El caballito de mar, o hipocampo, pertenecía al reino de Lidia, un pueblo de comerciantes situado en la actual Turquía, cuyo mayor florecimiento ocurrió entre los siglos VII y VI a. C. Se extendía desde el Mediterráneo hasta el interior, en los valles de dos ríos (Hermus y Cayster) y tenía la capital en Sardes (Sardis en inglés). Fue uno de los más ricos de la Antigüedad. Algunas de sus ciudades más importantes, Troya, Esmirna, Éfeso y Mileto, estaban en la costa del mar Egeo.
Los lidios inventaron la moneda metálica, que fue adaptada rápidamente por los griegos y jugó un papel importante como catalizador de la revolución comercial que transformó la civilización griega (siglo VI a. C).
Lidia poseía además una avanzada y fina técnica artesanal con la que sus artesanos elaboraban los objetos más elegantes y suntuosos. Uno de ellos fue el hipocampo del que se ocupa esta entrada.
El tesoro de Karún
Hace casi 60 años fue excavada ilegalmente una tumba en la que se descubrieron más de 360 objetos de oro, plata y piedras preciosas. Entre este magnifico tesoro, datado en el siglo VII a. C., estaba un broche de oro que tenía forma de pequeño caballito de mar alado, del que sabemos que perteneció a una princesa lidia. También se denomina tesoro de Karún.
El rey más rico del mundo antiguo
Uno de los reyes lidios más famosos fue Creso, el último de su dinastía. Era tan rico que cuando hacía ofrendas a los dioses, estas eran más grandiosas que el tesoro íntegro de cualquiera de los otros monarcas. Varios historiadores de la antigüedad escribieron sobre él y en cuanto a su riqueza coinciden tanto la tradición literaria como la arqueología.
La fama del rey Creso era tal que inmediatamente llamaron el “tesoro de Creso” a los magníficos objetos hallados en la tumba de la princesa lidia.
El robo del tesoro
El tesoro fue adquirido y expuesto por el Museo Metropolitano de Nueva York. Entre los años finales de la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo XX, fue objeto de una batalla legal entre el gobierno turco y el museo neoyorkino, tras reconocer este que su compra procedía de un robo y que era una exportación ilegal. En 1993 fue repatriado a Turquía y expuesto.
Sin embargo, la cuestión no acabó aquí, ya que en el año 2006, tras analizar una denuncia anónima, se pudo comprobar que el hipocampo de oro había sido sustituido el año anterior por una réplica. Parece que uno de los empleados del museo turco, endeudado por el juego, había hecho ese cambio. Seis años más tarde se recuperó. Hoy se expone en el Museo Arqueológico de Usak (Turquía).
Para acabar
Este pequeño broche de oro con forma de caballito de mar alado fue extraído de manera ilegal hasta en dos ocasiones, una cuando se excavó la tumba y otra cuando un funcionario corrupto puso una copia barata en su lugar. Afortunadamente ya se ha localizado, y forma parte de la colección del museo turco más cercano al lugar en el que fue enterrada la princesa lidia. Un ejemplo más de los avatares que en algunos casos sufren las piezas más antiguas y valiosas del patrimonio cultural vinculadas con la historia marítima.
Más información
CLAVERO SÁNCHEZ, Antonio. La otra cara de la moneda. El dinero en el reino de Lidia. Contribuciones a la Economía, 2018.
GAZZANO, Francesca. La Lidia di Plinio il Vecchio. La Lidia di Plinio il Vecchio, 2018, p. 260-279.
LECAROS ÁLVAREZ, Miguel. Heródoto, un historiador de la cultura. Una aproximación a la historia de las costumbres y las normas. Historias del Orbis Terrarum, 2015, 14, p. 39-57.
PLANAS, Miquel. El caballito de mar. Madrid: CSIC, 2016.
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