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Archive for the ‘Patrimonio museístico’ Category

En los inicios del siglo XX se descubrió un pecio grecorromano del siglo I a.C. en Anticitera, una pequeña isla del sur de Grecia. En él se encontró un mecanismo (se puede ver a la derecha de la imagen siguiente) que abrió las puertas de la imaginación de investigadores, pero también de otros pensadores más alejados del método científico (algunos incluso llegaron a decir que era un objeto extraterrestre). Vamos a conocer qué era y para qué se utilizaba en el mar.

Aunque al principio no se le dio mucha importancia, debido a que en el naufragio se hallaron otros tesoros (magníficas esculturas de cobre y mármol), pronto vieron que era algo digno de estudiarse. Lo primero que se pensó fue que una máquina como esa no debía pertenecer a los dueños de la antigua nave, sino que habría llegado allí siglos después.

Reconstrucción actual del mecanismo

Se inician las investigaciones

En la primera fase, durante los primeros treinta años del siglo XX, el mecanismo fue analizado por arqueólogos y filólogos. Entre 1953 y 1974 se comenzó a reconstruir su funcionalidad y se recuperaron datos estructurales que condujeron a establecer la existencia de treinta engranajes. Fue la época de Price, un físico de la Universidad de Cambridge, que se fijó en él y empezó a ver sus múltiples posibilidades. El autor afirmó, tras un estudio detenido, que la máquina hallada era de la época del pecio, que estaba compuesta por varios engranajes internos y que podía haber sido diseñada para conocer los movimientos de los planetas del sistema solar. A pesar del prestigio del autor, hubo quien negó esta opción. Price siguió insistiendo y lo radiografió para conocer más en profundidad lo que albergaba.

A partir de 1990, tras veinte años de silencio, se comenzó a analizar con programas informáticos e imágenes de tomografía lineal, y como consecuencia salieron a la luz una gran cantidad de nuevos datos. Así, se comprobó que era lo que Price había mantenido: una antigua calculadora de movimientos celestes.

Un dibujo con los distintos engranajes que contiene el mecanismo. Fuente

Desde 2005 se han utilizado muchas otras nuevas tecnologías, tales como imágenes de superficie y tomografía 3D en alta resolución, que han permitido establecer un nuevo modelo con múltiples funciones.

Los conocimientos griegos sobre los astros

Los grandes autores griegos comenzaron a emplear una lógica geométrica para analizar los patrones de comportamiento celestial. Es tan relevante que aún tiene vigencia en la comprensión del universo, ya que la manera de explicar y describir las órbitas, planos y espacios nació en esta época tan antigua, aunque desde entonces se ha evolucionado mucho. En ese tiempo se comenzó a investigar sobre ciertos principios ocultos que pudieran revelar las causas que gobernaban el movimiento de los cielos sin pensar en los dioses. Por esta razón se generaron modelos que describían la conducta de los fenómenos naturales. Así, una simulación compuesta de mecanismos con partes móviles hacía más fácil entenderlo y también permitía que se usara como herramienta, como es el caso del mecanismo descubierto en Anticitera.

El objeto descubierto y su estructura

Originariamente el objeto descubierto se alojaba dentro de una caja de madera de unos 30 cm de alto por 20 cm de largo, que tenía inscripciones astronómicas (parte del texto se ha podido recuperar). Los engranajes del interior se componen de una cantidad de dientes que indican la operación que realiza cada uno de ellos. De esta manera, al girar la manivela para que se de una rotación completa del engranaje primario de 64 dientes, se representaba el pasaje de un año. Éste se transmitía a dos secundarios que giraban una fracción de 64/38 veces al año. Así, cada engranaje dentado representaba una fracción diferente y eventualmente movía los punteros que correspondían a ciclos astronómicos diferentes. Tras un estudio muy detallado se descubrió que las relaciones de uno de estos engranajes ocultaban las fases del ciclo lunar, algo que se había calculado ya en época babilónica y en las que se basaba este mecanismo.

Otra reconstrucción actual

Su vínculo con la Historia Naval y Marítima

Conocer las fases de los objetos celestes era inmensamente útil en esa época y aparte de que servía para saber cuándo sembrar, qué día había que celebrar las fiestas religiosas, cuál debía ser la estrategia en la batalla o en qué momento pagar las deudas, para la navegación era importantísimo conocer dónde y cómo estaban colocados los astros, para decidir si podían hacer viajes nocturnos y en qué momentos, algo que parte de la historiografía ha olvidado subrayar de este magnífico mecanismo, que además debía ser el motivo por el que iba en la nave. Uno de sus descubridores, cuando lo vio lo identificó como algo parecido a un astrolabio. El propio Price, tras estudiarlo con mucho detenimiento, añadió que los astrolabios posteriores tenían mecanismos muy similares. Todo un logro de los antiguos griegos y una maravilla para el Patrimonio Naval y Marítimo que nos ocupa.

Hoy está expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Grecia, en Atenas.

Video de 8′

Más información

CARMAN, Christián C. El mecanismo de Anticitera: Una computadora astronómica de la antigüedad. Ciencia hoy, 2011, 21, 123, p. 32-38.

CORFÙ, Nicolas Assur. The Bronze Head of Antikythera-A Late Classical or Very Early Hellenistic Masterpiece?. Numismatica e Antichità Classiche (NAC), 2019, 48, p. 65-77.

ELLIOT, Julián. El pecio inagotable. Historia y vida, 2016, 585, p. 20-23.

ELVIRA SÁNCHEZ, José Iván. El mecanismo de Anticitera y los thaumasiourgoi helenísticosStudia Hermetica Journal, 2012, 2, 2, p. 6-30.

FREETH, Tony. El mecanismo de Anticitera. Investigación y Ciencia, 2010, 401, p. 46-54.

GUERRA, Wilson & NEVES, Marcos Cesar Danhoni. Oh Mecanismo de AntiKithera: possibilidades para o ensino e a divulgaçao da Astronomia. Parte II. Revista Valore, 2019, 4, p. 97-120.

JONES, Alexander. La macchina del cosmo: la meraviglia scientifica del meccanismo di Anticitera. La macchina del cosmo, 2019, p. 1-352.

MACCHI, D. Descifrando la mecánica del cielo. El mecanismo de Anticitera. Revista de Tecnología e Informática Histórica, 2012, 2, 1, p. 1.

PRICE, Derek de Solla. Gears from the Greeks. The Antikythera mechanism: a calendar computer from ca. 80 BC. Transactions of the American Philosophical Society, 1974, p. 1-70.

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Roma, uno de los mayores imperios del mundo antiguo, no sólo ocupó naciones y pueblos mediterráneos, sino que llegó hasta las frontera de la actual Alemania. Allí se encontró con los feroces guerreros germanos, que atacaban continuamente sus asentamientos. Una de las opciones de defensa y ataque más rápidas que tenían era patrullar los territorios a través de los inmensos ríos de la Europa central, y el Rin era uno de los mayores y más caudalosos. Era la frontera norte del imperio romano y como tal debía ser protegida y vigilada. Para navegar sobre él utilizaron unos barcos bastante grandes, algunos de cuyos ejemplares se encontraron enterrados en Maguncia, al oeste de Alemania, en la ciudad donde nació Gutenberg.

Hallados por casualidad, cuando se estaba excavando para hacer los cimientos de un hotel en los años 80, se localizaron los restos de cinco embarcaciones fluviales. Vamos a explicar cómo eran estas naves, sus elementos y el uso que se les daba.

Las funciones de las naves fluviales

Desde finales del siglo III apareció un nuevo modelo, en el que se combinaba el uso de defensas fronterizas estáticas, bajo el mando de un jefe (dux), junto a contingentes de tropas móviles (Luttwak, 1976). Partiendo de dicho marco, las flotas eran un componente sustancial de la defensa limítrofe en los ríos, actuando en coordinación con el resto de los elementos integradores, situados en la ribera. En casos de ataques de mayor entidad, o invasiones, se requería el apoyo de los destacamentos móviles.

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Una imagen actual del enorme cauce del Rin

Así, las patrullas fluviales de ríos como el Danubio, el Rin, el Mosa o el Nilo desempeñaron funciones variadas. Las flotillas actuaban como un elemento disuasorio y ofrecían asistencia a las tropas terrestres en campañas y acciones militares en un área próxima, pero, de igual manera, efectuaban cometidos de suministro y transporte de unidades a través de cursos fluviales (Campbel, 2012). A esta relación de funciones debe añadirse la asistencia ocasional en la construcción de pontones. En cualquier caso, la constitución imperial no ofrece dudas acerca de la capacitación de las embarcaciones patrulleras para entrar en combate y no limitarse únicamente a tareas de observación y vigilancia.

Los cinco barcos romanos que navegaban por el Rin

El museo de la navegación antigua de Maguncia tiene expuestos los restos de madera de cinco embarcaciones militares romanas del siglo IV dC, acompañados con réplicas a gran escala (con mayor o menor acierto). Se pueden dividir en dos tipos, uno más grande, para transporte de tropas a mayor escala y los otros cuatro, más pequeños, que también servían para llevar algunos soldados:

a) Los buques de menor tamaño, que eran los denominados navis lusoria, Tenían 22 m. de eslora, casi 3 m. de manga y aproximadamente 1 m. de altura. Eran muy estrechos y rápidos, y contaban con una fila de remos a cada lado, en las que bogaban 30 remeros. Pertenecen al tipo denominado Mainz A. Los análisis muestran que se construyeron en el año 385.

Reproducción de una navis lusoria

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Otra vista de la reproducción de una navis lusoria

Los restos hallados se encuentran expuestos cerca de las réplicas.

b) Un buque mucho más grande, llamado navis actuaria. Tenía también una vela más potente y era para transporte de efectos y efectivos militares de mayor importancia. Se denomina Mainz tipo B.

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Reproducción de una navis actuaria

Barcos para transportar carga muy pesada

Un poco más tarde, los restos de dos naves salieron a la luz cerca del punto de localización. Eran de fondo plano, con extremos inclinados en forma de rampa (del tipo Zwammerdam). Estos barcos a menudo se encontraban al norte de los Alpes y podían medir hasta 40 m. de eslora. Se utilizaron para transportar cargas pesadas en los ríos.

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Nave de fondo plano para transporte de grandes mercancías

El museo

La institución que los expone abrió sus puerta en 1994 en Maguncia, en el antiguo taller de reparación del ferrocarril del siglo XIX, cerca del teatro romano de Mainz. Hay relieves con representaciones de barcos, reconstrucciones de modelos y una galería dedicada a la historia de la navegación y a las técnicas de construcción de la antigua gente de mar. Tiene un taller, donde los visitantes pueden ver al personal que trabaja construyendo las réplicas de las antiguas naves.

Nota: todas las imágenes proceden del Museo de la navegación antigua de Mainz.

Más información

CAMPBELL, J. B. Rivers and the Power of Ancient Rome. Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2012.

CORONA, Álex. Administración y renovación de flotas fluviales en el Danubio oriental durante época tardía. Revista de Derecho UNED, 2010, 6, p. 209-212.

D’AMATO, Raffaele. Imperial Roman Warships 27 BC–193 AD. Bloomsbury Publishing, 2016.

FERKEL, Hans; KONEN, Heinrich; SCHÄFER, Christoph. Navis Lusoria: ein Römerschiff in Regensburg. Scripta-Mercaturae-Verlag, 2004.

LUTTWAK,  E. The Grand Strategy of the Roman Empire: From the First Century A.D. to the Third. Baltimore / Londres: Johns Hopkins University Press, 1976.

WAWRZINEK, Christina. In portum navigare: römische Häfen an Flüssen und Seen. Walter de Gruyter GmbH & Co KG, 2014.

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Existe un magnífico y largo «tapiz» (exactamente es una tela de lino bordada con lana), de unos 70 metros, confeccionado en época medieval (s. XI), que narra cómo un hijo ilegítimo, que primero fue nombrado duque, se convirtió en rey de Inglaterra. Se trata de Guillermo de Normandía, y el tapiz pudo ser hecho por orden de su mujer, la reina Matilde, o del obispo de Bayeux, aunque hoy todavía no está claro. En él encontramos múltiples escenas navales que apenas han sido analizadas y que son muy desconocidas, a pesar del enorme interés histórico y estético que tienen.

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Una parte del tapiz expuesto en el Museo de Bayeux (Francia)

El momento histórico

Eduardo el confesor (s. XI), rey de Inglaterra, muere sin descendencia. Su trono es codiciado por 3 nobles guerreros: su cuñado, el duque Harold Godwinson, Guillermo II  duque de Normandía y Harald III Haardrade, rey de los vikingos.

Guillermo II de Normandía, a pesar de que era hijo ilegítimo, obtuvo el ducado tras la muerte de su padre. Una vez estabilizado su territorio y afianzado su título, se dedicó a ampliar fronteras y ganar más tierras. Él y sus caballeros normandos infundía terror por su preparación, técnicas y valentía.

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Guillermo, tras ser coronado rey de Inglaterra. Fuente Epitome of Chronicles’ de Matthew Paris. Bristih Library

El tapiz narra, como si fuera un cómic, desde la muerte del rey Eduardo hasta los enfrentamientos en la batalla de Hastings. Por su capacidad iconográfica ha sido objeto de estudios y análisis, pero apenas se ha tenido en cuenta la parte de la historia naval que se narra. Vamos a verla aquí.

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Llegada del duque Harold a Normandía

Escenas navales en el tapiz medieval

Podemos apreciar varias (van desde la escena 34 hasta la nº 44). En la primera se puede ver al duque Harold a su llegada a Normandía, prometiendo el trono de Inglaterra a Guillermo. En la siguiente se aprecia que éste se siente traicionado cuando se entera de que Harold se ha autonombrado rey, y aparece representada cómo se está preparando una flota para la invasión de Inglaterra, se podan los árboles y se van preparando (arqueándolos mediante cuerdas, lo que se conoce como labrar la brusca en lenguaje marinero) con objeto de obtener la madera adecuada para dar la forma a la nave (arrufo). También se distingue a los carpinteros de ribera a la derecha.

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Guillermo inicia los preparativos y ordena construir naves.

Construidas unas y adaptadas otras, se inicia el embarque en las costas de Normandía. Guillermo aparece el primero, representado sobre un caballo negro.

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Embarque en St. Valery

Según las fuentes iban 776 naves, muchas de ellas proporcionadas por los señores de las ciudades portuarias y ribereñas del ducado de Normandía, según la costumbre.

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Obispos y grandes señores que proporcionaron naves a Guillermo para la invasión, así como el número de naves y de caballeros, Fuente: Brown 1988, p. 179

El barco del duque se llamaba Mora, que fue un regalo de su mujer, Matilde de Flandes. En el mascarón llevaba una pequeña figura humana, que en la mano izquierda porta un banderín y en la derecha un cuerno.

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Mora, la nave del duque Guillermo, futuro rey inglés

Tras muchas semanas de mala mar, al final pudieron partir de St. Valery y desembarcaron en Pevensey (Inglaterra), navegando el equivalente a unos 120 km. en total. El tapiz muestra el Canal de la Mancha como una línea continua de naves. Se sabe que salieron a las 5,30 h. y llegaron a las 9 h. de la mañana siguiente, según la crónica Brevis relatio (Rowley).

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Navegación por el canal de la Mancha y primeras llegadas a Inglaterra.

En ella se dice que a su llegada a suelo inglés, el duque resbaló, cayó y se apoyó con las manos en tierra. Esto podía suponer un indicio de mala suerte, pero éste, con un ánimo inquebrantable, dijo que era una señal de que nada más llegar había tocado el suelo que sería suyo.

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Desembarque en Pevensey (Inglaterra)

Hasta aquí las escenas navales. Una vez que llegó, el duque comenzó a fortificar el terreno y a preparase para la batalla de Hastings (octubre de 1066), que supondría la caída de los anglosajones y la llegada de los normandos, que se mantendrían casi dos siglos.

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El tapiz completo. Fuente

Más sobre el tapiz

Parece que este «tapiz» fue una de las fuentes para la réplica del barco vikingo de Roskilde. Se puede ampliar con una explicación muy detenida del tapiz y una web donde aparecen traducidos los rótulos y se comentan cada una de las escenas.

Las fuentes que pueden consultarse sobre este pasaje histórico son Brevis Relatio y Gesta Guillelmi.

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El rey Guillermo ordenando a un caballero. Fuente: British Library

Video de 4 minutos, en el que se puede apreciar, en forma animada, las escenas representadas en el tapiz.

Para saber más

BROWN, Shirley Ann. The Bayeux Tapestry, Bayeux Médiathèque municipale: MS 1: A Sourcebook. Publications of the Journal of Medieval Latin, 9. Turnhout: Brepols, 2013.

BROWN, R. Allen & BROWN, Reginald Allen (ed.). Proceedings of the Battle Conference 1987. Boydell & Brewer, 1988.

NORTON, Christopher.  Viewing the Bayeux Tapestry Now and ThenJournal of the British Archaeological Association, 2019, 172, 1, p. 52-89.

PASTAN, Elizabeth Carson; WHITE, Stephen D. & GILBERT, Kate. The Bayeux Tapestry and Its Contexts: A Reassessment. Boydell & Brewer Ltd, 2014.

ROWLEY, Trevor. An Archaeological Study of the Bayeux Tapestry: The Landscapes, Buildings and Places. Yorkshire: Pen and Sword, 2016.

VAN HOUTS, Elisabeth M. C. The Ship List of William the Conqueror. Anglo-Norman Studies X, 1988, p. 159-183.

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Este autor renacentista es conocido tanto por el mapa que lleva su nombre (un portulano) como por su obra principal, «El libro del mar», también traducido como «de la navegación» o «de materias marítimas» («Kitab-ı Bahriye» en turco). Éste último es una guía para los navegantes del Mediterráneo, con descripciones muy exactas de costas e islas, a las que añade un buen número de magníficos portulanos en color.

Piri Reis, un almirante ilustrado

Había nacido en el siglo XV, en la ciudad portuaria turca de Galipoli, en el estrecho de Dardanelos, y se crió con su tío, Kemal Reis, un corsario que luego pasó al servicio del sultán Beyacid, cuando éste se propuso formar una gran armada, convirtiéndose en Almirante de la flota turca.

Una representación del Almirante, extraida de una exposición que tuvo lugar en su país de origen en el año 2013

Una representación del Almirante, extraída de una exposición que tuvo lugar en su país de origen en el año 2013

Sabemos que el autor embarcó con su tío en numerosas ocasiones y que de él aprendió el arte de navegar. A la corte otomana llegó, mientras Piri Reis estaba allí, un autor español experto en astronomía llamado Zacuto, que había escrito varios libros sobre esta temática. De él se supone que aprendió mucho de lo relativo a la parte occidental del Mediterráneo, asunto que se evidenciaría en sus mapas y escritos.

También navegó por la zona más occidental de este mar, ya que cuando los musulmanes de Granada pidieron ayuda a los otomanos en 1486, y en los años posteriores, los Reis (tío y sobrino) llevaron en sus naves a muchos de ellos al litoral norteafricano.

Uno de los mapas del mundo que se incluyen en esta obra

Uno de los mapas del mundo que se incluyen en esta obra

El libro del mar

Este documento, posiblemente escrito entre los primeros veinte años del siglo XVI, es lo mas parecido a un derrotero, con bellas e impresionantes cartas, portulanos y magníficas rosas de los vientos, decoradas con vistosos colores, en los que se pueden apreciar puertos, fortificaciones, antiguas construcciones y, en algunos casos, hasta los cultivos tradicionales.

  • El prólogo

Piri Reis incluyó un prologo en verso en el que explica el motivo de la redacción del libro, suministrando, además, datos acerca de las expediciones bélicas realizadas junto a su tío Kemal Reis. También ofrece información acerca de las tormentas y de las direcciones de los vientos, dando explicaciones sobre los mapas y los signos escritos sobre ellos, incluyendo las magníficas rosas de los vientos.

Detalle de uno de los portulanos

Detalle de uno de los portulanos

Se ocupa igualmente de la primera expansión portuguesa en el Océano Indico y menciona el descubrimiento del Nuevo Mundo basándose en los relatos de los que viajaron allí. Por ejemplo, resulta muy curioso que cite la leyenda de la isla de San Brandán y la sitúe al nordeste de las Antillas.

  • La parte principal

En el cuerpo del documento, la parte mas extensa del libro, ya en prosa, describe el Mediterráneo, minuciosamente, en unos 200 portulanos.

La Península Ibérica en el mapa del almirante turco

La Península Ibérica en el mapa del almirante turco

En su largo periplo a través de este mar, había tenido ocasión de estudiar detenidamente las costas e islas del Egeo, Adriático, ltalia, Francia, España y Norte de África. Por ello describe muchos de los puertos y fondeaderos del Mare Nostrum, deteniéndose en las condiciones naturales que en cada uno existen, recursos, playas, ríos y desembocaduras, ofreciendo explicaciones detalladas sobre algunos de los nombres de las localidades, y también acerca de los enfrentamientos que la flota turca tuvo en ellos.

Una parte del Mediterráneo oriental, incluyendo la patria de Piri Reis

Una parte del Mediterráneo oriental, incluyendo la patria de Piri Reis

Traemos aquí la descripción que hace de la isla de Mallorca y de su incipiente astillero, traducida por Onalp:

“Esta isla pertenece a España. Su periferia es de 250 millas. Es una isla montañosa y fértil con abundantes arroyos. Posee un rompeolas Ilamado Portobin. Las naos fondean echando anclas lejos del puerto, a unas tres millas desde la costa. A la entrada del puerto hay dos torres entre las cuales se extiende una cadena. Frente a la ciudad hacia el sudoeste hay unos escollos. Cuando es preciso poner mástil en una nao o en otra embarcación, esta se acerca a una de las torres delante del puerto. Con la ayuda de los aparatos montados en la torre ponen mástiles”.

El valor de la obra

El contenido de este documento es muy valioso, tanto por sus informaciones geográfıcas e históricas como por los datos socio-económicos, ya que es fruto de la experiencia adquirida durante muchos años en largas travesías y expediciones.

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Los manuscritos originales de Piri Reis se han perdido. Actualmente existen alrededor de 30 copias del original, dispersas en varias bibliotecas de Turquía y de otros países europeos.

El mapa que hizo famoso a Piri Reis

El mapa que hizo famoso a Piri Reis

Más información

FLECHOSO, Alberto. El libro para navegantes de Pirî Reis. Boletín de la Sociedad Geográfica Española. 2008, nº 29.

ÖNALP, Ertuğrul. Un marino turco del siglo XVI que conocía los siete mares: Piri Reis. Osmanlı Tarihi Araştırma ve Uygulama Merkezi Dergisi OTAM. 2002, vol. 13, nº 13, p. 185-211.

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Sáenz de Elorrieta ha dedicado una parte de su vida al tema marino, y muchas de sus obras así lo reflejan. En esta entrada, aparte de mostrar las que forman parte de su última exposición, traemos también algunas de las que nos podemos encontrar paseando por su ciudad natal, siendo ambas, tanto las que están bajo abrigo en el Museo Naval como las que duermen a ras del cielo, una excelente muestra del actual patrimonio artístico naval y marítimo.

Estas últimas, las esculturas situadas en las calles, recogidas en miles de fotografías que los turistas se llevan a sus tierras de origen, representan el alma de quienes sienten dentro el mar, sirven de regocijo a los admirados transeúntes y patrocinan casi sin querer el espíritu naval de la ciudad que las acoge, les da vida y las exhibe como otro de sus muchos tesoros.

Por Vicente Cepeda Celdrán, Oficial de la Armada Española y alumno del Máster en Historia y Patrimonio Naval

El mar es un espacio recurrente para la literatura, la música, la fotografía y la pintura, entre otras muchas bellas artes. En este cosmos el artista cartagenero Fernando Sáenz de Elorrieta expone en el Museo Naval de Cartagena hasta mediados de enero “Sculture di Mare”: un conjunto simbólico de trabajos realizados con materiales como hierro, acero, hormigón y fibra de vidrio.

Un barco luchando con las olas

Un barco luchando con las olas

Trabajos donde se observa cómo ha acumulado experiencia en ese conocimiento que nos da la vida y en qué forma se ha mantenido fiel a esa figurativa humana desgarradora, tan al gusto de su concepción artística.

Bacalao antártico

Bacalao antártico

Son aspectos en los que el creador ahonda cortando sueños, imágenes y recuerdos con ese rasgo señero que da el mar a quienes como él lo han vivido siendo tecnólogo del buceo, sanitario, militar, capitán en misión internacional, marino.

Un buzo

Buzo

Su obra está inspirada en sus múltiples viajes, realizados a zonas tan dispares como Costa de Marfil, Guinea, Senegal, Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto, Arabia Saudí, Creta, Grecia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, casi toda Europa, y a lugares recónditos como La Patagonia, y la Antártida. Casi todos ellos, unidos a su otra gran pasión: «el mar», parte de cuya producción exponemos aquí.

Mujer con caracola

Mujer con caracola

Un interés temático y estilístico que asoma hasta en los aspectos más triviales, un arte fuerte que estamos seguro que gustará.

Un pez

Un pez

Una raspa

La raspa

Otras esculturas que se pueden disfrutar siempre, porque están a disposición de todos los ciudadanos

Una de las características de los artistas como Sáenz de Elorrieta es que con frecuencia conoces su obra antes que al autor, porque literalmente te encuentras su creación en espacios abiertos de la ciudad, cuando miras al puerto o cuando entras en una avenida.

Cola de ballena instalada en el puerto

Cola de ballena instalada en el puerto

Este artista es conocido por ser el autor de varios monumentos y esculturas hondamente vinculadas con la ciudad de Cartagena (España), como la Cola de Ballena (en el muelle) o el Buzo (junto a la Cámara de Comercio), entre otras, algunas de las cuales reproducimos.

Esta faceta, que tanto se agradece, es la forma mas adecuada de acercar el arte a todos, para que pueda ser apreciado en cualquier momento, con distintos tonos de luz, al amanecer o cuando oscurece, pero siempre oliendo a salitre, viendo u oyendo el mar.

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Lamentablemente ha fallecido, en un accidente de tráfico, el experto José Luis Casado Soto. Santanderino de 69 años, era uno de los referentes de la Historia Naval y Marítima en España.

Casado soto, carnet

Fue autor de más de 100 artículos y libros sobre esta temática. De toda su amplia carrera profesional e investigadora podemos destacar la creación y dirección del Museo Marítimo del Cantábrico, del que era fundador y por el que luchó «contra viento y marea» en los últimos 35 años.

Museo Marítimo del Cantábrico

Museo Marítimo del Cantábrico

Casado Soto era miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia desde 1978 y fue, entre otros, director del anuario ‘Juan de la Cosa’ del Instituto de Estudios Marítimos. Después de años de investigaciones pensaba que:

“La Península Ibérica constituye el cabo y prominencia más avanzada sobre el océano Atlántico del continente europeo, con el factor añadido de conformar, frente a África, la puerta de entrada y salida al mar Mediterráneo, probablemente el núcleo de mayor concentración de actividad marítima en el Viejo Mundo hasta el Renacimiento.

No obstante, acabaron siendo los hombres de la fachada atlántica peninsular quienes protagonizaron desde finales del siglo XV la epopeya de la gran expansión oceánica europea, rompiendo todos los horizontes establecidos y abarcando con sus navegaciones, por primera vez en la historia, a la totalidad de los confines del globo terráqueo.” (Barcos para la guerra. Soporte de la Monarquía Hispánica. Revista de Historia Moderna y Contemporánea. 2006, V, p. 17).

Casado Soto tenía una profunda confianza en la cultura como motor del desarrollo económico de los pueblos, acción que ejerció de manera particular en Cantabria. Sus paisanos lo reconocen como un defensor a ultranza del patrimonio, del diálogo y del conocimiento como una forma de construir la ciudad en la que siempre creyó; un espacio urbano en el que debía imperar el respeto hacia el legado recibido, su puesta en valor, y la radical necesidad de que las autoridades pusieran su empeño en esos fines (Diario Montañés).

El investigador en una de sus apariciones en TVE

El investigador en una de sus apariciones en TVE

Este curso iba a formar parte del profesorado del Master en Historia y Patrimonio Naval. En definitiva, ha sido una gran pérdida humana y profesional.

 Mas información

Listado de sus publicaciones

Más datos sobre Casado Soto pueden leerse en el Diario Montañés

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