Desde el estrecho de Panamá hasta el cabo de Hornos se extiende un amplio territorio costero bañado por el más grande de todos los océanos, el Pacífico. Es tan enorme que abarca distintos paisajes y presenta climas que son casi antagónicos.
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Todos tienen en común el espacio litoral, donde sus primeros habitantes abordaron la navegación de formas muy diversas, adaptadas a los materiales y a las necesidades básicas que tenían. Generando una división de amplias zonas, nos encontramos cuatro grupos:
- el territorio que abarca la costa de Colombia y Ecuador, con bosques tropicales, gran cantidad de lluvia y multitud de ríos navegables.
- Perú y el tercio norte de Chile, que presentan un clima desértico y sin árboles.
- La parte sur de Chile, la Araucanía, con muchas lluvias, una exuberante vegetación y ríos turbulentos.
- La región magallánica, en el extremo sur del continente, formada por innumerables bahías e islas cubiertas de una densa vegetación y pequeños ríos que van desde las montañas al mar.
Esta variedad dio como resultado distintas embarcaciones, realizadas con diversos materiales y de formas diferentes para obtener el mayor número de recursos en su entorno. De esta manera, se construyeron balsas, flotadores y canoas con características distintivas. Vamos a conocerlas.
Balsas
Eran plataformas formadas por maderos unidos que servían tanto para mantenerse a flote como para navegar. Incluso se usaban para instalar en ellas una casa flotante. Podían estar hechas de juncos o de madera.
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Las primeras se desarrollaron mucho en la zona de Perú y dieron como resultado los conocidos caballitos de totora, que todavía se utilizan. Estaban hechas de cualquier tipo de junco resistente, como la totora. Se construyen con una técnica tradicional y específica, que se viene empleando en el lugar desde tiempos inmemoriales.
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Las balsas de madera eran propias de zonas tropicales, donde los árboles crecían rápidamente y en cantidad. A pesar de estar construidas con el mismo material, las hubo de varios tamaños y tuvieron diferente uso. Fueron cambiando con el paso del tiempo, por ejemplo, inicialmente no contaban con velas, pero se le acabaron añadiendo, igual que una pequeña caseta, a modo de refugio.
En este tipo se incluyen las jangadas, tanto las usadas en el mar como las fluviales (vid. los dos dibujos siguientes).
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Flotadores realizados con pieles de animales
Se hacían pequeñas embarcaciones con el cuero de focas y leones marinos, muy abundantes en la zona costera chilena.
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Se formaban uniendo la piel de dos animales marinos (odres), que se inflaban y cosían con tendones y espinas de cactus. Posteriormente se impermeabilizaban con arcilla y aceite de lobo. Encima se ponía un entramado de madera para los tripulantes.
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Había unos más pequeños, de una sola plaza, mientras que otros, de mayores dimensiones, podían transportar a varios tripulantes y una carga más voluminosa.
Canoas
Las primeras eran unas embarcaciones primitivas, que se formaban con el tronco de un sólo árbol (llamadas monóxilas), y se usaron en casi todas las costas americanas.
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También se construían con la corteza de un árbol grande en el cabo de Hornos y la Tierra de Fuego. Posteriormente aparecieron otras que se formaban uniendo tablas de madera, como las dalcas de Chile.
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Estas canoas de madera eran de tamaños muy distintos: desde las más pequeñas, en las que podían navegar un reducido número de personas hasta las oceánicas, mucho mayores y más resistentes.
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Para acabar
Esta variedad de embarcaciones son una muestra de las diversas formas de afrontar la navegación en los mares, ríos y lagos de América del Sur, y también de la utilización de los materiales que tenían más próximos para poder construirlas. Son una lección de eficiencia cuyos resultados han generado un importante legado patrimonial marítimo.
Más información
AGUILERA ÁGUILA, Nelson, et al. Fragmentos de realidad: Arqueología y etnografía de las canoas de corteza en el área del Cabo de Hornos. Anales del Museo de América, 2019, p. 6-34.
HEYERDAHL, Thor. El hombre primitivo y el océano. Barcelona: Juventud, 1983.
LOTHROP, Samuel Kirkland. Aboriginal navigation off the west coast of South America. The Journal of the Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland, 1932, 62, p. 229-256.
MÁRQUEZ MIRANDA, Fernando. La navegación primitiva y las canoas monóxilas (Contribución a su estudio). Revista del Museo de la Plata, 1932, 33.
MONLEÓN Y TORRES, Rafael, et al. Las embarcaciones americanas en la época del descubrimiento. El Centenario. Revista Ilustrada, 1892, p. 68-79.
NIEVA SANZ, Daniel. Más allá de la materialidad del artefacto náutico: el valor simbólico de la canoa yámana. Temas Antropológicos, Revista Científica de Investigaciones Regionales, 2021, 43, 2.
PÉREZ, Alberto E., et al. A pre-Hispanic canoe or Wampo burial in Northwestern Patagonia, Argentina. Plos one, 2022, 17, 8, p. e0272833.
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