Un técnico del Museo de Arqueología e Historia de Melilla, Sáez Cazorla, publicó un artículo sobre una pieza encontrada en Melilla, que, por sus implicaciones marinas, y sobre todo por la antigüedad y originalidad de la pieza, hemos considerado que debía conocerse y admirarse.
Se trata, a primera vista, de una bonita escultura que representa un delfín sobre las aguas. Realmente es un frasco para guardar perfume realizado en la península itálica, durante el siglo III a. de C.
Entrando en detalles sobre la pieza, es cerámica hueca en forma de delfín sobre un pedestal de modulaciones representando las olas, que conserva aún intacta restos de pintura roja sobre las mismas. De época Helenista, siglo III a.C., procedente probablemente de Campania (Italia), es un recipiente contenedor de perfumes, con una bolita en su interior que tiene la finalidad de evitar que se solidifique.
Sáez dice que, sin lugar a dudas, es una pieza hallada en Melilla en las excavaciones que se llevaron a cabo a principios del siglo XX en el desaparecido Cerro de San Lorenzo, del que dará cuenta, Rafael Fernández de Castro, en su ya clásico libro “Melilla Prehispánica”, donde señala que “fueron remitidos a Madrid”. Actualmente la pieza está en el Museo de Arqueología Nacional en Madrid, mientras que en Melilla, en el Museo lo que podemos encontrar es una reproducción.
Tiene un asa y debajo un pequeño recipiente cóncavo para recoger el líquido que entrará en el interior por cinco oquedades; tras su llenado y con una ligera inclinación, el líquido se dirigirá a la cabeza del animal y fluirá después por la boca. En su interior lleva un hueso de aceituna o cereza, para evitar la solidificación del perfume. Existía la creencia en la antigüedad, de que dicho hueso, o “pipo”, lo debía comer la misma persona que iba a ser propietaria del envase de perfume, para que su influencia y energía estuvieran siempre cerca.
Esta pieza lleva también un vástago en el centro, de madera, probablemente a causa de una anterior restauración en la cola, y que posibilita que el hueso pueda moverse mejor. Sus dimensiones son 8,5 cm. de altura por 15,5 cm. de longitud y una anchura de 6,5 cm.
El origen y desarrollo de la perfumería en Grecia lo encontramos en la civilización cretense, así como en Siria y otros pueblos mediterráneos. Los perfumistas de estos países instalaron sus negocios en las ciudades griegas, y, en pequeñas tiendas o en paradas desmontables en las ágoras o en los mercados públicos, vendían los productos que elaboraban.
La gran aportación de los griegos a la perfumería fue la capacidad para aplicar su arte a los frascos de cerámica, que se utilizaban como recipientes para guardar los perfumes y que todavía hoy no han sido superados en belleza. Los griegos diseñaron gran cantidad de frascos de cerámica para todos los usos, y crearon siete formas de frascos para guardar perfumes y los decoraron con motivos geométricos, o de animales fantásticos o bien de escenas mitológicas o cotidianas de figuras negras o rojas según el tiempo.
Algunas vistas marinas de la ciudad de Melilla
Fuente de información utilizada
Akros. Revista del Museo de Arqueología e Historia de Melilla, 2006, 5.
Mil gracias por tus comentarios