Aunque ahora suene extraño, hace muchos millones de años, el territorio de la actual península ibérica estaba en el fondo del mar y cerca del polo sur. Esto lo sabemos no sólo por las investigaciones teóricas llevadas a cabo, sino porque hay evidencias de ello, y son restos fósiles marinos.

Están por otros muchos lugares, pero en un pequeño pueblo de Salamanca, en España, han dado importancia a estos testimonios, los fósiles. Viendo estos restos es fácil entender la presencia de los mares antiguos en plena meseta castellano-leonesa. Vamos a conocerlo.

La formación continental
Los niveles del mar durante el Ordovícico (hace unos 480 millones de años) fueron uno de los más altos que la Tierra haya experimentado. El enorme continente de Gondwana, del que Europa formaba parte, estaba situado sobre el Polo Sur, por lo que había muchas capas de hielo en ese momento. La congelación y descongelación de las aguas causaron cambios repetidos que inundaron y desecaron grandes zonas. A partir de aquí algunas partes de los continentes emergieron y otras se sumergieron. Todos los animales que vivían entonces eran marinos, ya que el oxígeno de la atmósfera era muy escaso. Cuando morían, sus restos se acumulaban en el fondo del mar. En el momento en que la zona de la Península emergió, los fósiles formaban ya parte del suelo.
Un pueblo castellano que adornaba sus casas con fósiles marinos
El lugar se llama Monsagro y es el único pueblo cuyos habitantes han decorado las fachadas de sus casas con fósiles marinos. Los lugareños usaron piedras que estaban en la cima de las montañas cercanas (elevaciones de la Sierra de la Peña de Francia), que contenían estos fósiles, aunque hasta hace poco tiempo ignoraban su gran antigüedad.

Incluso se llegaron a usar a modo de escudos sobre las puertas, mientras que otras veces adornaban muros y fachadas. Resulta que esta curiosa decoración estaba compuesta de restos de animales marinos que vivieron hace millones de años.

Los fósiles marinos encontrados
Los más conocidos son los trilobites, y también hay varios tipos de gusanos marinos. Igualmente se hallan restos de su paso por el fondo del mar, como galerías verticales que se utilizaban de morada (Skolithos), y estructuras con forma de cono (Daedalus). También se encuentran los ripples, que son ondas que el paso del agua dibujó en la arena del fondo y que ahora, tras un largo proceso geológico, aparecen marcadas en piedra (roca sedimentaria).




También se pueden ver por todo el pueblo rocas que portan las cruzianas, que son los rastros fósiles de los movimientos de estos animales prehistóricos.

Actividades de difusión de su patrimonio geológico único
En esta localidad se ha diseñado una ruta de las Huellas Fósiles. Es un itinerario que identifica y explica cómo son las evidencias de los distintos organismos marinos que están visibles en las rocas que adornan las casas, calles y fuentes de este pueblo.
También hay un centro de interpretación, denominado «Museo de los mares antiguos». Ofrece un recorrido por las diferentes eras geológicas, en las que aparecieron y se desarrollaron los animales marinos, que luego dejaron los rastros fósiles de la zona.

Ofrecen igualmente un recorrido usando técnicas de realidad virtual que permite adentrarse en el lecho marino y llegar a sentir que se está en el fondo del mar, rodeado de numerosas especies paleozoicas.
Para acabar
Este pueblo en plena meseta castellano-leonesa ofrece una visión excepcional y única de los restos más antiguos de Patrimonio marítimo natural conocido. Sus vecinos han integrado en su tradición arquitectónica el valor estético aportado por las pistas y huellas fósiles de hace millones de años, así como ciertas estructuras sedimentarias que proceden en su totalidad de bloques sueltos acumulados que se depositaron en las montañas adyacentes.
Ahora, gracias a un patrimonio geológico excepcional compuesto de fósiles y restos marinos, podemos saber con certeza que Iberia, en épocas geológicas pasadas, se localizaba en un hemisferio distinto al actual y que estaba, curiosamente, cerca del polo sur.
Más información
MARTÍNEZ-GRAÑA, Antonio Miguel, et al. La “Ruta de las huellas fósiles” (Monsagro, Salamanca): un ejemplo de iniciativa geoturística aplicada al desarrollo rural. Geogaceta, 2017, 62, p. 115-118.
RÁBANO, Isabel; GUTIÉRREZ MARCO, Juan Carlos y SÁ, Artur A. Yacimientos excepcionales de trilobites del Ordovícico ibérico. Memorias Real Sociedad Española de Historia Natural, 2014, 12, p. 47-58.
ZAMARREÑO DOMÍNGUEZ, Juan Carlos. Eras de Monsagro: un espacio cultural a proteger. Estudios Mirobrigenses, 2023, 10, p. 319-344.
