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Archive for the ‘– Curiosidades’ Category

La historia naval de la primera mitad del siglo XX es muy distinta a la de épocas anteriores. Dos guerras mundiales protagonizaron un panorama que inicialmente se presentaba como halagüeño. Son múltiples los acontecimientos que tuvieron lugar en el período de entreguerras. Por ello vamos a ir explicando en sucesivas entradas algunos de los más impactantes, y no sólo porque en ellos se ganaran o perdieran batallas navales, sino porque el desarrollo de los hechos fue distinto y se sucedieron acciones relevantes dignas de ser conocidas fuera de los ámbitos bélicos.

SMS Moltke en Scapa Flow (B. Forbes Collection). Fuente

El fin de la flota alemana de la I Guerra Mundial

Esta semana dedicamos la entrada a tratar uno de los hechos más sorprendentes que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial (I GM). Sucedió en el puerto de Scapa Flow (Islas Orcadas, al norte de Gran Bretaña). Esta localidad era la base de la flota británica y tras firmarse el tratado de paz por el que Alemania perdía la guerra, se acordó que ésta entregaría toda sus buques de guerra.

Imagen de época de Scapa Flow en la que se pueden ver algunos de los buques alemanes. Fuente

Así, en las afueras del puerto estaban reunidos más de 70 buques alemanes, tripulados por una pequeña parte de la dotación habitual, a la espera de que los responsables de los países aliados decidieran su destino y cómo se iban a repartir entre los vencedores. Entre ellos había 10 acorazados, 13 cruceros y 44 destructores.

Localización de la flota alemana retenida en Scapa Flow. Fuente

Como esta decisión tardó en llegar, a la flota alemana allí reunida le dio tiempo a reaccionar, y ante la mirada atónita de los marinos ingleses, los tripulantes germanos decidieron hundir sus propios barcos para evitar que cayeran en manos de los que ellos consideraban sus enemigos. A la orden de «Párrafo once. Confirmar», el 21 de junio de 1919, fueron hundidos casi todos, aunque los británicos consiguieron salvar unos cuantos. No era la primera vez que un hecho así acontecía (ni tampoco la última), pero sí que fue la mayor pérdida de barcos en un solo día ocurrida hasta ese momento.

Situación de algunos de los buques más grandes de la flota alemana retenida en Scapa Flow. Fuente

Pero esta historia verídica no acaba aquí. Años después los restos de los buques fueron izados del fondo. Durante las décadas de 1920 y 1930, muchos de los barcos fueron rescatados por contratistas comerciales, posteriormente desguazados y vendidos como chatarra. Los siete barcos hundidos que quedaron están clasificados como monumentos o sitios arqueológicos de importancia nacional que reciben protección.

Material para submarinos de la II Guerra Mundial

Triste fin que tendría un diabólico uso cuando Hitler adquirió parte de esos restos para fundirlos y con ellos poder construir los famosos U-boats, los submarinos que volaron más barcos aliados que ninguna otra máquina de guerra. Uno de ellos, que se supone hecho con algunos de los restos de la flota alemana de la I GM, el U 47, entró en el puerto donde años atrás estuvo retenida la flota germana y hundió uno de los barcos británicos allí fondeados, el acorazado HMS Royal Oak, que además era uno de los pocos que había sobrevivido a la batalla de Jutlandia (I GM).

Más información

ÁLVAREZ, Jorge. Cómo Alemania hundió toda su flota al final de la I Guerra Mundial. La Brújula Verde, 2020.

HEATH, Kevin, et al. Scapa Flow Underwater Salvage Sites Survey: Phase 2 Report. 2019.

KONSTAM, Angus. Scapa Flow: The defences of Britain’s great fleet anchorage, 1914-45 [Fortress title 85]. Osprey Publishing 2009.

MARDER, Arthur. From the Dreadnought to Scapa Flow: Volume II: To The Eve of Jutland 1914-1916. Seaforth Publishing, 2014.

McCARTNEY, Innes. SCAPA 1919: The Archaeology of a Scuttled Fleet. Bloomsbury: Osprey. 2019.

MOLLÁ AYUSO, Luis. El tesoro de Scapa FlowRevista General de Marina, 2018, 274, 1, p. 17-29.

OXLEY, Ian. Scapa Flow and the protection and management of Scotland’s historic military shipwrecks. Antiquity, 2002, 76, 293, p. 862-868.

VAN DER VAT, Dan. The Grand Scuttle: The Sinking of the German Fleet at Scapa Flow in 1919. Edinburgh: Birlinn Limited, 2012.

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Les informamos que el plazo para realizar la pre-inscripción en el curso de la Universidad de Murcia sobre Patrimonio Marítimo, patrocinado por la Unión Europea, está abierto y acaba el día 10 de enero. Para pre-inscribirse sólo debe entrar en la aplicación CASIOPEA y rellenar los campos solicitados. Se puede encontrar más información en la barra lateral de este blog o en la web Maritimum.

Aprovechamos estas fechas cercanas al día de Reyes para ofrecer un relato marítimo que fácilmente puede considerarse un cuento, para trasladar también a los más pequeños ese interés por el pasado que compartimos.

En un museo ruso se halló, a principios del siglo XX, un texto egipcio de enorme interés, que había pasado desapercibido hasta ese momento. Relata lo acaecido a un marinero que perdió su embarcación y a su tripulación cumpliendo una misión oficial. Está lleno de historias fantásticas que son identificables con algunos mitos de hace miles de años, pero lo más interesante es que especifica hechos vinculados con la navegación que son de mucho interés, a pesar de que la historiografía tradicional apenas los ha tenido en cuenta.

Nave hallada en la tumba de un sacerdote en Saqqara (2018). Fuente: Europa Press

En el pasado, un marinero egipcio de la época faraónica tuvo que navegar por alta mar para cumplir una misión y su nave naufragó. Consiguió salvarse y llegó a una isla mágica. El texto relata el viaje, el naufragio, los acontecimientos vividos en la isla perdida y su vuelta al puerto desde el que partió.

La salida

La embarcación utilizada era bastante grande y, según lo que se cuenta, era adecuada para la navegación marítima. Tenía más de 62 metros de eslora por unos 21 de manga y contaba con una tripulación de ciento veinte hombres, que eran de los mejores de reino, capaces de prever la climatología más adversa: «ellos observaban el cielo y la costa, eran más valientes que leones, predecían un vendaval antes de que llegara y una tormenta antes de que se formase».

Barco egipcio del época faraónica en una pintura mural de la época

En aquellos momentos la navegación por el mar Rojo era, según el relato, el medio más empleado para llegar hasta Punt. Actualmente sabemos que se partía del valle del Nilo y se embarcaba en el puerto marítimo a través de Mersa Gawasis.

Localización del puerto de Mersa Gawasis. Fuente: Lucarini, 2020

El destino

El faraón mandó la nave a Bia, un topónimo impreciso que hace referencia a tierras ricas en minerales y piedras para construir edificios. Se suele identificar con el Sinaí y también se relaciona directamente con Punt (que pudo localizarse en diversas zonas como Sudán, Norte de Etiopía, Eritrea, Sureste de Arabia o Yemen).

La tormenta y el naufragio

Ya en alta mar aconteció una fuerte tormenta, se levantó el viento y padecieron olas de más de cuatro metros. En poco tiempo el barco se hundió, el narrador se dio un golpe con el palo mayor, se agarró a un madero y las olas lo arrastraron a la playa de una isla. Cuando despertó se dio cuenta de que todos sus compañeros habían perecido. Pasó tres días solo, durante los que se hizo una pequeña choza para dormir. Cuando fue a buscar algo de comida halló uvas, todo tipo de verduras y frutas, higos de sicomoro maduros y verdes, pepinos «como si hubieran sido cultivados», peces y patos. Buscó leña y con ella encendió una hoguera.

Al poco tiempo oyó un ruido enorme, que atribuyó a las olas del mar chocando contra la costa, y notó temblores, hasta que se dio cuenta de que se acercaba una serpiente de unos 15 metros, que llevaba una barba de más de dos, su cuerpo estaba recubierto de oro y sus cejas de lapislázuli.

Dibujo de una nave egipcia obtenida de una pintura mural. S. XVI a.C. Fuente

Al principio la serpiente parecía amenazadora, pero tras escuchar al náufrago se calmó e incluso quiso consolarlo. Le profetizó que tras cuatros meses llegaría un barco a la isla que lo llevaría a su tierra. Y según narra la historia, así ocurrió. La serpiente terminó diciéndole que era el rey de Punt y le ofreció muchos regalos para su soberano, tales como monos, incienso y resinas. A cambio sólo le pidió que hablara bien de ella.

Breve análisis

El vocabulario que emplea el texto es asequible y la sintaxis relativamente sencilla, lo que hace que se denomine cuento y también suele ser el primer texto literario con el que se enfrentan los estudiantes de la lengua egipcia clásica. Y esta sea posiblemente la razón por la que desde el mundo científico se le ha prestado tanta atención a este relato, aunque apenas a la faceta marítima que ofrece.

La observación del cielo y el reconocimiento de la línea costera del mar, la descripción de las cualidades destacadas en la tripulación, las medidas tan concretas de la nave, así como hacer referencia a olas de más de cuatro metros de altura son circunstancias propias del medio marino, lo que nos hace suponer que el autor era navegante o conocía de cerca cómo eran las circunstancias que lo rodeaban.

Para acabar

El documento puede fecharse durante la dinastía XII (siglo XIX a.C.). Fue redescubierto en el Museo de San Petersburgo por W. Golénischeff, a principios del siglo XX, aunque actualmente se encuentra en Moscú. Se le denomina «San Petersburgo 1115», pero es más conocido como el «papiro Golénischeff».

Este contenido del texto está muy vinculado con la expedición que siglos después llevaría a cabo una mujer faraón, Hatshepsut, de la que existen pinturas murales bastante detalladas, en las que se pueden apreciar los productos que consiguieron y también rasgos característicos de los habitantes de regiones extranjeras. Sin embargo, esa es otra historia que pronto abordaremos.

Más información

BAINES, J. Interpreting the Story of the Shipwrecked Sailor. Journal of Egyptian Archaeology, 1990, 76, p. 55-72.

BARD, Kathryn A. & FATTOVICH, Rodolfo. Spatial use of the Twelfth Dynasty harbor at Mersa/Wadi Gawasis for the seafaring expeditions to PuntJournal of Ancient Egyptian Interconnections, 2010, vol. 2, no 3, p. 1-13.

BLACKMAN, A.M. Middle Egyptian Stories. Bibliotheca Aegyptiaca II, Bruselas 1932, p. 41-48.

GALÁN ALLUÉ, José Manuel. Cuatro viajes en la literatura del Antiguo Egipto. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000.

GOLÉNISCHEFF, W. Le conte du naufragé. Bibliothèque d’Étude II, El Cairo, 1912.

GOLÉNISCHEFF, W. Les papyrus hiératiques nos. 1115, 1116A et 1116B de l’Ermitage impérial à St-Petersbourg. San Petersburgo 1916, lám. 1-8.

LOPRIENO, A. The Sign of Literature in the Shipwrecked Sailor. In VERHOEVEN, U. & GRAEFE, E. (eds.). Religion und Philosophie im Alten Ägypten. Lovaina 1991, p. 29-46. Orientalia Lovaniensia Analecta 39.

LUCARINI, Giulio; BARCA, Donatella & MANZO, Andrea. The provenance of obsidian artefacts from the Middle Kingdom harbour of Mersa/Wadi Gawasis, Egypt, and its implications for Red Sea trade routes in the 2nd millennium BC. Quaternary International, 2020, 555, p. 85-95.

MANUELIAN, Peter der. Interpreting ‘The Shipwrecked Sailor’. In GAMER-WALLERT, I. & HELCK, W. (eds.). Gegengabe. Festschrift für Emma Brunner-Traut. Tübingen 1992, p. 223-233.

ZAKI, Hesham Ezz Eldin. Some Commentaries on Encountering the Snake in Tale of the Shipwrecked SailorJournal of Faculty of Tourism and Hotels-University of Sadat City, 2018, 2, 2.

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Hay tradiciones milenarias que integran relatos de muchos lugares y que hoy se han convertido en una tradición consolidada. Sin embargo, sus orígenes son difíciles de identificar de manera inequívoca, como es el caso del patrón de los navegantes, San Nicolás, que con el paso de los siglos ha dado lugar a la conocida figura de Santa Claus o Papa Noel. En España no se le considera así, ya que desde el siglo XVIII es San Telmo, pero en otros muchos lugares sí. Vamos a conocer algo de la historia de San Nicolás y su vínculo con el mar, también trataremos su relación con el actual Papa Noel.

Una imagen de San Nicolás

Acerca del santo

Había nacido en Asia Menor a fines del siglo III. Fue obispo en la ciudad de Myra (o Mira, en Turquía) y terminó siendo capturado por los soldados romanos que perseguían el cristianismo, hasta que la reforma del emperador Constantino le dio libertad.

San Nicolás murió un 6 de diciembre, en los años centrales del siglo IV. El emperador Justiniano construyó una iglesia en Constantinopla en su honor dos centurias más tarde y su devoción se hizo popular en todo el mundo cristiano. En plena Edad Media, en concreto en el año 1087, sus restos fueron trasladados desde Mira hasta Bari (Italia). Posiblemente por este hecho, en la parte Este del Mediterráneo se conoce como San Nicolás de Bari y en la oriental es San Nicolás de Mira.

Representación de San Nicolás en una vidriera. Fuente

El patrón de los navegantes

Es el patrón de los marineros, comerciantes y viajeros, entre otros, en muchos lugares del Mediterráneo, Mar Negro y Mar del Norte. Cuentan las leyendas que cuando una fuerte tormenta amenazaba la vida de unos navegantes, éstos empezaron a rezar a Dios para que el obispo Nicolás los salvara. Según el relato, el santo apareció sobre el barco, y tras bendecir el mar, éste se calmó. Segundos después desapareció.

Alegoría de la leyenda que relata cómo San Nicolás salvó un barco en plena tormenta, tras ser invocado por sus tripulantes

Igualmente existe una antigua tradición cristiana en Oriente, según la cual los navegantes que surcaban tanto el mar Egeo como el Jónico se orientaban con la “Estrella de San Nicolás” y cuando se deseaban buen viaje decían “Que San Nicolás lleve tu timón”.

La onomástica

La celebración coincide con la fecha de su muerte, el 6 de diciembre. Es patrón de diversos países como Grecia, Rusia y Turquía, regiones como Nápoles y Sicilia en Italia, u otros en Francia como la Lorena; ciudades de Italia, Alemania, Austria y Bélgica, otras de Holanda, como Campen, Corfú (Grecia), Friburgo (Suiza) y Moscú (Rusia).

En países como Bulgaria, el Nikulden, o Día de San Nicolás, es una de las fiestas más importantes y respetadas. Se representa como el señor de los mares, las aguas y los vientos, al que se le atribuye una fuerza sobrenatural.

San Nicolás salvando un barco, obra de Fra Angelico (1437). Museos Vaticanos.

También es patrono de los panaderos y de los niños, entre otros. Por eso, San Nicolás ha servido de inspiración para la popular figura de Papá Noel, el personaje legendario que lleva regalos a los pequeños la noche de Navidad. El hecho de ser el santo protector de la infancia y su generosidad cuando vivía en su tierra natal, unidos a que se le representa como un orondo señor mayor con barba, hicieron que sobre este personaje fuera tomando forma la imagen de Papa Noel que conocemos. En algunos países europeos acostumbran a hacer a San Nicolás proveedor secreto de regalos para los niños el 6 de diciembre, el día que la iglesia celebra su fiesta; con el paso del tiempo, en los Estados Unidos y en otros países se ha terminado identificando con Santa Claus. Así, su figura se ha hecho casi universal.

Iglesia de San Nicolás o de los marineros. San Petersburgo (Rusia)

San Nicolás vive en España

Existen otras diferencias, además de que uno fue un personaje histórico y el otro no. En los países europeos que celebran el día de San Nicolás, éste llega desde España. Se supone que vive en Madrid y que se dirige al puerto de Alicante para embarcar allí con destino a los países que lo esperan. Papa Noel vive en Laponia y dirige un trineo con renos, mientras que San Nicolás llega en barco para ofrecer regalos a los niños.

Relieve que representa al santo salvando a los marineros de una tempestad. Tímpano de la capilla de San Nicolás en la catedral de Worms (Alemania). Fuente

Desde tiempos remotos se invocaba a las deidades marinas como Poseidón o Neptuno para la protección de naves y de sus pasajeros en un Mediterráneo embravecido por las tormentas invernales. Con la llegada del cristianismo la figura de San Nicolás terminó asumiendo este papel. Hoy más de dos mil templos de todo el mundo llevan su nombre.

Más información

CASTIÑEIRAS, Manuel. Iconografia e culto di San Nicola nella sponda occidentale del Mediterraneo (XI-XIII secolo)”. En: I Santi venuti dal mare. Atti del V Convegno Internazionale di Studio (Bari-Brindisi, 14-18 dicembre 2005). Bari, 2009, p. 131-154.

DE ANDRADE, Alonso. Vida y milagros de S. Nicolas el Magno, arzobispo de Mira, patron de la ciudad de Bari. A costa de don Pedro Ioseph Alonso y Padilla, 1750.

POZA YAGÜE, Marta. San Nicolás de Myra o San Nicolás de BariRevista digital de iconografía medieval, 2011, 3, 6, p. 83-90.

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El cuartel de santabárbara, o simplemente la santabárbara, era como se llamaba antes al pañol o compartimento del barco en el que se colocaban los explosivos (sobre todo la pólvora), metralla y resto de materiales necesarios para poner en marcha la artillería. Otro nombre con el que se conoce es polvorín. Durante la travesía iban allí hasta que se necesitaban.

Detalle del enfrentamiento naval en el estrecho de Gibraltar

Siempre se localizaba en un sitio recóndito y también seguro, por lo general estaba en el centro del buque, en la parte más profunda y cerca del palo mayor, con el fin de resguardarla y que el enemigo no la alcanzara.

Parece que el pañol de las municiones estaba bajo la advocación de esta santa, por lo que se ponía su nombre solicitando la protección, ya que es donde se encierra el mayor peligro para la tripulación y para la nave.

Proyectiles utilizados en un cañón naval. Fuente

Santa Bárbara, la patrona

La historia se remonta al siglo III, en Asia Menor, donde vivió una chica llamada Bárbara que sufrió hasta la muerte por sus creencias cristianas. Su padre la encerró para evitar que fuera seducida mientras él viajaba. Durante la ausencia de su padre, Bárbara abrazó la fe cristiana y se bautizó. Su mismo progenitor fue quien la denunció y también quien la decapitó con una espada en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo lo alcanzó, dándole muerte también. Posteriormente fue canonizada y nombrada santa.

Santa Bárbara, pintada por Goya. Museo del Prado

Cómo surgió

La devoción a santa Bárbara es muy antigua. Se tienen noticias medievales de que los artilleros que portaban el material, que había sido decretado por las Cortes de Toledo de 1406, invocaban a dicha santa al cargar las balas. La hermandad de Santa Bárbara de Carmona fue fundada en torno a 1470, en la iglesia parroquial de San Felipe. Igualmente, tenemos evidencias de que ya existía en el año 1500 en Barcelona una Cofradía de Santa Bárbara de los artilleros en la Iglesia de la Merced y una capilla con su altar dedicada a ella.

Ya en el siglo XVI, el emperador Carlos V decretó una serie de leyes y ordenanzas para las escuelas de artillería, entre las cuales estaba que los artilleros debían «santiguarse y solicitar ayuda a Santa Bárbara» cada vez que cargaban el cañón. Si alguien no cumplía la orden debían, como castigo, «honrar (pagar) con dos onzas de cera a la hermandad».

Así, desde lejanas fechas hasta nuestros días se ha mantenido de forma inquebrantable el patronazgo y la protección de santa Bárbara a todos los artilleros. En el tratado de Collado de Lebrija sobre la artillería española, “La platica manuale de artigleria”, de 1606, se explica la advocación a santa Bárbara.

No solo es la patrona de los artilleros, sino de todas las profesiones que manejan explosivos y se le reza frente a todo accidente derivado de explosiones de pólvora. Debido a la leyenda del rayo que mató a su padre tras haberla asesinado, es también patrona de los mineros, electricistas, feriantes, canteros, armeros y escopeteros. Igualmente lo es de los ingenieros de minas y de edificaciones defensivas como fuertes y torres. Se considera especial abogada en la hora de la muerte y firme protectora contra rayos, truenos, centellas y tempestades. Se celebra su onomástica el día 4 de diciembre.

Accidentes ocurridos en la santabárbara

Aunque hubo muchos más, aquí traemos algunos buques que se hundieron por este motivo.

En 1763, en Uruguay, un barco inglés, el Lord Clive, recibió un cañonazo que incendió la santabárbara, haciéndolo saltar por los aires con la mayor parte de su tripulación y su capitán.

En la batalla de Trafalgar (1804) el navío de línea de 84 cañones francés, nombrado Achille, se hundió porque un proyectil enemigo incendió el pañol de la pólvora.

Una representación del hundimiento del navío francés Achille en la batalla de Trafalgar. Fuente

Ya durante el siglo XIX el transporte Infatigable se hundió debido a una explosión en este lugar de la nave en 1855, en Valparaíso.

Otro barco que explotó, porque según los expertos había sido diseñado con el pañol del carbón muy cerca de la santabárbara, fue el Maine. En este caso no hubo proyectil que provocara el incendio, sino que el carbón había prendido espontáneamente produciendo la detonación del pañol de municiones (Leal Cruz, 1998, p. 277).

Durante los enfrentamientos bélicos es mucho más frecuente que estalle este compartimento, debido a que si un proyectil enemigo lo alcanza, la posibilidad de que el buque explote es muy elevada. Durante las guerras mundiales del siglo XX se pueden contar por decenas los que estallaron al ser alcanzados en su parte más débil.

Nota: en los documentos antiguos esta voz puede aparecer con los dos términos unidos (como se escribe aquí, porque es la forma más frecuente), pero también por separado (Santa Bárbara), y se ha encontrado tanto con mayúscula como con minúscula.

Más información

CONTE, Augusto. Santa Bárbara, la Artillería Naval y la Arqueología Subacuática. El Batiburrillo Submarino, 2014.

FERNÁNDEZ DE ARRILLAGA, Inmaculada. El padre Luengo en la antesala del exilio: reflexiones de un jesuita expulso. En: MESTRE SANCHÍS, Antonio y GIMÉNEZ LÓPEZ, Enrique. Disidencias y exilios en la España Moderna. Alicante: Caja de Ahorros del Mediterráneo, 1997, p. 639-652.

GIL RUIZ, Pablo. V Centenario del Patronazgo de Santa Bárbara a la Artillería. El Faro de Ceuta. 2018.

LEAL CRUZ, M. Cuba 98: guerra y prensa. Controversias y disfunciones en torno al Maine. Especial referencia a los rotativos norteamericanos. Coloquios de Historia Canario Americana, 1998, 13, p. 296-322.

MIRA CABALLOS, Esteban. Noticias sobre la antigua hermandad de Santa Bárbara de Carmona. 2016.

POZA FREIRE, Juan Carlos. Devoción y culto a Santa Bárbara por los artilleros y condestables de la armadaRevista General de Marina, 2011, 260, 1, p. 25-29.

RUIZ IDIAGO, Fernando. Santa Bárbara, Patrona de los artilleros. Armas y Cuerpos, 2020, 1, p. 78-83.

SALAS, Ramón de, et alMemorial histórico de la artillería española. Madrid: Impr. de García, 1831.

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En el mundo antiguo existían profundas diferencias entre sus habitantes. Por ejemplo, en el Egipto faraónico sólo los sacerdotes podían entrar en ciertos lugares de los templos. Entre los antiguos griegos también se daban estas desigualdades y sólo los que eran ciudadanos podían votar. Las mujeres helenas no disfrutaban de ese derecho, además tenían vetado el paso a ciertos lugares sagrados como los templos de Heracles (el Hércules romano). Sin embargo, en uno de esos templos, situado en Asia Menor (la actual Turquía) sí que se les permitía pasar, pero sólo a las que eran tracias, que en su mayoría fueron esclavas. Existe una historia que cuenta el motivo de esta excepción. La cuenta Pausanias (un geógrafo y viajero del siglo II que había nacido en esas tierras) y aunque no sabemos si es cierta, vamos a conocer a las protagonistas de esta historia, los lugares en los que pudo suceder y el texto original que lo narra.

El dios Heracles

Los griegos identificaban a Heracles con Melkart (forma fenicia del dios Baal) por los atributos que le caracterizaban. Melkart era, según Herodoto, el dios de los marinos. Los habitantes de Tiro (antigua Fenicia, hoy en el Líbano) lo consideraban el guía de sus viajes marítimos y exploraciones.

Localización de Tracia. Fuente

Tracia

Tracia históricamente se extendía desde Macedonia hasta el mar Negro y desde el mar Egeo hasta el río Danubio. Estaba habitada por numerosas tribus guerreras que no absorbieron la cultura griega y que formaban pequeños reinos separados. Sus habitantes solían ser reclutados como mercenarios para el ejército heleno. La zona poseía innumerables recursos de oro y plata, por lo que los griegos los sometieron ya durante el siglo VII a.C. Un fragmento del poeta griego Jenófanes describe a los tracios como personas de ojos azules y pelo rojo:

… Los hombres hacen dioses a su propia imagen… los de los tracios tienen los ojos azules y el pelo rojo (o rubio según otros traductores). 

Textos de Jenófanes

Según ésto muchas de las mujeres tracias que emigraron a Eritras, serían fácilmente identificables por su físico distintivo.

A la izquierda se pueden ver mujeres tracias dibujadas en una tumba del s. IV a.C. Fuente

Eritrea

Eritrea (o Eritras), la urbe que levantó un templo en honor de este dios marino fue una de las 12 ciudades de la Liga Jónica. Estaba situada en la costa turca del mar Egeo y eran de cultura griega a pesar de estar al otro lado del mar Egeo.

El texto original

Extraemos (y adaptamos) parte del texto que narra cómo llegó esta imagen a Eritrea y explica el motivo por el que se permitía el acceso a las mujeres tracias:

«Disfrutarías también en el Heracleo que está en Eritras. La imagen del dios apareció en una balsa de madera y partió desde Tiro (en Fenicia)».

«Cuando llegó la balsa al mar junio dicen que ancló en un promontorio situado en el centro entre el puerto de Eritras y la isla de Quíos. Los de Eritras hicieron un gran esfuerzo y no menos los de Quíos, afanándose unos y otros para llevar la imagen a su ciudad. Finalmente, un eritreo que vivía del mar y de la pesca y que había perdido su vista por causa de una enfermedad, cuyo nombre era Formión, tuvo la visión en sueños de que era necesario que las mujeres de los eritreos se cortasen el pelo y que los hombres después de trenzar una cuerda con los cabellos llevasen la balsa hacia ellos. Las mujeres de los ciudadanos no quisieron de ninguna manera cortar su pelo para hacer realidad el sueño. Pero todas las mujeres de raza tracia que eran esclavas y las que siendo libres vivían allí se ofrecieron para cortarse los cabellos, y de este modo los eritreos arrastraron la balsa. Por eso la entrada al Heracleo sólo está permitida a las mujeres tracias y la cuerda hecha con sus cabellos la conservan los del lugar todavía en mi tiempo, y estos mismos dicen que el pescador recuperó la vista y vio el resto de su vida».
(Pausanias. Descripción Grecia, libro VII, Acaya).

Otra representación de las mujeres tracias recogida en El Heraldo de Aragón

Para acabar

A pesar de que muchas películas dibujen un mundo antiguo idealizado, la realidad era otra muy distinta. Existía una profunda diferencia entre los ciudadanos griegos y los que no lo eran, dentro de aquéllos entre ricos y pobres, así como entre hombres y mujeres.

La sibila de Eritrea dibujada por Miguel Ángel en la capilla Sixtina

Más información

HARRIS DIEZ, Ronald. El paisaje de los dioses: los santuarios griegos de la época clásica y su entorno naturalAisthesis, 2011, 49, p. 67-83.

Pausanias. Description de la Grèce. s.f.

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Las normas sobre cómo saludar en la mar eran muy estrictas durante la Edad Moderna. Estaba todo escrito, tanto entre las escuadras de la misma nación como con las otras. Sin embargo, había países que se autonombraron líderes del Mediterráneo y exigían ser saludados antes, ya fuera dentro de sus límites como fuera de ellos. Esta actitud causó muchos enfrentamientos, ya que ningún general estando dentro de lo que hoy serían sus aguas jurisdiccionales tenía que ser el primero en saludar a una extranjera, ya que los reglamentos nacionales así lo marcaban.

Óleo de Juan de Toledo que muestra la crudeza de un abordaje entre galeras en el Mediterráneo, en el segundo tercio del siglo XVII, cuando españoles, turcos y venecianos luchaban por la supremacía en el mar. Fuente

Esta semana vamos a contar lo que le sucedió a un capitán de la escuadra de España precisamente por negarse a ello. Ha quedado constancia por un escrito enviado al rey, recogido tanto por Sanz de Barutell como por Fernández Duro. El protagonista por parte hispana es el general Papachino, un marino napolitano al servicio del rey Carlos II.

El almirante Papachino

Parece que Honorato Bonifacio Papachino había nacido en Cerdeña (Italia), aunque no se puede precisar la fecha, y que murió en el Puerto de Santa María (Cádiz), en 1697. Posiblemente comenzó su vida de marino en la escuadra de galeras de Cerdeña, utilizada tanto para la seguridad de la isla como para vigilar a los corsarios argelinos, y que fuera ganando ascensos paulatinamente. El capitán general de la Armada del Mar Océano, duque de Veragua, almirante y adelantado mayor de Indias, a cuyas órdenes servía Papachino lo describía como «jefe de gran provecho». Participó en múltiples batallas por lo que el rey Carlos II le concedió el título de almirante honorario “por los muchos años que ha servido con diferentes plazas hasta la de capitán, y por los viajes, ocasiones y combates en que obró con valor y crédito de soldado y marinero”. En 1683, el Rey le concedió además la merced de 500 escudos de sobresueldo y el título de almirante real.

Firma de Papachino en su testamento

El enfrentamiento

En mayo de 1688 el almirante Papachino había salido de Nápoles con sólo dos buques, la capitana de Flandes y la fragata San Jerónimo, con orden de dirigirse con premura a Málaga por los recientes sucesos de Orán. Al llegar cerca de Altea (costa de Valencia), el 1 de junio, detuvo su navegación por vientos contrarios y tras emprender de nuevo la marcha, al día siguiente, avistó tres navíos. Al estar próximos pudieron ver que eran franceses. Se acercó una embarcación, cuyo patrón le dijo que el almirante Tourville, que mandaba la escuadra francesa, pedía que le saludase. Papachino se negó, pues tenía instrucciones de no hacerlo en aguas españolas, donde los buques extranjeros debían ser los que iniciaran el saludo al estandarte real de la escuadra española (capítulo 2 de la Cédula Real dada en Madrid a 26 de mayo de 1664 por Carlos II), retirándose la embarcación, haciendo una señal con la bandera.

Plano de una fragata del siglo XVII de 60 cañones. Fuente: AGI

Sin embargo, Tourville puso la proa hacia la nave de Papachino con tal violencia que las vergas de ambos bajeles se tocaron, y en esta posición empezó a hacer fuego y a arrojar granadas de mano. Ante la agresión, Papachino se vio obligado a hacer lo mismo con la mayor rapidez; y como la verga de su trinquete y la de cebadera se habían enredado con las del francés, estuvieron batiéndose más de media hora en esa situación. Enseguida se acercaron dos navíos franceses y entraron en el combate, que duró más de tres horas.

Hasta ese momento la fragata San Jerónimo había secundado muy bien a la capitana, pero habiendo cortado un proyectil la driza de la bandera, viéndola caer, su comandante creyó que se rendía aquélla y ella lo hizo también, dejando a la Capitana sola contra los tres navíos. Le partieron el palo mayor y, advirtiendo que al caer había inutilizado toda la artillería de una banda, atacaron por allí para obtener ventaja, si bien Papachino consiguió desembarazarse del estorbo y seguir el combate por ambas bandas.

Dos horas después se alejaron, dejando a la Capitana en tal estado que no quedaban palos, vergas, velas, ni siquiera guardines del timón. Entonces el almirante francés envió una embarcación con un oficial para decirle a Papachino que considerase el estado en que se encontraba, y que hacía ya dos horas que la San Jerónimo se había rendido. El napolitano preguntó qué quería decir eso, y contestó que insistía en el saludo. Reunió entonces a los oficiales para analizar la situación del buque y saber si eran de la opinión de que se continuara el combate, pero unánimemente manifestaron que el navío no estaba en condiciones de navegar; que ya había sólo en esta nave 120 bajas (que además irían en ascenso), y que no pudiéndolos auxiliar la fragata rendida, «quedaban como una boya, enteramente al descubierto, y que podrían tirar sobre ellos como se tira al blanco». Con este dictamen Papachino comunicó al oficial francés que saludaría forzado por la necesidad, pero haciendo constar que era contra su voluntad.

Al fin, considerando no haber otro remedio, tiró nueve cañonazos sin bala y le contestaron otros tantos, y volvió por tercera vez la embarcación gala a decirle, de parte de Tourville, que sentía mucho lo ocurrido, y que aunque su navío estaba en muy mal parado, sin embargo, si necesitaba alguna cosa, todo lo que él tenía estaba a su disposición. Respondió que no necesitaba nada y se marchó.

Una imagen del rey Carlos II

Papachino hizo lo que pudo para acercarse a tierra y lo consiguió en Benidorm, donde estuvo cuarenta horas, y de allí se dirigió al puerto de Alicante. Al día siguiente elevó al rey un informe detallado de todo lo ocurrido. Tourville, por su parte, también escribió al ministro de Marina francés, dando su versión de los hechos, en el que se refería a Papachino como «el héroe de España».

Una vez que el informe llegó a la corte, el Gobierno aprobó el proceder de Papachino, señalando el rey “haber quedado satisfecho del valor con que se portó en el combate, muy conforme con el que había mostrado en todas ocasiones”; en cambio, mandó someter a un Consejo de Guerra a Juan Amant Bli, comandante de la fragata que se había rendido.

Las cifras finales

En total, tras un recuento general, en la parte española hubo, entre heridos graves y fallecidos, unos 180, mientras que en la francesa parece que también rondaron los 200 hombres. Todo ésto ocurrió tan sólo porque el almirante francés pretendió, estando en aguas españolas, que Papachino lo saludara antes. Al negarse éste se inició una batalla que acabó con unos 400 hombres fuera de combate entre muertos y heridos.

Más información

FERNÁNDEZ DURO, C. Etiquetas y saludos. En: Disquisiciones náuticas. Madrid: Instituto de Historia y Cultura Naval, 1996.

GONZÁLEZ PAÑERO, J.A. et al. Catálogo de la colección de documentos de Sanz de Barutell que posee el Museo Naval (serie Simancas), Madrid: Museo Naval, 1999.

MADUEÑO GALÁN, José Mª. Honorato Bonifacio Papachino. Real Academia de la Historia (s.f.).

VARGAS PONCE, J. Catálogo de la colección de documentos de Vargas Ponce que posee el Museo Naval (serie segunda: numeración arábiga), vol. III, t. 6, doc. 17 (9).

Ceremonial marítimo actual. 1988.

Ejecución de los saludos en la mar. 2017.

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