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Archive for the ‘– Imágenes Navales y Marítimas’ Category

Teotihuacán sigue siendo a día de hoy todo un misterio. Su civilización se puede situar a partir del siglo I y parece que fue muy importante. A pesar de que estaba a cientos de kilómetros de la costa, hay restos que atestiguan que el mar y algunos de sus elementos eran muy relevantes para esta cultura, una de las primeras de Mesoamérica, cuyos habitantes fueron capaces de levantar la segunda pirámide más grande de la tierra.

El mar primigenio

Los tehotihuacanos vivían en una metrópoli cerca de la actual capital de México DF y se reunían en una plaza que rodeaba la Pirámide de la Serpiente Emplumada, la Ciudadela, donde llevaban a cabo grandes rituales públicos. Los arqueólogos han encontrado evidencias de que el enorme espacio se inundaba periódicamente para llevar a cabo unos ritos que la convertían en un simulacro del mar «primordial» (el origen, donde todo nacía). La Pirámide de la Serpiente se convertía así en la montaña sagrada que, según la narrativa americana, emergió de ese mar primigenio.

La diosa del mar

Chalchiuhlicue, la de la falda de jade, era la diosa del agua, de los lagos, los ríos, los mares y los manantiales. Era también la esposa de Tláloc, el dios de la lluvia, deidad de los cerros, del agua y de la fertilidad. Bernardino de Sahagún cuenta que en esta diosa, ya incorporada en el panteón mexica, se depositaba el poder de generar tempestades y torbellinos para hundir embarcaciones y ahogar hombres a su voluntad. Tenía un lugar privilegiado entre las deidades al ser la protectora de los navegantes. 

La diosa del agua en la cultura tehotihacana. Museo Nacional de Antropología. Fuente

Ornamentos realizados con materiales de origen marino

Existen estudios que han conseguido descifrar una parte del enigma de la cultura teotihuacana, y en algunos lugares se han hallado especies malacológicas (moluscos) formando parte de diversos aspectos de la vida de esta civilización: como en adornos, insignias estatales, esculpidas en los muros y también pintadas en las paredes de sus edificios.

Los objetos adornados, o decorados, con fauna marina eran utilizados tanto por la élite gobernante como por el resto de los habitantes de la ciudad. Aparecían en sus vestimentas, tocados, adornos y accesorios personales. De éstos apenas quedan vestigios, aunque lo más llamativo, y que está a la vista en los restos de esta imponente metrópoli, es que esculpieron caracolas y otros tipo de bivalvos en las paredes de pirámides y edificios ceremoniales, tal y como se puede ver en los dibujos inferiores.

Fauna marina

Dentro de Tehotihuacán, en el barrio de Teopancazco, se han hallado huesos de diversos peces y restos de otros animales acuáticos y marinos, algo realmente inusual en este área del altiplano central mexicano. El sitio arqueológico donde se efectuó el hallazgo se ubica en la periferia del centro ceremonial de la mítica urbe mesoamericana. Son variedades como el pez bobo (Joturus pichardi), huachinango (Lutjanus sp), robalo (Centropomus sp), mojarras (Diapterus sp) o barracudas (Sphyraena barracuda). También se han encontrado restos de erizos de mar, cangrejos y pieles de cocodrilo, como narran Rodríguez y Valadez.

Sacerdote en procesión que porta vestimenta que incluye elementos marinos, tales como estrellas de mar y conchas. Pintura mural del sitio de Teopancazco (Tehotihuacán). Fuente: Rodríguez y Valadez, 2013.

Para acabar

Una enigmática civilización que, aunque se desarrolló a muchos kilómetros del mar, tenía siempre presente el medio marino, sus animales y formas. Posiblemente parte de las especies tuvieran otros usos, aparte de servir como alimento, tales como adornos para la ropa o el cuerpo y también como símbolos en los rituales. En el mar primigenio estaban sus orígenes…

Más imágenes

Más información

BARBA PINGARRÓN, Luis Alberto y CÓRDOVA FRUNZ, José Luis. Materiales y energía en la arquitectura de Teotihuacan. Instituto de Investigaciones Antropológicas, 2015.

COWGILL, George L. Ancient Teotihuacan. Cambridge University Press, 2015.

MANZANILLA NAIM, Linda Rosa. Teotihuacan, ciudad excepcional de Mesoamérica. México: El Colegio Nacional, 2017.

PAULINYI, Zoltán. La Diosa de Tepantitla en Teotihuacan: una nueva interpretación. Cuicuilco, 2007, 14, 41, p. 243-272.

PAZ BAUTISTA, Clara. Las especies malacológicas, los ornamentos de concha y su distribución en la antigua ciudad de Teotihuacan, México. En ARROYO, B., MÉNDEZ SALINAS, L. y AJÚ ÁLVAREZ, G. XXX Simposio de Investigaciones Arqueológicas en Guatemala. Guatemala: Museo Nacional de Arqueología y Etnología, 2017, p. 917-928.

RODRÍGUEZ GALICIA, Bernardo y VALADEZ AZÚA, Raúl. Vestigios del recurso costero en el sitio arqueológico de Teopancazco, Teotihuacan, Estado de MéxicoRevista Española de Antropología Americana, 2013, 43, 1, p. 9-29.

TAUBE, Karl A. The Temple of Quetzalcoatl and the cult of sacred war at Teotihuacan. RES: Anthropology and Aesthetics, 1992, 21, 1, p. 53-87.

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Esta semana vamos a conocer un atlas del Mare Nostrum que levantó un experimentado piloto del siglo XVI conocido como W. Barents.

El autor

Willem Barents (1550-1597) era un navegante, cartógrafo y explorador holandés. Fue líder de las primeras expediciones al extremo norte de la Tierra. De hecho, realizó tres viajes en busca de un paso por el noreste. Exploró las costas de Nova Zembla (en el ártico ruso) entre 1594 y 1596, donde murió un año después y probablemente fue enterrado allí. Hay que destacar que Barents no era su apellido, sino más bien su patronímico, ya que es una abreviatura de Barentszoon («hijo de Barent»). 

Cómo surgió

Aparte de sus andanzas por el extremo norte de la Tierra, navegó por el Mediterráneo, lo que le supuso un importante conocimiento de primera mano de la zona que luego cartografió.

Como el tráfico naval holandés hacia el sur de Europa iba en aumento y las cartas del Atlántico de autores como L.J. Waghenaer alcanzaron mucho éxito, Barents se decidió a publicar en Ámsterdam en 1595 el primer atlas marítimo impreso dedicado al Mediterráneo (Nieuwe beschryvinghe ende Caertboeck vande Midlandtsche Zee). Sostuvo que esta publicación se hizo “por el bien de la navegación en general y en interés de su progreso”. Para confeccionarlo se sirvió de sus propias notas y también de diversas fuentes. Esta obra, editada por Cornelis Claesz, destaca además por la calidad de sus láminas, realizadas por dos de los mejores grabadores de Ámsterdam, Jodocus Hondius y Pieter van den Keere.

El atlas

El Caertboeck de Barents consta de diez mapas que recuerdan en ciertos aspectos a las antiguas cartas portulanas, aunque existe mucha innovación en ellos. Hay una carta general del Mediterráneo, seguida de nueve muy detalladas. Una de la entrada del estrecho de Gibraltar y el litoral atlántico hasta las islas Canarias y el resto con secciones en detalle de costas mediterráneas hasta llegar al Adriático.

Todos los mapas, menos el primero, contienen una descripción de las costas representadas y las rutas a seguir impreso en el reverso. Van acompañadas de perfiles costeros en xilografía.

Es destacable que muchos de los puertos que consideró más relevantes los incluyera en sus cartas, ampliados, a modo de cartuchos, tal y como se puede ver en la imagen anterior del Mediterráneo. Una de estas ampliaciones aparece en la ilustración siguiente, es el puerto de Ragusa (hoy Dubrovnik), en la actual Croacia.

Puerto de Ragusa (actual Dubrovnik, en Croacia)

De la región andaluza, por ejemplo, recoge una de las imágenes impresas más tempranas que existen de casi todo el contorno costero, pues comprende desde las inmediaciones de Cádiz hasta el cabo de Gata. Pese a la simplificación que denota su trazado del litoral, corrige deformaciones de mapas anteriores, como ocurrió con el de Ortelius, cuyo litoral oriental presentaba escaso desarrollo, y a la vez ofrece mucha más información.

Detalles importantes

Añade datos propios de las cartas náuticas, tales como la profundidad del mar, indica arrecifes, islotes y fondeaderos, perfiles de costa y, además, incluye la situación de las numerosas torres y atalayas que formaban el dispositivo defensivo de la fachada mediterránea, así como la delineación de montes, valles, ríos y localidades del interior.

Estos últimos datos no son frecuentes en las cartas de esta época, lo que le confiere un especial valor como representación territorial. En cuanto a la toponimia, y en particular para los accidentes del litoral, muestra la consolidación de las denominaciones originales que, con algunas variaciones, han perdurado hasta hoy. Lo que distingue a Barents, y que es muy propio de un piloto, es que prescinde de los términos latinos y de los arabismos que aparecían en las cartas medievales, rasgo que subraya su sentido práctico y actualizado. Es decir, un piloto no necesitaba el nombre en latín de los lugares costeros ni de los puertos, debía saber cómo se denominaban según las lenguas vernáculas, que era como los conocían sus habitantes, que muchas veces eran los interlocutores más válidos para los navegantes cuando atracaban en sus costas.

Para acabar

El libro de navegación del Mediterráneo de Barents y sus exploraciones en el Ártico lo convirtieron en uno de los pilotos más conocidos de los Países Bajos del siglo XVI.

De este atlas tan poco conocido la Biblioteca Nacional de España tiene un ejemplar, que está digitalizado y puede consultarse de manera gratuita. Hay una copia en la Universidad de Yale, otra en Amberes de 1609 y una edición posterior en la Bibliothèque Mazarine de París.

El mar de Barents, entre muchos otros lugares, lleva el nombre de este insigne navegante. 

Más información

Andalucía, la imagen cartográfica: el atlas marítimo de Barents. Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, 2018.

BARENTS, Willem. Nieuwe beschryvinghe ende Caertboeck vande Midlandtsche Zee. Amstelredam: Ghedruct by Cornelis Claesz, 1595.

BARENTS, Willem. Caertboeck vande Midlandtsche Zee [Descripción del mar Mediterráneo en el que se describen y describen vívidamente todas las costas del mar Mediterráneo: comenzando desde Gibraltar a lo largo de Granada, Valencia, Cataluña, Provenza e Italia]. Amsterdam: Corneille Nicolas, 1609.

DE HEER, Kees. En de voetsporen van Willem Barentsz. Naturaleza, 2010, 107, 6.

MAAT, G. J. R. & VERLAAN, J. J. The search for Willem Barentsz. Report on the International Nova Zembla expedition, 1998.

STAMP, L. Dudley, et al. Lucas Janszoon Waghenaer: A Sixteenth Century Marine Cartographer: Discussion. The Geographical Journal, 1965, 131, 2, p. 212-217.

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Una de las joyas de la cartografía náutica medieval es un atlas realizado en Mallorca, en el taller de cartografía de los Cresques (Abraham y su hijo Jehuda). Fue un regalo del rey de Aragón al monarca francés, motivo por el que posiblemente hoy esté depositado en la Biblioteca Nacional de Francia.

El atlas de los Cresques. Fuente

Consta de doce hojas iluminadas de gran riqueza. En cuatro de ellas se detalla información de cosmografía y navegación, incluyendo un calendario perpetuo construido para el año 1375. En las otras se recogen muchos de los archipiélagos del Atlántico, como Canarias, posiblemente las Azores, la costa africana y llega hasta Japón (algo insólito para la fecha, ya que tardaría siglos en incluirse definitivamente). También tiene una rosa de los vientos, que creemos que es la primera del mundo. La carta refleja, además, las costas, regiones y pueblos, y plasma de forma gráfica y científica los mejores conocimientos en astrología, Cosmografía, Medicina, Geografía y costumbres de las diferentes culturas del mundo conocido. Aparecen animales, figuras alegóricas, así como algunas embarcaciones de época enriquecidas con pan de oro.

Una de las imágenes que aparecen en el mapa de los Cresques, que representa las caravanas que cruzaban el desierto. Fuente Gallica

El mérito del conocido como Atlas catalán reside en la habilidad con la que los Cresques emplearon las mejores fuentes contemporáneas disponibles para modificar la tradicional imagen del mundo, no yendo más allá de la evidencia justificada (aunque hay algunas excepciones), anticipando los logros del Renacimiento. Con el mismo espíritu, eliminaron muchas de las leyendas tradicionales que habían sido aceptadas durante siglos y prefirieron omitir el norte y regiones del sur por completo, o dejar el sur de África en blanco, en lugar de llenarlo con los antropófagos («comedores de personas» o caníbales) y otros monstruos que adornaban la mayor parte de los mapas medievales. También eligieron retratar un número de personajes históricos como Mansa Musa (Musse Melly), uno de los emperadores de Mali o Kublai Kan (Holubeim), el temido gobernante de los tártaros (mongoles). Vamos a ver lo más destacable.

La historia de Mansa Musa

Fue el gobernante más rico de su tiempo. Merece la pena contar la historia de su peregrinación a la Meca en 1324, que causó sensación en Occidente. En la caravana iban, según las crónicas, unas sesenta mil personas entre militares y civiles. De éstos unos doce mil jóvenes y esclavos iban vestidos con túnicas de brocado o de fina seda, otros quinientos esclavos iban delante de él, cada uno con una vara de oro puro. Algunos autores afirman que iba repartiendo oro por los lugares que pasaba, aunque su cronista lo niega. Repartiera este preciado metal o no, hay que pensar que en esa época contemplar un desfile de tal magnitud y boato debía ser algo para recordar toda la vida.

Musa representado en el atlas de Cresques. Fuente Gallica

Gog y Magog

Tras los montes del mar Caspio se desarrolla una de las leyendas de mayor repercusión en la Edad Media: el encierro de Gog y Magog por Alejandro Magno. Aunque se suelen unir, no son dos personajes, ya que Magog es un país imaginario situado en los extremos del mundo conocido en ese momento (posiblemente las llanuras escitas) y su soberano se llamaba Gog. Ambos tuvieron un papel importante en las creencias cristianas sobre el final de los tiempos (algunos lo llamaron el «anticristo»), así como en la geografía desarrollada en las zonas de su influencia. De cualquier forma, este binomio aparece también tanto en los textos de la religión judía como en la musulmana.

El rey Gog. Fuente Gallica

El uxer

Una nave típica de estos momentos dibujada en la carta eran los denominados uxers. Éstos seguían un diseño genovés previo usado para transportar un gran número de personas, la caballería, los ingenios bélicos y las provisiones que requería la flota. Tenían una gran eslora con mucha capacidad para el transporte y vela para acompañar a las naves de alto bordo en su navegación, así como remos para viajar en conserva con las galeras, leños y saetías. Era una especie de galera de grandes dimensiones, al estilo de las venecianas, tan parecida a la «galera gruesa» que se cita como sinónimo en cédulas y privilegios expedidos en la segunda mitad del siglo XIV. El entrepuente se dividía con vallas, en el forro interno y en los propaos se colocaban argollas para estabular la caballería, y en la popa se abría una gran puerta (huis) para embarcar y desembarcar los caballos, y de ahí pudo surgir el nombre de la nave.

El uxer que aparece en el portulano de Cresques (S. XIV). Fuente Gallica

Para acabar

A pesar de que la historiografía últimamente se ha ocupado de este magnífico atlas, queda mucho por hacer, ya que la transcripción de los textos que acompañaban a las cartas que se publicaron presentan grandes diferencias, algunas están incompletas y tienen varios errores. No están interpretadas ni contextualizadas todas las escenas que encierra, que por otro parte son tremendamente significativas de la visión del mundo tardomedieval más avanzado, que en unos decenios daría paso a la época de los grandes descubrimientos para los europeos y también a uno de los movimientos culturales más importantes: el Renacimiento.

Más información

CORDIER, Henri. L’Extrême-Orient dans l’atlas catalan de Charles V: roi de France. Imprimerie Nationale, 1895.

GOODWIN, A. J. H. The medieval empire of Ghana. The South African Archaeological Bulletin, 1957, 12, 47, p. 108-112.

FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Francisco. La construcción naval en la corona de Aragón. Cuadernos del Instituto de Historia y Cultura Naval, 2015, 72, p. 33-65.

HERNANDO, Agustín. El Atlas Catalán de 1375: una representación del mundo en la Mallorca de la Baja Edad MediaParatge, 2018, 31, p. 23-38.

LIŠČÁK, Vladimír. Mapa mondi (Catalan Atlas of 1375), Majorcan cartographic school, and 14th century AsiaProceedings of the International Cartographic Association, 2018, 1, p. 69.

Mapamundi: the Catalan Atlas of the year 1375, edited and with commentary by Georges Grosjean. Zurich: Abaris Books, 1978.

ROSELLÓ VERGER, Vicenç M. Tides and the Catalan Atlas [1375]Catalan Social Sciences Review, 2015, 5, p. 87-106.

YOELI, Pinhas. Abraham and Yehuda Cresques and the Catalan Atlas. The Cartographic Journal, 1970, 7, 1, p. 17-27.

WINTER, Heinrich. Catalan Portolan maps and their place in the total view of cartographic development. Imago Mundi, 1954, 11, 1, p. 1-12.

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Hace unos años se descubrió en Noheda, en la provincia de Cuenca (España), un magnífico mosaico que situado dentro de una enorme vivienda perteneciente a las clases privilegiadas romanas. La antigua villa, de fines del siglo III, se localiza a escasos 500 m de la localidad de Noheda. Esta zona era una vía natural de comunicación entre las cordilleras montañosas que la rodean, por lo que el lugar estuvo habitado, según las evidencias, desde tiempos prehistóricos.

Localización de Noheda en la provincia de Cuenca, España

La villa romana

Tras el inicio de la excavación, los arqueólogos comenzaron a ver su importancia y en la actualidad se le denomina la «Pompeya española», lo que proporciona una idea de su relevancia patrimonial. En uno de los paneles se halló la representación de un barco dentro de una escena mitológica muy conocida en la Antigüedad. El complejo arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2012, principalmente por los mosaicos allí descubiertos. Por estos motivos dedicamos una entrada sobre la escena marítima de esta joya patrimonial.

División establecida para la identificación de las estancias. Fuente: Rodríguez, 2009

La localización de los mosaicos

La estructura residencial cuenta con varias estancias, entre las que destaca la sala Octogonal (se puede ver en la zona noreste de la figura anterior) y la sala Triabsidada, de imponentes dimensiones (casi 300 m2) y con unos extraordinarios pavimentos. Estas enormes habitaciones eran frecuentes en los más lujosos conjuntos residenciales. Estaban destinadas a los grandes banquetes, donde los comensales se podían reclinar en los lechos dispuestos en semicírculo. En esta última sala es donde se halla un excepcional mosaico con unas dimensiones conservadas de 231,62 m2, que fue realizado en una variadísima gama cromática, incluido el dorado, con una técnica que resaltaba el contorno alrededor de cada figura y se usaba para destacar los detalles principales del diseño (opus vermiculatum).

Es una amplia zona central dividida en seis paneles con escenas de temática mitológica y alegórica. En uno de los cuadros se representa el pasaje del rapto de Helena por el príncipe Paris y su viaje a Troya, que detallamos a continuación.

El rapto de Helena y la guerra de Troya

La vida de este príncipe troyano hijo del rey Príamo no se inició muy bien, ya que antes de su nacimiento su madre tuvo un sueño en el que se aventuraba que él sería la ruina del reino, por lo que fue abandonado y criado por pastores hasta que al final, cuando era ya un joven, entró en la corte troyana. Una vez aceptado fue enviado a Esparta y allí conoció a Helena, de la que se enamoró y a la que «raptó» (parece que ella estaba conforme en irse con él). Pero Helena era la esposa de Menelao, el rey de Esparta. Éste, una vez informado del suceso, pactó las alianzas bélicas oportunas con otros reyes griegos parientes suyos y fue a atacar Troya (en la actual Turquía). Y así comienza la historia de la famosa guerra de Troya que Homero narra en La Odisea.

Localización de Troya en la actual Turquía. Fuente

La escena marítima

El panel figurativo C, que ocupa una enorme superficie (10 m x 2,32 m), aparece en la parte oriental y se puede subdividir a su vez en varias escenas. Hay que pensar que en ella se desarrollan varias acciones recogidas en el mismo panel y que pueden asemejarse a las actuales viñetas, pero sin separación. En un largo mosaico se narran de manera lineal los hechos mas conocidos de la vida del príncipe Paris, con especial detalle en el rapto de Helena, la reina de Esparta.

La escena marítima del mosaico de Noheda. Fuente: Valero, 2015

En la primera aparece el juicio de Paris, vinculado con su nacimiento y su destierro. El siguiente conjunto es la parte náutica y se desarrolla en torno a un barco. En él se pueden observar dos actividades distintas, una de arribada de la nave y otra de salida de puerto. Lleva cuatro marineros a bordo, dos de ellos atan amarras y otros dos que se afanan en izar las velas, queriendo describir las dos escenas diferentes. El príncipe Paris accede a la embarcación mediante una rampa situada en la popa, y lleva de la mano a Helena, que va acompañada de tres asistentas. En el otro lado de la nave, por la proa, simulando la llegada a Troya, los mismos personajes descienden por la pasarela.

Representación de la pareja protagonista, Helena y Paris. Fuente: Valero, 2015

El barco

La nave es redondeada y panzuda, con remos y arboladura sencilla, con el casco multicolor. El mástil principal porta una verga que sirve de soporte a una vela cuadrangular blanca. Del costado del barco sobresalen diez largos remos. La borda de estribor aparece decorada por una línea de ondas, con fondo degradado de color rojo y azul alternativamente.

Fuente: Valero, 2015

El casco está decorado con casetones multicolor entre los que se encuadran dos animales acuáticos. Simulando ambas escenas, aparecen dos rampas de color dorado, una de entrada, al lado izquierdo del barco, compuesta por cinco listones transversales que hace las veces de escalones y que están fijados a la tablazón con tres clavos cada uno, bastante visibles en la escena. La del lado derecho, por la que descienden las jóvenes, porta una rueda en su extremo diestro, para permitir un atraque cómodo. Parece, por sus características, que representa una corbita, una nave de transporte usada en época romana.

Otra joya arqueológica más que contribuye a enriquecer nuestro importante legado patrimonial, que no siempre es apreciado como se merece, motivo por el cual insistimos en que se conozca y valore.

Más información

ARBEO CUESTA, Lucía. El mosaico en Hispania durante el Bajo Imperio: la Villa de Noheda. Archivos de la Historia, 2019.

LLEDÓ SANDOVAL, José Luis. Mosaico romano de Noheda (Cuenca): su descubrimiento. Madrid: Visión Libros, 2010. 201 p.

RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, José Luis. Intervenciones de conservación y restauración en los mosaicos de Noheda. Informes y Trabajos, 2009, 2, p. 91-97.

VALERO TÉVAR, Miguel Ángel. La villa romana de Noheda: la sala triclinar y sus mosaicos. Tesis doctoral. 2015.

VALERO TÉVAR, Miguel Ángel. Los mosaicos de la villa de Noheda (Cuenca). Boletín Arqueología somos todos, 2016, 4, p. 10-12.

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Es difícil hallar ilustraciones sobre temas navales y marítimos fuera de este ámbito concreto. En los textos medievales y modernos suelen aparecer animales reales o fantásticos, pero raramente encontramos alguna nave o símbolo acuático. Sólo se dibujan cuando los protagonistas tuvieron un vínculo muy fuerte con el mar, participaron en batallas navales, navegaron frecuentemente o nacieron y vivieron en lugares costeros prominentes. 

Detalle que representa al rey Sancho y a sus dos esposas

Y este es el caso de una genealogía de los reyes de España y de Portugal, del siglo XVI, que aparte de las magníficas ilustraciones sobre estos insignes personajes, como las que se pueden ver en la figura superior, se añaden viñetas alusivas a sus hechos más destacados, entre los que se encuentran batallas navales, grandes viajes por mar, así como vistas de puertos y ciudades costeras. Lisboa es la gran protagonista de las imágenes, una ciudad que durante el siglo XVI se enriqueció gracias a las mercancías que llegaban a su puerto procedentes de multitud de puntos del globo.

Panorámica del puerto lisboeta

Lisboa durante el siglo XVI

En la primera mitad del siglo XVI Lisboa se había convertido posiblemente en una de las ciudades más ricas del mundo. Era ya un mercado de productos de lujo para las elites de toda Europa. El dominio portugués de los mares lejanos le permitió alcanzar nuevos géneros que se intercambiaban con el resto de naciones; además de los productos africanos, llegaban a su puerto especias (pimienta, canela, jengibre y nuez moscada), plantas medicinales, tejidos de algodón y diamantes por la ruta de las naos de la India; las porcelanas Ming y la seda de China, los esclavos de Mozambique y el azúcar brasileño. Además, continuaba el comercio de bacalao con Terranova, los frutos secos y el vino.

Para organizar todo el intercambio y recaudar los correspondientes impuestos, se crearon las casas portuguesas de comercio, como la Casa de la Mina, la de Arguim, la de los Esclavos, la de Flandes y la de la India. Los enormes beneficios sirvieron, entre otros, para la construcción de la torre de Belém y el monasterio de los Jerónimos (que se pueden apreciar en la ilustración inferior).

Galeones y galeras en Lisboa

Los reyes ibéricos, su genealogía

En las hojas de esta obra se dejó espacio para los escudos de cada uno de los personajes que aparecen, aunque muchos están vacíos, sin completar, como los que se pueden observar a la derecha y a la izquierda de los dos personajes principales de la figura siguiente.

Detalle de una de las láminas en la que aparece los reyes de Portugal Alfonso Enríquez y Mafalda. Se pueden apreciar espacios en blanco destinados a miniaturas que no se rellenaron

La obra

Este álbum de reyes, datado en los años treinta del siglo XVI, fue una colaboración entre un autor portugués, Antonio de Holanda, y un vecino de Brujas, Simon Bening. Está formado por 13 hojas separadas, que contienen una genealogía real a página completa cada una, con unas 10 miniaturas y bordes historiados.

Otro detalle del puerto de Lisboa

No está digitalizado todo el manuscrito, así que sólo podemos incluir aquí imágenes de las que se ofrecen en la web de la Biblioteca Británica, institución en la que está custodiado (Londres, British Library, Leaves from the Genealogy of the Royal Houses of Spain and Portugal (the ‘Portuguese Genealogy’) Ms.12531). De cualquier forma, al final aparece el inventario completo.

Los autores

Durante este período los talleres flamencos estaban en plena producción y a la Península llegaban desde allí. En su mayoría iban destinados al rezo, eran de pequeño tamaño y estaban ricamente decorados, como breviarios y libros de horas, pero también para las familias más poderosas se creaban genealogías, con la posibilidad de incluir miniaturas (retratos, escudos y emblemas) a gusto del cliente, dejando espacios en blanco para ello. Era frecuente que estos encargos se realizaran en el taller de Simon Bening, cuya abundante obra le convirtió en el pintor de libros flamenco más importante del siglo XVI. El otro autor, Antonio de Holanda, fue el fundador de la escuela miniaturista desarrollada en Portugal durante la primera mitad del siglo XVI.

Galera de fanal. Probablemente se representa al rey de Portugal, portando sus armas, hacia Tierra Santa, para ayudar a Balduino, rey de Jerusalén

Para concluir

Esta obra, una joya genealógica, es la más importante de los encargos realizados en el taller de Bening. Era para el hermano del rey Juan III de Portugal y posiblemente estuvo en manos de Felipe II de España. Además, posee unas ilustraciones magníficas, algunas de las cuales vinculan a los reyes españoles y portugueses con actividades marítimas, representan puertos, galeras, galeones y una ciudad costera atlántica clave en ese momento: Lisboa. Dibujan el poder naval de las monarquías ibéricas en los inicios de la edad Moderna, cuando tanto España como Portugal lideraban los grandes viajes marítimos interoceánicos. Por lo tanto, es también es una joya patrimonial naval y marítima.

Más información

NOGALES RINCÓN, David. Cultura visual y genealogía en la corte regia de Castilla durante la segunda mitad del siglo XV. e-Spania, 2011.

RAMOS, João. Genealogia dos Reis de Portugal. Biblos (Coimbra), 1934, 10, p. 331.

RODRÍGUEZ VILLA, Antonio, et al. Historia genealógica y heráldica de la Monarquía Española, Casa Real y Grandes de España. 1898.

VILAR, Luis, et alDiccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la monarquía española. F. Sánchez à cargo de A. Espinosa, 1859.

Inventario de las hojas que contiene la genealogía de las casas reales de España y Portugal

  • F. 1: Espacio dejado para prólogo. Contiene personajes mitológicos.
  • F. 2: Espacio dejado para el árbol genealógico de Magog. El borde contiene once gigantes de la mitología, con descenso de Unor a Bofind.
  • F. 3: Árbol genealógico de los reyes de León y Castilla.
  • F. 4 y 5: Árbol genealógico de los reyes de Aragón.
  • F. 6: Árbol genealógico que muestra la descendencia de Don Enrique de Portugal de Esteban, rey de Hungría;
  • F. 7 y 8: Árbol genealógico de los reyes de Portugal desde Alfonso Enríquez hasta Alfonso II.
  • F. 9: Árbol genealógico de los reyes de Portugal, que muestra la ascendencia de Sancho Capello y Alfonso III;
  • F. 10: Árbol genealógico de John, duque de Lancaster.
  • F. 11: Árbol genealógico de los reyes de Inglaterra y Castilla.

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Los escudos familiares contienen elementos de su historia más representativa y ésta suele estar ligada a su lugar de origen. Dos trabajos los han estudiado y de ellos tomamos los datos para exponer la presencia de temas náuticos en la heráldica familiar española, que sólo se encuentran en un 1% de los escudos. Según ésto, cualquiera podría deducir que España apenas tiene vínculo con el mar, lo que es del todo equivocado. Para reducir esta ausencia, dedicamos una entrada a la heráldica que contiene iconografía naval y marítima. Primero aparecen elementos naturales, es decir los que estaban antes de que la humanidad se decidiera a navegar, y por otra las creaciones del hombre para adentrarse en la mar y para explotar sus recursos.

ELEMENTOS NATURALES

El mar

Las ondas, cuando se representan en los escudos nobiliarios, pueden referirse tanto al mar como a la corriente de un río. Sin embargo, hay veces que los propios apellidos lo pueden aclarar, como es el caso de Aldamar, donde aparecen ondas por duplicado.

Existen más blasones que portan ondas de agua, como los de las familias Hurtado de Mendoza, Rojo y Zarauz.

Animales y elementos marinos naturales

Aunque son escasos, hemos hallado alguno, como un pez en la casa de Engómez y una ballena en el apellido catalán Marí (escudo de la derecha).

Muy vinculado con el camino de Santiago hallamos veneras, por ejemplo en el apellido vasco Plazaechea de Astigarraga y, tallado en sus casas solariegas, los de Goiburu, Irarrazabal, Lartaún, Mallea y Saloguen. Más abajo, en una de las ilustraciones correspondientes al apellido César, se pueden ver seis veneras.

ELEMENTOS Y PRODUCTOS CREADOS POR LA HUMANIDAD

Las naves

Las hay de diferentes tipos, aunque las más frecuentes son barcas, canoas y piraguas. En Heráldica se suele dibujar el navío, nao o nave sobre las aguas, en un solo esmalte, plata en la mayor parte de los casos, y a veces sobre un mar embravecido. Aunque existe imprecisión en los trazos como para poder distinguir los tipos de naves, casi siempre aparecen los mástiles y el velamen.

Si bien no es una figura frecuente en la heráldica española, haciendo honor a su tradición marinera, se han hallado más de 200 escudos que se blasonan con navíos. Se han podido distinguir galeras, galeones, carabelas, veleros, fragatas, bergantines, corbetas y naos. También aparecen las barcas (o bateles), que se dibujan con sus remos respectivos y sin ningún tipo de velamen. Aparte de los apellidos de las ilustraciones que aquí recogemos, se han identificado en otros como Alzola (galeón con sus gavias y sobregavias en el mástil mayor y trinquete), Aldazabal-Murguia (un buque de tres palos con las velas desplegadas sobre ondas de mar), Olalde (una nave de tres palos con sus velas al viento navegando en ondas de mar), Rentería (una fragata con velas desplegadas y cuatro navíos en actitud de combate) y Uranzu (sobre ondas de mar están colocados un galeón, cinco galeras, siete galeotes, cinco fustas y un bergantín).

Pertrechos

Aparecen distintos elementos que suelen usarse en una nave, tales como remos, pértigas, quillas, sistemas de anclaje (como las dos anclas que lleva el apellido Bustinzuria o las cinco del escudo de Cristóbal Colón), velas (en el apellido Velo), timones, escafandras, instrumentos para la pesca y nudos marineros.

Instrumentos de navegación

En mucha menor medida también se han encontrado escudos que incluyen algunos de los instrumentos que facilitan la navegación, como el compás, la brújula, el cuadrante o el catalejo.

Herramientas para la pesca

En un país en el que la pesca ha significado tanto, sus instrumentos también se incluyen en algunas ocasiones, como por ejemplo el anzuelo, granpín (rezón pequeño), arpón, tridente, red o nasón (red de pesca en forma de embudo).

González del Hierro. Fuente

En menor medida también aparecen algún faro, como el del apellido homónimo, una escafandra o nudos.

Heráldica marinera: el escudo de la familia de Antonio de Gaztañeta

Muchos marinos incluyeron en sus escudos elementos de esta temática. De la mano de Aldabaldetrecu (1998) traemos las armas de un insigne oficial de la Armada, que además es conocido como constructor de barcos: Antonio de Gaztañeta. Éstas aparecen labradas en su casa palacio de Arrietakua (Mutriku), que fue mandada levantar por su segunda mujer, Jacinta de Urdinso.

En la fachada de piedra hay dos escudos de armas. En la actualidad se pueden ver separados por un balcón, pero unidos forman los cuatro apellidos del constructor naval. Entre otros ornamentos exteriores, en su diestra está esculpida la popa de un buque, un sextante, la bola del mundo y un ancla con su caña de un solo brazo; en el de su siniestra se localizan la proa del navío con su mascarón, un astrolabio y la caña del ancla, también con un solo brazo.

Aunque escasas, son muestras que dejan constancia de la vinculación con el tema naval y marítimo que en España ha habido a lo largo de la Historia.

Nota: las imágenes de los escudos aparecen con múltiples variaciones según las fuentes, por lo que los que incluimos aquí son sólo a modo de ejemplo. Si alguien está interesado en que añadamos o modifiquemos el suyo, solo tiene que mandar una imagen con calidad, indicando algo de su historia y sobre todo la fuente.

Más información

ALDABALDETRECU, Roque. La heráldica y el mar en GipuzkoaItsas Memoria, 1998, 2, p. 599-618.

ANTÓN REGLERO, Florentino. Orígenes de la heráldica marítima española (participación cántabra)Monte Buciero, 2006, 12, p. 13-46.

ANTÓN REGLERO, Florentino. Combates navales en la heráldica marítima españolaRevista General de Marina, 2010, 259, 5, p. 795-804.

VALERO DE BERNABÉ, Luis. Análisis de las características generales de la heráldica gentilicia española y de las singularidades heráldicas existentes entre los diversos territorios históricos hispanos. Universidad Complutense de Madrid, 2008.

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