Sería deseable que el gran número de genios españoles que hemos tenido a lo largo de la Historia no hubieran sufrido la misma incomprensión (por decirlo de una manera suave) que, por ejemplo, Isaac Peral. Sin embargo, en la mayoría de los casos así ha sido. La falsa historia de que "inventen ellos" debería ya cambiarse por la de que "aprendamos de lo que ha pasado". Desde los novatores hasta la actualidad han sido demasiados los que han tenido que sufrir a incompetentes, envidiosos, pusilánimes, mediocres o ignorantes.
Aquí sintetizamos la historia de Gabriel Ciscar y Ciscar, un oficial de la Armada, valenciano, genio, intelectual y político. Una figura de la talla de Jorge Juan, pero que nació en una época distinta y tuvo peor suerte, y sobre todo menor grado de reconocimiento y gratitud de sus contemporáneos, y también de los nuestros. Sobrino de un intelectual de renombre, Gregorio Mayans y Ciscar, y hermano de otro oficial brillantísimo, Francisco, parece que llevaba en las venas el amor por la cultura, la lealtad a los suyos y la importancia de la Ciencia como factor del desarrollo de los pueblos.
