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Posts Tagged ‘Turquía’

El caballito de mar, o hipocampo, pertenecía al reino de Lidia, un pueblo de comerciantes situado en la actual Turquía, cuyo mayor florecimiento ocurrió entre los siglos VII y VI a. C. Se extendía desde el Mediterráneo hasta el interior, en los valles de dos ríos (Hermus y Cayster) y tenía la capital en Sardes (Sardis en inglés). Fue uno de los más ricos de la Antigüedad. Algunas de sus ciudades más importantes, Troya, Esmirna, Éfeso y Mileto, estaban en la costa del mar Egeo.

Los lidios inventaron la moneda metálica, que fue adaptada rápidamente por los griegos y jugó un papel importante como catalizador de la revolución comercial que transformó la civilización griega (siglo VI a. C).

Restos de Sardes, capital de Lidia. Fuente

Lidia poseía además una avanzada y fina técnica artesanal con la que sus artesanos elaboraban los objetos más elegantes y suntuosos. Uno de ellos fue el hipocampo del que se ocupa esta entrada.

El tesoro de Karún

Hace casi 60 años fue excavada ilegalmente una tumba en la que se descubrieron más de 360 objetos de oro, plata y piedras preciosas. Entre este magnifico tesoro, datado en el siglo VII a. C., estaba un broche de oro que tenía forma de pequeño caballito de mar alado, del que sabemos que perteneció a una princesa lidia. También se denomina tesoro de Karún.

El rey más rico del mundo antiguo

Uno de los reyes lidios más famosos fue Creso, el último de su dinastía. Era tan rico que cuando hacía ofrendas a los dioses, estas eran más grandiosas que el tesoro íntegro de cualquiera de los otros monarcas. Varios historiadores de la antigüedad escribieron sobre él y en cuanto a su riqueza coinciden tanto la tradición literaria como la arqueología.

La fama del rey Creso era tal que inmediatamente llamaron el “tesoro de Creso” a los magníficos objetos hallados en la tumba de la princesa lidia.

Una imagen que representa a Creso de Lidia. Fuente

El robo del tesoro

El tesoro fue adquirido y expuesto por el Museo Metropolitano de Nueva York. Entre los años finales de la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo XX, fue objeto de una batalla legal entre el gobierno turco y el museo neoyorkino, tras reconocer este que su compra procedía de un robo y que era una exportación ilegal. En 1993 fue repatriado a Turquía y expuesto.

Sin embargo, la cuestión no acabó aquí, ya que ​en el año 2006, tras analizar una denuncia anónima, se pudo comprobar que el hipocampo de oro había sido sustituido el año anterior por una réplica. Parece que uno de los empleados del museo turco, endeudado por el juego, había hecho ese cambio. Seis años más tarde se recuperó. Hoy se expone en el Museo Arqueológico de Usak (Turquía).

Para acabar

Este pequeño broche de oro con forma de caballito de mar alado fue extraído de manera ilegal hasta en dos ocasiones, una cuando se excavó la tumba y otra cuando un funcionario corrupto puso una copia barata en su lugar. Afortunadamente ya se ha localizado, y forma parte de la colección del museo turco más cercano al lugar en el que fue enterrada la princesa lidia. Un ejemplo más de los avatares que en algunos casos sufren las piezas más antiguas y valiosas del patrimonio cultural vinculadas con la historia marítima.

Más información

CLAVERO SÁNCHEZ, Antonio. La otra cara de la moneda. El dinero en el reino de LidiaContribuciones a la Economía, 2018.

GAZZANO, Francesca. La Lidia di Plinio il Vecchio. La Lidia di Plinio il Vecchio, 2018, p. 260-279.

LECAROS ÁLVAREZ, Miguel. Heródoto, un historiador de la cultura. Una aproximación a la historia de las costumbres y las normasHistorias del Orbis Terrarum, 2015, 14, p. 39-57.

PLANAS, Miquel. El caballito de mar. Madrid: CSIC, 2016.

SALINAS GAETE, Sebastián D. Asia Menor: encuentro, choque e intercambio entre nómadas y sedentarios. Byzantion Nea Hellas, 2004, 23, p. 312-332.

WAXMAN, Sharon. Saqueo: el arte de robar arte. Turner, 2011.

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Troya es un mito, una leyenda y también, gracias a la Arqueología, una realidad. Homero la hizo famosa al incluirla en sus relatos y darle el suficiente protagonismo como para que la guerra con los griegos o el caballo de Troya fueran mundialmente conocidos. Durante muchos años se pensó que nunca había existido, pero en el siglo XIX en la actual Turquía se hallaron los restos de lo que pudo ser Troya.

Realmente fue una ciudad portuaria cuya evolución no deja de sorprender. Traemos aquí su historia porque refleja magníficamente el devenir de las ciudades costeras del Mediterráneo, y también es un canto a la resistencia de sus habitantes, tanto por la capacidad de supervivencia como por la habilidad para levantar una y otra vez una urbe destruida por seísmos, incendios e invasiones.

Aunque su descubridor, Heinrich Schliemann, pensó que pertenecía a la época griega, realmente era mucho más antigua, ya que en el tercer milenio a. C. estaba habitada. Al principio cuesta trabajo entender que en un mismo sitio arqueológico haya tantas capas de historia una sobre la otra, y en Troya sucede así, ya que hasta el momento se han descubierto 9 ciudades que se fueron levantando sobre las ruinas de la anterior, al menos durante 3000 años. Sus múltiples nombres pueden ser un indicio. Así, Homero la llamaba Ilion o Ilios, los hititas Wilussa y hoy es Hisarlik.

Troya estaba situada donde hoy se asienta Hisarlik. Fuente

Las nueve ciudades, construidas una sobre la otra, datan de los siguientes periodos:

  • Troya I (2920-2450 a. C.) y Troya II (2600-2450 a. C.) correspondientes a la Edad del Bronce Antiguo. Destruidas violentamente tras un conflicto bélico. Era una ciudadela con un pequeño núcleo de población que tenía muchas riquezas.
  • Troya III-V (2450-1700 a. C.), entre la Edad del Bronce Antiguo III y Medio.
  • Troya VI (1700-1250 a. C.), desde la Edad del Bronce Medio al Tardío. Posiblemente destruida por un terremoto.
  • Troya VII (1250-1040 a. C.), correspondiente a la Edad del Bronce Tardío hasta la Edad del Hierro Antiguo. Es la urbe del periodo homérico. La ciudad fue quemada.
  • Troya VIII (700-85 a. C.), durante el periodo griego.
  • Troya IX (85 a. C.-500 d. C.), en el periodo romano.

La urbe estaba situada en un lugar que en el pasado tuvo una gran importancia como emplazamiento estratégico de carácter comercial. Desde su costa se podían controlar las relaciones entre el Egeo y el Mar Negro, o lo que es lo mismo, el paso entre Europa y Asia, ya que los fuertes vientos que azotan esta región hacían necesario realizar largas estancias en puerto antes de llegar a los Dardanelos o para salir de ellos. La bahía de Besik, situada al oeste de Troya, fue el lugar más habitual para realizar estos fondeos.

Localización de los dos estrechos, que eran de enorme importancia para la navegación entre el mar Negro y el Mediterráneo. Fuente

Su posición hizo que necesitara ser defendida, por lo que muy pronto se erigieron las murallas para protegerse de las sucesivas ocupaciones. Hay que señalar que en la época homérica Troya estaba muy cercana al mar, tal y como se puede apreciar en la imagen siguiente, y que existía una enorme bahía, hoy colmatada, que permitía que las naves pudieran entrar hasta la misma ciudad. También varios ríos conectaban con dicha bahía y generaban un gran sistema fluvial que facilitaba la navegación hasta las puertas de Troya.

Geografía de la zona durante el S. XIII a. C. Fuente

Para acabar

Homero en su narración (la Iliada) sostiene que la guerra con las polis griegas se debió a que el príncipe troyano Paris raptó a la mujer del rey espartano. Actualmente hay un nuevo argumento, al que algunos investigadores se aferran, que sostiene que el enfrentamiento no fue por el rapto, sino que había intereses comerciales divergentes y que al final fue inevitable la batalla por el control estratégico del espacio marítimo, que acabó con la ciudad y dio la victoria a los griegos.

Tabula iliaca que representa Troya tomada por la armada y el ejército griegos. El espacio más grande contiene la ciudad rodeada de torres y murallas, ya tomadas. Fuera está la tumba de Héctor a un lado y la de Aquiles al otro (siglo I a. C.). Capitole Palazzo nuovo. Fuente

Más información

COLONNE, Guido delle. Historia de la destrucción de Troya. Madrid: Akal, 1996.

GAMER, Gustav. Troya a la luz de las últimas investigaciones. Treballs d’Arqueologia,1992, p. 201-224.

LATACZ, Joachim. Troya y Homero. Hacia la resolución de un enigma. Lingua, 2003, 15, p. 95.

MCKENDRICK, Scot. The Great History of Troy: a reassessment of the development of a secular theme in late medieval art. Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 1991, 54, 1, p. 43-82.

PEREIRA, Rubén. La leyenda de Troya en los siglos XX-XXI. Boletín Hispánico Helvético, 2010, p. 181-196.

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Este nombre hace alusión a grupos humanos de diferentes orígenes étnicos que durante años azotaron las costas del Mediterráneo oriental, asolando pueblos y acabando con los imperios micénico e hitita, así como multitud de ciudades-estado. Fue sobre el año 1200 a.C. cuando se tiene noticia de los ataques, según lo recogido en las fuentes egipcias. Se han hecho varios estudios sobre ellos, pero actualmente no podemos decir con seguridad por cuántos pueblos distintos estaban formados, ni los motivos exactos de esta actividad bélica. Sí que sabemos que entre ellos había expertos marineros y que usaban el mar para sus ataques. Y que sólo los egipcios, con Ramsés III a la cabeza, consiguieron librarse de su furia tras una cruenta batalla.

Manos apiladas en Medinet Habu representando la victoria egipcia sobre los Pueblos del Mar. Fuente

La información sobre la procedencia de los diversos grupos guerreros que se incluyen bajo el término general ‘Pueblos del Mar’ solo puede calificarse de escasa. Lo que nos ha llegado de ellos ha sido principalmente por las inscripciones que se han conservado en un templo egipcio y por un papiro, la carta de Ugarit. Se les nombra como Sherden-Shardana, Eqwesh, Tjekker-Shekelesh, Denyen-Danuna, Lukka, Karkisha, Teresh, Peleset-Philistines y Weshesh, mencionados de manera cronológica. Ahondando un poco más atrás, se han encontrado antecedentes durante los reinados de faraones anteriores. Son las inscripciones de Ramsés II (1290-1224 a.C.), que hablan de atacantes que llegan en barcos «desde la mitad del mar» (Estela de Tanis II). De manera similar, Merenptah (1224-1214 a.C.) mencionaba a los “norteños, vagabundos de todas las tierras” y “de los países extranjeros del mar” (inscripción de la Gran Guerra Libia, en Karnak) y en otra los llama “los extranjeros gente del mar”.

Dibujo del bajorrelieve realizado en Medinet Habu del enfrentamiento entre Egipto y los Pueblos del Mar. Fuente: Huebner, 2016

Los pueblos que los formaban

Parece que había una importante variedad de grupos unidos bajo la denominación actual de Pueblos del Mar. Los que se han descubierto hasta el momento siguen siendo unos grandes desconocidos, ya que sus nombres (los que aparecen en los monumentos egipcios) no siempre permiten identificar el origen, ni los grupos humanos que realmente los formaban. Algunos de ellos eran:

  • Eqwoš, Edques o Akawaša, vinculados con los aqueos.
  • Danuna o Denyen, podían preceder de tres pueblos distintos según los autores: griegos del continente, anatolios o canaanitas.
  • Lukki o Lukka, originarios de poblaciones situadas al Sur de la península de Anatolia, es decir, a lo que posteriormente serían Caria y Licia.
  • Peleset, vinculados con los filisteos, se piensa que podían proceder del sur de Anatolia, de Chipre o de Rodas.
  • Šardana o Sherden, posiblemente tenían origen en Cerdeña, pero también puede ser que llegaran desde otros puntos, tales como Sardis (hoy Sarte) en Lidia (Turquía). Los egipcios decían de ellos que eran «de corazón rebelde».
  • Šekeleš, que traducido es similar a «los que viven en las naves». Pudieron llegar desde Cilicia (Turquía), aunque también hay quien cree que procedían de Sicilia o de Siria.
  • Tereš o Turša, a quienes se les vincula con los tirsenos, que tienen su origen en las montañas de Anatolia.
  • Tjekru o Tjekker, que parece que llegaron desde la isla de Chipre.
  • Wašoš o Weshesh, del norte de la actual Turquía y posiblemente de las cercanías de Troya.

Los motivos

Desde hace unos años existe evidencia científica de que una sequía azotó la región mediterránea, lo que supuso también una grave escasez de alimentos. Las primeras economías agrícolas eran muy vulnerables tanto a las sequías, que arruinan las cosechas, como al frío continuado, ya que el enfriamiento general acorta la temporada de crecimiento de los cultivos. 

Para acabar

Los pueblos que formaban este grupo heterogéneo procedían de lugares como la actual Turquía, Grecia, posiblemente de algunas islas italianas, Chipre, así como de las costas que ahora son de Israel y del Líbano. Aunque queda mucho por excavar, transcribir y analizar, es muy probable que estas confederaciones de pueblos tuvieran un origen pirata que pronto se mezcló con los miles de damnificados de las crisis agrarias, los problemas de inestabilidad política y la falta de un horizonte seguro frente a la destrucción de sus sistemas económicos. Estas razones no son nuevas en la historia antigua, lo que sí que es novedoso es que en esos momentos tempranos de la Historia se unieran y atacaran a otros imperios desde el mar, creando posiblemente el primer grupo numeroso que usó la guerra naval como herramienta primordial.

Bajorrelieve que representa el enfrentamiento egipcio con los Pueblos del Mar. Fuente: Huebner, 2016

Más información

ALONSO, Claudia V. Del Egeo a Canaán. El periplo de los pueblos del mar. Desperta Ferro: Antigua y medieval, 2021, 65, p. 14-18.

ALVAR, Jaime. Los Pueblos del Mar y otros movimientos de pueblos a fines del II Milenio. Madrid: Akal, 1989.

DÍAZ ALONSO, Yolanda, et al. Las invasiones de los pueblos del mar en Egipto, contadas a través de las fuentes arqueológicas. Boletín de la Asociación Española de Egiptología, 2015.

EMANUEL, Jeffrey P. The Sea Peoples, Egypt, and the Aegean: Transference of Maritime Technology in the Late Bronze-Early Iron Transition (LH IIIB-C). Aegean Studies, 2014, 1, p. 21-56.

FISCHER, Peter M. & BÃ, Teresa (ed.). «Sea Peoples» Up-to-Date: New Research on Transformation in the Eastern Mediterranean in 13th-11th Centuries BCE. Sonderdruck: Austrian Academy of Sciences Press, 2017.

HUEBNER, Brandon. The Sea Peoples Sail South. The Maritime History Podcast. Episode 20. 2016.

KILLEBREW, Ann E. & LEHMANN, Gunnar. The Philistines and Other “Sea Peoples” in Text and Archaeology. Atlanta: Society of Biblical Literature, 2013.

MEDEROS MARTÍN, Alfredo. La crisis del siglo XII A.C. Pueblos del Mar y guerra de Troya CA. 1215- 1175 A.C. SPAL, Revista de Prehistoria y Arqueología, 2007, 16, p. 93-153.

PÉREZ LARGACHA, Antonio. Merenptah y los Pueblos del Mar: La victoria de Perire en su contexto internacionalStudia Historica: Historia Antigua, 2022, 40, p. 25-52.

VAN DE MOORTEL, Aleydis. Sea Peoples from the Aegean: Identity, Sociopolitical Context, and Antecedents. En Nomads of the Mediterranean: Trade and Contact in the Bronze and Iron Ages. Brill, 2020, p. 318-335.

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A pesar de que algunos autores lo califican exclusivamente como general, Conon fue un experto almirante, faceta que parece perdida. Nació en Atenas, entre los años 440 y 444 a.C y murió exiliado, en el 390 a.C.

El contexto

En esos momentos en Atenas había un fuerte enfrentamiento con la otra gran ciudad estado, Esparta, y el rey persa se había convertido en árbitro de la situación. Su apoyo a una o a otra supuso el control de la península griega y de una parte importante de las islas del mar Egeo.

Sus inicios

Miembro de una poderosa familia ateniense, Conon fue nombrado estratega en varias ocasiones, lo que le supuso dirigir las fuerzas terrestres y navales atenienses contra Esparta, junto a otros destacados personajes. Una de las veces perdió una batalla naval, la de Egospótamos (405 a.C) y, ante el miedo a represalias, se exilió voluntariamente a Chipre. Los espartanos, vencedores, obligaron a los atenienses a destruir las murallas defensivas que unían la urbe con el puerto. El imperio marítimo que Temístocles había levantado parecía que estaba llegando a su fin.

Localización de Atenas y Esparta en un mapa contemporáneo. El imperio persa se situaba en la actual Turquía

Almirante en Persia

En Chipre Conon estuvo protegido por el rey de la isla, que era vasallo del monarca persa Artajerjes II. Al poco tiempo, dados los conocimientos del ateniense, Artajerjes le nombró almirante de su flota y también le encomendó llevar a cabo un programa de construcción naval en varios puertos (Fenicia, Cilicia y Chipre) para reforzar la armada persa.

Dibujo de Artajerjes II. Fuente

Sabemos, por los textos, que en la batalla de Cnido (394 a.C.) se enfrentaron unos 170 trirremes al mando de Conon frente a 85 del almirante espartano Pisandro. El historiador Jenofonte cuenta que los aliados de los espartanos huyeron antes de la batalla, al ver la enorme diferencia en las flotas, y que los que se quedaron para el enfrentamiento a mitad de éste lo dejaron, cuando vieron que estaban pedidos. Sólo su almirante se quedó y prefirió morir en la batalla.

En Atenas

El rey persa ofreció una importante cantidad de dinero a sus aliados griegos (Atenas y las otras ciudades que estaban en su liga). De todas ellas la que mejor invirtió el capital ofrecido fue Atenas. Conon, tras estar fuera un tiempo, entró de nuevo en el año 393 a.C, al mando de una flota de 80 trirremes aclamado por sus habitantes. Con él al mando se reconstruyeron las murallas del Pireo (los Muros Largos) y las fortificaciones que habían sido destruidas. Recibió gloria y honores como hacía tiempo que no se habían otorgado. Atenas volvió a disfrutar de una segunda edad dorada, aunque menos brillante, porque las circunstancias habían cambiado mucho.

Dibujo del puerto de El Pireo

El árbitro del Egeo en ese momento, el monarca persa, apoyaba a Atenas frente a Esparta, pero la situación podía cambiar rápidamente. Así ocurrió cuando desde Esparta mandaron a hábiles diplomáticos para aliarse con Persia y dejar a Atenas a un lado. Conon fue enviado para dar un giro a esta nueva alianza, pero fue encarcelado y al poco tiempo murió. Trasíbulo, que tomó el poder tras su entrada en prisión, siguió con su política de dominio ateniense del mar Egeo, pero para ello no contó con Persia como aliado. Se abría otra nueva fase en la historia de la antigua Grecia para la que Conon había puesto las bases.

Una imagen de Atenas y del puerto de El Pireo, unidos por los Muros Largos. Fuente: J. A. Kaupert

Para acabar

Dos veces estuvo Conon en el exilio, una de manera voluntaria y otra forzado por el rey persa. Su hijo Timoteo heredaría una parte de su gloria y bajo su mando estuvieron los atenienses años después. Actualmente hay autores que mantienen que Conon fue un espía del rey persa Artajerjes II, y que todo lo que hizo en su tierra natal fue por orden de este monarca, pero nosotros creemos que queda todavía mucho por descifrar e investigar antes de concluir con esta afirmación. Lo que sí sabemos es que fue un hombre de amplios conocimientos y un relevante estratega naval.

Conon, el gran almirante del siglo IV a.C, el heredero de Temístocles, ha sido olvidado y obviado por la Historia. Por eso recordamos en este texto algunos de sus logros, para que no se olviden.

Más información

GÓMEZ CASTRO, Daniel. Todos contra Esparta. La estrategia de diversión persa en la guerra de Corinto y la «magnanimidad» del Gran ReyFaventia, 2010, p. 43-58.

FORNIS, César. Conón entre Persia y Atenas (394-391 a.C)Dialogues d’histoire ancienne, 2008, 34, 2, p. 33-64.

MARCH, Duane A. Konon and the Great King’s Fleet, 396-394. Historia, 1997, 46, p. 257-269.

MOSSÉ, Claude. Historia de una democracia: Atenas. Madrid: Ediciones Akal, 1987.

SANCHO ROCHER, Laura. Los «moderados» atenienses y la implantación de la oligarquía. Corrientes políticas en Atenas entre 411 y 403 a. C. Veleia, 2004, 21.

TORRES ESBARRANCH, Juan J. Conón, ensayo de una biografía. Convivium, 1963, p. 133-166.

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En el mundo antiguo existían profundas diferencias entre sus habitantes. Por ejemplo, en el Egipto faraónico sólo los sacerdotes podían entrar en ciertos lugares de los templos. Entre los antiguos griegos también se daban estas desigualdades y sólo los que eran ciudadanos podían votar. Las mujeres helenas no disfrutaban de ese derecho, además tenían vetado el paso a ciertos lugares sagrados como los templos de Heracles (el Hércules romano). Sin embargo, en uno de esos templos, situado en Asia Menor (la actual Turquía) sí que se les permitía pasar, pero sólo a las que eran tracias, que en su mayoría fueron esclavas. Existe una historia que cuenta el motivo de esta excepción. La cuenta Pausanias (un geógrafo y viajero del siglo II que había nacido en esas tierras) y aunque no sabemos si es cierta, vamos a conocer a las protagonistas de esta historia, los lugares en los que pudo suceder y el texto original que lo narra.

El dios Heracles

Los griegos identificaban a Heracles con Melkart (forma fenicia del dios Baal) por los atributos que le caracterizaban. Melkart era, según Herodoto, el dios de los marinos. Los habitantes de Tiro (antigua Fenicia, hoy en el Líbano) lo consideraban el guía de sus viajes marítimos y exploraciones.

Localización de Tracia. Fuente

Tracia

Tracia históricamente se extendía desde Macedonia hasta el mar Negro y desde el mar Egeo hasta el río Danubio. Estaba habitada por numerosas tribus guerreras que no absorbieron la cultura griega y que formaban pequeños reinos separados. Sus habitantes solían ser reclutados como mercenarios para el ejército heleno. La zona poseía innumerables recursos de oro y plata, por lo que los griegos los sometieron ya durante el siglo VII a.C. Un fragmento del poeta griego Jenófanes describe a los tracios como personas de ojos azules y pelo rojo:

… Los hombres hacen dioses a su propia imagen… los de los tracios tienen los ojos azules y el pelo rojo (o rubio según otros traductores). 

Textos de Jenófanes

Según ésto muchas de las mujeres tracias que emigraron a Eritras, serían fácilmente identificables por su físico distintivo.

A la izquierda se pueden ver mujeres tracias dibujadas en una tumba del s. IV a.C. Fuente

Eritrea

Eritrea (o Eritras), la urbe que levantó un templo en honor de este dios marino fue una de las 12 ciudades de la Liga Jónica. Estaba situada en la costa turca del mar Egeo y eran de cultura griega a pesar de estar al otro lado del mar Egeo.

El texto original

Extraemos (y adaptamos) parte del texto que narra cómo llegó esta imagen a Eritrea y explica el motivo por el que se permitía el acceso a las mujeres tracias:

«Disfrutarías también en el Heracleo que está en Eritras. La imagen del dios apareció en una balsa de madera y partió desde Tiro (en Fenicia)».

«Cuando llegó la balsa al mar junio dicen que ancló en un promontorio situado en el centro entre el puerto de Eritras y la isla de Quíos. Los de Eritras hicieron un gran esfuerzo y no menos los de Quíos, afanándose unos y otros para llevar la imagen a su ciudad. Finalmente, un eritreo que vivía del mar y de la pesca y que había perdido su vista por causa de una enfermedad, cuyo nombre era Formión, tuvo la visión en sueños de que era necesario que las mujeres de los eritreos se cortasen el pelo y que los hombres después de trenzar una cuerda con los cabellos llevasen la balsa hacia ellos. Las mujeres de los ciudadanos no quisieron de ninguna manera cortar su pelo para hacer realidad el sueño. Pero todas las mujeres de raza tracia que eran esclavas y las que siendo libres vivían allí se ofrecieron para cortarse los cabellos, y de este modo los eritreos arrastraron la balsa. Por eso la entrada al Heracleo sólo está permitida a las mujeres tracias y la cuerda hecha con sus cabellos la conservan los del lugar todavía en mi tiempo, y estos mismos dicen que el pescador recuperó la vista y vio el resto de su vida».
(Pausanias. Descripción Grecia, libro VII, Acaya).

Otra representación de las mujeres tracias recogida en El Heraldo de Aragón

Para acabar

A pesar de que muchas películas dibujen un mundo antiguo idealizado, la realidad era otra muy distinta. Existía una profunda diferencia entre los ciudadanos griegos y los que no lo eran, dentro de aquéllos entre ricos y pobres, así como entre hombres y mujeres.

La sibila de Eritrea dibujada por Miguel Ángel en la capilla Sixtina

Más información

HARRIS DIEZ, Ronald. El paisaje de los dioses: los santuarios griegos de la época clásica y su entorno naturalAisthesis, 2011, 49, p. 67-83.

Pausanias. Description de la Grèce. s.f.

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El caballo de Troya es uno de los mitos literarios más conocidos de la Antigüedad clásica. Diferentes estudios se han centrado en si realmente existió y, en caso afirmativo, han buscado explicaciones sobre cómo se pudo construir en tan poco tiempo y de dónde pudo salir la madera para fabricarlo. Esta semana traemos una síntesis de ellos, cuyos datos vinculan al famoso equino griego con los barcos que asediaban Troya, en la costa turca del Egeo.

La guerra de Troya

Narrada por Homero en la IIiada, cuenta la guerra (1194-1184 a.C.) que se desató cuando Paris, el hijo del rey de Troya (en la actual Turquía), rapta a Helena, la esposa de Menelao de Esparta (Grecia), y se la lleva a su ciudad. Los espartanos forman una liga con muchas de las ciudades griegas para atacar Troya y devolver a Helena a su tierra natal. Los confederados sitian por mar durante diez años la ciudad, pero no consiguen rendirla. Sólo con el engaño del enorme caballo de madera en el que iban muchos guerreros griegos, que los troyanos creen que es un regalo de los dioses, consiguen entrar en la ciudad y derrotarlos.

Homero dice que la flota estaba compuesta de más de mil barcos, procedentes de 29 ciudades griegas. Estas naves asediaban durante el verano (mare apertum) la ciudad turca, posteriormente volvían a su tierra para el resto del año.

Nave griega dibujada en un ánfora

Una vez contextualizada la historia, pasamos a exponer las teorías acerca de ese mítico caballo de Troya que le dió la victoria a los griegos.

Ruinas de la ciudad de Troya. Fuente

A) Fue realmente un caballo de madera

Durante siglos se había puesto en duda incluso la existencia de la ciudad de Troya, hasta que en el siglo XIX un arqueólogo consiguió demostrar que sí que hubo una urbe con ese nombre. Posteriores excavaciones sacaron a la luz la antigüedad de Troya y permitieron conocer más acerca de sus ciudadanos y forma de vida, pero no se ha extraído prueba alguna del famoso caballo. Tampoco es extraño, ya que si estaba hecho de madera, el material es perecedero y difícilmente hubiera sobrevivido hasta nuestros días.

Réplica del caballo que se levanta en Troya, en recuerdo de la epopeya

Virgilio, un poeta latino del siglo I a.C., cuenta cómo sucedió, implicando a la diosa Atenea en su construcción. El enorme tamaño del equino hace pensar que fue necesario contar con mucha madera para su construcción, lo que lleva a pensar que las tablas de abeto podían proceder de los barcos de la flota griega, que fueron «sacrificados» para poder llevar a cabo el engaño.

“Quebrantados por la guerra y rechazados por los hados durante ya tantos años decepcionantes, los caudillos de los dánaos [griegos] construyen un caballo del tamaño de una montaña gracias al arte divina de Palas [Atenea] y ensamblan sus costados con tablas de abeto; simulan que es un voto por su regreso; esta noticia se extiende. Aquí [dentro del caballo] los cuerpos de los hombres escogidos a suertes se ocultan furtivamente en un flanco secreto y llenan hasta lo más profundo las grandes cavidades y el vientre con hombres armados”

Virgilio, Eneida II, 13-20

Hay también que tener en cuenta que para construir esa enorme figura haría falta mucho tiempo y muchos hombres, especialmente contar con personal experto en el trabajo de la madera, como los carpinteros de ribera y de lo blanco. Estos motivos, unidos a la participación de la diosa y a que en la literatura se dice que sólo se tardó 3 días en construirlo, son los que les hacen dudar a algunos investigadores sobre si realmente existió o si tan solo es un mito más de la Antigüedad.

B) Fue un barco que tenía un mascarón con cabeza de caballo

En los últimos años varios autores académicos han puesto en duda que la enorme figura que logró traspasar los muros de Troya fuese un caballo, y apuestan porque fuera un barco.

Ruiz ha observado la asimilación entre caballos y barcos, y propone una nueva interpretación: la treta de los griegos habría consistido en aprovechar que los troyanos tenían predilección por los caballos y que eran expertos jinetes y domadores, para dejar varado un barco con el mascarón de proa tallado en forma de cabeza de caballo, muy propio de la cultura fenicia. Para conseguirlo Ulises convenció a Agamenón, rey de los aqueos, para que ocultara toda su flota tras una isla cercana, la de Ténedos. Allí los carpinteros de ribera dieron forma de cabeza de caballo al mascarón de una de las naves y modificaron en él todo lo necesario para convertirlo en un híppos, en un barco fenicio. También hicieron las modificaciones necesarias para esconder a un grupo de soldados dentro. Así pues, el barco parecía ser una ofrenda a Poseidón, de modo que los troyanos acabaron por aceptar el regalo y decidieron llevárselo a la ciudad.

Una nave fenicia de guerra que aparece en una moneda fenicia (Castro)

Una variación es que sin necesidad de esconderlos, vistieron a los soldados griegos como inofensivos mercaderes fenicios que solicitaron fondear en la bahía. Una vez trabada la confianza tras la errónea comprobación de que, en efecto, eran fenicios, se les permitió el acceso

Otra teorías

Otros autores afirman que pudo ser una máquina de guerra del mundo antiguo, como por ejemplo un ariete, una torre de asalto o cualquier otro ingenio bélico.

Algunos investigadores incluso han llegado a explicar que lo que ocurrió fue un terremoto, y que la tradición eligió un caballo para expresar este cataclismo porque era el animal emblemático de Poseidón, el dios griego que regía los movimientos de la tierra.

Para concluir

No podemos afirmar, a la luz de las investigaciones y excavaciones arqueológicas actuales, ni siquiera si existió, pero en el caso de que hubiera existido, cabe la posibilidad de que no fuera un caballo construido de la madera de las naves griegas, sino uno de sus barcos convertido en un mercante fenicio para engañar a los troyanos y así poder atravesar las líneas enemigas. De cualquier forma, parece claro que las maderas de las naves griegas fueron básicas para la toma de Troya.

Más información

CHONDROS, Thomas G., et al. The trojan horse reconstructionMechanism and Machine Theory, 2015, 90, p. 261-282.

GANGUTIA, Elvira. El caballo en la Odisea. EMERITA. Revista de Lingüística y Filología Clásica, 2003, LXXI 2, p. 197-221

GONZÁLEZ CELDRÁN, José Alfredo. Mito y Realidad del Caballo de Troya. S.f.

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