Teotihuacán sigue siendo a día de hoy todo un misterio. Su civilización se puede situar a partir del siglo I y parece que fue muy importante. A pesar de que estaba a cientos de kilómetros de la costa, hay restos que atestiguan que el mar y algunos de sus elementos eran muy relevantes para esta cultura, una de las primeras de Mesoamérica, cuyos habitantes fueron capaces de levantar la segunda pirámide más grande de la tierra.
El mar primigenio
Los tehotihuacanos vivían en una metrópoli cerca de la actual capital de México DF y se reunían en una plaza que rodeaba la Pirámide de la Serpiente Emplumada, la Ciudadela, donde llevaban a cabo grandes rituales públicos. Los arqueólogos han encontrado evidencias de que el enorme espacio se inundaba periódicamente para llevar a cabo unos ritos que la convertían en un simulacro del mar «primordial» (el origen, donde todo nacía). La Pirámide de la Serpiente se convertía así en la montaña sagrada que, según la narrativa americana, emergió de ese mar primigenio.

La diosa del mar
Chalchiuhlicue, la de la falda de jade, era la diosa del agua, de los lagos, los ríos, los mares y los manantiales. Era también la esposa de Tláloc, el dios de la lluvia, deidad de los cerros, del agua y de la fertilidad. Bernardino de Sahagún cuenta que en esta diosa, ya incorporada en el panteón mexica, se depositaba el poder de generar tempestades y torbellinos para hundir embarcaciones y ahogar hombres a su voluntad. Tenía un lugar privilegiado entre las deidades al ser la protectora de los navegantes.

Ornamentos realizados con materiales de origen marino
Existen estudios que han conseguido descifrar una parte del enigma de la cultura teotihuacana, y en algunos lugares se han hallado especies malacológicas (moluscos) formando parte de diversos aspectos de la vida de esta civilización: como en adornos, insignias estatales, esculpidas en los muros y también pintadas en las paredes de sus edificios.

Los objetos adornados, o decorados, con fauna marina eran utilizados tanto por la élite gobernante como por el resto de los habitantes de la ciudad. Aparecían en sus vestimentas, tocados, adornos y accesorios personales. De éstos apenas quedan vestigios, aunque lo más llamativo, y que está a la vista en los restos de esta imponente metrópoli, es que esculpieron caracolas y otros tipo de bivalvos en las paredes de pirámides y edificios ceremoniales, tal y como se puede ver en los dibujos inferiores.


Fauna marina
Dentro de Tehotihuacán, en el barrio de Teopancazco, se han hallado huesos de diversos peces y restos de otros animales acuáticos y marinos, algo realmente inusual en este área del altiplano central mexicano. El sitio arqueológico donde se efectuó el hallazgo se ubica en la periferia del centro ceremonial de la mítica urbe mesoamericana. Son variedades como el pez bobo (Joturus pichardi), huachinango (Lutjanus sp), robalo (Centropomus sp), mojarras (Diapterus sp) o barracudas (Sphyraena barracuda). También se han encontrado restos de erizos de mar, cangrejos y pieles de cocodrilo, como narran Rodríguez y Valadez.

Para acabar
Una enigmática civilización que, aunque se desarrolló a muchos kilómetros del mar, tenía siempre presente el medio marino, sus animales y formas. Posiblemente parte de las especies tuvieran otros usos, aparte de servir como alimento, tales como adornos para la ropa o el cuerpo y también como símbolos en los rituales. En el mar primigenio estaban sus orígenes…
Más información
BARBA PINGARRÓN, Luis Alberto y CÓRDOVA FRUNZ, José Luis. Materiales y energía en la arquitectura de Teotihuacan. Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2015.
COWGILL, George L. Ancient Teotihuacan. Cambridge University Press, 2015.
MANZANILLA NAIM, Linda Rosa. Teotihuacan, ciudad excepcional de Mesoamérica. México: El Colegio Nacional, 2017.
PAULINYI, Zoltán. La Diosa de Tepantitla en Teotihuacan: una nueva interpretación. Cuicuilco, 2007, 14, 41, p. 243-272.
PAZ BAUTISTA, Clara. Las especies malacológicas, los ornamentos de concha y su distribución en la antigua ciudad de Teotihuacan, México. En ARROYO, B., MÉNDEZ SALINAS, L. y AJÚ ÁLVAREZ, G. XXX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 2017, p. 917-928.
RODRÍGUEZ GALICIA, Bernardo y VALADEZ AZÚA, Raúl. Vestigios del recurso costero en el sitio arqueológico de Teopancazco, Teotihuacan, Estado de México. Revista Española de Antropología Americana, 2013, 43, 1, p. 9-29.
TAUBE, Karl A. The Temple of Quetzalcoatl and the cult of sacred war at Teotihuacan. RES: Anthropology and Aesthetics, 1992, 21, 1, p. 53-87.