Autoras: Ángela Mayor Lara y Esther Paterna Navarro
«En nuestro siglo XVIII el hogar era todavía considerado como el sitio ideal para la mujer, y resultaba demasiado escandaloso el hecho de que los viajeros del mar estuviesen expuestos a morir decapitados a manos de una mujer». (PHILIP GOSSE)
La historia de Mary Read y de Anne Bonny, tal y como la relató Daniel Defoe (el autor de la archiconocida novela Robison Crusoe), resulta tan turbulenta, rocambolesca y tragicómica que, la verdad, parece increíble; y, sin embargo, es cierta. Y además debemos decir que no hay una historia de piratería que prescinda de contar las peripecias a las que tuvieron que hacer frente Mary Read y su compañera Anne Bonny, aunque todas ellas se limitan a reproducir el texto original de Defoe, Historia General de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, y muchas se han demostrado incapaces de ir más allá.
La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación. Pero si una época debe resaltar sobre el resto por el auge de ésta, esa es la de la Modernidad. Desde mediados del S. XVII hasta la primera parte del S. XVIII, es cuando encontramos a nuestras protagonistas, dos mujeres, dos piratas, que fueron capaces de vivir en un ambiente “de hombres”, dentro del cual no sabemos ciertamente si fueron aceptadas o no.
Ninguna de las dos había tenido una vida fácil. Ambas eran hijas ilegítimas, cosa que marcaría mucho sus vidas.
Mary Read
Mary desde su infancia se vería obligada a vestir como un niño y a aparentar serlo, ya que su madre, al haber perdido a su primogénito, convencería a su suegra de que Mary era ese nieto para que así les concediese una pensión.
Pasó toda su adolescencia intentando omitir su figura femenina. La mala situación económica que atravesaba provoca que Mary, inmersa en el papel de un hombre, se enrole en la Marina inglesa con el nombre de Mark. Más tarde, marchará a Holanda y se alistaría en la Infantería, seguidamente pasará a formar parte de la Caballería. Las cosas iban bien hasta que se enamoró del apuesto camarada Flemming, con quien se casaría y montaría una taberna, ya retirados los dos de la Caballería.
Pero no podría ser todo tan sencillo para ella porque poco tiempo después su marido murió y ella regresaba al ejército holandés, en el que la actividad entonces era muy baja, por lo que Read decidiría partir hacia las Indias Occidentales, en busca de más acción.
Anne Bonny
Anne Bonny, a diferencia de Mary, fue una chica rebelde, violenta y aficionada al sexo, y no tendría que hacerse pasar por hombre hasta que no conociera a John Rackham. Ella había sido expulsada de su casa muy joven, debido a su mal comportamiento, y había contraído matrimonio con el marinero Bonny, de quien más tarde tomaría el nombre, y junto a él había llegado hasta Nueva Providencia , lugar donde fundarían un mesón. En él, al servicio de los piratas, conocería a Rackham, apodado como “El Hortera”. Así, se vistió de hombre y huyó con él. Embarcada en el bergantín comenzó entonces su vida como pirata.
Encuentro en el Caribe
El devenir de ambas mujeres se cruza en Nueva Providencia, en el momento en el que Anne Bonny y Rackham, tras un periodo de inactividad, deciden volver a la piratería y reclutan a un grupo de hombres desesperados, entre los cuales se encontraba Mary Read, aún disfrazada de varón.
Bonny, que seguía llevando también ropas masculinas, se encaprichó del marinero Read. Al comprender Mary Read estas intenciones se sinceró con ella y le hizo saber que era mujer. Las féminas entonces se hicieron íntimas y este comportamiento generaría un ataque de celos en Rackham, a quien finalmente terminarían confesándole el secreto que guardaban. Si llevar una mujer a bordo resultaba peligroso, dos podía ser mortal, con lo cual, él también escondería la verdad.
El desarrollo de la travesía, que parece más propia de un crucero de placer que de una navegación pirata, acabó mal. Una nave británica capturó la nave de Rackham en noviembre de 1720. El 28 de ese mismo mes un tribunal del Almirantazgo, reunido en la localidad jamaicana de Santiago de la Vega, juzgó a la tripulación. Todos fueron condenados a ser ahorcados, incluido las dos mujeres. De hecho que Anne y Mary fueran mujeres resultó ser un agravante, y más en una sociedad que no podía asimilar que a aquellas dos mujeres les encantase ese modo de vida, como ellas afirmaban. Pues Mary, en muchas ocasiones, aseguró que si la piratería no existiera, el mar se llenaría de ladrones cobardes y los mercaderes no embarcarían ningún bien; es decir, que ante sus palabras, cualquier economista liberal suscribiría la clara idea de que el comercio mundial se paralizaría y la economía se iría al traste sin los bandidos náuticos.
El cumplimiento de la sentencia de estas dos mujeres se postergó, pues ambas estaban embarazadas, determinando que se las colgaría después del parto. Sin embargo, Mary contraería una enfermedad y moriría en prisión; Anne, por otro lado, sobrevivió a la epidemia, dio a luz en prisión y nunca subiría al patíbulo, porque su padre, antiguo abogado y rico plantador, tenía unos cuantos amigos influyentes en Jamaica y logró aplazar la ejecución una y otra vez.
Como hemos afirmado anteriormente Defoe no fantaseó, pero la verdad es que exageró muchísimo. Con las actas del juicio podemos comprobar que buena parte de lo narrado por el escritor, fue potenciado, sobre todo en lo que hace referencia al travestismo y a la crueldad; respecto a la cuestión de las vestimentas, no hay duda de que estas piratas vestían de varones, y sobre ello, encontramos diversos testimonios, uno de ellos, declara que Anne y Mary sólo se ponían pantalones a la hora de abordar un barco, mientras tanto cubrían sus cuerpos con faldas y corpiños.
Las actas ponen de manifiesto, pues, un hecho que todos los biógrafos de estas damas, comenzando por el mismo Defoe, han ocultado tozudamente. A saber, que la tripulación estaba al tanto del verdadero sexo de los marineros Read y Bonny.
Las circunstancias y situaciones que rodeaban a los primeros escritos e informaciones que se editan sobre estas mujeres, pudieron censurar consciente e interesadamente todos esos datos que desmontaban el artificio moral de la sociedad burguesa, la única que compraba los libros.
Anne Bonny y Mary Read no fueron las militantes feministas lesbianas que endulzan los sueños de la burguesía progresista, ni las lúbricas furias descocadas de las pesadillas de la burguesía conservadora. Fueron, lisa y llanamente, dos personas que vivieron en un tiempo diferente al nuestro.
Bibliografía
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VÁZQUEZ CHAMORRO, Germán. Anne Bonny y Mary Read. Mujeres Piratas. La aventura de la Historia. 2005, núm. 75, p. 46-50.
Mmmm, ahora veo de donde se inspiró ubisoft para hacer assassins Creed 4…
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Tengo una duda, doy del puerto de veracruz mexico, saben si mary read vino a este puerto?de antemano gracias
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Buenos días, le hemos enviado un mensaje a su dirección de correo electrónico. Muchas gracias por su interés. Reciba un cordial saludo.
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[…] NAVARRO, Celia. Mary Read y Anne Bonny. Blog cátedra de historia y patrimonio naval. [entrada de blog]. 20-05-2012. [Consulta: […]
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