Alborán es un nombre que evoca, es la evolución de un término árabe sonoro que ha servido para denominar una pequeña isla mediterránea española. De ésta tomó nombre el mar de Alborán, que está situado entre el sur de la Península Ibérica y la costa norteafricana. La isla, situada en sus límites, que apenas tiene 2 km, se localiza al sur de Adra y al norte del cabo de Tres Forcas. Tiene una altura máxima de 14 m sobre el nivel del mar y con frecuencia se distingue por el faro que allí existe. También hay, a unos cien metros dirección nordeste, un islote, denominado de La Nube. Por su emplazamiento, en medio del mar abierto, así como por la falta de relieve, suele estar muy azotada por el viento. Su atractivo es el litoral, con agua clara y, en especial, la presencia de caladeros de gran importancia comercial, ricos en especies como la gamba roja, besugo, merluza y cigala.

La Isla de Alborán tiene un pasado que alberga leyendas acerca de los corsarios, monjes de Europa del Este, fareros, conquistas post-colombinas, pilotos de las guerras mundiales y también civiles. Pertenece administrativamente a Almería, aunque en el pasado formó parte de la provincia de Málaga.

Un poco de historia
Las costas del mar de Alborán han estado habitadas desde el origen de la civilización y es uno de los espacios de mayor importancia geoestratégica mundial. Sus riberas han sido testigos del nacimiento de algunas de las primeras culturas, como la de los Millares (IV milenio a.C.) y la del Argar (III milenio a.C), que desarrollaron en él parte de sus actividades.

El testimonio más antiguo encontrado de la isla es del geógrafo romano Rufo Festo Avieno, del siglo IV d. C., en su obra Ora Maritima (un poema latino que describe las costas e islas mediterráneas y atlánticas de la península Ibérica en la antigüedad). En él cita la isla de Noctiluca, que parece que es la de Alborán. En esos momentos en ella había un santuario usado por indígenas procedentes de los dos continentes cercanos. Existen evidencias (restos de lamparillas púnicas, así como de ánforas y anclas romanas encontradas en su superficie y bajo el agua, en sus proximidades) de la presencia de navegantes griegos, fenicios y cartagineses en la isla y su entorno, que fondearon allí durante sus rutas de navegación.

Aparece ya en antiguas cartas de navegación como punto estratégico, fondeadero, zona de descanso y encrucijada de vías comerciales que unían ambos continentes, tanto desde el Atlántico como del Mediterráneo.
Su importancia no evita el problema generado por sus bajíos, lo que la convertía en un área de naufragios. Igualmente ha sido escenario de batallas, como el combate naval en 1540 que enfrentó a las galeras reales con corsarios turcos y berberiscos, saldándose con más de 800 muertos. También fue refugio de piratas, corsarios y contrabandistas. Entre ellos destaca el legendario corsario tunecino conocido como Al-Borani (cuyo nombre en turco significa tempestad o tormenta) que muy posiblemente dio nombre a la isla y al mar que la rodea.

El mar de Alborán es la región del Mediterráneo que recibe el agua atlántica que fluye por el estrecho de Gibraltar en superficie, desde el cercano golfo de Cádiz, y la última cuenca que atraviesan en profundidad las aguas del Mediterráneo antes de salir al Atlántico. Por ello, en Alborán se superponen masas de agua formadas tanto en el Mediterráneo oriental y occidental como en el Atlántico que, unido a la forma de la cuenca, hacen que la circulación general sea de gran complejidad.
En 1859 se decidió construir un faro, que se encendió por primera vez diecisiete años después. Contaba con una plantilla de cuatro torreros. Desde ese momento su luz ha tenido varias adaptaciones a los nuevos sistemas. Así, en 1915 se terminó la instalación de un sistema de petróleo por incandescencia, que permitía un alcance de 23 millas con buen tiempo. En 1936 se automatizó con un sistema de acetileno y ya en 1984 se electrificó. Actualmente funciona con energía solar.
Aunque en algunos momentos allí vivieron varios pescadores, las condiciones de vida eran bastante difíciles en la pequeña isla. Al estallar la II Guerra Mundial, el gobierno español situó en la isla un destacamento de la Marina para defenderla. Como surgieron problemas para la estancia, se eliminó la obligación de residir en la isla, por lo que muchos de sus trabajadores se fueron, alojándose en el continente.

En ella abunda un mineral al que la isla también ha proporcionado su nombre, la alboranita. Según su descubridor es una roca volcánica con un carácter intermedio entre los basaltos y las andesitas.

Actualmente sólo viven en ella miembros de la Armada allí destinados, que no suelen más de 11 personas y que no residen de manera continuada, sino que van siendo reemplazados. Desde 1997 es una reserva marina de España, tanto por su elevada biodiversidad, como por su vulnerabilidad frente a las pescas abusivas, profesionales y recreativas.
Más información
BÁEZ, José Carlos, et al. (ed.). Alboran Sea-Ecosystems and Marine Resources. Springer Nature, 2021.
CASCIELLO, Emilio, et al. The Alboran Domain in the Western Mediterranean evolution: the birth of a concept. Bulletin de la Societe Géologique de France, 2015, 186, 4-5, p. 371-384.
COMAS, M. C., et al. The origin and tectonic history of the Alboran Basin: insights from Leg 161 results. En Proceedings of the ocean drilling program scientific results, 1999, p. 555-580.
PARACUELLOS, Mariano; NEVADO, Juan C. y MOTA, Juan F. (dirs.). Entre África y Europa. Historia Natural de la Isla de Alborán. Sevilla: Junta de Andalucía, 2006.
PARACUELLOS, Mariano; NEVADO, Juan C.; y MOTA, Juan F. La isla de Alborán, un olvidado entorno de gran trascendencia ecológica para el Mediterráneo. Paralelo 37, 2007, 19, p. 111-122.
PEREA, Hector, et al. Revealing the earthquake history during the last 200 ka on a large submarine strike-slip fault: The Yusuf Fault System (Alboran Sea). 2020.