El término galera, tradicionalmente relacionado con las embarcaciones a remo que durante la Edad Media y parte de la Moderna surcaron las aguas, también hace referencia, probablemente porque la disposición en línea recta así lo recuerde, a una de las herramientas que se usaban en las imprentas para componer los moldes que luego servirían para confeccionar los libros.
En concreto, en una imprenta, una galera (figura primera) es una tabla o plancha rectangular con bordes en escuadra donde el cajista dispone las líneas compuestas para formar la galerada (figura segunda).
Cuando salen de la imprenta las primeras pruebas de un libro o cualquier otro documento, precisamente por el origen de la tabla donde están las letras, se conocen también como galeradas. Éstas se entregan a los autores para que las revisen y adviertan si hay algún error. En caso de que existan erratas en el texto, éstas se señalan (tercera figura) siguiendo un sistema de signos establecido que facilita el entendimiento entre autor e impresor.
Un ejemplo de este código se puede encontrar pinchando aquí
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