Las piezas del primer tipo (antibuque) iban todas en la corulla. La pieza principal iba en el centro, en la prolongación del pasillo central de la galera, la crujía, que corría de la espalda a la corulla. Esta pieza del tipo cañón, exceptuado el primer decenio del siglo en el que las galeras llevaban todavía bombardas de hierro, se denominaba, obviamente, cañón de crujía. Era una pieza de gran calibre, diámetro de la bala de hierro que disparaba, que se expresaba por el peso del proyectil en libras españolas, “Un cañon de cruxia fundicion de Malaga pesa cincuenta y dos quintales y noventa y ocho libras, tira de vala treinta libras tiene 32 de calibo”. “Traduciendo” el texto, éste dice que es un cañón de bronce (a partir del primer decenio de este siglo las galeras llevaban todas las piezas de bronce), lo que se reconoce por la expresión de su peso grabado en la fundición, que se refiere al cañón sólo, sin contar la caxa o cureña, alrededor de 2.437 Kg., que su bala o pelota de hierro pesa 13,8 Kg. y que el diámetro de la boca del cañón, calibo (calibre), es el correspondiente al de una esfera o pelota de hierro colado que pese 32 libras. La diferencia entre el radio de la esfera de hierro colado de 32 libras y la de 30 libras (1,7 mm.) es el viento o hueco entre la bala y la pared del cañón, que servía para que la bala pudiera deslizarse fácilmente por el interior de la pieza.
Como esta pieza era muy pesada, planteaba problemas de quebranto a la estructura de la galera, de gran relación eslora/manga (largo/ancho), por lo que el resto de las piezas antibuque, colocadas en la corulla, eran de menor peso y calibre, utilizándose piezas de pequeño calibre del tipo culebrina, moyanas, sacres o falconetes. Estas se colocaban a ambas bandas del cañón de crujía, generalmente dos a cada banda, y servían como “piezas de caza”, es decir, que se empleaban, cuando se estaba persiguiendo una embarcación, para disparar a larga distancia con el propósito de dañar el velamen o descomponer la boga de la nave enemiga y permitir alcanzarla.
La artillería “antidotación” estaba por piezas de tipo culebrina, los esmeriles que lanzaban pelotas de plomo, y por piezas de tipo cañón pedrero, pedreros, busacos y morteretes, que lanzaban bolaños o pelotas de piedra caliza, o saquetes o lanternas de metralla. Se colocaban por las bandas de la galera sobre ciriales, en la corulla o sobre la arrumbada, o en la espalda sobre los maimonetes o bitones. Los esmeriles eran piezas de cámara abierta, es decir que la parte trasera del ánima de la pieza estaba abierta, insertándose en ella el serbidor, másculo, recámara o alcuza, que, rellenada previamente de pólvora, servía, en el momento del disparo, para impulsar la pelota de plomo que se había introducido por la boca de la pieza.
Las pelotas de piedra caliza, al chocar contra algún objeto consistente, se disgregaban, lanzando alrededor una lluvia de esquirlas que actuaban de metralla. La metralla la lanzaban los morteretes y otros cañones pedreros, lanzando saquetes de dados, cubos de hierro, o lanternas, cilindros huecos de maderas blandas, rellenos de perdigones, que podían ser dados de hierro o balas de plomo. “(…) y como las otras pelotas pasasen todas por las vandas, y por alto sin hazer daño, las dos capitanas se fueron a envestir la una con la otra, y de bien cerca tiro la artillería de los cristianos, y hizo grande estrago en los enemigos con las pelotas, y con los perdigones de hierro, y de pedernales que yvan a bueltas dellas.”
Autor: Pedro Fondevila Silva
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