Sería deseable que el gran número de genios españoles que hemos tenido a lo largo de la Historia no hubieran sufrido la misma incomprensión (por decirlo de una manera suave) que, por ejemplo, Isaac Peral. Sin embargo, en la mayoría de los casos así ha sido. La falsa historia de que «inventen ellos» debería ya cambiarse por la de que «aprendamos de lo que ha pasado». Desde los novatores hasta la actualidad han sido demasiados los que han tenido que sufrir a incompetentes, envidiosos, pusilánimes, mediocres o ignorantes.
Aquí sintetizamos la historia de Gabriel Ciscar y Ciscar, un oficial de la Armada, valenciano, genio, intelectual y político. Una figura de la talla de Jorge Juan, pero que nació en una época distinta y tuvo peor suerte, y sobre todo menor grado de reconocimiento y gratitud de sus contemporáneos, y también de los nuestros. Sobrino de un intelectual de renombre, Gregorio Mayans y Ciscar, y hermano de otro oficial brillantísimo, Francisco, parece que llevaba en las venas el amor por la cultura, la lealtad a los suyos y la importancia de la Ciencia como factor del desarrollo de los pueblos.
Admirado por intelectuales de otros países europeos, y lo más curioso, por sus enemigos en la batalla, chocó con un rey, Fernando VII, que tras utilizarlo, lo mandó asesinar. Fueron estos enemigos ingleses los que lo libraron de esa muerte prematura, ordenada por el monarca al que Ciscar había servido en múltiples ocasiones.
Gabriel Ciscar en la Armada
Entró en la Academia de Guardiamarinas de Cartagena en 1777, fue, por lo tanto, alumno de la primera promoción de cadetes. Tardó menos de dos años en superar todas las asignaturas, y pronto embarcó para hacer las prácticas obligatorias. Sus calificaciones fueron todas, según su expediente, «sobresaliente» y «sobresaliente, sobresaliente» (lo que hoy sería matrícula de honor).
Una vez acabado el periodo de practicas, fue profesor en la Academia de Cartagena, donde impartió ese curso mítico, que algunos autores siguen sin reconocer que se impartía también en esta ciudad, denominado de Matemáticas Sublimes o Curso de Estudios Mayores. Su relevancia fue tal que el plan de estudios diseñado por Ciscar se terminó impartiendo también en la Academia matriz de San Fernando (Cádiz).
Además de profesor fue también director de la Academia de Levante en 1788 y autor de numerosos libros científicos. Actualizó en 1793 la obra de Jorge Juan (el Examen marítimo) y escribió varios manuales para los cadetes de las Academias. Algunos de estos libros se utilizaron también en los centros de formación de ingenieros militares.
Su paso a la alta política llegó durante la invasión francesa, cuando, debido a la ausencia de Fernando VII, fue nombrado regente. Ocupó dos veces ese cargo junto a marinos ilustrados de reconocido prestigio. Fue también gobernador civil y militar de Cartagena.
No llegó a abandonar nunca su faceta de intelectual, de investigador y escritor de temas científicos y técnicos sobre Matemáticas, Astronomía y Álgebra, lo que le supuso codearse con sabios de academias europeas francesas, inglesas y alemanas, que terminaron por traducir algunas de sus obras, o por pedirle a él mismo que las escribiera en otros idiomas. El general Lángara decía que «la superioridad de conocimientos de Ciscar es tan generalmente reconocida, que aun sus mismos émulos no pueden negarle que es el primer hombre de la nación considerado por su saber matemático». Precisamente por su valía fue comisionado para asistir en París a las reuniones que fijaron el sistema métrico decimal como medida universal.

Portada de la memoria que escribió Ciscar a su vuelta de la reunión de París sobre el sistema métrico decimal
Tras la última regencia, a la vuelta de Fernando VII, algunos oficiales ingleses se enteraron de que el monarca había ordenado darle muerte. Cuando se lo comunicaron, él no los creyó hasta el último momento, en el que comprobó que iban a matarlo. Apoyado por los que en otro tiempo fueron sus enemigos, se exilió en Gibraltar. En esos momentos, que debieron ser profundamente tristes para él, se dedicó a escribir poesía con un claro matiz pedagógico. Ante su penosa situación económica, el duque de Wellington le concedió una pensión vitalicia. Murió en el Peñón, apesadumbrado y preguntándose cuál había sido su error.
En muchas Academias de Ciencia europeas no daban crédito a lo que este marino ilustrado tuvo que pasar en sus últimos momentos.
Esta biografía sólo pretende que salgan a la luz pública muchas de las injusticias cometidas en otro tiempo, porque los sabios lo dicen: «un pueblo que no conoce (y corrige) sus errores, tiende a repetirlos».
Algunos de sus libros
– CISCAR, Gabriel. Examen marítimo teórico práctico de D. Jorge Juan; … segunda edición aumentada con una exposición de los principios del cálculo, notas al texto y adiciones. Madrid: Imp. Real, 1793.
– CISCAR, Gabriel. Tratado de aritmética. Murcia: M. Muñoz, 1795; reimpreso en 1803 y 1840.
– CISCAR, Gabriel. Tratado de trigonometría esférica. Cartagena: Oficina de Marina, 1796.
– CISCAR, Gabriel. Memoria elemental sobre los nuevos pesos y medidas decimales, fundados en la naturaleza. Madrid: Imp. Real, 1800.
– CISCAR, Gabriel. Curso de estudios elementales de Marina, 4 v. Madrid: Imp. Real, 1803; 2ª ed., Palma: Imp. Real, 1811.
– CISCAR, Gabriel. Explicación de varios métodos gráficos para corregir las distancias lunares con la aproximación necesaria para determinar las longitudes en el mar, y para resolver otros problemas de astronomía naútica. Madrid: Imp. Real, 1803.
– CISCAR, Gabriel. Apuntes sobre medidas, pesos y monedas que pueden considerarse como una segunda parte de la memoria elemental… publicado en 1800. Madrid: Imp. Nacional, 1821.
– CISCAR, Gabriel. Poema físico-astronómico en siete cantos. Gibraltar, 1828; reimpreso en Madrid: M. Rivadeneyra, 1861.
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Sirva como ejemplo de otros científicos ilustres españoles tan desconocidos para los propios españoles.
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[…] plan más completo que los anteriores en Cartagena. Su autor sería el Ayudante de la Compañía Gabriel Ciscar y Ciscar, que fue destinado en 1783 a cursar allí los Estudios Mayores. No llegó a realizarlos, pues su […]
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[…] (este corto periodo de tiempo es el que necesitaron, también, otros ilustres oficiales como los hermanos Ciscar), realizó las preceptivas prácticas de mar embarcando en el jabeque Pilar, el 8 de diciembre de […]
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