Un palacio flotante para una dinastía

Durante el período helenístico, los soberanos de Egipto, la dinastía de los Ptolomeos, vivían en un mundo de lujo, extravagancia y despilfarro, pero también de continuas guerras, por lo que crearon inmensas estructuras que, a la vez que reflejasen su poder y grandeza, también sirvieran para intimidar a sus enemigos. Tenían establecida su capital en Alejandría y eran de origen macedonio, pues su primer rey-faraón, Ptolomeo I, había sido un general del gran Alejandro Magno. Durante el siglo III a. de C. uno de los miembros de esta dinastía, Ptolomeo IV de Egipto (un antecesor de la famosa reina Cleopatra), mandó hacer embarcaciones de proporciones monstruosas como la Tessarakonteres, ya descrita en una entrada previa. Otra de sus ocurrencias fue la construcción de un palacio flotante, la Thalamegos, que posiblemente fue una exposición más de la grandeza de la dinastía ptolomeica.

Una gigantesca nave a remos: la Tessarakonteres

Pese a que el barco asociado a la antigua Grecia es el rápido, ligero y eficaz trirreme, durante el período helenístico se construyeron embarcaciones cada vez más grandes y pesadas. Los soberanos vivían en un mundo de lujo, extravagancia y despilfarro, pero también de continuas guerras, por lo que crearon inmensas estructuras que a la vez que reflejasen su poder y grandeza también sirvieran para intimidar al enemigo. En el fondo, se trataba de trasladar al mar la carrera mantenida por ver quién construía el palacio más lujoso o la biblioteca mejor s

Un buque redondo: la popovka

A lo largo de la historia han existido barcos que se salían de lo habitual. Pueden haberse creado para una situación muy específica, como parte de proyectos que no cuajaron o, sencillamente, ser productos de la extravagancia y la megalomanía de algunos hombres. Unos fueron ridiculizados, mientras otros son considerados leyendas. Sea como fuere, todos …

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Un libro sobre carpintería de ribera: arte y técnica

Esta es una de esas historias que tanto nos gusta contar, de las que como los cuentos, acaban bien. Refleja experiencia, amor por la profesión, pasión por el mar, pero también algo mas inusual: ganas de dar a conocer un oficio, un arte, sus técnicas y métodos. Es uno de esos pocos ejemplos de recuperación in situ, y por sus protagonistas, de una parte de nuestro patrimonio inmaterial: la carpintería de ribera.

Se acaba de publicar un libro que recoge algunas de las antiguas artes de carpintería utilizadas para la construcción de embarcaciones. Se titula “Libreta de notas de un Carpintero de Ribera. Un oficio y una vida en el Cabanyal”. Sus autores son Joaquín López Martínez, Félix Moreno Sorli y Juan Carlos Mejías.

La gran nave de Keops: un barco para el faraón

La denominada barca solar o nave de Keops, datada en el 2.500 AC en la Edad de Bronce Temprana, es, claramente, por sus dimensiones y tipología, una embarcación de alta mar. Se trata de un barco dedicado al comercio con el Líbano, de donde los egipcios traían la madera de cedro, tan necesaria para la construcción de buques y de edificios. El puerto principal del Líbano en aquella época era Biblos, de aquí que los egipcios utilizasen la expresión “buque de Biblos” como sinónimo de embarcación de alta mar, para diferenciarla de las que navegaban por el Nilo o las que pescaban en la costa.

La mujer que sirvió en la fragata Mercedes: Antonio Mª de Soto

La historia de Ana Mª Soto, una cordobesa que se alistó en la Infantería de Marina en 1793 haciéndose pasar por varón, claro, es relativamente conocida. Y como infante vivió en primera persona hechos trascendentales para la Historia. Sin embargo es desconocida la vestimenta, que por sus méritos y servicios le fue concedida por el rey, usando los colores del uniforme de Marina como distintivo militar.