Aunque en su Galicia natal es bastante conocido, fuera de su tierra pocos son los que saben el papel que un arzobispo, Diego Gelmírez, tuvo en la historia naval gallega y en la de la toda España. En una época en la que vivir cerca del mar era aventurarse a invasiones, robos y saqueos, mientras otros eclesiásticos cambiaron de lugar su sede huyendo de los peligros costeros, Gelmírez creó la que fuera posiblemente la primera armada digna de ese nombre que existió en la Península Ibérica.
