australianos. No es la única, ya que, a lo largo de los mares, varios lugares reciben también ese nombre.

La costa sur del continente australiano, en el estado de Victoria, la que está más cerca de la isla de Tasmania, se conoce como la costa del naufragio. Se sitúa en un tramo de la gran carretera costera, entre Torquay y Warrnamboole, y son más de 700 los barcos que allí están hundidos. En unos 130 kilómetros de costa por un lado y el Océano Austral por otro, se sitúa la zona que en tiempos pasados se convirtió en una trampa fatal para la navegación.

Cualquier persona interesada en la historia temprana de los asentamientos en Australia o en la del mar, se maravillará con las ricas historias de estos barcos hundidos. El paisaje marino está formado por una estructura de piedra caliza imponente, donde las aguas azules distraen fácilmente de lo que realmente se encuentra justo debajo de la superficie. Si el clima se vuelve peligroso, este paraíso se vuelve infernal rápidamente.

El naufragio más conocido

Quizás la historia más famosa de un naufragio en esta zona es la del Loch Ard, un clipper de casi 1700 toneladas botado en 1873, que había partido desde Inglaterra y estaba llegando a Melbourne. Después de 13 semanas se iba acercando a la costa sur de Australia.

Loch Ard

Una enorme niebla impidió al capitán ver el sitio en el que realmente estaba su barco. La escarpada orografía estaba fatalmente cerca, pero apenas se podía ver. El enorme buque chocó con la isla Mutton Bird el 1 de junio de 1878, matando a 52 de las 54 personas que iban a bordo. Hoy se pueden ver los restos del naufragio buceando a unos 30 m. de profundidad.

En la carga que transportaba se encontraban artículos de lujo destinados a exhibirse en la Exposición Internacional de Melbourne, en 1880. Uno de estos objetos era un pavo real de porcelana que se pudo recuperar sin ningún desperfecto, y que ahora se encuentra en el Museo Marítimo de Flagstaff Hill. en Warrnambool.

pavo real

Otros barcos hundidos

Más naufragios conocidos, cuyos restos se pueden ver en la playa son los del Marie Gabrielle, que llevaba un cargamento de te de China en el año 1869, cuando un vendaval hizo que se estrellara contra la costa.

Unos 20 años después el Fiji, un barco de vela, corrió la misma suerte. Las anclas son todavía visibles.

Recogida de los restos del Fiji. Fuente: The Victorian Heritage Database

Otro velero, el Antares, que había partido de Marsella en plena I Guerra Mundial, se estrelló también. Es visible a 80 metros de la costa cerca de la Bahía de las Islas, sumergido sólo a unos  4-6 metros de profundidad. Iba cargado con azulejos.

También hay antiguos barcos de madera. Un ejemplo es el Granje, hundido en 1858, parece ser que por un error en la navegación. Esta es igualmente la localización del supuesto «barco de caoba», del cual una leyenda relata que pudo ser un junco chino o un galeón español o portugués que naufragó con un gran tesoro. Sus restos, dicen los relatos, que yacían en la arena de la playa.

Una base de datos sobre los barcos naufragados

La base de datos del Patrimonio de Victoria contiene el registro de naufragios históricos, (su localización y los objetos hallados en ellos) más importantes del estado australiano, que están protegidos actualmente por la Ley de Patrimonio de 2017. Tienen identificados ya unos 780 pecios.

Más información

JEFFERY, Bill, et al. Realising the cultural tourism potential of South Australian shipwrecks. Historic Environment, 1990, 7,  3/4, p. 72.

LAWRENCE, Susan & DAVIES, Peter. Shipwrecks and Maritime Trade. En: An Archaeology of Australia Since 1788. New York: Springer, 2011, p. 69-94.

McCANN, Joy. Wild Sea: A History of the Southern Ocean. University of New South Wales Press, 2018.

STRACHAN, Shirley, et al. Interpreting our maritime heritage: Australian historic shipwreck trails. Historic Environment, 1995, 11, 4, p. 26.

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Los drones, esos artilugios que últimamente son objeto de nuestra atención, están adquiriendo unos niveles elevados de especialización, y uno de ellos es su uso bajo el agua. Son una generación mas avanzada que los robots, y ambos se están usando para poder adentrarse en el océano, ya sea en misiones de reconocimiento, captación de imágenes y video o rescate de pecios.

Tortuga robot británica.

Tortuga robot británica. Fotografía de John Downer Productions

Los robots subacuáticos

En instituciones de investigación de varios países trabajan con robots de exploración con formas y características de plantas y animales. Se utilizan principalmente para la exploración, y algunos son de naturaleza marina.

Robot delfín

Robot delfín

Que un robot se pueda sumergir significa aumentar su resistencia, capacidad y estanqueidad, ya que deben ser impermeables, ser capaces de desplazarse en el medio acuático y disponer de sistemas para que la comunicación con tierra sea viable, para dirigirlos. A pesar de estas dificultades técnicas, ya han sido probados varios, con diferentes formas (delfín, pulpo, tortuga, lamprea, barracuda, entre otros) y además intentan aprovechar las características evolutivas que estos animales han desarrollado, para lograr que avancen más rápidamente.

Octobot. Universidad de Harvard

Octobot. Universidad de Harvard

Algunos, como la barracuda para desminado del gobierno estadounidense, llevarán a cabo actividades, superando la misión de reconocimiento tradicional.

Robot barracuda para eliminar minas submarinas

Robot barracuda para eliminar minas submarinas

La siguiente generación: los robots humanoides en la recuperación de pecios

El profesor Oussama Khatib de la Universidad de Stanford construyó un robot humanoide, el OceanOne, que consiguió descender casi cien metros hasta la fragata Luna, hundida en 1664, para recuperar una vasija entre los restos del naufragio en la costa francesa.  Sin embargo, originariamente se diseñó para ayudar a los científicos a investigar y proteger los valiosos arrecifes de coral del Mar Rojo.

El OceanOne de la Univesridad de Stanford

El OceanOne de la Universidad de Stanford

Se han invertido cuatro millones de dólares. OceanOne a través de un complejo mecanismo permite que un operador humano manipule objetos a través del robot como si fueran sus propias manos. Esto se consigue gracias a un sofisticado sistema de retroalimentación háptica.

Los drones submarinos

Estas naves no tripuladas han acaparado últimamente muchas noticias. Su uso mas conocido es el militar, pero tiene otras utilidades como el control del tráfico, para transmitir información sobre catástrofes o seguimiento de especies, entre otras. Una de las últimas ha sido para filmar objetos arqueológicos sumergidos a grandes profundidades.

Open Rov

Trident, de Open Rov

La Armada de los Estados Unidos y General Motors están trabajando en el desarrollo de un dron submarino que incorpora la tecnología de la pila de hidrógeno, ya empleada en algunos automóviles.

Cracuns de la John Hopkings

Cracuns, de la Universidad John Hopkings

Incluso se está ya investigando en otros sistemas como los biobots, que son máquinas que se adhieren al cuerpo de los insectos.

Todos son tecnología que nació para usos militares, que con el tiempo está aplicándose a otras tareas, entre las que se encuentra poder observar el océano, la evolución de sus especies o facilitarnos que podamos acercarnos a los pecios que se hallan a grandes profundidades y poder conseguir rescatar algunas de sus valiosas piezas.

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Bajo el patrocinio de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval se ha formado un Grupo de Expertos en la Protección Jurídica del Patrimonio Marítimo y Naval (MARELEX), que fue presentado en Cartagena el día 21 de noviembre de 2016. Tiene como objetivo liderar el estudio de nuevas vías jurídicas que permitan mejorar la protección del patrimonio marítimo y naval, en especial el subacuático.

El grupo de expertos reunido en sesión constituyente en el Museo Naval de Cartagena

El grupo de expertos reunido en sesión constituyente en el Museo Naval de Cartagena

Según uno de sus miembros, el Dr. Ruiz Manteca, «en la actualidad, la protección del patrimonio naval es buena. Pero no existe una normativa específica en España, porque la ley estatal es de hace treinta años. Y esta tarea recae muchas veces en manos de la Administración regional que no tiene los recursos ni probablemente la experiencia suficiente para hacerse cargo de ella».

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Está formado por personalidades del ámbito académico de distintas universidades, vinculadas desde hace años al patrimonio cultural desde su vertiente jurídica. Son:

  • Dr. D. Jesús Prieto de Pedro, Catedrático de Derecho Administrativo de la UNED (Madrid) y ex-Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
  • Dr. D. Javier García Fernández, Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid, miembro de Hispania Nostra y Director de la revista Patrimonio Cultural y Derecho.
  • Dr. D. Valentín Bou Franch, Catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de Valencia y autor de diversas publicaciones sobre Patrimonio Cultural.
  • Dr. D. Rafael Ruiz Manteca, Jurídico Militar, profesor de la UNED. Autor de varias obras sobre el régimen jurídico del Patrimonio Cultural Subacuático.

Mesa redonda

Los participantes de la mesa redonda

Este grupo de expertos trabajará en la mejora de las normas sobre protección del patrimonio cultural y, específicamente, en la correspondiente al patrimonio marítimo, con la finalidad de aportar y ofrecer a los poderes públicos, y a personas físicas y jurídicas de cualquier naturaleza, soluciones a los diversos problemas que pueda presentar la protección del patrimonio marítimo y naval y, muy especialmente, del patrimonio cultural subacuático, que forma parte de él.

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Con motivo de la constitución de este grupo se celebró una interesante Mesa redonda sobre “Desafíos de la protección de nuestro Patrimonio Marítimo y Naval”. Participaron todos los miembros del grupo, a los que se unió el Dr. D. Juan José Sánchez Baena, Director de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval, que actuó como moderador.

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La principal misión del grupo en estos momentos debe ir dirigida a ayudar en la aplicación de la norma contra la piratería y el expolio, y a favor de la defensa y la protección de los pecios.

El grupo de expertos

El grupo de expertos reunido con los responsables de la Cátedra

En las próximas semanas daremos a conocer mas información sobre el manifiesto de constitución de dicho grupo y sus futuras actividades.

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