Crónica de un traslado histórico
El día 15 de diciembre de 2012 quedará marcado como una fecha importante para el Patrimonio Naval español. El submarino que Isaac Peral inventó en el siglo XIX se trasladó, dentro de la propia ciudad de Cartagena (España), desde su localización actual a la definitiva, con objeto de proceder también a su restauración.
A las 07.00 horas comenzaban, en el Muelle de Alfonso XII de la ciudad portuaria, las maniobras para izar el submarino del inventor cartagenero Isaac Peral, desde su emplazamiento hasta el remolque del camión que iba a conducirlo a su nuevo destino: el antiguo taller de calderería del Arsenal, hoy edificio adscrito al Museo Naval de Cartagena.
Un crecido grupo de personas contempló la operación y acompañó el tránsito del submarino a través de la calle Alfonso XII, hasta entrar por la Puerta del Mar del Arsenal, pasando por delante del Museo Naval y del edificio de la sede de la Cátedra de Historia Naval.
A las 11.00 h. entró el submarino en el antiguo taller de calderería del Arsenal de Cartagena, maniobra difícil por el poco margen de espacio que existía para entrarlo, como se puede apreciar en la imagen, que fue resuelta con gran maestría y profesionalidad por la empresa encargada del traslado.
Una vez dentro, fue necesario realizar varios movimientos del remolque y de las dos grúas, que tenían la misión de izar el submarino. Estas operaciones se realizaron felizmente, quedando el Peral descansando sobre su cuna a la 13.00 h.
El nuevo emplazamiento del submarino permitirá una adecuada restauración y la óptima conservación del casco. Además, una vez retirados los bloques que tapan los vanos de los arcos del edificio, que serán sustituidos por cerramientos de cristal, el público podrá contemplar el buque desde la plaza de la Real Armada.
Es de suponer que todas las piezas relacionadas con el submarino y con su inventor Isaac Peral, serán trasladadas al nuevo emplazamiento, creando así la perfecta exposición, en la que lo que significó el buque y la obra de Isaac Peral puedan llegar mejor al ciudadano. Manteniendo así, en la memoria de las sucesivas generaciones, el recuerdo de un español que, en una época de decadencia nacional, y a pesar de todos los inconvenientes, fue capaz de adelantarse a las naciones tecnológicamente más avanzadas. Con su inteligencia logró resolver la cuestión de la propulsión del submarino y dotar a éste del arma capaz de combatir, en alta mar, a los buques enemigos; adelanto científico que, más de cien años después de la muerte de su autor, todavía perdura.
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