Hay mucha similitud entre algunos de los muebles actuales y los que eran utilizados por los oficiales de la Real Armada española del siglo XVIII en los buques de guerra. Con un aire francés y toques ingleses, estos elementos los podemos visualizar en una de las láminas del Álbum del marqués de la Victoria, y además contamos con un artículo de Piera de 1998 que nos ayuda a entenderlos mejor.
Muebles del siglo XVIII
En este siglo el mobiliario había alcanzado ya importantes cotas de desarrollo. Dos países estaban en la vanguardia, Inglaterra y Francia, mientras que el resto de las naciones adaptaban o copiaban esos diseños. España fue uno de ellos, aunque se eligieron de acuerdo a costumbres y modas. Las cámaras de los oficiales de los navíos se terminaron entonces amueblando de manera similar a como se hacía en sus casas familiares. El ajuar doméstico habitual utilizado en los hogares que se ha podido hallar en los documentos estaba formado por distintas piezas como son camas, asientos, arcas, mesas, escritorios, papeleras, contadores, espejos y escaparates (vitrinas). Sobre los muebles del siglo XVIII en general, existe trabajo muy interesante (aquí).
La cama
La cama del oficial al mando era un lecho que estaba rodeado por cuatro pilares en cada ángulo. Esta estructura llevaba cortinas, cenefa y techo. La tela del cubrecama y del almohadón cilíndrico solía ser la misma. Contaba también con una alfombrilla, denominada entonces «tapete». Para adornar las paredes disponían de un crucifijo, un cuadro que representaba a la Virgen con el Niño, una «pila de agua bendita», una corona y los retratos del Rey y la Reina, a semejanza de los salones nobiliarios de ese mismo periodo.

Las sillas
Existían varios tipos de asientos individuales: una «silla poltrona», otra inglesa para la cámara, de la que había varias y también otras para los consejos. Vamos a verlas más detenidamente.
a) La silla poltrona estaba dedicada al descanso. Los oficiales disponían de un sillón bajo y ancho con asiento y respaldo tapizado reclinable. Llevaba el copete tallado, sin almohadón y su respaldo se sujetaba al asiento únicamente por sus montantes verticales.
b) La silla inglesa tenía respaldo alto, asiento de rejilla y aparece tallada en el copete. Era similar a la de estilo inglés de finales del siglo XVII, conocida como «William and Mary», que en esa época apenas se usaba ya en Inglaterra, pero que tuvo una buena aceptación en las casas españolas a lo largo de toda la centuria ilustrada.
c) La silla utilizada para los consejos contaba con patas cruzadas plegables para facilitar su movilidad. El asiento y el respaldo podían ser de tela o cuero, y estaban fijados por tachuelas.
Los sofás
Lo que actualmente conocemos como sofá, es decir, un asiento tapizado con respaldo para varias personas, se llamaba «banco de reposo» y disponía, además, de unos cojines cilíndricos o de rulo.

El otro tipo era lo que hoy llamamos chaise longue, una tumbona con asiento individual largo, ideado para reposar las piernas en posición horizontal. Entonces se llamaba «canape o chaly o cama de reposo». Llevaba rejilla, patas cabriolé y torneados en los montantes del respaldo, de los que parece pender una cadenilla para, posiblemente, permitir su inclinación. Es, como su nombre indica, de origen francés.
Mesas de trabajo
Había de tres tipos según su uso e iban «vestidas» para ocultar su estructura.
a) Una de ellas se utilizaba para sostener las cartas y mapas, y estaba cubierta con tela de damasco.

b) La segunda era una mesa que serviría para las tareas de despacho, donde se depositaba el material de escritura, el tintero, campanilla, sello, cortaplumas, candelabros y libros.

c) La tercera mesa representada se utilizaba en momentos de ocio, corresponde a una tipología de gran difusión en los salones europeos de la época, derivada de los cambios de hábitos sociales. Son las «mesas para jugar y tomar café, thé o chocolate», aunque la dibujada en el Álbum del Marqués de la Victoria sigue los cánones ingleses de principios del siglo XVIII, porque su forma era todavía semicircular, con las cuatro patas cabriolé y tres cajoncillos.

Escritorios
Eran unos magníficos muebles de estilo inglés, llamados en ese momento «papeleras», que además portaban un espejo. Tienen su origen en el siglo XVII, en los pupitres que iban sobre una cómoda. En la parte superior podían tener un mueble, a modo de armario, o un espejo, como los que vemos en las imágenes, que se hicieron muy conocidos y usados en las viviendas de las familias que se los podían permitir.

Espejos
En los inicios del siglo XVIII los espejos y cornucopias (espejo tallado que suele tener uno o más brazos para sostener velas) se multiplicaron en los salones europeos, por lo que también tuvieron presencia en los camarotes, convertidos en hogares temporales. Los espejos colocados sobre las librerías son del tamaño de medio cuerpo y solían ir en un sencillo marco rectangular (como los que se pueden ver en la imagen superior). El resto de la iluminación para estos camarotes se conseguía con faroles, que portaban una luz cada uno. Hay que tener en cuenta que estos marinos debían ir siempre vestidos adecuadamente, por lo que disponer de espejos donde poder comprobar su aspecto era esencial.
Sombrereras
Para guardar la ropa personal se utilizaban, además de las citadas «papeleras», dos baúles, uno de ellos con una sombrerera. Ambos eran rectangulares, con tapa convexa. También existía la posibilidad de que la sombrerera se colgara de la pared.

Librerías
Eran muebles de tamaño mediano, cuyo tablero superior se usaba de mesa para colocar objetos como los globos terráqueos, y en los estantes inferiores se podían guardar los libros. Además había pequeñas estanterías para colgar de la pared, que se pueden ver en la parte inferior de la ilustración que sigue.

Otros
También debía reservarse un espacio para poder colgar los anteojos y catalejos, algunos de los cuales aparecen en la lámina del Marqués de la Victoria.

Finalmente, contaban con una «caja para el servicio» con su correspondiente orinal y también otro «portátil» de vidrio con tapa y funda.

Ventanas
Los camarotes disponían de ventanas con sus «vidrios o christales» que llevaban incorporada una rejilla de alambre para evitar la entrada de roedores y también contaban con persianas de tablillas, que permitían que entraran la luz y el fresco del mar, pero evitaban que lo hicieran el agua y el sol cegador. Igualmente, las puertas de estas ventanas tenían unas antepuertas y ambas estaban decoradas con «cortinas de damasco», muy utilizadas en esta época, que iban sujetas con varillas de hierro.
Para concluir
Como hemos visto existe una importante vinculación entre los muebles y utensilios que estaban en las casa de las familias de cierto poder adquisitivo con los que iban en un navío del siglo XVIII. Se puede comprobar que en las cámaras de los oficiales hay muebles que no siempre parecen imprescindibles como el canapé, el banco de reposo o los espejos, y que responden a conceptos como el lujo y confort entre los ciudadanos de las clases acomodadas, que era a la que pertenecían la mayoría de los oficiales. No debemos olvidar que en estos navíos del rey quedaban perfectamente delimitados los espacios y utensilios, que reflejaban el contexto social de la época, donde el mobiliario descrito era considerado claramente como un distintivo de clase.
Más información
PIERA MIQUEL, Mónica. El álbum del marqués de la Victoria y su aportación a la Historia del mueble. Archivo Español de Arte, 1998, 71, 281, p. 79-84.
Reblogueó esto en ausevor.
Me gustaMe gusta