Por Jorge Martínez Reina, colaborador de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval
Introducción
Narciso Monturiol Estarriol (Figueras, 1819-1885) fue ingeniero e inventor. Según cuenta la crónica, estuvo presente en la muerte de un recolector de corales, motivo por el cual decidió diseñar una nave capaz de sumergirse sin demasiados riesgos, con el objetivo de garantizar la seguridad de la persona que fuera dentro de la misma. Lo llamó Ictíneo.
Etimología del nombre
El nombre Ictíneo nace fruto del resultado de combinar las palabras del griego antiguo ichtus (pez) y naus (barco). Según Monturiol se llamaba así (barco-pez) porque su forma era la de un pez, ya que tenía propulsor en la cola, aletas para la dirección, vejigas natatorias y piedras que actuaban como peso para que existiera un equilibrio con el agua desde el momento en que se sumergiera.
Primera fase
El Ictíneo I, una asombrosa creación, emergió de los astilleros barceloneses de Nuevo Vulcano el 28 de junio de 1859. Era un submarino que tenía un desplazamiento de 10 toneladas y dimensiones de 7 metros de eslora por 2,5 metros de manga y 3,5 metros de calado. Su cota de inmersión en pruebas alcanzaba los 50 metros, pero su diseño apuntaba a desafiar profundidades que podían llegar a los 500 metros. Para tal hazaña, Monturiol empleó una configuración de doble casco, con el exterior de madera revestido de cobre, adoptando una forma similar a la de un pez. El casco interior, a su vez, era el de presión, con una capacidad de 7 m³ para cuatro personas, y entre ambos se ubicaban los tanques de flotación, que funcionaban con aire comprimido, así como los depósitos de oxígeno e hidrógeno.
Una de las innovaciones más relevantes del Ictíneo I fue el ingenio inventado por Monturiol: una máquina generadora de oxígeno y purificadores de aire que aseguraban la independencia de la atmósfera exterior, y permitía la supervivencia en su interior. En algunas pruebas de inmersión, la autonomía de aire respirable alcanzó sorprendentemente las seis horas, lo que demostró la eficacia de esta pionera tecnología.
El submarino era propulsado por la fuerza humana, accionado mediante manivelas, y su hélice de palas planas le confería una velocidad de tres nudos. Para controlar la embarcación bajo el agua, se utilizaban vejigas orientables y un timón en la popa.
El Ictíneo I realizó casi 60 pruebas de inmersión antes de ser presentado al público en septiembre de 1859 en Barcelona. El evento llamó la atención de una gran multitud, incluidas las autoridades civiles y militares, además de generar enorme expectación. Durante la demostración de dos horas y veinte minutos, el invento navegó por el puerto sumergido hasta una profundidad de 20 metros, manteniendo a su tripulación completamente aislada de la atmósfera exterior. Esta característica sorprendió a los espectadores, que no podían creer lo que estaban viendo.
Casi dos años más tarde, el 7 de marzo de 1861, Monturiol llevó a cabo una prueba similar en Alicante, esta vez con la presencia de autoridades estatales como el ministro de Marina, Juan de Zavala, y el de Fomento, Antonio Cánovas del Castillo. Su objetivo era atraer la atención del gobierno español y obtener financiación para desarrollar su nuevo submarino, en el que ya estaba trabajando.
Aunque el Ictíneo I demostró sus capacidades, el éxito de las demostraciones fue parcial: por un lado, despertó la curiosidad del público, pero al mismo tiempo se consideró que tenía un uso real limitado. Por todo ello, a través de una carta en la prensa solicitando colaboración popular, logró recaudar 300.000 pesetas de la época y fundó la empresa llamada «La Navegación Submarina», cuyo fin fue el de desarrollar uno más avanzado y grande, con fines industriales para la exploración del fondo marino y la investigación científica. Si bien no descartaba un uso militar, este nuevo diseño presentaba variaciones significativas para adecuarse a diferentes objetivos.
Segunda fase
El nuevo submarino recibió el nombre de Ictíneo II y fue botado en Barcelona el 2 de octubre de 1864. Con un desplazamiento de 46 toneladas, sus dimensiones alcanzaban los 14 metros de eslora, 2 metros de manga y 3 metros de calado. Lo que realmente destacaba era su innovadora tecnología de propulsión, que no se utilizaría plenamente hasta aproximadamente 80 años después, en submarinos de la Kriegsmarine.
Estaba impulsado por una máquina de vapor que no recurría a los combustibles tradicionales como el petróleo o el carbón, sino que utilizaba una mezcla de magnesio, peróxido, zinc y cloruro de potasio, cuya reacción generaba calor para producir vapor. Además, se obtenía otro elemento esencial para su funcionamiento: el oxígeno, que se utilizaba para que la tripulación respirara y también para la iluminación.
El interior tenía una capacidad de 29 m³, permitiendo acomodar a una tripulación que llegaba a 20 personas. Aunque su cota de inmersión estaba limitada a 30 metros, el Ictíneo II presentaba, al igual que su predecesor, dos cascos: uno externo y otro de presión. Sin embargo, durante las pruebas, se detectaron algunos problemas de estanqueidad (capacidad para evitar que entren partículas externas al interior de l habitáculo). A pesar de esto, el Ictíneo II se convirtió en el primer submarino de la historia impulsado por un motor de combustión y dotado de un ambiente interior completamente independiente del exterior.
Las exhibiciones y pruebas resultaron todo un éxito; sin embargo, la compañía «La Navegación Submarina» se declaró en quiebra en 1864. Ante la falta de fondos y apoyos, Monturiol se vio obligado a abandonar definitivamente el proyecto del Ictíneo.
Conclusión
El famoso barco-pez de Monturiol representa un capítulo fascinante en la historia de la navegación y la exploración submarina. Este increíble invento, diseñado por la mente visionaria de Narciso Monturiol, ha demostrado que, a pesar de todos los contratiempos que acontecieron, los sueños audaces y las ideas innovadoras como su revolucionaria propulsión anaeróbica, fueron la inspiración para futuros desarrollos en la construcción naval en general y en la submarina en particular.
Después aparecería el prototipo de Isaac Peral. Lástima que los gobiernos decimonónicos no fueran capaces de ver la importancia que hubiera supuesto para el país convertirse en la vanguardia mundial de la navegación submarina.
Más información
MONTURIOL, Narciso. Memoria sobre la navegación submarina por el inventor del Ictíneo o barco-pez. Barcelona: Establecimiento tipográfico de Narciso Ramirez,1860, 62 p.
MONTURIOL, Narciso. Ensayo sobre el arte de navegar por debajo de agua escrito por el inventor del ictineo ó Barco-Pez. Imprenta de Henrich y Ca, 1891 [Otra impresión más actual: Ensayo sobre el arte de navegar bajo el agua. Valladolid: Maxtor, 1981, 164 p.].
SOSA, P. Historia y desarrollo de los submarinos. Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España. 2007, 20 p.