Una de las series más interesantes y que más lectores tiene es la que se dedica a las urbes que nacieron hace siglos en la costa. A pesar de que se fundaron por parte de culturas muy dispares, tiene en común que al asomarse al horizonte se ve y se huele el mar, y eso otorga un carácter diferente a la ciudad y a sus habitantes. Sobre ello el gran autor García Márquez escribía párrafos tan admirables como el que publicamos en su memoria, tras su fallecimiento en el año 2014:
“Hay ciudades con barcos y ciudades sin barcos. Es la única división admisible, la única diferencia verdaderamente esencial […] Aquéllas estarán siempre transitadas por una secreta pulsación, por esa inagotable corriente que mueve el invisible cordaje de los viajes. Siempre haré lo posible por estar en una de ellas, porque en cada barco que atraca, en cada barco que zarpa, hay un ir y venir de la misma ciudad; un vaivén de navío que nos enseña a estar siempre en instante de espera, en una situación transitoria que es como si en cada barco estuviésemos esperándonos a nosotros mismos” (Gabriel García Márquez, publicado en 1950).

Naves que aparecen en el mapa de Fra Mauro
Aunque aparecieron en otros mares y océanos, muchas de las que hemos tratado surgieron en las riberas del Mediterráneo, tanto en el continente europeo como en el asiático o en el africano. Algunas son ya trimilenarias, como ocurre con Atenas (Grecia), Cádiz y Cartagena (España), Hipona (Argelia), Leptis Magna (Libia) y Siracusa (Italia). En otras sus fundadores decidieron otorgarles sus nombres, como fue el caso de Alejandría, en Egipto o de Constantinopla en la actual Turquía. Incluso llevan el de emperadores romanos para ganarse su favor, como fue el caso de Cesarea Marítima (Israel).
Hay urbes como Venecia, tan íntimamente relacionadas con el medio acuático que celebran los esponsales de sus gobernantes con el mar.
Evidentemente estas ciudades tenían un puerto para que los barcos pudieran zarpar y atracar en ellos. Casi todos los nombrados eran naturales, aunque algunos como el de Sebastos (el puerto de Cesarea Marítima) fueron construidos por la mano del hombre. Hemos dedicado varias entradas a estos magníficos enclaves, que se abren a todos los mares y océanos: como los de Acre (Israel), Berenice (Egipto), El Callao (Perú), La Plata (Argentina), Ostia (cerca de Roma), Róterdam (Países Bajos) y Tel Hreiz (Israel).

Puerto de Cartagena (España)
Las caracterizan una situación privilegiada, clima suave, posibilidad de desplazarse a través de vías acuáticas, buena despensa en el mar y otras bondades similares. Sin embargo, no todo son ventajas, la apertura de sus puertos pudo significar mayor peligro de invasiones y de epidemias. Este es el panorama común de muchas de las ciudades costeras, especialmente las más antiguas, donde los siglos han visto pasar ciclos de abundancia y de miseria, períodos de paz que podían seguir a los de guerra y hambrunas tras las buenas cosechas. Historia en estado puro…
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