Este durísimo trayecto, llamado el «camino español«, que consistía en atravesar a pie una parte de la Europa central hasta llegar a Flandes, y que se empezó a seguir en el siglo XVI, partía desde Cartagena. Los tercios atravesaban en embarcaciones, preferentemente en galeras, una parte del Mediterráneo (tal y como puede apreciarse en la imagen inferior) hasta llegar al punto desde el que el trayecto se hacia terrestre (playa de Savona, en Liguria). Este dato ha sido obviado en pos de otras grandes urbes. Sin embargo, en la ciudad de Anibal todavía se conservan las huellas de ese acontecimiento, que otorgaba a Cartagena una vida y una importancia poco conocidas y estudiadas.
El contexto histórico
Al mismo tiempo de la victoria de Lepanto contra los turcos (1571), comienzan las sublevaciones de los luteranos en los Países Bajos, apoyados por Francia e Inglaterra.
El rey español Felipe II veía la dificultad de trasladar periódicamente refuerzos a Flandes por vía marítima a través del Canal de la Mancha, con las orillas dominadas por dos naciones enemigas. Por ello la necesidad de abrir una ruta terrestre para llegar a los Países Bajos, que no fuese cortada, se hizo urgente.
Así se comenzó el Camino Español a Flandes, que a través de Saboya y el Milanesado permitía trasladar tropas y dinero, al mismo tiempo que apoyaba, en caso necesario, a los dominios de la Casa de Austria, amenazados permanentemente por los turcos.
Las Casas del Rey
Aparte de crear una serie de fuertes que protegiesen el camino, el Rey manda construir en Cartagena una Casa Real, en la calle Intendencia, que sirviese para almacenar armas y provisiones para dotar a las compañías levantadas en España. Se ordenó que también pudiera utilizarse como alojamiento para la tropa, mientras se reunía el contingente necesario para formar un convoy naval que los trasladase a la playa de Savona, donde comenzaba el viaje a pie. Durante la travesía se tocaba en Barcelona, donde las tropas que habían llegado allí a pie esperaban en las Reales Atarazanas.
La puerta principal de las Casas del Rey daba a la calle citada y el escudo que la corona lleva la fecha de 1576, año en que se terminó la obra y en el cual se realizó el primer viaje a Flandes. Posteriormente se debió abrir otra puerta, o al menos a coronarla con un escudo, en la plaza del Cuartel del Rey, en una fecha a partir de 1581, en que Felipe II es reconocido como rey de Portugal. Lo que queda actualmente de ese edificio es la magnífica arcada (puede contemplarse en las imágenes superior e inferior), hoy restaurada y reutilizada por iniciativa privada.
Las huellas heráldicas
En la calle Intendencia, la que linda con la casa del Almirante de Acción Marítima, está uno de esos preciosos escudos de la época. El otro se encuentra en una pequeña plaza, perpendicular a la calle anterior, denominada del Cuartel del Rey. Vamos a describirlos con la ayuda del C.N. Pedro Fondevila, experto en Heráldica.
a) Escudo de armas español contracuartelado, de la calle Intendencia
Primero y cuarto de gules y un castillo de oro, almenado de tres piezas y dojonado de tres homenajes, el del medio mayor, y cada uno con tres almenas, mamposteado de sable y aclarado de azur, que es de Castilla; 2º y 3º de plata y un león de púrpura, coronado, armado y linguado de oro, que es de León.
Va timbrado de la corona real y rodeado del collar del Toisón, o Vellocino, de oro, que cuelga de dos cintas amarradas a los vértices superiores del escudo.
Sobre el escudo un frontón, en cuyo tímpano está grabado: «PHILIPUS DEI GRATIA II REX HISPANIANARUM». Sobre la sima del frontón está grabado 1576. A cada lado del frontón lo que aparenta ser un volumen descabezado con su umbilicus rematado en bola.
b) Escudo de armas español partido de uno y cortado en dos, de la plaza del Cuartel del Rey
- El 1º contracuartelado; primero y cuarto de gules y un castillo de oro, almenado de tres piezas y dojonado de tres homenajes, el del medio mayor, y cada uno con tres almenas, mamposteado de sable y aclarado de azur, que es de Castilla; 2º y 3º de plata y un león de púrpura, coronado, armado y linguado de oro, que es de León.
- El 2º de oro y cuatro palos de gules, que es de Aragón moderno; partido y flanqueado, jefe y punta de oro con cuatro palos de gules, flancos de plata y un águila de sable, coronada de oro, picada y membrada de gules, que es de Sicilia.
- El 3º en gules y una faja de plata, que es de Austria moderna.
- El 4º de azur, sembrado de flores de lis de oro y bordura componada de plata y gules, que es de Borgoña moderna.
- El 5º bandado de oro y azur y bordura de gules, que es de Borgoña antigua.
- El 6º de sable y un león de oro, coronado de lo mismo, linguado y armado de gules, que es de Brabante.
Estado en punta, de oro y un león de sable, linguado y armado de gules, que es de Flandes; partido de plata y un águila de gules, coronada, picada y membrada de oro, cargado el pecho de un creciente trebolado de lo mismo, que es de Tirol.
Sobre el todo, escusón no identificable por su estado, podría ser Portugal. Va timbrado de la corono real y rodeado del collar del Toisón de oro.
En resumen, algunas de las muchas joyas históricas de la milenaria ciudad que apenas se conocen y que forman parte de nuestro riquísimo y poco valorado acervo patrimonial. Que además evidencian que el camino español partía en naves desde Cartagena, hecho ignorado en la mayor parte de los trabajos publicados hasta el momento.Más información sobre el camino español
Y por que ese interés tan grande por conservar Flandes?
Me gustaMe gusta
Había muchos motivos, pero posiblemente el geo-estratégico era el primordial. Su localización en Europa era vital para los intereses de la monarquía hispánica. También había razones económicas y territoriales. El padre del rey Felipe II había nacido en esas tierras (Carlos I de España y V de Alemania nació en Gante) y las había heredado de sus ascendientes directos. Ahora es posible que con los ojos de una persona del siglo XXI cueste entenderlo, pero antes Flandes era un territorio más de la Corona española, y como tal había que luchar por mantenerlo.
Me gustaMe gusta
Os leo con bastante asiduidad, diría que con devoción, y encomio desde aquí vuestra magnífica labor. Aprovecho este interesante post para felicitarles.
Desde Cartagena, qué interesante. Ignoro cuál sería la causa por la que no se decidió partir de Barcelona.
Respecto a Flandes; ni Luis de Requesens, ni el Duque de Alba, ni siquiera el hermanísimo de Felipe II, Don Juan de Austria (para mi, el mejor exponente de la realeza de España de todos los tiempos) pudieron domeñar el espíritu cambiante y revolucionario de Flandes. La historia está henchida de misterios, y éste ejemplo, al igual que el suceso de La Armada Invencible, demuestra que hay algo, una labor invisible, que ejerce su papel en los acontecimientos, como si se sometiera a unas leyes ignotas. Siempre pienso e imagino cómo sería sido la historia de Europa si al final, el imperio español, hubiera finalmente invadido Inglaterra.
Me gustaría hacer una petición, nada modesta, ya que creo y confío en que vuestra institución está de sobra versada sobre el tema. Mi gran pasión es La Batalla de Lepanto, la más grande librada sobre la mar, y me gustaría (más bien me desvivo) que le dedicasen, si es posible, un post que investigue las maniobras navales, cómo luchaban, etc. Sé que es ardua labor y requiere igualmente mucha lectura, pero creo que somos muchos los aficionados y me encantaría que fuera este blog, certero, serio y con rigor histórico quienes lo hicieran. Varias de las preguntas que siempre le quise hacer a Don Pedro Fondevila es ¿Dónde dormían los galeotes de las galeras, dónde los oficiales, en sus largas temporadas en la mar? ¿Salían de la carroza de popa a luchar los capitanes? Resumiendo, las estrategias y el orden de batalla.
Y como la imaginación es poderosa, sigo recreando la vida y labor en las galeras de guerra hasta que pueda encontrar un libro que esté a la altura de mis deseos.
Muchas gracias a todos y enhorabuena por el blog, está en mis favoritos desde el primer día.
Me gustaMe gusta
Estimado señor, mil gracias por sus amables palabras. El camino español empezaba en Cartagena, los tercios salían en galeras y llegaban a Barcelona, allí se reunían con el resto de las tropas. Seguían por mar hasta la playa de Savona, y ya desde ese lugar el camino se hacía a pié.
Respecto a lo que nos comenta de la Batalla de Lepanto, se lo trasladamos a nuestro experto en estas lides.
Muchas gracias de nuevo por sus amables palabras. Saludos cordiales.
Me gustaMe gusta
Estimado D. Juan Cairos:
Las preguntas que Vd. plantea obligarían a una exposición muy amplia que se saldría de los límites del blog. Voy a intentar responder a algunas y, si más adelante desea volver a preguntar cosas concretas, con mucho gusto trataré de contestarlas.
La chusma o gente de remo, formada por los forzados a galeras, los esclavos del rey, y los buenasboyas (remeros voluntarios que bogaban por sueldo) estaban encadenados (excepto los buenas boyas) por un tobillo a una cadena que les permitía una escasa libertad de movimiento (puede ver un dibujo de todo lo que le voy a describir en una serie de artículos que aparecieron en el blog, dentro de la sección el mundo de las galeras). Vivían en el espacio que había entre dos bancos, llamado remiche y dormían sobre una especie de piso llamado la banqueta. La cadena que le sujetaba el pie permitía el salir de la banqueta y orinar sobre la cubierta. Para defecar utilizaban un cubo o una gaveta vieja que luego había que vaciar por los imbornales o regolas. Los bancos tenían un cuero por su parte trasera para abrigar del aire a la chusma cuando esta estaba tendida sobre la banqueta.
El capitán dormía en una cámara situada debajo de la carroza de popa, que tenía dos pequeñas ventanas las cantaletas. Los oficiales dormían algunos en el escandelar, especie de despensa del capitán o en la carroza sobre una especie de bancos-arcas donde guardaban su escaso equipaje. El resto de la gente de cierta categoría (escaso número) dormían en los pañoles, encima de las provisiones, repuestos, velas y cabos. La marinería y la tropa dormían sobre la cubierta donde podían.
El puesto de combate del capitán estaba sobre el tabernáculo (especie de plataforma en la parte de popa de la crujía, que era el corredor que unía la popa con la proa) al lado de la iglesuela o bitácora.
La disposición que adoptaban las escuadras de galeras cuando combatían contra otras escuadras enemigas era siempre la llamada “Aguila”, que consistía en una línea de frente inicial por delante y en el centro del eje de la formación (la cabeza). Le seguía otra línea de frente donde iba el grueso de la fuerza, dividida en tres cuerpos: uno centrado en el eje de la formacíon, la batalla, y otros dos a cada lado de estos, las alas o cuernos. Finalmente, por detrás de esta iba otra línea de frente, centrada en el eje de la formación, que era la reserva para acudir a donde fuese necesario, y que se llamaba la cola. Esta fue la disposición de las galeras de la Santa Liga en la batalla de Lepanto.
El mundo de las galeras es el gran desconocido de la historia naval española, incluyendo el lenguaje. Este último hace más difícil responder a preguntas cuando hay que sustituir el lenguaje de las galeras por otras que no son exactamente equivalentes.
Si no lo ha visto, le recomiendo que lea la sección de Debates en el blog, donde se han tratado varios aspectos de las galeras y de la batalla de Lepanto.
Esperando haber contestado a algunas de sus preguntas, reciba un cordial saludo. Pedro Fondevila.
Me gustaMe gusta
[…] Fuente: Blog Cátedra de Historia Naval […]
Me gustaMe gusta