Mediterráneo: el Mar de los mil nombres

El Mar Mediterráneo, ese inmenso lago que muchos pueblos han considerado suyo a lo largo de la Historia, ha recibido cientos de nombres, precisamente por esa pertenencia múltiple. Muchos de ellos no han llegado hasta nosotros, pero algunos sí que todavía se pueden leer en las piedras, en los papiros, en los manuscritos, en los impresos y en otras manifestaciones patrimoniales que forman nuestro pasado común.

El primer mapa de «carreteras» del Mediterráneo

Síntesis. Una de las primeras rutas que se cartografiaron son las que rodean al Mare Nostrum. En esta representación se puede apreciar que el Mediterráneo no aparece como una barrera insalvable, sino que se ha integrado en las rutas terrestres. También destaca la forma abstracta de dibujar el territorio, que responde a la idea de representar las trayectos diarios que se recorrían en la Antigüedad.

Cartas celestes: la visión del cielo

Iniciamos una serie de entradas dedicadas a la imagen que durante milenios la humanidad ha tenido del cielo. Durante siglos, mucho antes de que los instrumentos náuticos ayudaran al hombre a orientarse en el mar, una de las pocas señales con las que contaban los antiguos marinos cuando oscurecía eran las estrellas. De ahí nació la costumbre de dibujarlas, de realizar primitivas versiones del cielo para poder conocer la situación en un momento dado.

El manuscrito chino Dunhuang (que lleva el nombre de la ciudad de la Ruta de la Seda, cerca de donde se encontró) es, excluyendo los astrolabios, el mapa celeste más antiguo conocido. Fue descubierto en 1907 por el arqueólogo Aurel Stein en la ciudad de Dunhuang y actualmente se conserva en la British Library como parte del International Dunhuang Project.