A pocas horas de la inauguración del edificio (antiguo taller de calderería del Arsenal de Cartagena) dedicado a Isaac Peral, en donde se encuentra ya restaurado el famoso invento del ilustre oficial de la Armada, traemos otro ejemplo, salvando las distancias técnicas, cronológicas y geográficas, de cómo adaptar y exponer el patrimonio naval de gran tamaño. El texto ha sido redactado por una experta que estuvo trabajando en el museo inglés y que asistió a la inauguración del actual emplazamiento del pecio. Lo publicamos ahora precisamente para que pueda apreciarse, con algo de distancia, la relevancia que este tipo de actuaciones sobre el patrimonio naval y marítimo tiene para las ciudades que los alojan.
Por Lorena García García, Arqueóloga y alumna del Máster en Historia y Patrimonio Naval
Un buque inglés hundido en la batalla contra los franceses en 1545
Hace 468 años se hundía el Mary Rose, un buque inglés, en las aguas del Solent, al sur de Gran Bretaña. Su historia duró casi medio siglo (1512-1545): era el buque insignia de la flota de Enrique VIII, que ordenó construir dentro de un programa naval para renovar la armada y artillarla. El 19 de julio de 1545, cuando defendía las costas de la Isla de Wight de la amenaza francesa, fue alcanzado y hundido.
Se depuso por su lado de estribor sobre el fondo marino en un ángulo de 60 grados aproximadamente, lo que favoreció la supervivencia del casco de estribor, que quedó casi intacto.

El hundimiento del buque según uno de los grabados de la colección Cowdray. Fuente
Los intentos de recuperar los restos del buque
Aunque se planificaron operaciones de rescate desde el mismo momento de la catástrofe, no fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando se desarrolló un proyecto para conocer los pecios del Solent, inspirado principalmente en la búsqueda del Mary Rose.
Una vez localizado, se excavó sistemáticamente desde 1979 y se configuró entonces un equipo multidisciplinar dedicado a evaluar si el pecio debía quedarse bajo el agua o, si por el contrario, debía salir a la superficie. Ganó la segunda opción, aunque hoy por hoy, después de la redacción de la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, algunos profesionales se replantean esta decisión, defendiendo que, de no ser por el valor añadido que tiene, el Mary Rose estaría mejor conservado in situ.
Una dársena para el Mary Rose
Dados los requisitos, tanto económicos, como de infraestructura y mantenimiento, que se exigían para abrir al público el pecio, para iniciar los trabajos de recuperación, la Royal Navy cedió el dique seco nº 3 en la “Gran dársena de barcos” del Historic Dockyard en Portsmouth.
El ship hall, que es como se denominó, fue inaugurado el 4 de octubre de 1983. El casco se protegió con espuma plástica y se procuró mantenerlo constantemente húmedo, pulverizando agua mezclada con bactericidas y fungicidas.
Ampliación de la exposición
El museo, sin embargo, estaba incompleto y según avanzaban los trabajos en el casco, se fue planteando la idea de conseguir otro edificio en el mismo arsenal para exhibir las piezas recuperadas. Así, el 9 de julio de 1984 se inauguró The Mary Rose story, en el muelle nº 5, donde se presentaban al público algunas de las piezas. Se satisfacían eficazmente los requisitos de los conservadores, referidos a la luz, humedad y temperatura, y las demandas de los arqueólogos sobre el rigor histórico.

Antigua exhibición: «Ship hall». Fuente
En 1994 había empezado el tratamiento de difusión de polietilenglicol (PEG); luego comienza a pulverizarse un PEG de mayor peso molecular, más concentrado, para sellar la madera; y desde 2009 se está procediendo al secado del casco que, según su responsable el Dr. Mark Jones, se estima que termine en 2017.
La exposición se diseñó para que la visita durara una hora y media, y se incluyeron dispositivos audiovisuales y juegos que lo amenizaban. La exhibición consistía en una exposición de las piezas en un lado y en la contemplación del pecio en otro. En la sala cerrada en la que el Mary Rose recibía la difusión permanente de PEG, la visita se realizaba a través de un pasillo alrededor de la misma. Con respecto a la exposición, aunque museográficamente superaba ampliamente las expectativas, estaba descontextualizada del Mary Rose, y precisamente el atractivo era la recreación de la “cápsula del tiempo” Tudor que había supuesto el yacimiento subacuático. En el dique del casco, el público contemplaba el pecio a través de unos ventanales por los que discurría una lluvia constante, y las condiciones tan severas de luz, humedad y temperatura necesarias para la conservación creaban una atmósfera oscura e incómodamente húmeda para el visitante. Con todo, el Museo del Mary Rose era uno de los diez mejores del Reino Unido, aunque la exhibición era claramente mejorable.

Antigua exhibición: «The Mary Rose story». Fuente
Un nuevo museo para un pecio insigne
La experiencia acumulada durante más de veinte años de vida del museo motivó la necesidad de renovación en 2011. El nuevo edificio, inaugurado recientemente, se enfrenta al desafío principal de contextualizar pecio y piezas en un mismo edificio.
El material que se presentaba anteriormente en The Mary Rose story está en el mismo dique en el que se presenta el pecio, además de que se ha ganado espacio de exposición y se han incluido más piezas de las que había anteriormente (respetando las seis unidades temáticas originarias).

Proyecto del Nuevo Museo del Mary Rose. Fuente
También han mejorado las condiciones de la visita del casco: el clima no es tan húmedo, se observa desde tres pasillos a distintas alturas y a través de escaparates, no ventanales y, sobre todo, ya no está siendo constantemente pulverizado con PEG. La atmósfera sigue siendo oscura, tanto por las necesidades de conservación de las piezas, como por el propio diseño que pretende recrear el entorno subacuático del Solent, pero siempre dentro de los límites del confort. La mejor de las novedades es, en mi opinión personal, la contextualización: mientras el visitante pasea por los corredores que conectan las diferentes salas, contempla a un lado el pecio y al otro una recreación en el momento de uso, con sus cañones, aparejos y materiales colocados en la posición que ocuparían en el barco, y así es más fácil hacerse una idea de cómo era la vida a bordo del Mary Rose.
Todas las demás piezas se exponen en salas alrededor de estos pasillos. Se han mantenido los audiovisuales y los juegos, pero actualizados con las últimas tecnologías de las que dispone la empresa cultural. Sin duda creo que el mayor éxito es el ascensor panorámico que, con su pared acristalada, permite “sobrevolar” el pecio en una experiencia única para el visitante.
La inauguración fue el día 30 de mayo de 2013 y confirmó que aún sigue despertando interés. Sobre todo se evidenció que seguirá siendo respetado y valorado por su relevancia cultural, militar y social. Ese respeto se manifestó cuando la tripulación del barco más reciente de la Royal Navy arrojó una corona de flores con la forma de la rosa Tudor al Solent, en el lugar exacto en el que se había hundido el buque.

Uno de los cañones, con la rosa Tudor y con una leyenda en la que aparece el nombre del taller de fabricación y la fecha
Pero el momento más emotivo fue cuando se colocó la última pieza del museo en su lugar, la campana de bronce del barco, que repicó una vez más antes de descansar en la primera vitrina, la que da la bienvenida al nuevo museo. Esta ceremonia fue retransmitida y vista desde China hasta Estados Unidos, además de toda la gente que presenciamos el evento en el mismo parque.
Las cifras de visitantes
Ya para terminar, no se debe olvidar que ante todo es un museo, y como tal participa en esa competición no oficial por el número de visitantes: durante 1985, The Mary Rose story recibió 235.000 visitantes y el ship hall 321.000, lo que da una cifra media de entre 20.000 y 25.000 personas por mes; en junio de 2013, el nuevo Museo del Mary Rose ha recibido 52.000 visitantes de los 80.000 que han entrado al Historic Dockyard. Es importante matizar que el museo tiene un aforo limitado y es necesario reservar día y hora de visita, y es muy probable que algunas de las personas que han visitado el parque con intención de ver el Mary Rose se hayan encontrado que las entradas estaban agotadas.
Conclusión
El Mary Rose es un caso clave para varias disciplinas colindantes de la Historia Naval: para la Arqueología Marítima y Subacuática, y por los tratamientos de conservación de maderas saturadas, y para la Museología y Museografía, sólo comparable por las características de su emersión y exhibición al Vasa en Suecia más o menos recuperado en su misma fecha, o al Nanhai nº 1 en China, más actual. Y en general, ha sido siempre un caso pionero en sus campos (no exclusivamente para la cultura, sino también la arquitectura, el mismo buceo profesional o la ingeniería), un foco de atracción de investigación e inversión y un faro de desarrollo y progreso. Es decir, un símbolo que ha revolucionado la empresa cultural. En España, sobre la aplicación de nuevas técnicas de recuperación y mantenimiento de patrimonio sumergido no debemos olvidar la magnífica labor que se está realizando desde el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) con los pecios denominados Mazarrón 1 y Mazarrón 2.
Más información
BROADWATER, J. and NUTLEY, D. The management of marine archaeological sites in situ and site sustainability. Conservation and Management of archaeological sites, 2009, vol. 11, 1, p. 70–77.
HARRISON R. Creating the Mary Rose Tudor ship Museum. En MARSDEN, P. (ed.). Sealed by time. The loss and recovery of the Mary Rose, 2003. p. 60-68.
JONES, M. Exhibition and storage of the Mary Rose collection. En JONES, M. For future generations. Conservation of a Tudor maritime collection, 2003, p. 116–123.
NUTLEY, D. Submerged cultural sites: opening a time capsule. Museum International, 2008, nº 240, vol. 60, 4, p. 7–17.
Excelente y bien explicado artículo, sólo queda visitar el Mary Rose.
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Hola ! yo quisiera saber si es cierto que entre las 19000 piezas rescatadas,se encuentran unos arcos para tiro que supuestamente eran de Robin Hood,o es un mito .
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Estimada Silvina, hemos consultado diversas fuentes fidedignas y parece que sólo es un mito. Muchas gracias por su consulta. ¡Feliz Navidad!. Un saludo.
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Cabe mencionar al Dr. Glenn McConnachie, quien tuvo a cargo por más de 20 años, la conservación del barco y objetos (junto al Dr. Jones).
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Muchas gracias. Un saludo.
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[…] navío famoso, que era igualmente un buque insignia real, fue el Mary Rose, la nave favorita de Enrique VIII. Tras cuatros siglos de permanecer hundido en el mar del Norte, fue reflotado y convertido en un […]
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