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Posts Tagged ‘Patrimonio tangible’

Esta semana traemos una entrada que puede sorprender. Nos acercamos a la historia marítima a través de unos personajes conocidos desde hace años. Son los pequeños juguetes llamados playmobil o, más familiarmente, clicks. La exposición «Un mar de siglos» del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), con sede en Cartagena, estará abierta hasta el mes de agosto. Hace un recorrido que se inicia en la Prehistoria y atraviesa tanto la época fenicia como la romana, pasando después a la Edad Media y al siglo XIX, hasta llegar a nuestros días.

Tiene dos peculiaridades que la hacen distinta de muchas otras: una es que la historia marítima es el objeto principal y también el motivo de la exposición. También se recrea en siete escenarios protagonizados por las figuras playmobil, que son las que se utilizan para exponer la relación entre el mar Mediterráneo y las distintas culturas que lo han habitado a lo largo de los siglos.

Debido al nivel de descripción y de detalle, los visitantes pueden descubrir e identificar elementos propios de la navegación o del modus vivendi en las costas de cada época o civilización. Obviamente, no se trata de una exposición comercial, sino que son auténticos dioramas creados por coleccionistas e instituciones, que de manera altruista pretenden difundir y atraer, en un primer momento a las nuevas generaciones, para conocer y reconocer pasajes de la historia con un fin lúdico y educativo. Pero, además, también atrapan al resto provocando sensaciones que van desde la nostalgia a la admiración.

Parte del diorama que representa la época fenicia. ARQUA

Uno de los primeros pueblos conocidos por ser grandes navegantes fueron los fenicios. Su ímpetu comercial les llevó por todo el Mare Nostrum, llegando incluso a las islas británicas. Recientes trabajos han sacado a la luz muestras de dos tipos de naves, de uso y porte distinto, que utilizaban. Unos eran grandes barcos mercantes (gaulos o gauloi), utilizados en el comercio a grandes distancias. Los otros, conocidos por su nombre griego como hippos o hippoi, eran para la guerra, pero que también se utilizaban para el comercio a menor escala, como los pecios encontrados en Mazarrón.

Pecio Mazarrón 2, restos de un barco fenicio. Fuente

Cuando el imperio romano dominaba el Mediterráneo, el Mare Nostrum se convirtió en un gran mercado por el que podían transitar libremente productos desde todas partes del Imperio. En este contexto, los puertos se convirtieron en una de las principales vías de comunicación e intercambio comercial y cultural de la creciente Roma. Los barcos que realizaban estas grandes rutas solían transportar en su interior mercancías como el vino galo e hispano, el trigo egipcio, los tejidos orientales, el aceite del valle del Guadalquivir o los salazones del área del Estrecho. En la escena de la exposición aparece una corbita, la nave mercante por excelencia, pero también otras que, a pesar de ser de menor tamaño, fueron igual de importantes, como las pequeñas embarcaciones fluviales (naves caudicariae) utilizadas para el transporte final por el río Tiber hasta Roma.

Naves romanas. ARQUA

Durante la Edad Media, una vez que el imperio romano ha desaparecido, los barcos característicos de este período son la galera y la coca. La galera era una nave de combate heredera de las tradiciones latinas previas, muy adaptada a navegar por el Mediterráneo. En ella se combinaban las filas de remeros con el uso de la vela latina. Su silueta era fácil de identificar, tanto porque se podían ver a los galeotes remando como porque era larga, estrecha y contaba con un bajo francobordo. La coca, de origen atlántico, fue el barco de transporte por antonomasia. Propulsada a vela, se trataba de una embarcación cuyo aparejo se componía de tres palos, cada uno de los cuales portaba una vela latina. Era de alto bordo, corta eslora y amplia manga, con una o varias cubiertas. Se dedicaban tanto al comercio como a la guerra y también se usaban para el transporte de caballos.

Durante la Edad Moderna la galera se sigue usando como nave de guerra. De hecho, el siglo XVI puede calificarse como el más importante para la Monarquía Hispánica en el devenir de estas embarcaciones, convertidas en un elemento fundamental en la política naval mediterránea, y cuyo máximo exponente fue la conocida batalla de Lepanto. Pero una vez que se llega a América se abre un enorme océano que es necesario cruzar para alcanzar el nuevo continente. Así, la galera fue sustituida por carabelas, carracas y galeones, para evolucionar tiempo después como fragatas y navíos.

Ya en el siglo XIX el Mediterráneo es surcado por grandes barcos de vapor, pero también por pequeñas embarcaciones de pesca y de recreo. Algunos transportaban pasajeros dentro del propio mar, otros sólo lo cruzaron para dirigirse a los océanos Atlántico e Índico. Muchas de estas naves fueron magníficamente dibujadas por Rafael Monleón y por Antonio Pinto Basto. Existen igualmente, importantes colecciones, recogidas por oficiales ilustrados, en las que se pueden encontrar alusiones textuales a todas ellas.

Diorama que representa el siglo XIX. ARQUA

Los playmobil son juguetes que disponen de colecciones muy variadas, con una gran diversidad de elementos en cada una de ellas, lo que los hace idóneos para la creación de pequeños mundos temáticos. Desde la década de los 70, han acompañado en su crecimiento a varias generaciones. No sólo ofrecen diversión y entretenimiento, sino que también pueden ayudar a fomentar el aprendizaje y el desarrollo de habilidades en los niños, estimulando su creatividad y su imaginación. En este sentido, en el mismo museo, se imparten talleres y cuentacuentos sobre la Historia con playmobil.

Para acabar

Inicialmente puede parecer destinada sólo a los más pequeños, dado el uso de las conocidas figuritas, pero los escenarios son realmente dignos de poder admirar, ya que se puede ver la faceta marítima de estas importantes culturas.

También es otra manera de reconocer y tomar conciencia de la importancia del mar, no sólo a lo largo de la historia de la Humanidad, sino también en el presente y el futuro, para darse cuenta de la necesidad de conseguir un mundo más sostenible. Muy recomendable verla tanto en familia como de manera individual.

Nota: Las imágenes de la exposición han sido facilitadas por el ARQUA, el resto son del blog de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval.

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En el antiguo Egipto la navegación fue mayoritariamente fluvial, pero la conexión con el Mediterráneo era básica para el comercio internacional. En el sur de ese mar, en la costa egipcia, los antiguos escritos nombraban la imponente ciudad de Heracles, pero no teníamos evidencias arqueológicas de su existencia. Era una bonita leyenda, pero nada más. Todo cambió cuando el prestigioso arqueólogo subacuático Franck Goddio la halló en la bahía de Abu Qir. Su nombre griego era Heracleion, aunque antes se llamaba Tonis (o Thonis). Había sido el puerto marítimo más importante desde el siglo XIII a.C., ya que era la conexión del Nilo con el Mediterráneo. Sus habitantes se convirtieron en dueños y señores del comercio de esta parte del mundo.

Bahía donde se localizó la ciudad sumergida de Heracleion

Fue un próspero emporio comercial, muy cosmopolita, en el que se comerciaba con perfumes, joyas, vino y utensilios domésticos entre otros bienes. En él atracaban naves de todo el Mediterráneo, que lo convirtieron en un centro multicultural. El auge duró entre los siglos VIII y II a.C. y su momento de mayor gloria fue en época ptolemaica, ya que allí los faraones recibían formalmente su trono en el santuario de Heracles. El puerto marítimo estaba conectado con canales fluviales del Bajo Nilo.

Una reconstrucción de la antigua Heracleion. Fuente

Pero entre los años 450 y 380 a.C hubo un impresionante terremoto, al que siguió un maremoto. Posteriormente tuvo lugar un terrible fenómeno conocido como licuefacción del suelo. La urbe acabó sumergida en el mar, reposando sobre el lecho marino, que terminó cubriéndola y sellándola. Como consecuencia de estos fenómenos naturales la ciudad se hundió unos 6 metros bajo el agua.

Este trágico acontecimiento permitió preservar bajo el lodo una parte importante de ella, de modo que hoy, tras el descubrimiento y la excavación, podemos verla.

Restos sumergidos de la ciudad de Heracleion. Fuente

Muy probablemente fue el mayor puerto marítimo egipcio hasta que el terremoto comenzó a destruirlo todo. Con el tiempo, la gran ciudad de Alejandría la sustituiría. A pesar de que ya se ha reconocido una parte de la urbe, según su descubridor, hay muchos más restos y quedan años de excavaciones.

Los barcos llamados baris

En su bahía se ha hallado el mayor cementerio de pecios del mundo. También se han rescatado casi 700 anclas de piedra.

Las fuentes antiguas, entre las que estaban las obras de Heródoto, mencionaban un tipo de barco muy utilizado en el Antiguo Egipto, el baris. Sin embargo, hasta el descubrimiento de Heracleion no hubo evidencia arqueológica de su existencia. Poder contemplar los restos de uno se consideró un gran hallazgo. A posteriori aparecieron más, aunque hasta el momento sólo se ha estudiado uno detenidamente, el barco 17, que está datado entre principios del siglo V y mediados del IV a.C.

Naves egipcias. Fuente: Belov, 2014

El baris era una nave fluvial de fondo plano construida con pequeños trozos de madera de acacia, puestos unos sobre otros como si fueran ladrillos. La embarcación descubierta en Heracleion tenía unos 28 metros de eslora y podía cargar hasta 120 toneladas.

A simple vista, el casco seguía la forma tradicional egipcia de una media luna, con la proa y el codaste continuando como prolongaciones directas de la quilla.

Dibujo que muestra la construcción de un baris. Fuente: Belov, 2014

Los segmentos de la quilla, que eran muy cortos, facilitaron dar la forma al casco. Las uniones entre los segmentos eran más bien flexibles y no demasiado profundas. Cabe destacar que para las uniones longitudinales entre tablones se utilizó un tipo diferente de unión, el empalme de media vuelta, y que tanto los tablones como la quilla se ensamblaron mediante largas espigas que pasaban a través de la quilla y de cuatro a cinco tracas de cada tabla. La distribución de las juntas de los tablones sigue un principio de ‘no alineación’, que produce un patrón similar al de un ladrillo, tal como lo describió Heródoto.

Para acabar

El yacimiento descubierto sacó a la luz dos noticias de enorme interés para el patrimonio marítimo: por una parte por fin se ha localizado la ciudad que los antiguos egipcios dedicaron a Heracles, en un lugar de la costa del Mediterráneo, y por otra se ha identificado una de las naves sobre las que el historiador Heródoto hablaba en sus escritos y de las que no se había conseguido encontrar ninguna evidencia arqueológica.

Más información

BELOV, Alexander. New evidence for the steering system of the Egyptian baris. International Journal of Nautical Archaeology, 2014, 43,1, p. 3-9.

BELOV, Alexander. Ship 17: a Baris from Thonis-Heracleion. Oxford: University Press, 2019.

GODDIO, Franck et al. Canopus I, the Submerged Western Canopic Region. Oxford: University Press, 2004.

MARIE, Mustafa. Thonis-Heracleion: An ancient Egyptian city that sank under water. Egypt Today, May 29, 2022.

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La historia naval de la primera mitad del siglo XX es muy distinta a la de épocas anteriores. Dos guerras mundiales protagonizaron un panorama que inicialmente se presentaba como halagüeño. Son múltiples los acontecimientos que tuvieron lugar en el período de entreguerras. Por ello vamos a ir explicando en sucesivas entradas algunos de los más impactantes, y no sólo porque en ellos se ganaran o perdieran batallas navales, sino porque el desarrollo de los hechos fue distinto y se sucedieron acciones relevantes dignas de ser conocidas fuera de los ámbitos bélicos.

SMS Moltke en Scapa Flow (B. Forbes Collection). Fuente

El fin de la flota alemana de la I Guerra Mundial

Esta semana dedicamos la entrada a tratar uno de los hechos más sorprendentes que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial (I GM). Sucedió en el puerto de Scapa Flow (Islas Orcadas, al norte de Gran Bretaña). Esta localidad era la base de la flota británica y tras firmarse el tratado de paz por el que Alemania perdía la guerra, se acordó que ésta entregaría toda sus buques de guerra.

Imagen de época de Scapa Flow en la que se pueden ver algunos de los buques alemanes. Fuente

Así, en las afueras del puerto estaban reunidos más de 70 buques alemanes, tripulados por una pequeña parte de la dotación habitual, a la espera de que los responsables de los países aliados decidieran su destino y cómo se iban a repartir entre los vencedores. Entre ellos había 10 acorazados, 13 cruceros y 44 destructores.

Localización de la flota alemana retenida en Scapa Flow. Fuente

Como esta decisión tardó en llegar, a la flota alemana allí reunida le dio tiempo a reaccionar, y ante la mirada atónita de los marinos ingleses, los tripulantes germanos decidieron hundir sus propios barcos para evitar que cayeran en manos de los que ellos consideraban sus enemigos. A la orden de «Párrafo once. Confirmar», el 21 de junio de 1919, fueron hundidos casi todos, aunque los británicos consiguieron salvar unos cuantos. No era la primera vez que un hecho así acontecía (ni tampoco la última), pero sí que fue la mayor pérdida de barcos en un solo día ocurrida hasta ese momento.

Situación de algunos de los buques más grandes de la flota alemana retenida en Scapa Flow. Fuente

Pero esta historia verídica no acaba aquí. Años después los restos de los buques fueron izados del fondo. Durante las décadas de 1920 y 1930, muchos de los barcos fueron rescatados por contratistas comerciales, posteriormente desguazados y vendidos como chatarra. Los siete barcos hundidos que quedaron están clasificados como monumentos o sitios arqueológicos de importancia nacional que reciben protección.

Material para submarinos de la II Guerra Mundial

Triste fin que tendría un diabólico uso cuando Hitler adquirió parte de esos restos para fundirlos y con ellos poder construir los famosos U-boats, los submarinos que volaron más barcos aliados que ninguna otra máquina de guerra. Uno de ellos, que se supone hecho con algunos de los restos de la flota alemana de la I GM, el U 47, entró en el puerto donde años atrás estuvo retenida la flota germana y hundió uno de los barcos británicos allí fondeados, el acorazado HMS Royal Oak, que además era uno de los pocos que había sobrevivido a la batalla de Jutlandia (I GM).

Más información

ÁLVAREZ, Jorge. Cómo Alemania hundió toda su flota al final de la I Guerra Mundial. La Brújula Verde, 2020.

HEATH, Kevin, et al. Scapa Flow Underwater Salvage Sites Survey: Phase 2 Report. 2019.

KONSTAM, Angus. Scapa Flow: The defences of Britain’s great fleet anchorage, 1914-45 [Fortress title 85]. Osprey Publishing 2009.

MARDER, Arthur. From the Dreadnought to Scapa Flow: Volume II: To The Eve of Jutland 1914-1916. Seaforth Publishing, 2014.

McCARTNEY, Innes. SCAPA 1919: The Archaeology of a Scuttled Fleet. Bloomsbury: Osprey. 2019.

MOLLÁ AYUSO, Luis. El tesoro de Scapa FlowRevista General de Marina, 2018, 274, 1, p. 17-29.

OXLEY, Ian. Scapa Flow and the protection and management of Scotland’s historic military shipwrecks. Antiquity, 2002, 76, 293, p. 862-868.

VAN DER VAT, Dan. The Grand Scuttle: The Sinking of the German Fleet at Scapa Flow in 1919. Edinburgh: Birlinn Limited, 2012.

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Los nuevos descubrimientos y las expediciones a tierras incógnitas ampliaron la imagen convencional de la Tierra. En tiempos anteriores la mirada estaba en el Este, queriendo captar el mar Mediterráneo o alguna de sus zonas. Los magníficos y únicos portulanos así lo hicieron. Pero todo había cambiado radicalmente. La forma de realizar cartas náuticas en Mallorca, Génova, Venecia y Cataluña en el período inmediatamente anterior era la referencia para los cosmógrafos posteriores

Un nuevo continente de repente «apareció» para las embarcaciones ibéricas. Los viajes a América hacían necesario contar con la cartografía más adecuada para poder llegar de la forma más segura posible. Sin embargo no existían cartas náuticas para ello. El Atlántico estaba cambiando los principios básicos, por lo que la cosmografía ibérica del Renacimiento tuvo que adaptarse a los nuevos desafíos planteados por los descubrimientos oceánicos.

El portulano de A. Cresques, s. XIV, que representa el Mediterráneo. Fuente

El antecedente más cercano, la carta de Juan de la Cosa

Aunque una parte de la historiografía vincula la existencia de la primera carta que reflejó los nuevos descubrimientos con el cargo de Piloto Mayor de la Casa de Contratación, autores como Polo (2016) sostienen que la idea de generar un único mapa que fuera una compilación de los existentes, fue del obispo Fonseca, años antes. Juan Rodríguez de Fonseca era un hombre cultivado y conocedor de los avances científicos de su época, que desde 1493 había sido el organizador de las flotas de la corona, tanto militares como de colonización. Bartolomé de las Casas dijo de él que “era muy capaz para mundanos negocios, señaladamente para congregar gente de guerra para armadas por la mar”.

Cuando Colón volvió de su tercer viaje en 1499, proporcionó a Fonseca una copia de la derrota y de la costa que el Almirante descubrió, dibujada por él mismo. Ese mismo año le pidieron que confeccionara un mapa que incluyera todos los nuevos descubrimientos. Fonseca seleccionó a los expertos en cartografía que lo llevarían a cabo, Andrés Morales y Juan de la Cosa. Un año después estaba ya hecho un mapa, denominado de Juan de la Cosa, que es un claro antecedente de esa carta única que debía contener toda la información cartográfica nueva.

Carta de Juan de la Cosa, del año 1500. Fuente

El dominio náutico del Atlántico condujo a la conquista cartográfica del Nuevo Mundo

Con la «entrada» del nuevo continente en el mapa todo tuvo que variar. Había un océano a la izquierda, desconocido y tenebroso, que era necesario cruzar para llegar a América. Los esfuerzos se concentraron en reunir datos útiles y levantar cartas para el cálculo de las derrotas ultramarinas. Así nació la idea de confeccionar un mapa lo más amplio y actualizado, el Padrón. Los navegantes apenas tenían información útil para atravesar el enorme océano que los separaba de América. Llevar a cabo una carta inventario que contemplara todas las tierras descubiertas y las localizara de manera unívoca era más que necesario. Por lo tanto, la idea real de obtener un Padrón, que surgió en 1508, significaba contar con un modelo único para levantar las cartas de marear, y que todas formaran parte de un mismo plan. Así, Fernando el Católico encarga a Américo Vespucio, recién nombrado Piloto Mayor, la creación del Padrón Real, el mapa de la expansión ultramarina, donde deberían aparecer todas las líneas de costa descubiertas y los puntos identificados hasta ese momento.

Según esta orden real, todos los navegantes de Indias estaban obligados a informar al Piloto Mayor de todo lo que encontraran, ya fueran nuevas tierras o islas «para ponerlo» en el Padrón Real, con objeto de recogerlos y reunirlos, para que los navegantes estuvieran mejor informados en sus viajes. Estuvo activo hasta 1606.

Un navío dibujado en las aguas del O. Atlántico. Atlas Vallard. Fuente

De esta manera, cuando un nuevo barco zarpaba, se le proporcionaban las cartas que se copiaban del mapa maestro o Padrón. 

Mapa de Diego Ribero 1533. Fuente: Real Academia de la Historia.

Para acabar

Las monarquías ibéricas (tanto España como Portugal) entendieron perfectamente el poder de la cartografía a la hora de explorar, explotar y mantener su vasto imperio de ultramar. El Padrón Real se hizo para garantizar la seguridad de la navegación y sirvió para asegurar la estandarización de nuevos conocimientos geográficos. A la vez dio luz a una nueva forma de organizar la información espacial en la era moderna.

Más información

CEREZO MARTÍNEZ, Ricardo, et al. La cartografía andaluza originada en el padrón real[sic]. Universidad Internacional de Andalucía, 1991.

CUESTA DOMINGO, Mariano. El Padrón Real y la imagen de un mundo en crecimientoRevista General de Marina, 2022, vol. 283, no 8, p. 285-316.

GARCÍA REDONDO, José Mª. Cartografía e Imperio. El Padrón Real y la representación del Nuevo Mundo. Madrid: Ediciones Doce Calles, 2018.

POLO MARTÍN, Bárbara. ¿Cuándo y cuál fue el verdadero Padrón Real?Biblio3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, 2016.

PORTUONDO, María M. La ciencia secreta: la cosmografía española y el nuevo mundo. Chicago: The University of Chicago Press, 2009. 

SÁNCHEZ, Antonio. D’une carte inexistante à un empire colonial. La cosmographie de la Renaissance sous la Monarchie espagnole à partir du Padrón RealL’Atelier du Centre de recherches historiques. Revue électronique du CRH, 2017, 17.

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Rodeada por el mar Egeo y situada en el golfo de Argos está Nauplia (o Nafplio), una zona marítima muy antigua que ha estado habitada desde los periodos heládico y micénico. Ya en el siglo VII a.C. se constituyó como una urbe independiente. Hacia el año 600 a.C. fue conquistada por una importante ciudad estado, Argos. A partir de ese momento se convirtió en su zona portuaria. Se conoce también como Napoli di Romania. En sus orígenes mitológicos había sido fundada por el hijo de Poseidón, el dios del mar.

Los venecianos la tomaron en 1460. Unos años más tarde cayó en manos turcas, para ser reconquistada por los venecianos en 1586, y en esos momentos se convirtió en el cuartel general de esta nación. Dependió de esta república hasta 1715 (cuando se llamó Napoli di Romania), y en unos años pasó de nuevo a dominio turco hasta 1822, cuando este imperio se rindió a los griegos, tras un largo bloqueo. En abril de 1826, la comisión de gobierno griega celebró aquí sus sesiones y la convirtió en su primera capital, ya que sólo a partir de ese momento Grecia se pudo convertir en una nación independiente.

Vista de Nauplia, con la isla al norte

A lo largo de estos diversos dominios territoriales se fueron levantando fortalezas e importantes edificios. Vamos a conocer algunos que han sobrevivido y que fueron de uso marítimo.

Nauplia en una ilustración de 1699. Fuente

El castillo del Mar: una construcción con forma de barco

Nauplia tiene en las cercanías una pequeña isla llamada Bourtzi, en la que se construyó el castillo del mar, a fines del siglo XV. Su primer arquitecto fue Antonio Gambello, originario de Bérgamo (Italia), y fue acabado por el ingeniero Brancaleone. Cuando pasó a manos de los venecianos, ya en el siglo XVII, se agregaron una torre y varios baluartes, lo que le dio el aspecto de barco que tiene hoy. Bajo dominio turco se mejoró su edificación y se rodeó el fuerte con una barricada submarina de piedras (porporella) para impedir la aproximación de grandes barcos. Se abastecía de agua gracias a un gran depósito circular, a modo de cisterna, que se encontraba en el sótano, debajo de la torre. Durante la fase revolucionaria griega, en el siglo XIX, el Bourtzi era conocido como la torre marina (Thalassopyrgos).

La isla vista desde la otra parte de la costa. Fuente

La cadena que unía ambas orillas

En la época de la primera ocupación veneciana se había construido un malecón donde ahora se encuentra la costa moderna, dejando solo un estrecho canal entre él y la isla. Allí se instaló una cadena móvil que conectaba la parte continental con la isla de Bourtzi y que se cerraba por la noche para proteger la ciudad de los invasores y de los piratas que llegaban por mar. Por eso el puerto se llamó Porto Catena (puerto con la cadena).

La Acronauplia

En estas tierras existe una península rocosa que estuvo habitada desde la prehistoria. Quedan evidencias de las antiguas murallas poligonales del siglo IV a.C. También hay restos fortificados de épocas helenística y bizantina. Se conoce además como Akronafplia.

Los bizantinos levantaron en ella el Castillo Dei Greci. Cuando los francos invadieron esta península en la Edad Media la dividieron de dos recintos, a los que llamaron castillos. En el centro estaba el Castello di Franchi, residencia de los líderes y cuartel general. También mandaron construir una muralla que separara ambas edificaciones y una torre cuadrada. Al este del primer castillo los venecianos unieron un nuevo reciento, el Castillo di Toro, que todavía puede visitarse.

El fuerte de Palamidi

Situado en la colina del mismo nombre, se comenzó en los inicios del siglo XVIII. Fue diseñado por Giaxich y Lasalle usando un sistema de baluartes autónomos que se apoyaban y defendían mutuamente, conectados entre sí por un muro. El fuerte de Palamidi se ha conservado en excelentes condiciones y actualmente está considerado como uno de los mayores logros de la arquitectura de fortificación veneciana.

Napoli di Romania, de François Dubuisson, 1698. Fuente: Gallica

Desde Palamidi comenzó la liberación de la ciudad frente a los turcos. El 29 de noviembre de 1822, una unidad de rebeldes griegos lanzó un ataque sorpresa y se apoderó del fuerte. Se iniciaba así la formación de Grecia como un país independiente.

Más información

FRULLINI, Stefano. Politics and Landscape in the Argive Plain after the Battle of Sepeia. The Journal of Hellenic Studies, 2021, 141, p. 1-26.

KIEL, Machiel. Corinth in the ottoman period (1458-1687 and 1715-1821). The afterlife of a great ancient Greek and roman metropolis. Shedet, 2016, 3, 3, p. 45-71.

ROEBUCK, Carl. Argos and the Argolid. From the End of the Bronze Age to the Roman Occupation. Gnomon, 1975, 47, p. 486-490.

ZÄH, Alexander, et al. Venezianische Baugeschichte von Nauplia 1686-1715. Südost-Forschungen, 2009, 68, p. 138-183.

ŽMEGAČ, Andrej. The Venetian fortress of Palamida, Greece. The Venetian fortress of Palamida, Greece, 2018, p. 113-129.

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Las Cícladas son un fascinante archipiélago que está constituido por un grupo de islas esparcidas por las aguas del Mar Egeo (Este del mar Mediterráneo). Su nombre deriva de la palabra griega cyclos (círculo) y tiende a identificar la posición alrededor de la isla de Delos, dedicada en la Antigüedad al dios Apolo. Algunas son muy conocidas, como Santorini y Mykonos.

Las Cícladas. Fuente

Las Cícladas fueron el lugar de nacimiento de una de las más importantes civilizaciones del Mediterráneo. Las islas tuvieron una cultura distintiva, tanto a principios como a mediados de la Edad del Bronce. Era esencialmente marítima y, aunque contaba con producción propia, también se encargaba de distribuir mercancías procedentes de otros lugares.

El comercio de cabotaje que practicaban hizo posible que algunos de los productos de elaboración cicládica llegaron a muchos otros puntos del Mediterráneo oriental, navegando incluso, según algunos autores, hasta las islas Baleares. A pesar de que el mar era un medio fundamental en las Cícladas, los isleños no dependieron completamente de la navegación, ya que buena parte de sus territorios eran suelos agrícolas muy fértiles, en los que cultivaban vid o trigo. La calidad de sus vinos era muy conocida y alabada.

Fragmento de obsidiana

Para el comercio y el transporte entre islas se usaban embarcaciones, de mayor o menor tamaño según el fin a que estaban destinados, y últimamente se ha descubierto que también tenían un uso ceremonial. Existen evidencias de asentamientos humanos desde el año 5000 a.C., muy probablemente eran viajeros procedentes de la zona de Anatolia (Turquía). Una de las materias primas más importantes de las islas era la obsidiana (o vidrio volcánico), que se utilizaba para cortar y se exportaba a todo el Egeo. Se intercambiaba además plomo, cobre y mármol, lo que condujo a una cierta prosperidad, que duró toda la Edad del Bronce. Vamos a conocer sus etapas:

  • Al principio de esta época (c. 3000-2200 a.C.) aparecieron pequeñas comunidades pesqueras y rurales en el archipiélago. El pescado era una fuente de alimentación importante, especialmente el atún y la perca.
  • En la Edad del Bronce media (c. 2200-1700 a.C.) se produjo un aumento del tamaño y la sofisticación de los asentamientos y se logró un urbanismo más regular.
  • En la Edad de Bronce tardía (c. 1700-1000 a.C.), la cultura de las pequeñas islas pierde su carácter distintivo y recibe una mayor influencia de la Creta minoica y, a partir del 1400 a.C., de la civilización micénica de la Grecia continental.

Las naves cicládicas

Esta cultura marinera usaba distintos tipos de naves. Lo que se conoce ha sido transmitido a través de los grafiti que dejaron en cuevas y refugios. Los investigadores concluyen que las pequeñas embarcaciones monóxilas (hechas con un solo tronco) se construyeron en las islas que contaban con pocos habitantes, mientras que los más grandes daban servicios a asentamientos más numerosos. La forma de avance utilizada eran unos remos.

Se ha hecho estudios acerca de los derroteros utilizados y parece que era habitual la navegación entre las islas y que en momentos propicios del año viajaban hasta los confines de su mundo conocido.

En la proa, según los dibujos, se situaba un prótomo (figura que adornaba la proa), que solían ser representaciones de peces, tal y como puede apreciarse en la figura siguiente.

Dibujos obtenidos de las fuentes primarias de época (grafitis). Fuente: Renfrew 2007

Dado que las islas estaban habitadas por pequeñas poblaciones, los barcos más grandes eran menos frecuentes, especialmente porque era necesario contar con un importante número de remeros. Las naves de menor tamaño eran mayoría, ya que las mercancías con las que se negociaba no requerían mucho espacio. Hay que recordar también que la navegación no era favorable en todas las épocas.

Así para las naves más grandes, de unos 20 metros de eslora, el tiempo para la navegación era corto, porque los remeros debían atender también sus labores agrícolas. Eso significaba que había dos periodos de unas dos semanas en los que era propicia, casi siempre con una navegación de cabotaje, que les permitía llegar a unos 200 kilómetros. Teniendo en cuenta que había muchas islas en las inmediaciones, era relativamente fácil ir de costa a costa hasta llegar al destino.

El nacimiento de un misticismo marinero

Existen indicios que nos hacen suponer la existencia de una religiosidad en el ámbito mediterráneo, surgida en torno a estas islas, y que se relaciona con las primeras expediciones de sus habitantes a través del mar que los rodeaba. Algunos autores afirman que en las Cícladas se practicaba el culto a una Diosa Madre, que garantizaba la fecundidad humana, de tierras y mares. Sin embargo, los hallazgos arqueológicos sólo han evidenciado de manera parcial estas prácticas religiosas. Son necesarios más trabajos de investigación y excavaciones para poder afirmar claramente su existencia.

Restos de las estatuillas encontradas. Fuente: Renfrew 2007

Más información

BROODBANK, Cyprian. Longboat and Society in the Cyclades in the Keros-Syros Culture. American Journal of Archaeology, 1989, 93, 3, p. 319-337.

Cícladas. World History Enciclopedia en español.

CLINE, E.H. The Oxford Handbook of the Bronze Age Aegean. Oxford: University Press, 2012.

DOUMAS, C.G. Santorini the Prehistoric City of Akroteri. Athens: Editions Hannibal, 2014.

RENFREW, Colin, et al. Keros: Dhaskalio and Kavos, early Cycladic Stronghold and Ritual Centre. Preliminary Report of 2006 and 2007 seasons. Annual of the British School at Athens, 2007, 102, p. 103-136.

RENFREW, Colin. The sanctuary at Keros: questions of materiality and monumentality. Journal of the British Academy, 2013, 1, p. 187-212.

RODRÍGUEZ LÓPEZ, María Isabel, et al. Arqueología y creencias del mar en la antigua Grecia. Zephirus, 2008, 61, p. 177-195.

SOTIRAKOPOULOU, Peggy; RENFREW, Colin & BOYD, Michael J. Selected sculptural fragments from the Special Deposit North at Kavos on Keros. Early Cycladic Sculpture in Context, 2017, p. 345-68.

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