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Posts Tagged ‘África’

Esta semana dedicamos la entrada a una reina de la época faraónica muy poco conocida, Khentkaus I, en cuya tumba se encontraron restos de la cámara de un barco. Es, por lo tanto, la primera mujer de la Historia (de la que tenemos noticia) en cuyo paso al más allá estuvo acompañada de una nave para surcar los cielos.

En la imagen se puede apreciar la pirámide de la reina Khentkhaus y la entrada al recinto. Fuente: Google Maps

Khentkaus I, que vivió en el siglo XXVI a. C., era hija de Micerino (o Menkaura), el faraón de la IV dinastía cuya pirámide se levantó cerca de una de las maravillas del mundo antiguo. Las investigaciones no han podido aclarar todavía si llegó a ser reina o si su papel exclusivo fue el de ser madre de la realeza. Lo que sí está claro es su importancia en la implantación de la V dinastía en Egipto, ya que sus dos hijos se convirtieron en el segundo y tercer faraón de su linaje.

Jeroglifos con el nombre de Khentkaus. Fuente: Cubas, 2015

Su lugar de enterramiento se halla precisamente detrás del de su padre, en Guiza. Es una pirámide (aunque también pudo ser una mastaba de varios niveles: una forma de tumba propia de las primeras dinastías egipcias, que es como una pirámide truncada con base rectangular), que mide 45,5 m x 45,8 m de planta y 16,7 m de altura, situada sobre un pedestal de roca cuadrada.

Vista lateral de la tumba de Khentkaus I. Fuente

La tumba de Khentkaus I (denominada técnicamente LG 100) tiene un pozo para situar una barca solar cerca de su esquina suroeste, que mide 30,25 m de largo y se halla orientado de este a oeste. El foso cuenta con un revestimiento de yeso que hace de muro de contención. Al igual que los de Keops, se accede por una rendija estrecha de 1 m, recorriendo lo que pudo ser la eslora de la embarcación. Actualmente ya no queda nada de ella.

Los bloques de piedra caliza y una losa de granito negro encontrados cerca indican que estaba techado. Ambos extremos terminan en paredes verticales. El perfil muestra que el fondo del pozo no era curvo, sino que tenía una sección central plana y extremos en ángulo, como los de una embarcación. Los investigadores incluso creen que podría aparecer un segundo foso para botes, lo que demuestra que todavía queda mucho por excavar, analizar y estudiar de este enterramiento real.

Entrada a la tumba de la reina. Fuente

Para acabar

Esta reina fue la primera en llamarse Khentkhaus (también traducido como Jenetkaus, Jentkaus o Khentkawes), aunque posteriormente hubo otras que llevaban ese nombre y que tuvieron también un importante papel en la realeza egipcia. Khentkhaus, la hija de Mikerinos, fue enterrada, como decenios antes lo fue su antecesor Keops, junto a una nave para que hiciera su ultimo viaje celestial en la barca solar que la acompañó durante milenios, aunque hasta ahora no se han encontrado restos de ella, sólo el lugar donde estaba, junto a la tumba. Este foso (ahora vacío) es otra muestra más de lo importante que eran los barcos en la civilización egipcia, que los usaban tanto en su vida diaria como en la muerte.

Más información

CUBAS, Isabel. La reina Khentkaus I y la leyenda de los hijos de Ra. Blog El templo de Sashat, 2015.

SÁNCHEZ ORTEGA, Naty. Reinas de las pirámides. Mujeres de la realeza en la IV Dinastía. Madrid: Editorial Dilema, 2022.

VENDELOVÁ JIRÁSKOVÁ, Lucie. Miniature and model stone vessels of the Old Kingdom-Fromtypology to social and political background. Dissertation Thesis. Univerzita Karlova, Filozofická fakulta, 2021 [Tesis doctoral].

WITSELL, Alexandra & SADARANGANI, Freya. Settlement and Cemetery at Giza: Papers from the 2010 AERA-ARCE Field School. Settlement and Cemetery at Giza, 2015, p. 1-312.

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Uno de los mayores cementerios de barcos perdidos se halla en la costa Oeste de África, en Namibia. Se conoce como la Costa de los Esqueletos, debido a que en ella se pueden hallar muchos restos óseos de ballenas. La lista de naufragios empezó a partir del siglo XVI, cuando marinos portugueses y holandeses doblaban el cabo de Buena Esperanza, en el sur del continente africano, para dirigirse a la India y a las islas de las Especias.

La costa de Namibia se encuentra en ese trayecto y presenta una serie de condiciones adversas para la navegación. Se dan, por una parte una serie de fuertes vientos que soplan desde el interior del continente hacia el mar. Por otra, suele existir un constante e intenso oleaje en las playas, provocado por la fría corriente de Benguela. Esta dualidad genera una combinación de corrientes cambiantes, densas nieblas y vientos furiosos que son muy peligrosos para navegar por esta zona. Con naves pequeñas es posible desembarcar atravesando la marea, pero imposible volver a zarpar. 

En las playas se pueden ver los restos de varias embarcaciones, aunque por el momento no todas han sido identificadas. Entre los que sí se conoce su procedencia y nombre están el Eduard Bohlen, los restos del Otavi, hundido en 1945 y del MV Dunedin Star, que tenía destino a Sudáfrica desde Liverpool. A esto se pueden sumar el Montrose, Gethen, Suiderkus, Gertrud Woermann y el remolcador Sir Charles Elliot, hundido tratando de rescatar al MV Dunedin.

El carguero Eduard Bohlen, de 95 m de eslora, naufragó en el año 1909, hoy se puede ver semienterrado en la arena y a casi 400 metros del mar, lo que muestra el avance de la arena del desierto sobre la costa. Otro muy conocido es el Dunedin Star, un carguero británico que encalló en la costa tras una tormenta en 1942. Después de este accidente hubo varios intentos de rescate, que terminaron en un desastre. El Zeila se hundió en 2008 y sus restos actualmente sirven de refugio a gaviotas y cormoranes.

Restos del Zeila hoy convertidos en refugio de aves. Fuente

Además hay cientos de trozos de madera y hierro que todavía no se han identificado, y sirven para evidenciar lo crítica que fue la navegación por estas costas en siglos pasados. La zona se halla dentro de un parque nacional, reconocido como tal desde el año 1971.

Estos restos de naves tienen un nivel de protección legal, ya que se hallan bajo la declaración de la UNESCO (2004) para la protección del Patrimonio Cultural Subacuático, porque Namibia ratificó el acuerdo en el año 2011. Sin embargo, están a merced de los fuertes vientos, las mareas y las violentas tormentas de arena que se suceden a menudo en esta zona.

Más información

BLISS, Susan. Landscapes and landforms: Deserts: Namib desert. Geography Bulletin, 2018, 50, 1, p. 37-52.

COETZEE, Marina E. Geomorphological features of the Skeleton Coast National Park. SCIONA Proyect, 2021.

HARRIS, Lynn; JONES, Jennifer & SCHNITZER, Kate. Monuments in the desert: A maritime landscape in Namibia. Journal of Maritime Archaeology, 2012, 7, p. 111-140.

JONES, Jennifer J. On desolate sands: beached shipwrecks in the Namibian coastal landscape. In: HARRIS, Lynn. Sea Ports and Sea Power: African Maritime Cultural Landscapes, 2017, p. 89-100.

OWEN-SMITH, Garth. Namibia’s most valuable resource. Quagga, 1984, 7, p. 8-11.

WALSH, Ella, et al. Holocene fluvial depositional regimes of the Huab River, Skeleton Coast, NamibiaEarth Surface Processes and Landforms, 2022, 47, 7, p. 1820-1844.

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La civilización egipcia es sobre todo conocida por sus inmensas pirámides. Esta pericia arquitectónica también fue utilizada para elevar magníficas fortalezas que custodiaran los pasos fluviales por el Nilo. De las que se levantaron en el Bajo Egipto todavía quedan restos, pero no de la mayoría de las que se establecieron en la frontera Sur, porque a mitad del siglo XX una enorme presa, la de Asuán, las inundó y hoy están sumergidas en las profundidades del lago Nasser.

Fortalezas en el antiguo Egipto Fuente: Sales 2015

En la región más desolada, pero también las más espectacular de la Nubia sudanesa, se levantaron, en la orilla occidental del Nilo, una parte de estas magníficas unidades fortificadas. Tenían un doble objetivo: por una parte, defender y controlar la frontera egipcia y, por otra, facilitar la circulación de las naves que comerciaban en sus cercanías.

Representación de la fortaleza de Uronarti. Fuente

Las quince fortificaciones de Norte a Sur, con su extensión, fueron:

  1. Ikkur (82x110m)
  2. Kuban (70x125m)
  3. Aniba (87x138m)
  4. Toshka (no calculado)
  5. Faras (75x85m)  
  6. Serra East (no calculado)
  7. Buhen (215x460m)
  8. Khor (250x600m)
  9. Mirgissa (190x295m) o Mirguissa
  10. Askut (77x87m)
  11. Shalfak (47x95m)
  12. Uronarti (57x114x126m)
  13. Semna West (135x135m)
  14. Kumma (70x117m)
  15. Semna South (no calculado)

Eran tan espectaculares que llamaron la atención de los viajeros europeos, que ya en el siglo XIX estaban acostumbrados a observar catedrales y castillos en su lugar de origen. Cada fortaleza contaba con una defensa interior y otra exterior. Las murallas que daban al Nilo tenían unos 10 m de altura, puertas fortificadas, fosos, bastiones avanzados y aspilleras, entre otros muchos. Incluso en algunos lugares había construcciones en ambos márgenes del río y en otras, como en Semna, llegaron a tener hasta 5 fortalezas.

Dibujo de los muros de Buhem. Fuente: Lawrence 1965

Los planos de los edificios estaban perfectamente adaptados al terreno irregular. También contaban con jardines para el cultivo de legumbres y fruta. Se han hallado restos de las habitaciones, tanto de los soldados como de sacerdotes, escribas y artistas.

Fuerte de Chafalk. Fuente: Sales 2015

La mayor parte de ellas fueron construidas en los tiempos de la XII dinastía (2000 a. C- 1785 a. C.), aunque hay indicios de que alguna ya estaba en uso durante la IV dinastía.

Fortaleza de Mirgissa. Fuente: Sales 2015

Consolidación de la frontera meridional

Estaban destinadas a proteger y controlar las rutas fluviales que conducían al África interior y a sus recursos. También eran la base de partida de las expediciones y de los «exploradores del desierto», unidades formadas por un militar egipcio y un ojeador nubio.

Puerta principal de Buhem. Dibujo de Emery

Las fortalezas servían como excelentes puestos de vigilancia y torres de señales, que permitían avisar sobre las naves que se aproximaban por el Nilo, y también de los posibles agresores que llegaban por tierra. 

Ruinas de Buhem antes de la inundación. Fuente: Lawrence 1965

Hay pruebas de que se procesaba cobre en bruto en las fortalezas de Buhen y Mirgissa.

Mantener la libertad de circulación de los egipcios en la frontera sur del imperio

Existen diversos ejemplos de construcciones dirigidas a mejorar este tránsito, como la corredera de Mirgissa, que facilitaba el paso de los barcos por la Gran Catarata, o el dique construido en Semna para ampliar la comunicación fluvial.

Fortaleza de Semna. Fuente: Lawrence 1965

Para acabar

Estas magníficas fortalezas hoy están en ruinas. Algunas se pueden visitar, mientras que otras yacen bajo el fondo del lago Nasser, resultado de la creación de la presa de Asuán (1970). La subida del nivel de las aguas hizo necesarios una serie de proyectos de reubicación de algunos restos arqueológicos, como por ejemplo el templo de Abu Simbel, mientras que otros no tuvieron esa suerte y quedaron inundados, como muchas de las fortalezas aquí descritas.

Más información

AMPÈRE, Jean-Jacques. Voyage et Recherches en Egypte et en Nubie. Paris: Editions Homme et Littérature, 2023.

BESTOCK, Laurel. Forgotten fortress: returning to Uronarti. Near Eastern Archaeology, 2017, 80, 3, p. 154-165.

BELZONI, Giovanni Battista. Voyages en Égypte et en Nubie, contenant le récit des recherches découvertes archéologiques faites dans les pyramides, temples, ruines et tombes de ces pays; suivis d’un voyage sur la côte de la Mer Rouge et à l’oasis de Jupiter Ammon. Paris: Galignani, 1821.

CHAMPOLLION, Jean-François. Monuments de l’Egypte et de la Nubie: d’après les dessins exécutés sur les lieux sous la direction de Champollion et les descriptions autographes qu’il en a rédigées. Notices descriptives conformes aux manuscrits autographes rédigés sur les lieux. Paris: Didot, 1844.

DALTON, Matthew, et al. Three thousand years of river channel engineering in the Nile ValleyGeoarchaeology, 2023, 38, p. 565-587.

DE MORGAN, Jacques et alCatalogue Des Monuments Et Inscriptions de L’Egypte Antique: Haute Egypte. De la frontière de Nubie à Kom Ombo. Vienne: Holzhausen, 1894.

DESROCHES-NOBLECOUR, Christianne. Le secret des temples de la Nubie. Paris: Editions Stock/ Pernoud, 1999.

FERREIRA, Eduardo. Fortificar o Nilo. A ocupação militar egípcia da Núbia na XII dinastia. Lisbon: Chiado Editora, 2016.

FERREIRA, Eduardo. The Lower Nubian Egyptian Fortresses in the Middle Kingdom: A Strategic Point of ViewThe Athens Journal of History, 2019, 5, 1, p. 31-52.

LAWRENCE, Arnold Walter. Ancient Egyptian Fortifications. The Journal of Egyptian Archaeology, 1965, 51, 1, p. 69-94.

SALES, José das Candeias. A Fortaleza de Buhen: um ponto estratégico para o Egipto do Império Médio. Gaudium Sciendi, 2015, 8, p. 73-97.

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Virgilio fue un importante poeta romano del siglo I a. C. El tema náutico aparece en repetidas ocasiones en una de sus obras más conocidas, La Eneida, la leyenda fundacional que canta las virtudes del pueblo romano y que contribuyó a cimentar una mitología propia.

Hemos localizado una edición del siglo XV que compila varias de sus obras, acompañadas de 88 pinturas en miniatura en el margen inferior de muchas de las hojas, por lo que esta semana veremos las magníficas ilustraciones marítimas que acompañan a este texto, atribuidas al artista florentino Apollonio di Giovanni (1415-1465).

Una hoja ilustrada del texto de La Eneida

La forma en la que los personajes de esta edición aparecen vestidos tiene su origen en el Concilio de Florencia (1493), al que acudieron multitud de prelados de la parte oriental del Mediterráneo. Esta situación influyó en el ilustrador, lo que se refleja en las pinturas, con vestimentas ricamente representadas resaltadas en oro, púrpura y rojo.

La Eneida

Para escribir esta obra se basó en la conocida figura legendaria del héroe troyano Eneas, al que vincula con la fundación de Roma. Muy resumidamente, el protagonista, huye de la destrucción de Troya con un grupo de supervivientes. Para ello reúne una flota y zarpa con ellos por el mar Mediterráneo. Eneas tiene un padre mortal, Anquises, príncipe de Troya (Dardanio) y una madre divina, Venus (Afrodita griega).

Recorrido de Eneas por el Mediterráneo. Fuente

Vamos a seguir el argumento con las ilustraciones de esta edición. Una vez en el mar, la diosa Juno les manda una horrible ventisca que acaba con algunas naves y hace que terminen fondeando en el Norte de África, en Cartago. Previamente habían recalado en las costas de Tracia, Creta y Sicilia, entre otras, tal y como se puede apreciar en el mapa anterior.

En esos momentos los vientos soplan de manera conjunta en la mar, lo que provoca que las embarcaciones se vean profundamente afectadas. Las velas quedan sin control y muchos tripulantes caen al agua. Se pueden ver galeras y barcos redondos a punto de naufragar. Los nombres de los vientos representados son Euro (Sureste), Nothus y Auster (Sur), Affricus (Suroeste), Boreas (Norte), Zephirus (Oeste) y Aquilón (Noroeste).

En La Eneida se narra de esta forma:

«Luego que estuvimos en alta mar, y desaparecieron todas las costas, sin que viésemos por dondequiera más que cielo y agua… Horribles tinieblas cubrieron las olas. Al punto los vientos revuelven la mar y se levantan enormes oleadas… Negros nubarrones envuelven el día, y una lluviosa oscuridad nos roba el cielo; de las rasgadas nubes brotan frecuentes relámpagos. Perdido el rumbo, andamos errantes por el tenebroso piélago… Todavía anduvimos errantes por el caliginoso mar durante tres días sin sol, y otras tantas noches sin estrellas; por fin, al cuarto día vimos por primera vez alzarse tierra en el horizonte«.

La influencia de los vientos es muy importante hasta que el dios Neptuno, montado en un carro tirado por seres mitológicos con cabeza de ave, cuerpo y cola de pez, llega para defender la flota y a sus tripulantes. A partir de su aparición se van retirando.

Una vez que consiguen llegar a Cartago, la reina Dido los recibe y se establece una relación amorosa con Eneas, hasta que una orden divina le incita a marcharse hasta las costas italianas.

El dios Júpiter, mandando a Mercurio como mensajero, ordena a Eneas que vaya a fundar la ciudad de Roma. En la ilustración aparece junto a Venus (madre de Eneas). La flota está fondeada y a salvo, de hecho hay una pequeña embarcación en faenas de pesca. En la costa se puede ver, en segundo plano, a Eneas y a su fiel amigo Acates.

Tras la partida del héroe, la reina Dido se suicida. La última parte narra la llegada de Eneas a la península itálica, tras haber recibido un mensaje directo de los dioses, que le indicaban que su destino era fundar la ciudad que posteriormente sería Roma. También se recoge la guerra que sostiene con Turno, rey de los rútulos (un pueblo del Lacio) y que con la victoria consigue la mano de Lavinia, princesa de este reino.

Para acabar

El mar y la navegación tienen en la Eneida una función narrativa muy importante. Comparten protagonismo con Eneas, porque la flota navega por el Mediterráneo y es atacada por vientos huracanados, posteriormente el héroe vuelve a embarcar y esta vez para dirigirse al continente europeo a fundar una gran ciudad. En el relato también se utiliza un riquísimo y preciso vocabulario para referirse a los temas marítimos, lo que ha dado lugar a que algunos investigadores crean que tuvo apoyo de expertos marinos de su época para escribir esta leyenda fundacional.

La edición comentada está digitalizada y depositada en la Biblioteca del Congreso de Washington.

NOTA: Según Virgilio, el linaje romano procede del hijo de Eneas, Ascanio, que habría fundado la ciudad de Roma. Para conseguir vincular a Eneas con Rómulo y Remo se inventaron la dinastía Albana, que los unía directamente. Así se justificaba que los citados gemelos fueran descendientes directos de Eneas.

Más información

ALVAR EZQUERRA, Antonio. El mar en la EneidaRevista de Estudios Clásicos, 2016, 43, p. 11-43.

BAUZÁ, Hugo Francisco. Virgilio y su tiempo. Madrid: Ediciones Akal, 2008.

FERNÁNDEZ, Tomás y TAMARO, Elena. Biografía de Virgilio. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea, 2004.

LÓPEZ, Vicente Cristóbal. Virgilio, Troya, Roma y EneasPolis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, 1993, 5, p. 59-72.

RODRÍGUEZ-PANTOJA MÁRQUEZ, Miguel. Una lectura de temas épicos latinos: la» La Tempestad Literaria» en Virgilio y OvidioRevista de Filología de la Universidad de La Laguna, 1985, 4, p. 207-248.

SAINT-DENIS, E. Le rôle de la mer dans la poésie latine. Paris: Klincksieck, 1935.

VON ALBRECHT, Michael. Virgilio: Bucólicas, Geórgicas, Eneida. Murcia: Editum, 2013.

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Les recordamos a nuestros lectores que no se publicarán nuevos contenidos durante el mes de agosto, y que aprovechamos para resumir los datos recogidos en algunas de las series temáticas del blog (formadas por varias entradas). Las de otros años pueden leerse aquí.

Los puertos naturales, ya fueran fluviales o marítimos, han sido el origen de muchas de las actuales ciudades. Al principio la humanidad no se dedicó a construir ni a mejorar el medio en el que se instalaba, sino que ocupaba los mejores lugares de la costa, allí formaba un poblado y vivían de muchos de los recursos que allí encontraban.

Con el paso del tiempo sí que contribuyeron a mejorar los espacios habitados. Uno de ellos eran los puertos naturales, elegidos por su interés estratégico. Esta semana vamos a ver algunos de los que primero fueron habitados y mejorados, vinculados a una de las civilizaciones mediterráneas más antiguas: la fenicia, cuyos habitantes llegaron navegando a multitud de lugares, fundando ciudades en tres continentes, todos bañados por el mar Mediterráneo.

Puertos fenicios

Un puerto muy antiguo es el de Tel Hreiz, en el Este del Mediterráneo, en la costa del Monte Carmelo. En sus orillas se levantaron pequeñas aldeas neolíticas cuyos habitantes se dedicaban a la agricultura, el pastoreo, la caza y la pesca. Se tiene noticia de que hace unos 7000 años se establecieron allí y que, ante la posibilidad de que las aguas anegaran la costa, sus habitantes construyeron un muro, a modo de malecón, que los protegiera.

Localización del pueblo de Tel Hreiz en la costa Norte de Israel. Fuente

Biblos

En la zona Este del Mare Nostrum, en el continente asiático, está Biblos, que fue una de las grandes metrópolis históricas fenicias. La mayor parte de las fuentes la califican como una de las ciudades mas antiguas del mundo (las primeras evidencias son del séptimo milenio a.C.) y la más activa de la costa del Mediterráneo durante la Edad del Bronce Antiguo (3100-2200 a.C.).

Biblos (en el actual Líbano) junto a otras importantes urbes del Este del Mediterráneo. Fuente

La ciudad tuvo una gran relación comercial con el Egipto faraónico, los hititas y Mesopotamia. En sus orillas crecía la flor del papiro, que con el tiempo se utilizó como soporte para la escritura, y por eso hay quien afirma que su nombre es el origen de la palabra libro.

Cartagena

En la parte sudeste de la Iberia europea está Cartagena, una ciudad con más de 2.500 años, que cuenta con evidencias de asentamientos indígenas (posiblemente ibéricos) desde el siglo IV a.C., aunque es muy posible que hubiera estado habitada desde épocas más tempranas. Su puerto natural la hizo famosa ya en tiempos primigenios. La conocida frase «puertos seguros son Cartagena, junio y julio» describe muy bien su privilegiado lugar en el Oeste del Mediterráneo.

Localización de Cartagena en el mapa de España

Los fenicios la consideraron rápidamente un lugar clave, tanto por su geografía como por su localización cercana a Cartago. Su rica sierra minera proporcionaba plomo y plata. La solidez de este emplazamiento era tal que la llamaron Nueva Cartago y se convirtió en una base naval púnica y en un punto de comercio de enorme interés. Las excavaciones arqueológicas están sacando a la luz multitud de ánforas del siglo III a.C. que evidencian un enorme trasiego comercial, tanto con la metrópoli púnica africana como con otros puntos del Mediterráneo.

Tipasa

Ya en el continente africano, Tipasa conserva uno de los complejos arqueológicos más extraordinarios del Magreb, y tal vez es uno de los más importantes para el estudio de los contactos entre las civilizaciones indígenas y las diferentes olas de colonización desde el siglo VI a.C. De su larguísimo pasado quedan ruinas fenicias junto a otras de culturas posteriores (romanas, paleo-cristianas y bizantinas), y también monumentos indígenas como el gran Mausoleo Real de Juba II y su mujer, reyes de Numidia. Juba II, criado en la corte romana, era un hombre de profunda cultura, que se casó con Cleopatra Selene (la hija de Marco Antonio y Cleopatra, una de las parejas más conocidas del mundo antiguo). Hay autores que incluso mantienen que Zenobia, la reina de Palmira, era una de sus descendientes.

Situación de Tipasa (actual Argel) en el continente africano. Fuente

Para acabar

Estos tres son los que hemos tratado en el blog, pero no son los únicos fundados en época fenicia. El puerto natural de Jaffa se ha usado desde la Edad del Bronce. Las evidencias arqueológicas muestran que estuvo habitado hacia 7500 a.C. En Asia también fueron relevantes Sidón y Tiro.

Un emplazamiento que, partiendo de un origen cananeo, creó una cultura propia tenía uno de sus centros en Andalucía (España). Nos referimos a la magnífica civilización tartésica, con espectaculares vínculos fluviales y marítimos recientemente tratados.

Bronce Carriazo. Cultura tartésica. Fuente

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Aunque siempre se dice que las primeras poblaciones humanas se establecieron en la costa y en las orillas de ríos y lagos, cuando esto se traslada a los conocimientos generales no se puede ver tan claramente. Por ello uno de nuestros objetivos es mostrar el vínculo milenario de la humanidad con el mar, que inicialmente fue su uso como medio para proporcionar alimentos y que con el paso del tiempo dio lugar a muchas otras facetas, algunas tan relevantes como la navegación.

Ejemplares de Tritia gibbosula sin taladrar

Esta semana veremos que los primeros adornos que nos definen como seres humanos (Homo sapiens) estaban hechos con conchas marinas. Se ha publicado un artículo que afirma que inicialmente se usaban en diversos lugares del continente africano, que hoy se corresponden con Marruecos, Kenia o Sudáfrica. Posteriormente pasaron a utilizarse en el resto del mundo habitado.

Algunas de las conchas perforadas halladas en el yacimiento marroquí. Fuente: Sehasseh, 2021

Los adornos en la identidad humana

Los adornos como las cuentas de collares se encuentran entre los primeros signos de comportamiento simbólico entre nuestros antepasados. Su aparición señala desarrollos importantes, tanto en la cognición como en las relaciones sociales. Los artefactos simbólicos y otros indicadores de comportamiento de la complejidad cognitiva de los homínidos aparecieron pronto. Actualmente sabemos que fue durante la Edad de Piedra Media y el Paleolítico Medio, en el norte de África, Sudáfrica y el suroeste de Asia, donde ya se utilizaban. Estos indicadores materiales frecuentemente estaban hechos con conchas marinas, aunque cuando la humanidad se extendió por el resto de los continentes comenzó a utilizar otros materiales, tales como el hueso.

Ampliación de uno de los ejemplares, en el que se puede ver con más detalle la perforación realizada. Fuente: Sehasseh, 2021

Las edades y la ubicuidad de las cuentas halladas en el norte de África son una importante evidencia del potencial de estos artefactos como señales de identidad. Los ejemplares más frecuentes son de una especie de caracol de mar, un molusco gasterópodo marino llamado también Nassarios, cuyo nombre científico es Tritia gibbosula, que mide entre 1,5 y 2 cm. Su uso temprano y continuo sugieren un grado notable de continuidad cultural entre los primeros grupos de Homo sapiens en el norte de África. De hecho, se han registrado casi 500 conchas perforadas en distintos yacimientos de la parte septentrional del continente.

Ampliación de otro de los ejemplares, en el que se puede ver con más detalle la perforación. Fuente: Sehasseh, 2021

El uso de adornos realizados con conchas marinas se ha datado hace aproximadamente 150 mil años, lo que convierte a las halladas en una población marroquí (Bizmoune) en las cuentas más antiguas documentadas hasta el momento. La cueva de Bizmoune (31°39′96″ N, 9°34′09″ W) se encuentra a unos 12 km de la actual costa atlántica del suroeste de Marruecos.

Localización exacta del yacimiento de Bizmoune, en Marruecos. Fuente: Sehasseh, 2021

Otras evidencias del uso de conchas marinas en contextos simbólicos provienen del Mediterráneo oriental. En Israel se han localizado en dos yacimientos, uno en la cueva de Qafzeh, que data de hace 100 mil años, donde aparecieron conchas de Glycymeris insubrica con perforaciones naturales, y otro en la cueva de Skhul, en el monte Carmelo, cuya datación podría estar entre 100 mil y 135.000 años. 

En el continente africano, y más concretamente en la actual Sudáfrica, hay dos muestras importantes: por una parte, han aparecido una gran cantidad de conchas perforadas de Nassarius kraussianus en la cueva de Blombos (cerca de cabo de Agulhas, donde se unen los dos océanos, el Atlántico y el Índico), fechadas entre hace 76 mil y 100.000 años; por otra, se han hallado otros conjuntos más variados de cuentas de concha en Sibudu (en la costa del Índico), que datan de algo más tarde.

Tritia gibbosula. Fuente

Para acabar

Estos primeros adornos son una muestra más del uso de los recursos naturales marinos por parte de la humanidad que, interviniendo sobre ellos, los transformó en patrimonio cultural marítimo. En el pasado fueron «joyas» con las que adornarse y diferenciarse, actualmente son una importante herencia que debemos conocer, valorar y conservar.

Más información

BARCIELA GONZÁLEZ, Virginia. El origen del simbolismo en las sociedades paleolíticas: una visión a través de los adornos personalesArchivo de Prehistoria Levantina, 2016, 31, p. 9-26.

D’ERRICO, Francesco, et al. Additional evidence on the use of personal ornaments in the Middle Paleolithic of North Africa. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2009, 106, 38, p. 16051-16056.

KUHN, Steven L., et al. Ornaments of the earliest Upper Paleolithic: New insights from the Levant. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2001, 98, 13, p. 7641-7646.

RICHTER, Daniel, et al. The age of the hominin fossils from Jebel Irhoud, Morocco, and the origins of the Middle Stone Age. Nature, 2017, 546, 7657, p. 293-296.

SEHASSEH, El Mehdi, et al. Early middle stone age personal ornaments from Bizmoune Cave, Essaouira, MoroccoScience Advances, 2021, 7, 39.

VANHAEREN, Marian; WADLEY, Lyn & D’ERRICO, Francesco. Variability in Middle stone age symbolic traditions: The marine shell beads from Sibudu Cave, South Africa. Journal of Archaeological Science: Reports, 2019, 27, p. 101893.

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