Este espectáculo nació en los primeros tiempos del Imperio romano y consistía en la reproducción a escala reducida de las batallas navales más importantes de la Antigüedad. Había enfrentamientos a muerte como en la realidad. En algunas ocasiones, y ya en plena Edad Moderna, se han celebrado con motivo de algún hecho importante, como una boda real o de la alta nobleza.

Para llevarlos a cabo algunas veces se construían edificios (también conocidos como naumaquias) o se adaptaban algunos existentes, como los circos. Para su celebración se precisaba una depresión en el terreno y un curso de agua.
La primera naumaquia de la que tenemos noticia se debe a un historiador romano, Suetonio, y sabemos que tuvo lugar en el lago artificial que Julio César hizo preparar en el Campo de Marte, en el año 46 a.C. Se simuló el enfrentamiento entre tirios y egipcios, con unos 6.000 hombres en el campo.

Sabemos, por el historiador Tácito, que Claudio también celebró una:
«Claudio mandó abrir y cortar un monte entre el lago Fucino y el río Liris, para que más gente pudiese ver la grandeza de aquella obra. Se preparó en el mismo lago una batalla naval, como hizo antes Augusto con bajeles más pequeños y en menor número. Claudio mandó preparar cien naves de tres y de cuatro órdenes de remos por banco, tripuladas con 19.000 hombres. Construyó en torno a las orillas del lago una calzada, como si fuera tierra firme y para quitar a los combatientes la esperanza de la huida puso gruesas estacas trabadas y reforzadas entre sí alrededor. El lago estaba ocupado por las dos armadas que debían de pelear, con las naves empavesadas y a punto de guerra; y una multitud innumerable llenó las riberas y cerros, como un teatro, de los pueblos más cercanos y otros de la ciudad misma» (Anales del Imperio Romano, libro XII, Tácito)
Otra naumaquia memorable fue la celebrada por Augusto, cerca del año 2 a.C. En aquella ocasión 3.000 hombres a bordo de birremes y trirremes reprodujeron la batalla de Salamina. Para llenar de agua todo el edificio construido al efecto hicieron falta unos quince días, llegó a lo largo de 33 kilómetros del acueducto Aqua Alsietina y procedía de los lagos Bracciano y Martignano. El estanque tenía una longitud de 556 metros y una anchura de 357 (Monumentum Ancyranum IV, 43-44, 2).

Existen noticias de otros edificios erigidos para estas fiestas, como la naumaquia que había detrás de la actual iglesia de San Cosimato y de San Francisco de Ripa y el Giancicolo (Coarellli) o la construida por Calígula. Trajano, en el año 109, inauguró un edificio de más de 100 metros de ancho y de unos 3.000 de longitud, pero fue destruido y sus restos diseminados. La última naumaquia de la época antigua parece que fue la que levantó Domiciano en el Campo de Marte, aunque no está suficientemente demostrada su existencia.

Varias de las naumaquias más famosas se celebraron en el conocido Coliseo romano. En sus sótanos había conductos que recogían el agua para llenar el circo, y también tuberías que, tras la batalla, hacían que el agua fuera bajando paulatinamente hasta volver a dejar el terreno seco, para dar paso a las luchas de gladiadores.

En otras ciudades del imperio romano existen evidencias de la celebración de naumaquias, tanto en la península Itálica como fuera de ella, como es el caso de Apamea (Siria), según Finlayson.
Naumaquias en la Edad Moderna
Ya en el siglo XVI se llevaron a cabo varias naumaquias en distintos lugares de Europa, todas vinculadas con fiestas o bodas de renombre. Una de las más conocidas fue la que se presentó como el evento final de un festival organizado en Florencia en 1589, en el palacio Pitti, para conmemorar la boda del Gran Duque Fernando de Toscana y la Gran Duquesa Cristina de Lorena, nieta de la reina francesa Catalina de Médicis (descrita por Shewring).

En España, el rey Felipe IV las organizaba en el estanque del Palacio del Buen Retiro. Durante los siglos XVII y XVIII eran conocidas las del río Turia, entre ellas la celebrada en 1755.
Otras se hicieron fuera de España. Una con motivo de la celebración de la boda de Víctor Amadeo I de Saboya, Príncipe de Piamonte y Marie Cristina de Borbón, princesa de Francia, en 1619 en los Alpes, en el lago de Mont-Cenis. También sabemos que hubo otra con motivo del matrimonio de Mª Adelaida de Saboya y Luis, duque de Borgoña en 1697, padres del futuro Luis XV de Francia. Y que el Duque de Orleans mandó construir una villa sólo para las naumaquias.

Más información
ARENA, P. Gladiatori, carri e navi. Gli spettacoli nell’antica Roma. Rome: Carocci Editore, 2020.
ASTHON, N. G. The Naumachia near Amorgos in 322 B.C. The Annual of the British School at Athens, 1977, 72, p. 1–11.
BERLAN, Anne. Les premières naumachies romaines et le développement de la mystique impériale (46 av. J.-C.–52 ap. J.-C.). Hypotheses, 1998, 1, 1, p. 97-104.
FINLAYSON, Cynthia. New Excavations and a Reexamination of the Great Roman Theater at Apamea, Syria, Seasons 1–3 (2008–2010). American Journal of Archaeology, 2012, 116, 2, p. 277-319.
GARELLO, Francesca. Sport or showbiz? The naumachiae in the Flavian amphitheatre. Dio, 2000, 66, p. 3.
LlBERATl, A. Le Tibre et les Naumachies. En: Le Tibre, Paris, 1985, p. 228 y ss.
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SHEWRING, Margaret. The Savoy Naumachia on the Lake Mont Cenis: A Site-specific Spectacle in the ‘Amphitheatre’of the Alps. En Waterborne Pageants and Festivities in the Renaissance. Routledge, 2017, p. 327-338.
TAYLOR, Rabun. Torrent or Trickle? The Aqua Alsietina, the Naumachia Augusti, and the Transtiberim. American Journal of Archaeology, 1997, 101, 3, p. 465–92.