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Posts Tagged ‘Piratas’

El origen del nombre de esta embarcación está en la costa de Liburnia, una zona del Adriático (hoy Croacia), cuya localización se puede ver en la imagen siguiente (mapa de Cluverio, s. XVI-XVII). Allí existían grupos de piratas que atacaban a los navegantes.

Los piratas croatas, según Plutarco, poseían una serie de características que los hacían difíciles de vencer, tales como su experta tripulación, valiente y fuerte, que estaba acostumbrada a los saqueos y secuestros; igualmente contaban con experimentados pilotos, así como con barcos rápidos y ligeros, que según las fuentes eran más de un millar. Sin embargo, pese a la dificultad de la empresa, en tan sólo tres meses, el general Pompeyo (s. I a.C.) llevó a cabo su cometido y capturó (o destruyó) más de 800 embarcaciones piratas (Meirat, 1964). Cuando los romanos se adueñaron de todo el Mare Nostrum estos ataques cesaron y fueron ellos mismos los que adaptaron estas naves para su flota imperial.

Dibujo de una liburna. Fuente: D’Amato 2016

La nave llamada liburna

Era un tipo de embarcación ligera, rápida y maniobrable. Su forma alargada y afilada en la popa, estaba equipada con el rostrum, un mástil y dos filas de remos. No es nada fácil establecer unas medidas o formas estándar sobre una base científica firme, debido a que se terminó usando el termino liburnae para referirse a una nave de guerra, fuera o no la liburna originaria. Algunos autores como Rankov afirman que el mayor tamaño pudo estar en los 20 m de eslora y los 4 m de manga. Medas afirma que la liburna puede ser una evolución de los antiguos leños.

Liburna birreme. D’Amato 2016. Museo de Arqueología de Nápoles.

Los romanos la usaron a partir del siglo I a.C., debido a que era muy efectiva y fue la protagonista en la etapa imperial, pero especialmente tras la batalla de Actium (en el Oeste de Grecia), donde Octavio Augusto derrotó a Marco Antonio (año 31 a.C). Un autor romano, Vegecio, lo narra así:

“Varias provincias en ciertos momentos tuvieron mucho poder sobre el mar, y de hecho hubo varios tipos de naves. Mas, tras luchar Augusto en la batalla de Accio, al haber sido vencido Antonio con ayuda sobre todo de las liburnas, se puso en evidencia, con la experiencia de tantos enfrentamientos, que los barcos de los liburnos eran más aptos que los demás. De hecho, los emperadores romanos construyeron su flota de forma parecida y tomando el nombre de la formación de estas” (Veg. mil. IV 33) [Texto citado por Berchez 2010].

Liburna esculpida en la Columna de Trajano

En otro texto de Vegecio, en su obra «De re militari», aparecen unos párrafos dedicados a estas naves. Según este escritor, en la batalla de Actium llegaron a batallar liburnas de hasta seis ordenes de remos. Las mas grandes llevaban una falúa auxiliar cada una, que se usaban para sorprender a las naves enemigas, dar aviso de su aparición y descubrir sus movimientos.

«Para que no fuesen avistadas, los pertrechos e incluso los materiales que usaban para carenarlas iban pintadas de color verde pardo, parecido al de la mar, conocido como «veneciano». La marinería y los soldados de estas embarcaciones se vestían también de este color, para que de día, ni de noche fuesen descubiertos».

Reconstrucción en 3D de una liburna. La parte en color es la que está expuesta en el puerto de Civitavecchia. Fuente

En el puerto de Civitavecchia (Italia) se puede admirar la reconstrucción de parte de la proa de una liburna.

Parte de una liburna en el puerto de Civitavecchia. Fuente

La madera

La liburna se construía con varios tipos de madera, pero sobre todo con la de ciprés, pino cultivado o silvestre y abeto. Los clavos se prefería que fuesen de cobre, en lugar de los de hierro, porque duraban más, pues el «hollín se come rápidamente los clavos de hierro por el calor y la humedad», mientras que los «de cobre mantienen su propia sustancia incluso en el mar” (Veg. mil. IV 34).

Montanus, oficial de una liburna de la flota de Rávena. Fuente: Mantas 2013

Diversas fuentes históricas corroboran que portaba una vela latina, tal y como aparecen en las naves representadas en monedas de Claudio y Domiciano.

Para acabar

Actualmente se está construyendo una liburna siguiendo la información existente sobre las antiguas naves que surcaban el Mediterráneo romano. Tendrá 37 metros de eslora y 7 de manga, y contará con dos órdenes de remos. El proyecto corre a cargo de dos carpinteros de ribera, Francesco Carmosini y su hijo Óscar, y cuenta con otros apoyos institucionales y empresariales. Una vez acabada la liburna, se exhibirá en el área inmediatamente adyacente al Museo delle Navi, cerca del aeropuerto de Fiumicino y a pocos metros de la dársena del puerto imperial de Trajano, creando un auténtico parque didáctico-científico en un área privilegiada para poder entender cómo fue el mundo marítimo en la antigua Roma.

Más información

BÉRCHEZ CASTAÑO, E. La liburna en el contexto de la flota romana. Liburna, 2010, 4, p. 69-87.

BORŠIĆ, Luka; DŽINO, Danijel & ROSSI, Irena Radić. Liburnians and Illyrian Lembs: Iron Age Ships of the Eastern Adriatic. Archaeopress Publishing Ltd, 2021.

D´AMATO, Raffaele. Buques de guerra imperiales romanos (27 a.C.-193 d.C). Oxford: Editorial Bloomsbury, 2016.

MANTAS, Vasco. O valor do poder naval na Antiguidade Clássica: o exemplo romanoSimpósio de História Marítima: o poder do mar na história, 2013, 11, p. 1-44.

MEDAS, Stefano. La navigazione tardo-arcaica in Adriatico: l’iconografia navale e la peculiarità della tradizione nauticaCuadernos de Prehistoria y Arqueología, 2016, 42, p. 143-166.

MEIRAT, Jean. Marines antiques de la Méditerranée. Paris: Fayard, 1964.

PITASSI, Michael. Roman Warships. Woodbridge: Boydell & Brewers, 2011.

RANKOV, Boris. Roman shipsheds and Roman ships. Memoirs of the American Academy in Rome. Supplementary Volumes, 2008, 6, p. 51-67.

RANKOV, Boris. Ships and Shipsheds. In: BLACKMAN, David & RANKOV, Boris (eds.). Shipsheds of the Ancient Mediterranean. Cambridge: University Press, 2013, p. 76-101.

ZANINOVIĆ, Marin. Liburnia militarisOpvscvla Archaeologica, 1988, 13,1, p. 43-67.

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Los viajes de Marco Polo son muy conocidos, pero no siempre se sabe que parte del viaje de regreso de la corte del temible Kublai Khan lo hizo en barco. En el Libro de las maravillas de Marco Polo se recoge parte de él, y aunque siempre debemos tener en cuenta que se puede intercalar la realidad con la ficción por la cantidad de siglos que han transcurrido, parece que hay una historia de tormentas, piratas, naufragios y otra de amor, en la que Marco Polo es el protagonista.

Marco Polo partiendo de Venecia en 1271, en una representación procedente de un manuscrito iluminado de finales del siglo XV. Colección de la Bodleian Library (Oxford).

Sin embargo, la última, la relación que mantuvo con una princesa a la que tuvo que escoltar por mar, no la relata en sus libros …

Ruta del viaje de Marco Polo según fuentes chinas.

Marco Polo en la corte del Khan

Tras permanecer 17 años en la corte mongola, los Polo (Marco, su padre y su tío) decidieron que ya era momento de volver a su tierra, Venecia, pero como el Kahn no estaba muy de acuerdo con esa decisión, Marco Polo se ofreció a escoltar a una princesa mongola a la tierra de su futuro marido, un príncipe persa sobrino del Khan. Y una vez que la dejaran, podían regresar a su tierra natal.

Esta parecía la forma más sencilla de que el Khan les dejara marchar. Pero el viaje hasta Persia duró dos largos años y murieron casi todos los que habían partido de tierras mongolas. Se salvaron los Polo, la princesa y algún miembro mas de la tripulación.

La salida de China

Partieron de Zaiton (Quangzhou) en 1281, con una flota de 14 buques de alta mar con 4 mástiles y 600 personas cada uno, según estimó Marco Polo, y se embarcaron alimentos y pertrechos para dos años.

Según las crónicas, las naves tenían unos 100 pies de largo, remos que requerían cuatro hombres para bogar, así como una docena de velas, probablemente hechas de listones de bambú (Fuente: Mike Edwards, National Geographic, 2001).

Este fue un viaje desastroso y muy duro, ya que de los que embarcaron sólo sobrevivieron ocho. El texto contiene una descripción de las costas del Índico, con información de Ceilán y las costas de Malabar, con fantasías de todo tipo y un interesante apartado sobre el litoral de Arabia y África. En esta última bordearon la costa entre Somalia y Madagascar, haciendo un recorrido similar al que cien años después llevó a cabo la gran armada del navegante chino Zheng He. Pero sobre su regreso Polo proporciona mucha menos información de la que dedica a China.

Marco no dio datos de lo que salió mal en el viaje, pero hay algunas teorías, como que pudieron morir de escorbuto o cólera; otros sugieren que las pérdidas fueron causadas por los nativos hostiles y ataques piratas. En este espantoso viaje marítimo pasó por el Mar de China Meridional hasta Sumatra y el Océano Índico, y finalmente atracó en Ormuz. Allí se enteraron de que Arghun, el prometido de la princesa había muerto dos años antes, de modo que ésta se casó con su hijo, el príncipe Ghazan. En Persia también se enteraron de la muerte de Kublai Khan. Sin embargo, su protección le sobrevivió, ya que con tan sólo mostrar la tablilla de oro que les regaló a modo de salvoconducto, se les abrieron casi todas las puertas.

La princesa y el navegante veneciano

Durante el viaje, que duró dos largos años, Marco Polo entabló gran amistad con la princesa mongola Kokejin (hay variaciones de su nombre, como Kokojin), cuyo nombre significa «Cielo Azul». Parece ser que añoró mucho la travesía en compañía del navegante veneciano, y murió entristecida a los 22 años.

Más información

Marco Polo’s return journey to VeniceFacts and details.

Marco Polo, viajero en la China del siglo XIII. Instituto Confucio.

Nota: la fuente de las imágenes, a excepción de las dos primeras, es el Libro de las maravillas de Marco Polo (Marco Polo, Le Livre des merveilles) publicado en París durante el siglo XV.

 

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Hay mas de leyenda que de verdad en muchos de los tópicos sobre piratas. Posiblemente su vida no fue tan emocionante como ahora nos parece, pero eran intrépidos viajeros, gozaban de su libertad hasta que eran apresados y compartieron un código único que hoy se nos asemeja tremendamente interesante.

El pirata Barbanegra. Fuente Biblioteca Pública de Nueva York

En este blog ya hemos publicado varias entradas sobre este tema (Mujeres piratas, Benito Soto, Amaro Pargo y las reglas del diablo), y algunos titulados del Máster en Historia y Patrimonio Naval han dedicado su blog a estas figuras (Medipiratas y Piratas en el Atlántico).

Dos de las mujeres pirata mas famosas. Fuente: Biblioteca Pública de Nueva York.

A todo ello añadimos aquí una antigua descripción en verso de la famosa isla Tortuga, el lugar emblemático de la piratería en el Caribe.

Descripción de la isla de Tortuga, por Antonio Freyer (1681)

Sale cerca de tierra Isla elevada
cuya forma Tortuga es perezosa,
díganlo quantos siglos ha que nada
sin llegar a la playa deleitosa:
de franceses corsarios governada
al Sur naval, y al Norte peñascosa
en grados veinte está, y treinta minutos
con verdes conchas de sabrosos frutos.

Los expertos opinan sobre la vida de los piratas

María de Sancha, del periódico estadounidense Huffington Post, ha llevado a cabo, con motivo de la quinta entrega de la serie cinematográfica Piratas del Caribe, varias entrevistas con distintos expertos en la materia, entre los que se encuentra la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval.

Rosa de los vientos

Desde aquí hacemos un enlace a este interesante trabajo en español en el que se tratan temas como la presencia de mujeres a bordo, el código de los piratas, la isla Tortuga, los castigos que podían recibir si eran capturados y su bebida mas famosa: el ron, entre otros.

Comienza así:

«La mayoría de los conocimientos que tiene la gente sobre los piratas provienen de la saga cinematográfica de Piratas del Caribe, cuya quinta entrega, La venganza de Salazar, ha llegado a los cines esta semana» (puedes pinchar en la imagen inferior para leerlo entero).

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Texto enviado por Julia D. Granado Martínez, alumna de doctorado de la Universidad de Murcia.

Síntesis. Este canario, que vivió durante la edad de oro de la piratería, refleja como ninguno la vida antagónica que sus protagonistas tuvieron: perseguido por la justicia y alabado por su gente, rico y generoso, duro en la mar y tierno con sus paisanos, esclavista reconocido y defensor de los humildes, ferviente católico y feroz asesino, valiente y abnegado marino que se convierte en pirata, fugitivo con nobleza reconocida, patriota que esconde tesoros en su villa natal, hombre culto que lleva un inventario de sus riquezas. Es una leyenda viva de los mares, que tres siglos después de su muerte se ha convertido en referencia inequívoca para un videojuego.

Introducción

Los relatos de corsarios son bastante desconocidos porque las autoridades del momento no desearon que su actividad fuera conocida. Evidentemente no eran vidas ejemplares y, en numerosas ocasiones, podían llegar a ser delictivas. En la mente de todos, por la imagen cinematográfica que de ellos tenemos, los representamos tuertos, con pata de palo, el loro en el hombro y con su cofre del tesoro, pero la realidad fue más cruda, y en la mayoría de los casos eran auténticos señores, a veces aristócratas, al servicio de algún rey o cacique que se beneficiaban de su actividad para enriquecerse de forma fácil y rápida.

Una imagen de A. Pargo

Una imagen de A. Pargo

Su biografía

Amaro Rodríguez Felipe y Tejera Machado, más conocido como Amaro Pargo fue un corsario y comerciante español, nacido en San Cristóbal de la Laguna (Tenerife), el 3 de mayo de 1678. El apodo de Pargo fue adoptado por la semejanza con el pez de dicho nombre, poderoso nadador, con hocico puntiagudo y que en ocasiones le gusta camuflarse.

La isla canaria en la que nació el pirata

La isla canaria en la que nació el pirata

Tuvo una juventud influenciada por la presencia y el auge de la piratería en la isla, con acantilados propicios para el asalto y refugio de estos bandidos marítimos. La suya era una zona poblada de barcos con bucaneros a la espera del intercambio de productos, y por ella pasaban innumerables rutas de comercio entre Europa y América.

Partida de nacimiento de Amaro Pargo

Partida de nacimiento de Amaro Pargo

Sus actividades

Se embarcó a temprana edad y fue aprendiz de botamen, sirviendo en varias galeras reales hasta que se familiarizó con la profesión, aprendiendo los trabajos propios de un marinero a bordo de diferentes naves como dueño, capitán o maestre.

En 1701 sucede un hecho que marca su destino, embarca como alférez en el buque Ave María, apodado “La Chata”, que fue abordado por piratas, y ya demostrando su valentía, aconseja al capitán que simulen una rendición para iniciar una batalla de la que resultan victoriosos. En agradecimiento, el capitán regala a Amaro su primer barco, con el que comienza sus fructíferas actividades, entre otras, el comercio de esclavos africanos. Vendió y comerció con ellos, utilizándolos después para las plantaciones de América o algunos ingenios azucareros de las Islas Canarias.

ingenio azucarero

Las fuentes de la época se hacen eco de su bondad, pese a su oficio de pirata. Es decir, saqueaba dentro de un orden, sus principales armas eran el engaño, para acercarse a los navíos sin levantar sospechas, y el coraje para emprender el abordaje. Destacó también como un ferviente devoto y fue solidario con su gente, destinando parte de sus botines a los más necesitados. Preocupado por la situación económica de los pobres en el siglo XVIII, participó en una de las sesiones del Cabildo (Tenerife), solicitando un nuevo tipo de moneda que mejorara el problema que presentaba la sociedad de la época (introducción de los cuartos y los ochavos bajo la estimación de 4 y 2 maravedíes, para limosnas).

amaro

Tras entregar su vida al mar y medirse en batallas de altura, incluyendo al famoso pirata Barbanegra, obtuvo una inmensa fortuna compuesta por más de 900 fanegas de tierras, sesenta casas, quince heredades de viña, tributos monetarios y de trigo, además de valiosas joyas y gran cantidad de dinero. Cuenta la leyenda que escondía un gran tesoro en la isla, que aún no ha sido encontrado. A ello se debe el constante saqueo de su casa en Machado (El Rosario, en Tenerife) para abrir ese cofre, en el que supuestamente guardaba documentos, joyas, piedras preciosas, porcelanas, etc. Tesoro que parece ser que tenía catalogado en un libro forrado en pergamino, marcado con la letra D, del que tampoco hay rastro.

Ruinas de la casa natal de Amaro Pargo

Ruinas de la casa natal de Amaro Pargo

Perseguido por la justicia, siempre consiguió esquivarla. En una ocasión fue detenido por los oficiales de la Casa de Contratación de Cádiz, por impedir la revisión de su navío. No obstante, obtuvo el título de noble, consiguiendo la real certificación de Nobleza y Armas, en Madrid el 9 de enero de 1727.

El capitán Amaro Rodríguez Felipe falleció el 14 de octubre de 1747, en la Laguna, y fue enterrado en el sepulcro de sus padres, en el templo de Santo Domingo. La lápida de mármol tiene grabado el escudo de armas de la familia Rodríguez Felipe, y no faltan símbolos característicos que marcaron su vida, como el guerrero saliente con armadura, los puñales y los cañones, y como no, a los pies del sepulcro, una calavera guiñando el ojo derecho y las dos tibias cruzadas.

Lápida de Amaro Pargo

Lápida de Amaro Pargo

Protagonista de un videojuego

La historia del corsario Amaro Pargo está más viva que nunca, ya que el videojuego Assasin´s Creed IV Black Flag, versa sobre la edad de oro de los piratas, y en él destaca como figura de referencia. Aunque los productores utilizan su vida y su obra para caracterizar al protagonista, le dan un nombre distinto.

Esta compañía francesa de videojuegos ha patrocinado la exhumación de los restos de Amaro Pargo, llevada a cabo a finales del pasado 2013, y cuenta con la colaboración de la Universidad Autónoma de Madrid, para realizar un estudio y pruebas de ADN. Se pretende que, a través de los análisis de sus restos, se puedan relatar más aspectos de su apasionante historia (se pueden encontrar más datos a este respecto en el vídeo que aparece abajo).

Procedimiento de exhumación de los restos del pirata

Procedimiento de exhumación de los restos del pirata

Mini documental muy interesante (5′)

Más información

Amaro Pargo, corsario de las Canarias.
Assasin´s Creed IV Black Flag Web Ubisoft

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Dibujo de Benito Soto

Autores: Patricia Piña Giménez y Santiago Pastor García

Esta es la historia de un pirata español, sagaz, aventurero y sanguinario, un relato envuelto en un halo de leyenda, comparable al mismísimo Davy Jones (demonio legendario que se adueña de los marineros caídos al mar, protagonista de leyendas contadas por marineros y piratas, y de famosas novelas como “La Isla del Tesoro”, “Moby Dick”, o “El Rey Peste”, de Edgar Allan Poe).

Benito Soto Aboal, nacido en Pontevedra en el año 1805, comenzó siendo un marinero de la costa gallega, a la temprana edad de 17 años se enroló en el bergantín brasileño El Defensor de Pedro, que se dedicaba al tráfico de esclavos. Estando en 1823 en costas africanas, Benito Soto lleva a cabo un motín contra su capitán Pedro Mariz de Sousa Sarmento, con el grito: ¡abajo los portugueses!. Ya con el control de la nave Benito ordena encerrar y posteriormente asesinar a su mayor cómplice en la revuelta, eliminando por tanto la competencia de cara al control de la capitanía, demostrando así su carácter frío y calculador.

A partir de este momento da comienzo la historia de quien será conocido como el “último pirata del Atlántico”. Como capitán de El Defensor de Pedro, Benito Soto se dedicó a surcar los mares destrozando y saqueando todo lo que encontraba en su camino, especialmente barcos ingleses, convirtiéndose en un pirata temido en el Atlántico.

Su primera víctima fue la fragata mercantil británica Morning Star, que fue saqueada y casi la totalidad de su tripulación asesinada. Tras ello se dirigiría al norte, hacia las Azores. En dicho trayecto, entre otras, se encontró con el Topacio, de bandera norteamericana, que llegaba cargado desde Calcuta, y que fue saqueado y quemado tras ejecutar a la tripulación.
Entretanto el Defensor de Pedro fue pintado de negro y rebautizado por el Capitán Soto como La Burla Negra.

Su siguiente víctima aparecería cerca de las Islas Canarias: la fragata Sunbury, que fue saqueada y hundida, habiendo sido ejecutados previamente sus tripulantes.

Tras ello La Burla Negra se redirigió hacia las Azores, abordando en su camino dos barcos portugueses, uno proveniente de Rio de Janeiro del cual se desconoce el nombre, y el Cessnock, ambos abordados de modo especialmente sangriento y cruel. Después sería asaltado de nuevo un buque británico, el New Prospect, cuya tripulación sufrió la crueldad extrema de Benito Soto y de su segundo hombre a bordo, Víctor Barbazán, marinero francés rebautizado por el capitán por un nombre más gallego.

Habiéndose hecho con un tesoro considerable gracias a sus exitosos abordajes, la tripulación de La Burla Negra decidió dirigirse a A Coruña, tomando el capitán Soto la decisión de deshacerse de tres de sus hombres por considerarlos poco leales. Ya en tierra, un tripulante se hizo pasar por el capitán del Defensor de Pedro y consiguió vender las mercancías robadas en la travesía.

Rumbo de la expedición de B. Soto

Finalmente La Burla Negra se dirigió hacia Cádiz con el objetivo de deshacerse del barco y disfrutar del botín acumulado en sus travesías, pero un golpe de mala suerte hizo que el vigía confundiera el faro de la Isla de León con el de Tarifa, encallando finalmente a poca distancia de Cádiz. Tras ser descubiertos, algunos de los tripulantes son capturados y ahorcados, logrando escapar Benito Soto, que llegó finalmente hasta Gibraltar, donde fue apresado por los ingleses y condenado a morir en la horca acusado de 75 asesinatos u órdenes de asesinato comprobados y 10 embarcaciones saqueadas y/o hundidas. Así, el 25 de Enero de 1830, moría ahorcado Benito Soto a sus 24 años de edad. Con él moría “el último pirata”, “el capitán de la Burla Negra”, el responsable de una serie de acciones de piratería que se ubicaban de forma tardía en el tiempo y que lo convirtieron en uno de los personajes más famosos de su época.

José de Espronceda, el autor de la canción del pirata

Cabe mencionar ciertas leyendas sobre este personaje, como la que cuenta que antes de su último viaje, escondió en La Casa del Pitillo, edificio histórico de Pontevedra, parte de su tesoro. También parece ser que la famosa “Canción del Pirata” de José de Espronceda, contemporáneo de Benito Soto, se la dedicó a éste.

La famosa canción del pirata, de Espronceda

Bibliografía

– CASTROVIEJO, José Mª. La burla negra. Madrid: Ed. Magisterio Español, 1973.
– MERINO, José Mª. Leyendas españolas de todos los tiempos. Madrid: Ed. Siruela, 2010.
– MUÑOZ LARA. Aurora. El último corsario del Atlántico (2010).
– PÉREZ REVERTE, Arturo. Un pirata de verdad (2006).

Webgrafía

• Blog Pensamientos y mas cosas. Benito Soto, el último pirata.
Tercioss Blog. Curiosidades y anédoctas de la Historia.

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Autoras: Ángela Mayor Lara y Esther Paterna Navarro

«En nuestro siglo XVIII el hogar era todavía considerado como el sitio ideal para la mujer, y resultaba demasiado escandaloso el hecho de que los viajeros del mar estuviesen expuestos a morir decapitados a manos de una mujer». (PHILIP GOSSE)

La historia de Mary Read y de Anne Bonny, tal y como la relató Daniel Defoe (el autor de la archiconocida novela Robison Crusoe), resulta tan turbulenta, rocambolesca y tragicómica que, la verdad, parece increíble; y, sin embargo, es cierta. Y además debemos decir que no hay una historia de piratería que prescinda de contar las peripecias a las que tuvieron que hacer frente Mary Read y su compañera Anne Bonny, aunque todas ellas se limitan a reproducir el texto original de Defoe, Historia General de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, y muchas se han demostrado incapaces de ir más allá.

La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación. Pero si una época debe resaltar sobre el resto por el auge de ésta, esa es la de la Modernidad. Desde mediados del S. XVII hasta la primera parte del S. XVIII, es cuando encontramos a nuestras protagonistas, dos mujeres, dos piratas, que fueron capaces de vivir en un ambiente “de hombres”, dentro del cual no sabemos ciertamente si fueron aceptadas o no.

Ninguna de las dos había tenido una vida fácil. Ambas eran hijas ilegítimas, cosa que marcaría mucho sus vidas.

Mary Read

Mary desde su infancia se vería obligada a vestir como un niño y a aparentar serlo, ya que su madre, al haber perdido a su primogénito, convencería a su suegra de que Mary era ese nieto para que así les concediese una pensión.

Pasó toda su adolescencia intentando omitir su figura femenina. La mala situación económica que atravesaba provoca que Mary, inmersa en el papel de un hombre, se enrole en la Marina inglesa con el nombre de Mark. Más tarde, marchará a Holanda y se alistaría en la Infantería, seguidamente pasará a formar parte de la Caballería. Las cosas iban bien hasta que se enamoró del apuesto camarada Flemming, con quien se casaría y montaría una taberna, ya retirados los dos de la Caballería.

Pero no podría ser todo tan sencillo para ella porque poco tiempo después su marido murió y ella regresaba al ejército holandés, en el que la actividad entonces era muy baja, por lo que Read decidiría partir hacia las Indias Occidentales, en busca de más acción.

Anne Bonny

Anne Bonny, a diferencia de Mary, fue una chica rebelde, violenta y aficionada al sexo, y no tendría que hacerse pasar por hombre hasta que no conociera a John Rackham. Ella había sido expulsada de su casa muy joven, debido a su mal comportamiento, y había contraído matrimonio con el marinero Bonny, de quien más tarde tomaría el nombre, y junto a él había llegado hasta Nueva Providencia , lugar donde fundarían un mesón. En él, al servicio de los piratas, conocería a Rackham, apodado como “El Hortera”. Así, se vistió de hombre y huyó con él. Embarcada en el bergantín comenzó entonces su vida como pirata.

J. Rackham

Encuentro en el Caribe

El devenir de ambas mujeres se cruza en Nueva Providencia, en el momento en el que Anne Bonny y Rackham, tras un periodo de inactividad, deciden volver a la piratería y reclutan a un grupo de hombres desesperados, entre los cuales se encontraba Mary Read, aún disfrazada de varón.

Bonny, que seguía llevando también ropas masculinas, se encaprichó del marinero Read. Al comprender Mary Read estas intenciones se sinceró con ella y le hizo saber que era mujer. Las féminas entonces se hicieron íntimas y este comportamiento generaría un ataque de celos en Rackham, a quien finalmente terminarían confesándole el secreto que guardaban. Si llevar una mujer a bordo resultaba peligroso, dos podía ser mortal, con lo cual, él también escondería la verdad.

El desarrollo de la travesía, que parece más propia de un crucero de placer que de una navegación pirata, acabó mal. Una nave británica capturó la nave de Rackham en noviembre de 1720. El 28 de ese mismo mes un tribunal del Almirantazgo, reunido en la localidad jamaicana de Santiago de la Vega, juzgó a la tripulación. Todos fueron condenados a ser ahorcados, incluido las dos mujeres. De hecho que Anne y Mary fueran mujeres resultó ser un agravante, y más en una sociedad que no podía asimilar que a aquellas dos mujeres les encantase ese modo de vida, como ellas afirmaban. Pues Mary, en muchas ocasiones, aseguró que si la piratería no existiera, el mar se llenaría de ladrones cobardes y los mercaderes no embarcarían ningún bien; es decir, que ante sus palabras, cualquier economista liberal suscribiría la clara idea de que el comercio mundial se paralizaría y la economía se iría al traste sin los bandidos náuticos.

El cumplimiento de la sentencia de estas dos mujeres se postergó, pues ambas estaban embarazadas, determinando que se las colgaría después del parto. Sin embargo, Mary contraería una enfermedad y moriría en prisión; Anne, por otro lado, sobrevivió a la epidemia, dio a luz en prisión y nunca subiría al patíbulo, porque su padre, antiguo abogado y rico plantador, tenía unos cuantos amigos influyentes en Jamaica y logró aplazar la ejecución una y otra vez.

Como hemos afirmado anteriormente Defoe no fantaseó, pero la verdad es que exageró muchísimo. Con las actas del juicio podemos comprobar que buena parte de lo narrado por el escritor, fue potenciado, sobre todo en lo que hace referencia al travestismo y a la crueldad; respecto a la cuestión de las vestimentas, no hay duda de que estas piratas vestían de varones, y sobre ello, encontramos diversos testimonios, uno de ellos, declara que Anne y Mary sólo se ponían pantalones a la hora de abordar un barco, mientras tanto cubrían sus cuerpos con faldas y corpiños.

Las actas ponen de manifiesto, pues, un hecho que todos los biógrafos de estas damas, comenzando por el mismo Defoe, han ocultado tozudamente. A saber, que la tripulación estaba al tanto del verdadero sexo de los marineros Read y Bonny.

Las circunstancias y situaciones que rodeaban a los primeros escritos e informaciones que se editan sobre estas mujeres, pudieron censurar consciente e interesadamente todos esos datos que desmontaban el artificio moral de la sociedad burguesa, la única que compraba los libros.

Anne Bonny y Mary Read no fueron las militantes feministas lesbianas que endulzan los sueños de la burguesía progresista, ni las lúbricas furias descocadas de las pesadillas de la burguesía conservadora. Fueron, lisa y llanamente, dos personas que vivieron en un tiempo diferente al nuestro.

Bibliografía

CORDINGLY, David. Mujeres en el mar. Barcelona: Edhasa, 2003.

DEFOE, Daniel. Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas. Madrid: Valdemar, 1999.

DRUETT, Joan. She Capitains. Heroins and Hellions of the Sea. New York: Simon & Schuster, 2000.

EASTMAN, Tamara J. y BOND, Constance. The Pirate Trial of Anne Bonny and Mary Read. Cambria: Fern Canyon Press, 2000.

MANZANERA, Laura. Mujeres Pirata. Clío: Revista de Historia. 2011, núm. 116, p. 72-79.

VALDÉS, Zoe. Lobas de Mar. Barcelona: Planeta, 2003.

VÁZQUEZ CHAMORRO, Germán. Mujeres Piratas. Madrid: Algaba (ed.), 2004.

VÁZQUEZ CHAMORRO, Germán. Anne Bonny y Mary Read. Mujeres Piratas. La aventura de la Historia. 2005, núm. 75, p. 46-50.

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