“Quien domina el mar, domina todas las cosas” (Temístocles)
En el siglo XIX en ciertos puertos británicos y estadounidenses se extendió una práctica que rozaba la ilegalidad, que consistía en secuestrar a hombres fuertes y sanos para enrolarlos a la fuerza en un barco y que sirvieran como marineros en él. Era conocida como shanghaling. Las técnicas para embarcarlos eran el engaño e incluso la violencia física. Sin embargo, fueron las formas que se utilizaron para reclutar a la fuerza a estos hombres los que han convertido casi en leyenda esta práctica.