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Posts Tagged ‘S. XX’

Actualmente, cuando vemos un contenedor, nos parece habitual, pero cuando se inventó supuso una auténtica revolución en el transporte marítimo de mercancías. El interés comenzó a principios del siglo XX, cuando algunos transportistas comenzaron a plantearse lo que suponía cargar primero los productos en pequeñas cantidades o recipientes (sacos, cajas, barriles…) en su camión, transportarlos por tierra y luego llegar a puerto, volver a descargarlos para subirlos de nuevo en un buque, que al llegar a su destino tenía que volver a descargarse. Este proceso implicaba manipular la carga en pequeñas cantidades varias veces, lo que significaba invertir mucho tiempo y fuerza humana. Ello se traducía en cuantiosos costes que encarecían los precios y retrasaban su distribución.

Los inicios

El antecedente lejano del contenedor es el ánfora utilizada por fenicios y griegos. Posteriormente las mercancías, como dijimos anteriormente, se cargaban en pequeños recipientes. Ya en plena revolución industrial fue en la extracción minera del carbón donde nació la idea de conseguir mayor espacio de almacenamiento para el transporte. Las enormes cajas usadas eran de madera y servían para contener una enorme cantidad del mineral. Muy pronto se vio la necesidad de que estas cajas tuvieran una forma adecuada para poder apilarlas. Así en el siglo XIX se hicieron de hierro, ya que eran más resistentes y fáciles de transportar. Pero su manipulación todavía era bastante lenta, y peligrosa. También era fácil que se dañase o que pudiera robarse. Pero el mayor problema era que solo estaban navegando la mitad del tiempo, porque se invertía mucho tiempo en las tareas de carga y descarga en puerto.

Fuente Rodrigo, 2018

Fue ya en el siglo XX, y especialmente durante la II Guerra Mundial, cuando el desarrollo de los contenedores recibió un nuevo impulso. El ejército de los EE.UU. comenzó a utilizar unos grandes envases para acelerar las tareas de cargar y descargar, tanto maquinaria como suministros de guerra. Entonces se les llamaba ‘transportadores’, estaban hechos de acero y ya eran reutilizables.

El barco que compró McLean, el Ideal-X. Fuente

En 1955 fue un camionero estadounidense llamado Malcolm McLean quien les dio el empuje definitivo. Creía que estos nuevos sistemas de transporte de mercancías tenían futuro, y para ello compró una empresa de buques de vapor con la idea de transportar los camiones cargados a bordo. Esta idea estaba basada en que a menudo se producían daños durante la descarga y la recarga, con lo cual pensó que era bueno que también los propios camiones embarcaran. El Ideal-X fue uno de los primeros.

Pronto vio que los camiones pesaban mucho y que ello disminuía la posibilidad de cargar más mercancía. El siguiente avance fue construir sus vehículos en dos piezas (cabeza tractora y remolque). Así sólo se transportarían los remolques y utilizar cabezas tractoras para su posterior transporte por tierra. El primer barco zarpó con 58 contenedores a bordo desde Nueva York hasta Houston. Una vez allí, se cargaron en camiones y se entregaron a los destinatarios. En esos momentos el precio del transporte de una tonelada de carga se había reducido desde unos 6 dólares a unos 20 centavos. Estaba apareciendo un sistema que permitía utilizar al menos dos modos de forma integrada en la cadena de transporte, que hoy se conoce como intermodal.

Malcolm McLean, el inventor, frente a un portacontenedores. Fuente

Los contenedores marítimos se globalizan en las décadas de 1960 y 1970

A fines de la década de 1960, el gobierno de EE.UU. invitó a una empresa, Sea-Land Service, Inc., a enviar contenedores a Vietnam del Sur y McLean insistió en estandarizarlos para reducir la mano de obra y el tiempo invertido en el transporte por carretera. A mediados de la década de 1970, todas las líneas navieras utilizaban contenedores de envío más modernos. Era necesario acordar las medidas porque no todos los países usaban las mismas, lo que dificultaba el transporte internacional.

Posteriormente, ante esta necesidad, se adoptó la norma ISO-668 (hay una última versión del año 2022) y se fabricaron contenedores marítimos con tamaños estándar desde unos 33 m2 hasta 83 m2. Según esta, se fabrican conforme a unos estándares específicos que unifican, simplifican y mejoran la eficiencia de su utilización. También los hay especiales para líquidos y gases en forma de tanque, así como refrigerados (reefer), entre otros muchos.

Actualmente, están entrando en servicio buques portacontenedores con cada vez mayor capacidad de TEUs (unidad de medida de capacidad del transporte marítimo, que corresponde a la capacidad de carga de un container normalizado de 6,1 m de largo por 2,4 m de ancho y 2,6 m de altura), a título de ejemplo el Ever Given, conocido por su varada en el canal de Suez, puede manejar unos 20.000 TEUs.

Ya han entrado en servicio los primeros portacontenedores con capacidad superior a los 24.000 TEUs.


A pesar de que los contenedores han mejorado la seguridad del transporte de mercancías, a veces ocurren accidentes y caen al océano. Una muestra fue el Svendborg Maersk, de 346 metros de eslora, al que una tormenta sorprendió en el Golfo de Vizcaya. Tras este suceso informó que se habían perdido 520 contenedores. El número total estimado de las unidades que se pierden cada año no se conoce, pero está entre las 2.000 y 10.000.

Para acabar

Era una idea que hoy puede parecer simple, pero se trataba de conseguir un contenedor de medidas universales para que pudiera ser transportado en cualquier parte del mundo sin problemas de ajustes. Actualmente los containers son una realidad que permite una entrega más competente, segura y económica de los bienes transportados en buques, que actualmente suponen el 90% del transporte de mercancías de la economía mundial. Esta aparente simplicidad que han proporcionado los contenedores requiere, sin embargo, de la participación de profesionales cualificados.

Rutas actuales que siguen los grandes portacontenedores a lo largo del mundo. Fuente

Así la intermodalidad es la base de la logística de envíos. En el mismo momento que el que la carga llega a un puerto, ya está preparado todo un sistema para su descarga con grúas especializadas (portainers), lo que permite continuar su transporte en portacontenedores menores o el inicio del transporte terrestre. Hoy los puertos mas importantes del mundo están repletos de estas unidades, usadas por empresas como MSC, Grupo A.P. Moller-Maersk, CMA CGM, COSCO, Evergreen, entre otras muchas.

Más información

A brief history of shipping containers. Gateway Containers, 2015

ALVARIÑO CASTRO, Ricardo; AZPÍROZ, Juan José MEIZOSO FERNÁNDEZ, Manuel. El proyecto básico del buque mercante. Madrid: Fondo Editorial de Ingeniería Naval, 1997.

FRUEHAUF Trayler Historical Society. The first name in transportation [s. a.].

INFANTE PAEZ, Jair Duvan. Elemento de unión para contenedores de carga maritimos: uso de estructuras recicladas para construcción de edificaciones en altura. 2014. Tesis de Maestría. Universitat Politècnica de Catalunya.

LEVINSO, Marc. The box: how the shipping container made the world smaller and the world economy bigger. New Jersey: Princeton University Press, 2016.

LUBIANKO, P.; BONDZICH, S. & LADUTSKA, N. Containers, Their History and Role in Globalization. Proceedings of the 77th Student Scientific and Technical Conference. Belarusian National Technical University. Minsk: BNTU, 2021, p. 81-84.

NOTTEBOOM, Theo. Container shipping. The Blackwell Companion to Maritime Economics, 2012, p. 230-262.

RODRIGO DE LARRUCEA, Jaime. Manual del transporte en contenedor. Barcelona: Marge Books, 2018.

SLACK, Brian & FRÉMONT, Antoine. Fifty years of organisational change in container shipping: regional shift and the role of family firms. GeoJournal, 2009, 74, 1, p. 23-34.

TOMLINSON, John. History and impact of the intermodal shipping containerPratt Institute, 2009, 1, p. 1-8.

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Sobre este enorme barco se ha hablado y escrito mucho. En esta entrada queremos explicar el buque en su contexto y cómo fue su hundimiento, muy distinto al de su gemelo.

Cuando se construyó el famosísimo Titanic, el mundo occidental vivía una época de grandes logros tecnológicos que hacían pensar a algunos que las nuevas máquinas navales construidas eran invencibles. En el caso de los barcos mercantes, la publicidad de las navieras daba mucha importancia a su gran seguridad: afirmaban que sería imposible que se hundieran, gracias a su inmenso tamaño y a una compartimentación muy eficaz. Tenía un gemelo, el Olympic, que se realizó un poco antes. Ambos eran de la serie de los grandes transatlánticos de principios del siglo XX. Tras él se construyó otro bque inmenso, el Britannic, que tuvo un desenlace similar. Los tres eran propiedad de la compañía White Star Line.

Britannic en misión humanitaria

Tras el hundimiento del Titanic, las autoridades cambiaron la normativa de seguridad, y la naviera hizo las modificaciones oportunas en el Olympic y el Britannic. Sin embargo, la fragilidad de los buques frente al mar y también con las minas y torpedos, hicieron que dos de los tres trasatlánticos de la serie terminaran hundidos en el fondo del mar, que sus cascos se convirtieran en cementerios y que sus pecios tuvieran que esperar decenios hasta ser descubiertos.

En esta fotografía de 1915 se puede apreciar el tamaño del barco viendo las hélices y el timón del Britannic. Fuente

Si bien en la actualidad la mayor parte del tráfico marítimo está destinado al transporte de productos (cerca de un 90% se hace por esta vía), durante los primeros años del siglo XX, el de pasajeros era más importante. Este existía debido a la necesidad de unos de dejar su tierra natal y desplazarse a otra para mejorar su nivel de vida, pero también de otros más ricos, que viajaban por placer en estas enormes máquinas.

Cartel de la época en la que un buque transportaba emigrantes

Aunque el Britannic estaba inicialmente destinado al transporte de pasajeros, el inicio de la I Guerra Mundial en 1914 hizo que se convirtiera en barco hospital, bajo la bandera de la Cruz Roja, navegando entonces con las siglas HMSM (His/Her Majesty’s Hospital Ship, barco hospital de su majestad). Por ello su casco fue pintado en color blanco con grandes cruces rojas y franjas horizontales en color verde. En el interior se instalaron más de 3300 camas para heridos y también varios quirófanos.

En su última misión, en la que iba a recoger heridos en el Mediterráneo oriental, al pasar por el estrecho de Cea (o Kea, una isla de Grecia en el mar Egeo), se registró una fuerte explosión en su casco y en poco tiempo se hundió.

Localización del pecio en el canal de la isla griega. En el recuadro de la parte inferior izquierda, situación en el mapa a escala continental. Fuente Google Maps

A este gigante de los mares (270 m de eslora x 29 m de manga x 18,5 de puntal) tan sólo dos años después de su botadura lo terminó hundiendo una mina alemana que estalló cerca de la proa y que dejó una enorme abertura en su casco, mucho mayor que la del Titanic.

Un barco tan enorme se había hundido en menos de una hora, arrastrando con él la vida de 30 personas, aunque afortunadamente muchos otros se pusieron a salvo. Esta es una de las diferencias con el Titanic, que unos 1000 pasajeros se pudieron salvar en un corto espacio de tiempo, ayudados por pescadores griegos y por su propios compatriotas británicos. Tras el desastre de su buque gemelo, se habían añadido decenas de botes salvavidas. También hay que señalar que la temperatura en el Mediterráneo es mucho más alta que la del Atlántico Norte, lo que permitió que hubiera muchos supervivientes. Igualmente era una zona habitada, por lo que la ayuda llegó mucho antes.

El pecio del Brittanic. Fuente

En 1976 el famoso explorador marino Cousteau lo encontró hundido a 114 metros de la superficie.

Más imágenes en el Mail online

Más información

CULLIMORE, D. Roy; JOHNSTON, Lori A. Microbiology of concretions, sediments and mechanisms influencing the preservation of submerged archaeological artifacts. International Journal of Historical Archaeology, 2008, 12, 2, p. 120-132.

CHIRNSIDE, Mark. The Olympic-class ships: Olympic, Titanic, Britannic. Tempus Pub Limited, 2004.

GARZKE JR, William H. Hostage to Fortune, the Dramatic Story of the HMHS BritannicMarine Technology and SNAME News, 2003, 40, 3, p. 12.

MCCUTCHEON, Campbell. Hospital Ships & Troop Transport of the First World War. Amberley Publishing Limited, 2015.

MILLS, S. Exploring the Britannic: The life, last voyage and wreck of ‘Titanic’’s tragic twin. Adlard Coles, 2019, 272 p.

MURRAY, Louise. Exploring the Britannic wreck. Engineering & Technology, 2016, 11, 9, p. 54-57.

PAPATHEODOROU, G., et al. Ghostly images of the HMHS Britannic, the Titanic’s ill fated, sunken sister ship. Hydro Int, 2008, 12, p. 15-18.

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Es difícil encontrar ilustraciones de antiguas naves realizadas por sus contemporáneos. Aunque en este blog ya hemos hecho alusión a algunas, como las de Monleón, esta semana traemos otra importante colección de dibujos llevados a cabo por un oficial portugués, Antonio Pinto Basto, que dio la vuelta al mundo por orden ministerial, por lo que pudo ver cómo eran estas embarcaciones, en especial las asiáticas, que son a las que más tiempo dedicó. En una época convulsa, finales del siglo XIX y principios del XX, dibujó buques europeos y americanos fondeados en puertos extranjeros, costas, faros y litorales, así como escenas típicas en algunos lugares remotos, especialmente del lejano oriente. Todas las que utilizamos para ilustrar la entrada son obra suya.

Port Said 1881

La obra.

La monografía es un diario que narra los viajes realizados desde 1879 hasta 1946, y está publicado en 8 volúmenes profusamente ilustrados con más de 100 acuarelas.

El autor

Antonio Pinto Basto (Lisboa 1862-1946) había sido ayudante de campo de los dos últimos reyes de Portugal (Carlos I y Manuel II). Su nombre completo era António Aloísio Jervis de Atouguia Ferreira Pinto Basto. Su padre se dedicó al comercio marítimo y contaba con sus propios barcos. Su abuelo, Vizconde de Athouguia, fue Ministro de Asuntos Marinos.

Antonio Pinto Basto

Desde pequeño Basto tuvo pasión por el mar. Entró en la Escuela Naval Portuguesa con 18 años y en diciembre de 1881 se graduó con honores, siendo el primero de su clase. Dos años más tarde se convirtió en ayudante del rey Carlos I de Portugal. A principios del siglo XX, el Comandante Pinto Basto fue nombrado Capitán del yate real. Fue también comandante de las cañoneras Mandovi y Zaire y del crucero San Gabriel, con el que hizo su primer viaje alrededor del mundo (1909-1911) como su capitán.

Navío Africa

El crucero San Gabriel fue el primer buque de guerra portugués moderno que pasó por el Estrecho de Magallanes y llegó a los países del continente americano. Después continuó su viaje alrededor del mundo, visitando Asia y África, así como puertos en Japón, China, Macao, Hong Kong, Manila, Timor, las Indias Orientales Holandesas, Singapur, Ceilán, Goa, Mozambique, Sudáfrica, Angola, Santo Tomé y Príncipe, Freetown en Sierra Leona y Guinea portuguesa. Se detuvo en las islas de Cabo Verde antes de regresar finalmente a Lisboa en 1911.

Una parte de la tripulación del barco portugués

Mientras hacía el viaje por el mundo, en Portugal la monarquía fue derrocada (1910) y el capitán Pinto Basto, cuando llegó a Lisboa, tuvo que alzar la bandera republicana en su barco. Pero como era fiel a sus principios realistas y le unía una importante amistad con la familia real, solicitó su retiro de la Armada. Posteriormente fue nombrado gerente de la línea de vapor portuguesa Companhia Nacional de Navegacao, cargo que conservó el resto de su vida activa.

Navío Víctor Manuel utilizado como contenedor en Hong Kong

Su valor para la Historia Naval y Marítima

Este diario tiene una valor patrimonial excepcional para Portugal, porque recoge acontecimientos sociales y políticos vividos por el protagonista, pero consideramos que además se puede sumar otro, de especial relevancia para la Historia y el Patrimonio Marítimo, que en sus ilustraciones recoge los tipos de embarcaciones más importantes del momento y las dibuja, viéndolas desde su propio barco. Las naves asiáticas como los juncos, los dhows, las de pesca javanesas o las japonesas son muy relevantes, como también los son los navíos portugueses, ingleses, alemanes y estadounidenses que pinta.

Para concluir

No es fácil hallar un diario de viaje manuscrito como este. Su autor fue un capitán de la marina portuguesa, amigo de los dos últimos reyes de Portugal, a los que con mucha frecuencia acompañó en sus desplazamientos por mar. Una de sus características más destacables es que está ilustrado con magníficas acuarelas de temática marítima y naval. Son, por ese motivo, un testimonio de la evolución y también de la diversidad mundial de las naves que surcaban los océanos en épocas convulsas como el último cuarto del siglo XIX y la primera mitad del XX. Además, este diario recoge relatos de primera mano de los acontecimientos sociales y políticos que su autor vivió en Portugal en esa época. Su colección de paisajes marinos en acuarela es bien conocida y de interés tanto histórico como artístico.

Ha sido publicado varias veces, una de ellas en los inicios del siglo XX y otra en 1954 con un estudio biográfico de Luiz Teixeira, en Porto, en la Litografia Nacional. Una parte de sus escritos también salieron en Lisboa, a cargo de Edições Culturais da Marinha en el año 1990. El original está depositado en la Biblioteca Nacional de Portugal.

ANEXO: Los 8 viajes

En el diario se recogen ocho viajes, todos llevados a cabo entre fines del siglo XIX y la primera mitad del XX. Muy resumidamente son:

  • El primer viaje (1879-1892) se inicia a bordo del bergantín Real, en 1880, para a trasladar los restos mortales de Vasco da Gama.
  • El segundo (1892-1896) incluye el relato del primer viaje del rey Carlos a las cortes europeas.
  • En el tercero (1896-1902) iba el rey Carlos a Londres para asistir al funeral de la reina Victoria y también se dirigió a Francia (1902).
  • El cuarto viaje (1902-1905) se llevó a cabo por el Mediterráneo, iban como ilustres pasajeros lusos la reina Amelia, el príncipe Luis y el infante Manuel.
Corbeta acorazada inglesa HMS Bacchante. En ella viajaron como guardiamarinas los príncipes Jorge y Alberto
  • Quinto viaje (1905-1910), describe los desplazamientos oficiales reales y el inicio del derrotero del crucero S. Gabriel en diciembre de 1909.
La nave en la que hizo el viaje, el crucero San Gabriel
  • Sexto viaje (1910-1923), recoge la continuación del viaje iniciado, que termina el 20 de abril de 1991. Incluye relatos de la costa de África al servicio de la Empresa Nacional de Navegação, a partir de 1912, y episodios navales de la 1ª Guerra Mundial, como el apresamiento de navíos alemanes por parte del gobierno inglés en 1916.
  • Séptimo (1923-1931), continuación de relatos con familiares y amigos, como la celebración de centenario de la fábrica «Vista Alegre» (fundada por José Ferreira Pinto Basto en 1824) y textos sobre la instabilidad política en Portugal, como la Revuelta de febrero de 1927.
  • Octavo viaje (1931-1946), que incluye relatos de su vida personal y familiar, así como de sus actividades empresariales; incluyendo numerosas referencias a la situación social y política de su país.

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Esta semana vamos a conocer a un importante personaje nórdico nacido en las islas Åland, que vivió entre los siglos XIX y XX. Su amor por el mar y por la navegación le llevaron a convertirse en un importante empresario, a pesar de que sus orígenes fueron muy humildes. Fue escalando poco a poco, desempeñando las tareas menos apetecibles que hay que llevar a cabo en un barco hasta convertirse en propietario de más de cincuenta de ellos, casi todos a vela.

Localización de las islas Åland. Fuente

Su vida

Gustaf Erikson (1872-1947) procedía de un entorno humilde en las islas Åland (hoy en Finlandia). Asistió a la escuela durante pocos años y muy pronto se hizo a la mar. Comenzó como vigilante de cabina, luego se convirtió en cocinero y posteriormente en marinero. Estudió en escuelas de navegación en Maarianhamina, Oulu y Vaasa, hasta llegar a convertirse en segundo oficial a la edad de 20 años y siete años más tarde fue ya capitán de barco.

Inmediatamente después fue nombrado comandante del Southern Belle Bark, y en 1909 de la fragata Albania, que en ese momento era el velero de madera más grande de Finlandia. Erikson acabó comprando esa fragata con la que había llegado hasta América y también hasta el sur de África.

Gustav Erikson. Fuente

Pasó casi tres décadas en el mar, y ya en el año 1913 regresó a las islas Åland, donde se instaló para fundar una compañía.

Sus navieras

Fue propietario de un total de 66 barcos mercantes, de los que 46 iban a vela. Esta cifra, elevada para la época, lo convirtió en el dueño de la compañía de veleros más grande del mundo en su época. Ya en 1936, para proteger financieramente las operaciones de su empresa, por las circunstancias económicas y los naufragios, Erikson creó una compañía naviera separada para cada uno de sus barcos, siendo el único accionista de éstas, que llegaron a ser 25.

Erikson en su despacho

Sus naves surcaron los mares del mundo incluso en las décadas de 1920, 1930 y 1940, cuando los barcos de vapor y de motor ya se habían apoderado de la mayoría de los viajes por mar. Cuando Erikson murió, después de la Segunda Guerra Mundial, los veleros también estaban desapareciendo del tráfico marítimo. 

Los archivos

La naviera generó un fondo comercial que se remonta desde su fundación en 1913 hasta la muerte de Eriksson en 1947. Estos documentos describen actividades de alcance mundial. También muestran claramente que él mismo dirigió las operaciones de todos los barcos.

El Museo Marítimo de Åland ha recibido parte de los archivos de la naviera y gracias a ellos podemos ver sus magníficas ilustraciones, y los interesados podrán descubrir cuántos productos se transportaron, los lugares de destino y las personas que hicieron posible este comercio.

Para acabar

Erikson se hizo conocido por su flota de veleros en un momento en que los barcos de vapor y de motor ya se habían introducido en la mayor parte del tráfico marítimo. Tras su muerte los veleros también fueron desaparecieron paulatinamente.

Se ha llegado a decir que colocó a Finlandia en el mapa del mundo, ya que Erikson se encargó de que la difusión de información sobre la nueva república de Finlandia y su región autónoma de Åland llegaran a todos los sitios donde sus naves desembarcaban. 

Más información

CARTER, Roberto. Windjammers de guerra: Los últimos días de una gran flota de vela. Señales, 2020, 133, p. 30-37.

FLETCHER, Daina. The last windjammers: grain races round Cape Horn. [An international touring show presenting the story of the world’s last fleet of square-rigged trading ships]. Signals, 1998, 45.

KAHRE, Georg & GREENHILL, Basil. The last tall ships: Gustaf Erikson and the Åland sailing fleets, 1872-1947. New York: Conway Maritime Press, 1977.

KOIVISTOINEN, Eino. Gustaf Erikson: purjelaivojen kuningas. W. Söderström, 1981.

WILKINSON, Clive & VÁSQUEZ, M. Report on the Imaging of Sources of Historic Ice, Meteorological and Oceanographic Data in the SouthernOcean–Åland Maritime Museum. Mariehamn, Finland, Recovery of Logbooks and International Marine Data RECLAIM Project – 2017.

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Esta semana vamos a conocer la historia de dos grandes compañías trasatlánticas, que compitieron durante los siglos XIX y principios del XX por ser las mejores para trasladar pasajeros desde la vieja Europa al nuevo continente. Una de ellas la White Star es la que fletó el Titanic, la otra es la naviera Cunard.

La Banda Azul

Ambas habían ganado en numerosas ocasiones la Banda Azul (Blue Riband) desde fines del siglo XIX hasta los inicios del XX, que era el premio anual otorgado al barco que hiciera el trayecto más rápido cruzando el océano Atlántico. Luchaban por un mercado en auge que suponía una enorme cantidad de ingresos, proporcionando transporte entre los dos continentes.

RMS Campania, que ganó la Banda Azul en 1893. Autor: Dave. Fuente

La naviera Cunard

Cunard había sido fundada en 1839, era el principal proveedor de transporte transatlántico de pasajeros. Sus barcos, como el RMS Lusitania y el RMS Mauretania, podían cruzar el Océano en sólo seis días. Previamente se había ocupado de trasladar emigrantes, pero ésto fue cambiando a medida que la estructura de la sociedad variaba a ambos lados del Atlántico. Especialmente a partir de 1910, la compañía quiso ampliar su público, dirigiéndose a los más ricos de la sociedad, intentando además atraer a nuevos pasajeros de la clase media emergente. En consecuencia, ajustó su publicidad en anuncios, folletos, películas promocionales y diseños de barcos. Los pasajeros de primera clase y la nueva turista (de tercera clase) fueron el foco al que iban dirigidos los medios, pensados para influir en las decisiones de estos pasajeros potenciales y también para asegurarles un viaje seguro y cómodo en un entorno apropiado para sus necesidades, gustos y expectativas.

White Star Line

Fue fundada en 1845 en Liverpool. La White Star Line utilizaba el sufijo «ic» para la denominación de muchos de sus barcos, como se puede apreciar en los nombres de las naves como Britannic, Titanic y el propio Olympic (que daba nombre a esa clase de cruceros). Igualmente, en esa necesidad de distinguirse, pintó la parte de arriba de sus chimeneas de color negro y la de abajo en un color ocre característico, lo que permitía distinguir sus buques de los de la competencia. De hecho, su famoso Titanic está inmortalizado en múltiples carteles con esas características.

Se unen para lograr sobrevivir

A finales de los años 20 del siglo XX ya habían entrado en el mercado otras compañías alemanas, italianas y francesas, construyendo grandes transatlánticos que limitaron mucho las ganancias de estas dos antiguas navieras. Tras decenios de competencia y al límite de desaparecer, terminaron uniéndose en una sola, la Cunard White Star Limited, en 1934, para adaptarse así a las nuevas circunstancias surgidas.

Unos años más tarde, Cunard acabó comprando las acciones de White Star Line y eliminó el nombre de ésta de la empresa, pasando a ser sólo Cunard. Hoy sigue ofreciendo cruceros.

Queen Victoria, de la compañía Cunard, actualmente en uso para la realización de cruceros

Más información

BUTLER, Daniel Allen. The Age of Cunard: A transatlantic history 1839-2003. ProStar Publications, 2004.

CHALKITI, Kalotina & SIGALA, Marianna. Profiling Samuel Cunard: An assessment of his contributions to the contemporary cruise sector. Journal of Hospitality & Tourism Education, 2006, 18, 3, p. 5-14.

CLAMPIN, David. Cunard across the Atlantic, an ‘impeccable British service’. Selling the Britishness of shipping lines, c. 1893 to c. 1969Explorations in Globalization and Glocalization: Marketing History through the Ages, 2017.

HYDE, Francis E. Cunard and the North Atlantic, 1840–1973. Londres: Macmillan, 1975.

KEELING, Drew. Shipping companies and transatlantic migration costs: the case of cunard, 1880-1914. En Economic History Society’s 2008 annual conference at the University of Nottingham, March. 2008.

MCCUTCHEON, Janette. White Star Line: A Photographic History. Amberley Publishing Limited, 2008.

MCCUTCHEON, Janette. Cunard: A Photographic History. Amberley Publishing Limited, 2013.

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Todos los años nos planteamos formas distintas de celebrar el día del libro. Esta vez hemos decidido rememorar a uno de nuestros escritores contemporáneos más universales, que además recibió el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

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El vínculo de este representante del realismo mágico con el mar aparece a lo largo de sus obras, es inequívoco, le genera pasión. Por ello recogemos aquí algunos de los párrafos de temática marítima que escribió en una de sus obras maestras, Cien años de soledad, explicando y contextualizando cuándo y cómo aparecen. No vamos a hacer crítica literaria, sólo queremos que nuestros lectores se deleiten con la lectura de algunos de sus textos. Pero por si quieren llegar más lejos, añadimos varias webs que sí la contienen, situando la novela inmortal «entre las crónicas de navegantes y la novela de aventuras«, hablando del «mundo fantástico y violento de Cien años de Soledad«, el «bestiario fantástico«, que lo consideran «un texto lúdico con implicaciones muy serias«.

Breve síntesis de la novela

En un lugar imaginario, Macondo, se desarrollan una serie de acontecimientos que rodean a la familia Buendía a lo largo de varias generaciones. La novela se inicia con el éxodo de un grupo de personas y su establecimiento en el pueblo, ocupándose posteriormente de su desarrollo económico, político y social hasta la decadencia. El fundador es el primer Buendía que aparece en la novela y posteriormente irán naciendo sus descendientes.

El galeón español

Al principio, cuando se narra la exploración que José Arcadio Buendía y sus vecinos hicieron buscando un lugar donde establecerse cerca del mar, se habla sobre cómo se orientaban.

«Siempre pendiente de la brújula, siguió guiando a sus hombres hacia el norte invisible, hasta que lograron salir de la región encantada. «Lo importante es no perder la orientación», decía el coronel».

Cuando oscureció, colgaron las hamacas y se pusieron a dormir. Al día siguiente,

«cuando despertaron, ya con el sol en lo alto, se quedaron pasmados de fascinación:  Frente a ellos, rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español. Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas. El casco, cubierto con una tersa coraza de rémora petrificada y musgo tierno, estaba firmemente enclavado en un suelo de piedras. Toda la estructura parecía ocupar un ámbito propio, un espacio de soledad y de olvido, vedado a los vicios del tiempo y a las costumbres de los pájaros. En el interior, que los expedicionarios exploraron con un fervor sigiloso, no había nada más que un apretado bosque de flores».

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«El hallazgo del galeón, indicio de la proximidad del mar, quebrantó el ímpetu de José Arcadio Buendía. Consideraba como una burla de su travieso destino haber buscado el mar sin encontrarlo, al precio de sacrificios y penalidades sin cuento, y haberlo encontrado entonces sin buscarlo, atravesado en su camino como un obstáculo insalvable».

La transmisión de la experiencia vivida con la visión del galeón

Muchos años después, uno de sus hijos, el coronel Aureliano Buendía, volvió a atravesar la región,

«cuando era ya una ruta regular del correo, y lo único que encontró de la nave fue el costillar carbonizado en un campo de amapolas. Sólo entonces convencido de que aquella historia no había sido un engendro de la imaginación de su padre, se preguntó cómo había podido el galeón adentrarse hasta ese punto en tierra firme. Pero José Arcadio Buendía no se planteó esa inquietud cuando encontró el mar, al cabo de otros cuatro días de viaje, a doce kilómetros de distancia del galeón. Sus sueños terminaban frente a ese mar color de ceniza, espumoso y sucio, que no merecía los riesgos y sacrificios de su aventura.
-¡Carajo! -gritó-. Macondo está rodeado de agua por todas partes».

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El marinero

Otro de los hijos del fundador de Macondo es un aventurero llamado también José Arcadio. Había huido de su casa familiar con unos gitanos que llegaron al pueblo, y años más tarde reaparece de forma misteriosa, cuando ya era un auténtico gigante, con una fuerza impresionante, completamente tatuado y con los hábitos de un marinero.

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García Márquez relata así su vuelta a Macondo:

«Llegaba un hombre descomunal. Sus espaldas cuadradas apenas si cabían por las puertas. Tenía una medallita de la Virgen de los Remedios colgada en el cuello de bisonte, los brazos y el pecho completamente bordados de tatuajes crípticos, y en la muñeca derecha la apretada esclava de cobre de los niños en cruz. […] Era José Arcadio […]. Hablaba el español cruzado con jerga de marineros. Le preguntaron dónde había estado, y contestó: “Por ahí” […]. Le había dado sesenta y cinco veces la vuelta al mundo, enrolado en una tripulación de marineros apátridas […] no tenía un milímetro del cuerpo sin tatuar, por el frente y por la espalda, y desde el cuello hasta los dedos de los pies […]».

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Velero Rembrandt Van Rijn. Fuente

Se narra magistralmente la imagen que tenemos de esos grandes hombres que han recorrido el mundo hoy, o en cualquier tiempo pasado:

«En las escasas ocasiones en que Úrsula (su madre) logró sentarlo a la mesa, dio muestras de una simpatía radiante, sobre todo cuando contaba sus aventuras en países remotos. Había naufragado y permanecido dos semanas a la deriva en el mar del Japón, alimentándose con el cuerpo de un compañero que sucumbió a la insolación, cuya carne salada y vuelta a salar y cocinada al sol tenía un sabor granuloso y dulce. En un mediodía radiante del Golfo de Bengala su barco había vencido un dragón de mar en cuyo vientre encontraron el casco, las hebillas y las armas de un cruzado. Había visto en el Caribe el fantasma de la nave corsaria de Víctor Hughes, con el velamen desgarrado por los vientos de la muerte, la arboladura carcomida por las cucarachas de mar, y equivocado para siempre el rumbo de la Guadalupe».

En síntesis

Es una obra maestra de la literatura universal, traducida ya a 40 idiomas distintos, que fascina por igual a críticos, estudiosos y lectores, y esta fascinación se basa en que la obra traspasa su ámbito geográfico más inmediato, para adentrarse en el espacio de los valores universales: unos más pesarosos que otros como la soledad, la muerte y el desamor, y otros más positivos como la solidaridad, la constancia, la inteligencia y la fidelidad (Molina 2001). Entre ellos, los marinos, los barcos, la idea del mar, sus bestias y fantasmas, flotan como un universo paralelo en todo el texto.

Más información

Cien años de soledad. Entre las crónicas de navegantes y la novela de aventuras. Dossier de la revista Cuadernos Hispanoamericanos, mayo 2017.

MOLINA, L. Análisis descriptivo de la traducción de los culturemas árabe-español. Tesis doctoral, Universitat Autònoma de Barcelona, 2001.

NORIEGA, A. Una app para leer «Cien años de soledad». Códice Informativo, 2014.

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