La civilización romana acuñó distintas monedas a lo largo de su historia. Cuando en una de las caras aparecía un emperador acompañado de su nombre, la identificación era sencilla, pero hubo siglos en los que las figuras que se acuñaban eran dioses, lo que dificultaba mucho saber de qué época eran.
Sin embargo, hubo una serie de monedas denominadas as o aes graves o librales, de época republicana, que se consideran las primeras acuñadas como tales, que en su reverso portaban la proa de una embarcación. En el anverso aparecían distintos motivos, muchos de ellos dioses, dependiendo de su valor. Y esta proa es la que se usa para identificar y diferenciar las monedas de la serie.
Orígenes
Previas a éstas hubo de dos tipos, que se parecían muy poco en la forma de lo que hoy llamamos moneda (que suele ser similar a un disco). Eran las aes rude y las signatum. De estas últimas hemos rescatado dos imágenes que presentan temas marítimos, como un ancla (a la izquierda) y delfines junto a dos tridentes (a la derecha).


No era la primera vez que se elegía la proa de una nave, ya que previamente en Macedonia (al norte de Grecia) se habían acuñado monedas en las que aparecía una embarcación, como las dos que vemos a continuación (en la de la izquierda se puede apreciar la nave acompañada de un texto que identifica a la nación, y a la derecha otra de época de Demetrius I Poliorcetes, del siglo III a. C.).


La serie de monedas romanas con una proa
Las aes graves forman parte del primer sistema monetario romano como tal, que según autores se inició entre los siglos VI y III a.C. La característica común, como ya hemos señalado, es que todas las monedas que forman parte de él, tanto las que son múltiplos de la unidad como las subdivisiones de ésta, portan una proa de nave en el reverso, unas veces sola y otras acompañada de diversas figuras.
La proa parece que era en honor de Cástor y de Pólux, los protectores de la navegación en el mundo romano (en la mitología también eran identificados con el fenómeno conocido como Fuego de San Telmo, especialmente cuando éste era de dos puntas), aunque el motivo también podía ser menos complejo, como por ejemplo para celebrar la pujanza de la armada republicana.
Las aes eran de origen etrusco y Roma las adaptó, como hizo con muchos inventos previos griegos. Eran de bronce y su valor monetario era mayor que el del metal con el que estaba acuñado. Había una moneda central denominada como el sistema, el as, que tenía múltiplos y divisores.
a) Múltiplos. Estas monedas valían 10 (decussis), 3 (tripondius) y dos (dupondius) aes respectivamente. En su anverso llevaban grabado el nombre de Roma. En el reverso una proa acompañada de los numerales X, III y II, que se correspondían con su valor.

b) los aes, la moneda central, que pesaba 12 onzas de bronce y llevaba acuñada la imagen de Jano (el de las dos caras, guardián de las puertas) en el anverso. La proa solía ir sola, aunque a veces llevaba también el nombre de Roma.

c) Los divisores. El grupo estaba formado por cinco monedas que suponían la mitad (semis), un tercio (triens), un cuarto (quadrans), un sexto (sestans) o una doceava (uncia) parte del as. Portaban en su anverso las imágenes de varios dioses según su valor. Comenzando por el semis, que llevaba a Saturno (dios de la agricultura) o a Júpiter (padre de los dioses en la mitología romana), y en el reverso la proa y una letra S.

En el siguiente (triens), aparecía Minerva (diosa de la sabiduría) y a veces también Roma, con el reverso de una proa y la marca de 4 puntos correspondientes a su valor. El quadrans tenía acuñada la imagen de Hércules (el poderoso), portaba la proa y tres puntos en la otra cara.

El sestans festejaba a Mercurio (dios del comercio y del transporte) y llevaba dos puntos acompañando a la proa. Mientras que la uncia solía llevar a Belona (la diosa de la guerra), aunque a veces aparecía igualmente Roma, mientras que en el reverso iban la proa y un punto.

Para concluir
Hubo una serie de monedas con las que Roma comerciaba y que en la época republicana decidieron decorar con una proa, lo que significa que el mar y la navegación eran muy importantes para esta civilización. Estas monedas se acuñaron también en las provincias romanas, fuera de la capital, por lo que hubo variaciones en las imágenes que aparecen en ellas. De cualquier forma, sirven a los arqueólogos para poder datar los yacimientos, ya estén en tierra o bajo el agua, y al resto de los investigadores para saber algo más de lo que el mar y la navegación significaban para esta poderosa cultura.
Más imágenes de monedas romanas
Más información
Aes grave. Blog de numismática. 2009.
CHAVES TRISTÁN, Francisca. Monedas romanas: República. Real Academia de la Historia, 2005.
POOL BURGOS, Alejandro. El aporte del estudio numismático de la moneda romana imperial a la comprensión de la Mitología Clásica. OMNI, Journal of Numismatics, 2015, 9, p. 141-155.
RIPOLLÈS, Pere P. La moneda romana imperial y su circulación en Hispania. Archivo Español de Arqueología, 2002, 75, 185-186, p. 195-214.
VÁZQUEZ HOYS, Ana Mª. La moneda romana. 2006.
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[…] se ha podido averiguar que tenía unos 32 mm y su peso era de unos 45 gramos. Se traba de un as, aunque la corrosión no permite que se vea muy claro de qué […]
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