Los almanaques náuticos

¿Cómo sabían los marinos de antaño, cuando navegaban en medio del mar, en qué posición se hallaban?

Los almanaques náuticos surgieron para facilitar la localización geográfica de un punto determinado. Para poder fijar la posición de un lugar es necesario determinar con exactitud las dos coordenadas que la definen, latitud y longitud. El cálculo de la primera fue relativamente sencillo y ya estaba claro siglos atrás, pero la longitud no.

Gráfico que explica la diferencia entre la longitud y la latitud. Fuente

Hasta bien entrado el siglo XVIII los navegantes no pudieron contar con métodos fiables para su determinación. Las dos opciones que en esos momentos tenían eran la utilización de cronómetros marinos, que hasta el de Harrison no eran muy exactos, y el método de la observación de las distancias lunares. En esta entrada vamos a ocuparnos de una publicación que recogía estos últimos datos en tablas.

Calculando medidas. Fuente

Los almanaques náuticos europeos

Aunque existen antecedentes en las obras de Alfonso X el Sabio o el Almanaque perpetuo de Zacuto, sólo durante el siglo XVIII surgieron documentos que sirvieron de precedente seguro, y se denominaban efemérides astronómicas.

Detalle de la portada del Almanaque perpetuo de A. Zacuto. Fuente

En el siglo XVII, en Francia se estaba publicando el Connaisance des Temps (Conocimiento de los tiempos) desde 1679, que recogía multitud de datos astronómicos, aunque curiosamente los relativos a las distancias lunares se tomaban de los proporcionados por el Real Observatorio de Greenwich, fundado en 1675 en Inglaterra.

Almanaque francés de 1694. Fuente: Gallica

Ya, de manera sistemática, las distancias lunares se recogieron por primera vez casi cien años después, en un documento publicado en Inglaterra, llamado The Nautical Almanac and Astronomical Ephemeris for the year 1767.

El primer almanaque náutico británico. Fuente

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El Almanaque Náutico español

Los marinos españoles del siglo XVIII, una vez que salían a alta mar, dependían de efemérides extranjeras, ya fueran francesas o inglesas, lo que suponía dos inconvenientes: uno era que no siempre se conseguían fácilmente y el otro es que las medidas estaban tomadas con referencia a otros meridianos distintos del correspondiente al Real Observatorio de Cádiz, establecido oficialmente en España desde mitad del siglo.

Almanaque náutico español publicado en 1793. Fuente

Así se adjuntaron estas tablas como suplemento en el Estado General de la Armada, con algunas efemérides astronómicas tomadas del almanaque francés. Poco tiempo después, se ordena que sea el Real Observatorio de Cádiz el que calcule y publique las tablas, teniendo como referencia el meridiano español.

En 1791 ve la luz el primer ejemplar independiente: el Almanaque náutico y efemérides astronómicas para el año bisiesto de 1792.

Cálculos del Almanaque Náutico de 1794. Fuente

En la evolución del Almanaque Náutico se distinguen distintas épocas en función de su contenido, ya que durante la primera iba destinado a suministrar información astronómica a marinos y a astrónomos, faceta que fue cambiando de manera paulatina hasta dedicarse exclusivamente a los navegantes.

Almanaque náutico español para 1836. Fuente

En la presentación del tomo de 1801 aparece que uno de los principales fines de la publicación era “…ir procurando sucesivamente a los navegantes el conocimiento de los métodos, tablas e instrucciones que puedan auxiliarlos en la práctica de su profesión».

Las etapas del Almanaque Náutico

A lo largo de más de 300 años esta publicación ha ido variando según las necesidades. López Moratalla (2004) las divide en cuatro etapas:

a) 1ª época: 1792-1854, en la que se denomina Almanaque Náutico y Efemérides Astronómicas, y presta servicio de información mediante las efemérides tanto para navegantes como para astrónomos.

b) 2ª época: 1855-1911, con el nombre de Almanaque Náutico, centrado en el apoyo a la navegación práctica.

c) 3ª época: 1912-1950, en la que surge el Extracto del Almanaque Náutico, donde se incluyen datos necesarios de manera exclusiva para los navegantes.

d) 4ª época: desde 1951 hasta el momento. En el tomo de 1951 se produce un cambio de denominación, y pasa a llamarse Almanaque Náutico para uso de los navegantes hasta el volumen de 1962, que reduce su nombre al actual de Almanaque Náutico.

Para acabar

La utilización de tablas con las posiciones de los astros para un momento determinado surgió porque durante la Edad Moderna, especialmente a partir de la época de los descubrimientos, comenzó a generarse una relación cada vez más estrecha entre navegación y astronomía. Esta cristalizaría ya a fines del siglo XVIII y principios del XIX.

A medida que la investigación iba proporcionando nuevos métodos y herramientas, el Almanaque Náutico evolucionaba. Cuando el cronómetro de Harrison facilitó que los navegantes pudieran calcular de manera más sencilla su posición, cada vez se hacía menos imprescindible su uso. Hoy contamos con sistemas tecnológicos que facilitan este conocimiento, pero siempre es importante conocer las formas y métodos usados para orientarse en un mundo acuático sin horizontes terrestres.

Más información

Colección de Almanaques Náuticos del Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando.

COTTER, H. Nautical Astronomy: Past, Present and Future. The Journal of Navigation, 1976, 29, 4, p. 334-341.

GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Francisco José. El Observatorio de San Fernando (1831-1924). Madrid: Ministerio de Defensa, 1992.

GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Francisco José. El Almanaque Náutico y la difusión de la Astronomía en la España de la primera mitad del siglo XIX: trabajos publicados. Revista de Historia Naval, 1995, 51, p. 33-58

LAFUENTE, Antonio y SELLÉS, Manuel. El Observatorio de Cádiz (1753-1831). Madrid: Ministerio de Defensa, 1988.

LÓPEZ MORATALLA, Teodoro y LARA COIRA, Martín. Dos siglos de cálculos del Almanaque Náutico (1792-2002). Actas del VIII Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y las Técnicas. Universidad de La Rioja, 2004, p. 419-432.

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