Hay expresiones y términos vinculados con la Historia Naval y Marítima que son difíciles de identificar porque apenas existen investigaciones sobre ellas. La voz «Barcos de Biblos» (con las variaciones correspondientes, como Byblos) o también «naves de Tarsis» aparecen muy a menudo en las crónicas egipcias vinculadas con el comercio marítimo y la guerra en el mar, pero sobre ellas apenas se ha escrito.
Los barcos de Biblos, o de Tarsis, son las naves egipcias de alta mar, las que se adentraban en el «Gran Verde» (Mar Mediterráneo) y en el Mar Rojo. Se aplica tanto a las embarcaciones que allí se construyeron, como a las que se hicieron con la madera del Líbano. El origen fenicio de esta denominación deja claro quiénes dominaron durante un tiempo las aguas del Mediterráneo.
Navegar por el río Nilo
Los egipcios hacían múltiples viajes y un porcentaje muy importante era a través del gran río Nilo. Es decir, la navegación solía ser fluvial, ya que su caudaloso cauce les permitía realizar desplazamientos a corta y a larga distancia.

Embarcación fluvial. Historia National Geographic
El paso al mar
Sin embargo, estos viajes fluviales no eran suficientes para abastecer a la poderosa civilización egipcia. Era necesario llevar productos de otros lugares y reinos, y para ello, con mucha frecuencia, había que pasar al Mediterráneo o al mar Rojo. La mayor parte de las veces eran naves de otros estados las que llegaban a las costas egipcias para hacer el intercambio de mercancías, pero salir al mar era necesario para un pueblo con ansias expansionistas, cuyas costas, además, eran atacadas a menudo. Abastecimiento, ataque y defensa eran cuestiones demasiado importantes para no abordarlas, por lo que los faraones se encargaron desde los primeros tiempos de tener una flota dispuesta. Pero hay que tener en cuenta que las naves fluviales exigían menos requisitos técnicos que las que entraban en el mar, especialmente las que navegaban por el Mediterráneo.

Barco de Byblos o de alta mar. Fuente: Historia National Geographic
Las dificultades técnicas de la navegación marítima
Desde muy antiguo los navegantes y constructores mediterráneos conocían la dificultad de evitar, en las largas y estrechas embarcaciones a remo, el quebranto. Esta avería consistía en un encorvamiento de la quilla (la que podría considerarse la «columna vertebral» de la nave) hacia abajo, doblándose más los extremos de popa y proa que la parte central. Esta deformación podía provocar la rotura de la quilla y hacer que la nave se partiera en dos. El quebranto se producía cuando la cresta de la ola levantaba, según el principio de Arquímedes, el centro del casco y los delgados de proa y popa, con menos empuje hidrostático, tendían a bajar, produciendo la convexidad citada y, en ocasiones, la rotura de la carena.
Una solución: el uso del tortor
Este fenómeno era más corriente en el Mediterráneo que en otros mares, dado que en éste la ola del mar es “corta”, es decir que la distancia entre dos olas, a igualdad de altura, era menor que en otros mares, lo cual se traducía en que la pendiente de la cresta hacia el seno era más acusada, aumentando el riesgo del quebranto. Para solventar el problema se unía la proa con la popa con un fuerte cabo doble, el tortor, al cual se le daba tensión retorciéndolo (o agarrotándolo) sobre si mediante una palanca de madera, el garrote. Las primeras representaciones que conocemos de embarcaciones con el uso del tortor, son las del faraón Sahure (c. 2700 a.C.).

Una nave de Sahure dibujada. Fuente
En la siguiente figura se ha representado una de las naves de la expedición a la tierra de Punt de la reina Hatshepsut (c. 1500 a. C.), con la composición de fuerzas que evita el quebranto.
En los muros del templo de Deir el Bahari también se puede apreciar el uso de este elemento.

Nave de los tiempos de la reina Hatshepsut
Así, los barcos de Biblos eran las grandes naves a vela y a remos, utilizadas para la navegación marítima, que necesitaban una serie de refuerzos que les permitieran enfrentarse con el mar abierto, porque los egipcios surcaron las aguas del Mediterráneo oriental y del Mar Rojo desde muy antiguo. Los tortores, que luego los griegos llamarían hipozomata, fueron un ingenioso desarrollo que les permitía adentrarse en el mar con cierta seguridad de que una ola no iba a partir en dos la nave, con el consiguiente desastre que suponía por la pérdida de vidas humanas, de mercancías y del propio barco.
Más información
ELAYI, J. The History of Phoenicia. Lockwood Press, 2018, p. 35-36.
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uau, yo por no entender muchas cosas he buscado sobre primera navegación mar adentro y les he encontrado. Muy útil, y claro
Y me inspira curiosidad de novato y imaginación por los primeros restos o indicios de canoas de un tronco. O por las primeras balsas y ‘recipientes’ grandes que flotaran. O si es posible que resistieran alta mar, incluso troncos largos. O entender mejor porqué no. O si un tortor les podía servir. Cuantas dudas! Fantástico!
leeré más curioseando otras entradas suyas
un saludo agradecido de curiosidad
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Mil gracias a usted por escribirnos. Un saludo.
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Reblogueó esto en When Euskadi meets Lebanon.
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Muy interesante la solución del Tortor y más la genialidad de concluir, la fuerza constante de las olas sobre el centro de la quilla era el posible causante de la catastrofe que supone perder la nave al partirse en dos. En cuanto a la ruta no parece bien detallada pues siempre ascendían por Kition hacia Rodas con la inercia de las corrientes que venían de occidente y se unían a la nueva que provocaban los Dardanelos que a su vez daban el impulso hacia Creta, Malta, Motya, Cerdeña, Baleares, costa andaluza, y cuando se podía cruzaban a Gadir siendo la vuelta sencilla simplemente utilizando la corriente del estrecho que les guiaban sin problemas a Cartago y Fenicia. Esto se producía por la ley de vasos comunicantes al producirse vacío por evaporación en el Mediterráneo, flujos que se cubrían desde el Atlántico y mar de Mármara presionado por el Negro a través del Bósforo y Dardanelos. (E. Aubet).
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Muchas gracias. Un saludo.
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[…] que estos pueblos usaron. Los antiguos egipcios, por ejemplo, utilizaron la denominación de barcos de Biblos para referirse a un tipo de nave concreto que procedía de esta ciudad y que surcaba las aguas del […]
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Hola : – )
Les explico una duda. He pensado en preguntarles, porque hace tiempo que busco una curiosidad tonta, que relaciono con esto, pero no encuentro cómo buscar pistas. Explico:
Cuando usaban cabos de arrastre entre estos barcos, para que no rompiera, creo que enmedio ponian un peso, lastre de piedra colgando de este cabo. Es posible?
Si fuera así, yo buscaba
1- cómo se llaman estos pesos para estos barcos, o en general. Lo he buscado y preguntado a otros y no he tenido suerte.
2- cómo eran estos pesos en estos barcos o culturas
Intento también, por curiosidad, saber si usaban ‘anclas’ o muertos muy diferentes de otros barcos de cabotaje o de alta mar. O si usaban ‘velas’ de arrastre hundidas en corrientes.
Quizás sea simple y haya libros bonito o autores, además de la red y su web, museos… Vaya curiosidades me han creado!
: -)
Saludos, gracias por su web y esta entrada
: – )
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Buenos días. De momento las investigaciones sobre los barcos de Biblos no han llegado hasta ahí. Apenas hay algo sobre el tema. Si se publica algo al respecto, le escribiremos. Sentimos no poder especificar más. Un saludo.
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Un saludo, son muy atentos, gracias
Estas webs inspiran mucho. Me invitan a imaginar milenios atrás, de niños de canoas, que miraban estos barcos grandes, raros y diferentes arribando, en los pueblecitos y poblados humildes.
Los barcos de negociantes de Biblos les debían parecer como a nosotros naves espaciales. Quizás a alguno le dejaban jugar a escalar el tortor y empezar a girar como un yoyó
: – )
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[…] “barcos de Biblos” o las “naves de Tarsis” eran las que los egipcios usaban en alta mar, es decir, las que se […]
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