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En la costa de Palestina se instaló, durante la Edad de Piedra, un pueblo cuyos habitantes consiguieron doblar su esperanza de vida gracias a los recursos pesqueros con los que contaban. Ya habían empezado a cultivar sus propios alimentos, dejando atrás la vida nómada. No serían más de 100 individuos. Tenían unas creencias primitivas basadas en el culto a los antepasados y a sus divinidades. Se ha hallado un monumento megalítico: un círculo formado por siete enormes piedras. Es posible que fuera el centro de culto del lugar. Estos humanos crearon uno de los primeros círculos pétreos conocidos. Actualmente están localizados más de 50.000 de estos monumentos en todo el mundo.

Atlit Yam, en el Este del Mediterráneo, aparece en este mapa en el que también se sitúan otros dos antiguos poblados de pescadores. Fuente

Hace unos 9.000 años se instalaron en la costa del Este del Mediterráneo, en Atlit-Yam, y vivieron allí durante más de cuatro milenios. Sabemos que eran pescadores, ganaderos y agricultores, y que cultivaban trigo, cebada, legumbres y lino.

Utensilios de pesca utilizados por los pobladores de Atlit. Fuente: Galili 2004

Actividades pesqueras

Se cree que la pesca se hacía en pequeñas embarcaciones. Aunque no han quedado restos de las naves, sí que tenemos evidencias de las herramientas utilizadas (anzuelos y otros utensilios, así como pesos para las redes, que se pueden apreciar en las imágenes superior e inferior), restos de pescado y algunas señales en los codos de los restos humanos hallados, que podían deberse a la frecuencia de la actividad de remar.

Pesos para redes utilizados por los antiguos pobladores de Atlit. Fuente: Galili 2004

La explotación del medio marino les permitió ampliar sus fuentes de alimento, que no estaban ligadas exclusivamente a la agricultura y a la ganadería. Los recursos marinos ofrecían un estilo de vida estable, minimizando los riesgos de hambruna propiciada por las fluctuaciones en los recursos terrestres (desastres naturales que afectaban a la disponibilidad de plantas y animales, como sequías o inundaciones).

Por otra parte, sus habitantes no dependían sólo de fuentes temporales de agua como las precipitaciones, ya que excavaron pozos para disponer de agua dulce de manera permanente.

Para acabar

Estos importantes avances conseguidos en Atlit-Yam nos proporcionan un ejemplo temprano de pesca autosostenible en la costa mediterránea, que permitió a sus habitantes tener una vida longeva.

A pesar de los avances logrados, tras cuatro milenios su tierra fue inundada y las fuentes de agua dulce se contaminaron, por lo que tuvieron que emigrar a otras zonas más seguras. Es más que probable que un tsunami iniciara este proceso. Los restos que han quedado, como siluetas fantasmagóricas en el océano, ayudan a conocer esta primitiva y exitosa forma de vida. De hecho, los restos de su poblamiento están hoy sumergidos en el fondo del mar, a unos diez metros de profundidad.

Dibujo que representa la localización actual del yacimiento de Atlit, en el fondo de la costa este del mar Mediterráneo. Fuente: Friesen 2022
The mystery of Atlit Yam. 2,37′

Más información

FRIESEM, David E., et al. Deep stratigraphy of submerged Neolithic sites: a micro-geoarchaeological approach to the study of coastal settlements in the Eastern MediterraneanAntiquity, 2022, 96, 390, p. 1606-1611.

GALILI, Ehud; WEINSTEIN-EVRON, Mina & RONEN, Avraham. Holocene sea-level changes based on submerged archaeological sites off the northern Carmel coast in Israel. Quaternary Research, 1988, 29, 1, p. 36-42.

GALILI, Ehud, et al. Atlit-Yam: a prehistoric site on the sea floor off the Israeli coast. Journal of Field Archaeology, 1993, 20, 2, p. 133-157.

GALILI, Ehud; LERNAU, O. & ZOHAR, I. Fishing and coastal adaptations at Atlit-Yam. A submerged PPNC fishing village off the carmel coast (Israel). Atiqot, 2004, 48, p. 1-34.

GALILI, Ehud, et al. Atlit-yam: a unique 9000 year old prehistoric village submerged off the Carmel Coast, Israel–the SPLASHCOS Field School (2011). Under the sea: archaeology and palaeolandscapes of the continental shelf, 2017, p. 85-102.

OGLOBLIN RAMIREZ, Isaac; GALILI, Ehud & SHAHACK-GROSS, Ruth. Underwater Neolithic combustion features: A micro-geoarchaeological study in the submerged settlements off the Carmel Coast, Israel. The Journal of Island and Coastal Archaeology, 2022, p. 1-23.

SKOGLUND, Pontus, et al. Origins and genetic legacy of Neolithic farmers and hunter-gatherers in Europe. Science, 2012, 336, 6080, p. 466-469.

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Estimados lectores, como ya hemos hecho en años anteriores, durante el mes de agosto no vamos a publicar nuevos contenidos, pero sí que se van a ofrecer semanalmente recopilaciones temáticas sobre las entradas ya publicadas. Así, esta semana está dedicada a los mosaicos marítimos antiguos y medievales, sobre el que anteriormente hemos escrito varios textos, que aquí compilamos, señalando los contenidos más importantes.

Dentro del Patrimonio Naval hay un elemento arquitectónico que se ha hecho muy popular por sus características: los mosaicos. Si están bien hechos permanecen durante siglos, suelen ser muy descriptivos, detallados en las escenas que representan y además son muy estéticos. En el blog nos hemos ocupado de muchos de los que han recogido escenas marítimas, tanto en época antigua como medieval.

Representación de Dionisos tirando del barco a los piratas. Museo del Bardo (Túnez). Fuente

Greco-romanos

La cultura grecorromana fue una de las que más utilizaron estos mosaicos, extendiéndolos por casi todo su imperio. En Grecia, en la isla de Delos, por ejemplo, encontramos los de la casa del tridente y el de los delfines. La mayoría de los conservados son de la última mitad del siglo II a. C. y principios del siglo I a. C., durante el período helenístico y principios de la Grecia romana.

Delfines en los mosaicos de Delos (Grecia)

Los romanos, herederos de los antiguos griegos, siguieron con esta técnica, mejorándola y ampliándola significativamente. En España tenemos muestras magníficas, como el de Noheda y el de Alcalá. En Italia uno de los más interesantes está en Ostia, el puerto de Roma. En otros continentes hay ejemplos como el mosaico de Lod (Israel) y los norteafricanos, muchos recogidos en el Museo del Bardo (Túnez). Casi todos datan del siglo III y recogen escenas marítimas y navales de indudable belleza y trascendencia. Vamos a verlos un poco más detenidamente.

En el de Noheda la parte más relevante es una corbita (nave de comercio romana) que transporta a dos personajes de la literatura de Homero: el príncipe Paris y la espartana Helena. Representa, además de la circunstancias del nacimiento de Paris, tanto la salida de la pareja del Peloponeso como su llegada a Troya.

En el mosaico de Alcalá vemos una tarea marítima de pesca, en la cual tres jóvenes recogen sus redes. Aparecen rodeados de una abundante fauna marina, en la que se ven representados un total de veintidós animales, entre ellos, delfines, morenas, atunes y pulpos. La representación de la fauna y de los paisajes marítimos estaba muy vinculada al arte del mundo mediterráneo ya desde tiempos muy arcaicos, remontándose al menos a la cultura cretense. Fue desarrollada abundantemente por artistas romanos, con fuerte influencia griega.

Ya en la península itálica, en Ostia, el puerto fluvial romano, los emperadores levantaron grandes infraestructuras portuarias. En ella estaba el Foro de las Corporaciones, que contaba con una enorme plaza de la que ha quedado bien conservado el pavimento hecho con mosaicos. En ello se ven frecuentemente los letreros que indican los nombres de los comerciantes, aparecen naves mercantes cargando o descargando productos, algunos confinados en ánforas. En la mayoría están representados los timones latinos, con los que gobernaban el rumbo, y las velas. Con cierta frecuencia hallamos un faro entre las naves, así como animales marinos (delfines, pulpos e hipocampos).

Medievales

Ya adentrados en época medieval destacamos dos, los de Madaba y los de Petra, ambas en la actual Jordania.

El de Madaba es un precioso mosaico que representa un mapa en el que se puede apreciar la franja costera del Mar Mediterráneo y el Mar Muerto. Dentro aparecen dos embarcaciones, aunque han llegado a nuestra época mutiladas, faltándole muchas teselas. Son prácticamente iguales y llevan la misma dotación: un timonel y un marinero. La más completa porta dos timones latinos, uno a cada banda y un árbol central con verga. El casco corresponde al de una embarcación de alta mar, bien sea un dromon de guerra o una nave de carga.

La segunda obra, hallada en Petra, es conocida desde hace poco tiempo, cuando se descubrió y excavó la iglesia católica del siglo V. En ella fueron apareciendo importantes mosaicos de estilo bizantino en los que se representaban animales acuáticos, escenas de pesca y un personaje muy conocido en la mitología de la Antigüedad, Oceanus, el dios de la aguas. Cada uno de los pasillos laterales de la iglesia está pavimentado con mosaicos que representan, aparte de los motivos marítimos antes mencionados, animales reales o mitológicos, así como personificaciones de las estaciones, la tierra y la sabiduría.

Para acabar

Estamos seguros de que quedan muchos por descubrir y que los nuevos hallazgos nos permitirán seguir disfrutando de estas escenas únicas, que ya están incluidas por derecho propio dentro del Patrimonio Marítimo y Naval.

Más información

ABDELKHALEQ, R.A. & ALHAJ AHMED, I. Rainwater harvesting in ancient civilizations in Jordan. Water Science and Technology: Water Supply. 2007, 7 (1), p. 85-93.

URBAN, T.M.; ALCOCK, S. & TUTTLE, C. Virtual discoveries at a wonder of the world: geophysical investigations and ancient plumbing at Petra, JordanAntiquity, 2012, 86 (331).

Viaje virtual a través del mapa de Madaba.

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Uno de los primeros pueblos conocidos por ser grandes navegantes y atrevidos comerciantes son los fenicios. Inicialmente estuvieron asentados en el este del Mediterráneo, en una amplia franja costera que estaba muy expuesta al oleaje, al viento y al resto de fenómenos atmosféricos. Su ímpetu comercial les llevó por todo el Mare Nostrum, que fueron capaces de cruzar hasta el temido océano Atlántico (lo llamaban mar tenebroso), llegando incluso a las islas británicas. De su primera época surgieron núcleos urbanos como Biblos, Tiro y Sidón. Otros pueblos se habían establecido allí siglos antes, como demuestra el yacimiento de Tel Hreiz.

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Principales asentamientos fenicios. Fuente

Tras la expansión, cuando desplegaron todo su poder por el litoral mediterráneo, fundaron importantes ciudades en la parte oeste del continente europeo (como por ejemplo Gadir) y en el norte de África (Cartago).

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Rutas comerciales fenicias. Fuente

Una vez establecidos en este último continente, se les empezó a llamar cartagineses y también púnicos (derivado del término griego que denominaba a los fenicios).

Mercante fenicio (Museo de Beirut)

Mercante fenicio (Museo de Beirut)

Han quedado algunas evidencias de las embarcaciones que estos pueblos usaron. Los antiguos egipcios, por ejemplo, utilizaron la denominación de barcos de Biblos para referirse a un tipo de nave concreto que procedía de esta ciudad y que surcaba las aguas del mar.

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Ánforas de cristal elaboradas por los pueblos fenicios. Fuente

Desde principios del siglo XIV a.C. la marina fenicia estuvo preparada para llevar a cabo grandes empresas comerciales ultramarinas. Los pecios de Gelidonia y Ulu Burum, así como las fuentes iconográficas procedentes de las pinturas de Tebas, apoyan esta idea. Las naves descubiertas en Mazarrón y en el Bajo de la Campana (en la región de Murcia, España) han abierto una nueva vía de investigación en este sentido.

Recientes trabajos han sacado a la luz muestras de dos tipos de naves, de uso y porte distinto, que utilizaban en el mar. Unos eran grandes barcos mercantes (gaulos o gauloi), utilizados en el comercio a grandes distancias para los intercambios en las costas mediterráneas. Los otros, conocidos por su nombre griego como hippos o hippoi, eran naves para la guerra, pero que también se utilizaban para el comercio a menor escala, como los pecios encontrados en Mazarrón. Guerrero ha investigador mucho sobre estas naves fenicias, y gracias a sus trabajos podemos ofrecer una síntesis de cómo eran.

Las grandes naves onerarias: gaulos

El barco mercante fenicio tipo es la gôlah (en griego gaulos). Su evolución se inicia a mediados del segundo milenio y debió influir en los modelos empleados por los griegos a partir del siglo VI a.C. La fisonomía del casco es la habitual de las naves mercantes, curvo y panzudo. Su proa y popa son idénticas y para  gobernar la nave se utilizaba un timón de espadilla. Había una baranda protectora a modo de escalamote de tablillas o cañizo.

nave fenicia dibujo

Dibujo de una nave fenicia cuyo casco aparece excesivamente curvado, pero sirve de muestra

Su eslora podría variar entre 18 y 25 m., la manga entre 5 y 8 m., con un puntal de 3 a 4 m. Era un barco armado con cuadernas y quilla. El desplazamiento estaría sobre las 150 toneladas. En la cubierta contaba con una empalizada que iba de proa a popa, en ambas bandas, para almacenar la mercancía menos pesada.

Mercante cananeo Guerrero

Mercante cananeo (Guerrero, 98)

Tanto la roda como el codaste se elevaban sobre cubierta y posiblemente algunos de ellos llevasen figuras ornamentales. Sobre la proa había un ánfora, atada a la roda. Esta vasija podría ser una lámpara de aceite para encender fuego en la noche, con objeto de iluminar la cubierta y también para señalar su posición a otras naves de la flota.

Los barcos para la guerra: hippoi

Eran los barcos fenicios que tenían en la roda, a modo de mascarón, una cabeza de caballo. En la Antigüedad la procedencia de los navíos se identificaba por determinadas figuras, en un principio tal vez eran signos totémicos de los distintos clanes, que se colocaban en los lugares más visibles de la nave, principalmente en la roda (llamada akroteria).

Moneda fenicia

Moneda fenicia (Castro) en la que se puede apreciar una nave tipo hippos

Teniendo en cuenta todos los datos disponibles, Guerrero calcula que eran naves que tenían una eslora que podía oscilar entre los ocho y doce metros, sin bodega cubierta de carga, aunque sí que llevaban sentina. El sistema de propulsión era mixto, vela cuadra y remos. El número de remeros embarcados dependía mucho del tipo de empresa marinera.

Para concluir

Como todos los pueblos que se dedicaron al comercio, los fenicios tenían una amplia gama de embarcaciones, desde pequeñas canoas hasta grandes naves para el comercio. Son conocidos por dos grandes logros que han llegado hasta nosotros: la escritura y la navegación a grandes distancias.

Moneda fenicia con navio

Fuente: GARCÍA-TALAVERA CASAÑAS, Francisco. Purpurarias y Afortunadas. La Macaronesia Central en la Antigüedad. Makaronesia, 2006, 8, p. 60-82.

Más información

CARRILLO, M. Proyecto ITINERA (XXII): Fenicios, el comercio del lujo en el Mediterráneo. Zenda, 2020.

DIES CUSI, Enrique. Aspectos técnicos de las rutas comerciales fenicias en el Mediterráneo occidental (S. IX-VII aC). Archivo de Prehistoria Levantina, 1994, XXXI p.

Fenicios. The pheniciens.com, 2018.

GUERRERO AYUSO, Víctor M. La navegación en el mundo antiguo. Mercantes fenicios y cartagineses. Aldaba: revista del Centro Asociado a la UNED de Melilla, 1998,  30, p. 141-192.

MARTÍN RUIZ, Antonio. Barcos mercantes fenicios en el Mediterráneo occidental. Revista de Historia Naval, 2013, 31, 121, p. 37-54.

MAURO, Chiara M. Los pecios fenicios en época arcaica, estado de la cuestión. Ab Initio, 2014, 10, p. 3-29.

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Una publicación reciente ha desvelado cómo nuestros antepasados de hace más de 7000 años elegían lugares costeros para vivir, pero a la vez se debían proteger de los fenómenos climáticos que los amenazaban. En este caso, en la parte este del Mediterráneo construyeron un enorme muro para defenderse de las subidas del mar. 

Los ambientes costeros y sus recursos naturales han atraído asentamientos humanos desde hace milenios. El poblamiento en estos entornos trae importantes beneficios, tales como el acceso a recursos marinos y terrestres diversos, pero también supone riesgos críticos, ya que estas zonas están sujetas a cambios estacionales y eventos inesperados, a veces catastróficos, como tormentas, huracanes, tsunamis, así como a la elevación del nivel del mar.

Las zonas de poblamiento costeras son más vulnerables y pueden requerir, por lo tanto, una respuesta humana rápida y sostenida, como la modificación del entorno natural. Los habitantes del pueblo sobre el que vamos a tratar esta semana lucharon denodadamente para evitar su inundación, pero al final tuvieron que abandonarlo, porque el nivel del mar subió tanto que anegó sus tierras. Esta entrada está basada en un trabajo de Galili, recientemente publicado (diciembre de 2019).

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Localización del pueblo de Tel Hreiz en la costa norte de Israel. Fuente: Galili 2019

En la parte este del Mediterráneo los niveles del mar han cambiado notablemente, y una evidencia de ello es la costa norte de Israel, donde han descubierto asentamientos neolíticos que fueron inundados a lo largo de un tramo de 20 km. de la costa.

El pueblo de Tel Hreiz

Tel Hreiz estaba compuesto por una serie de pequeñas aldeas neolíticas ubicadas a lo largo del litoral mediterráneo, en la costa del Monte Carmelo, y cuyos habitantes se dedicaban a la agricultura, el pastoreo, la caza y la pesca. Se tiene noticia de que hace entre 7500  y 7000 años se establecieron allí y que, ante la posibilidad de que las aguas anegaran la costa, sus habitantes construyeron un muro, a modo de malecón, que los protegiera.

Cuenco de piedra

Cuenco de piedra descubierto en Tel Hreiz. Fuente: Galili 2019

El pueblo fue descubierto en los años 60 del siglo XX, pero nunca fue excavado. De hecho, lo que se puede ver ahora bajo el agua es el resultado de un proceso natural, ya que entre los años 2012 y 2015, después de las tormentas de invierno, surgió una larga muralla casi lineal, construida con rocas.

El malecón

Este muro representa el primer ejemplo de una defensa costera de este tipo conocida hasta la fecha.

Malecón.jpg

Estaba construido principalmente con grandes rocas de kurkar (el término local para la eolianita) y algunas de piedra caliza, que miden entre 50 y  100 cm. de ancho y pesan de 200 a 1000 kg. cada una. Las rocas no fueron cortadas ni extraídas, sino que habían adquirido su forma por procesos naturales durante millones de años.

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Restos del muro. Fuente: Galili 2019

Las fuentes más cercanas de cantos rodados de este tamaño están ubicados a 3,8 km. al sur y 1,6 km. al norte respectivamente del asentamiento (son los cauces y las desembocaduras de los ríos Oren y Galim). Las características del terreno hubieran impedido que esta rocas se desplazaran como resultado de la actividad fluvial, por lo que tuvieron que ser transportadas. Transferir rocas tan grandes está más allá de las capacidades de un individuo, por lo que sólo una comunidad bien organizada podría haberlas transportado, rodando, deslizándose o tal vez con la ayuda del ganado. 

fortma del muro

Forma del muro. En el recuadro se aprecia que incluso se formaba un ángulo. Dibujo adaptado del original de Galili 2019

Durante el Neolítico, las poblaciones costeras del Mediterráneo experimentaron un aumento del nivel del mar de hasta 70 cm. en un siglo. Por lo tanto, los cambios ambientales habrían sido notables durante la vida de un asentamiento a lo largo de varias centurias. El aumento anual acumulado del nivel del mar requirió una respuesta humana que implicaba la construcción de un muro de protección costera, que pudo haber funcionado durante un período. Sin embargo, en última instancia éste resultó inútil y el pueblo tuvo que ser finalmente abandonado.

El malecón en la actualidad

Hoy sólo quedan restos de lo que fue un enorme muro que terminó inundado hace siglos. En el momento de la investigación estaba situado a una profundidad de 3 m. y a unos 90 m. de la costa, paralelo a ella. A pesar de que sólo quedan algunas piedras, se ve que es una entidad arquitectónica continua y unificada que forma una barrera.

Sin títulorestos muro bajo el agua

El remanente de la pared de cantos rodados de Tel Hreiz es único en términos de su ubicación, tamaño, materia prima y método de construcción. Tampoco se ajusta a las proporciones, ni a la forma, de ninguna otra estructura construida, conocida hasta la fecha, de sitios neolíticos terrestres contemporáneos. Pero sí que se parece mucho a otro de la misma región, aunque de época posterior, lo que significa que hubo continuidad en la práctica de construir muros de protección en los asentamientos costeros de la región durante milenios.

Estos restos del malecón se han conservado porque antes de la inundación el sitio fue cubierto rápidamente por una capa de arena, lo que contribuyó a su preservación. Un magnífico hallazgo para sumar a los logros de nuestros antepasados que vivieron hace milenios en las orillas del Mar Mediterráneo.

Más información

GALILI, E., et al. A submerged 7000-year-old village and seawall demonstrate earliest known coastal defence against sea-level risePloS one, 2019, 14, 12.

 

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En la Tierra Santa de las tres religiones del libro (judía, cristiana y musulmana), antes de que naciera Jesús de Nazaret, un gobernador llamado Herodes, que luego sería conocido por sus desmanes, construyó una ciudad y un puerto que durante siglos darían que hablar en las orillas del Mediterráneo. La ciudad era Cesarea Marítima y su puerto Sebastos.

Localización de Cesarea. Fuente.

El constructor

Herodes era gobernador de Judea en el siglo I a.C., había sido elegido por el imperio romano para controlar esta tierra, que casi desde sus inicios fue tan importante como convulsa. Posteriormente se autonombró, con el beneplácito de Roma, rey de los judíos y, por lo tanto, de las tierras habitadas por éstos.

Vista del teatro romano de Cesarea, una parte del puerto y el Mediterráneo. Fuente

El mayor constructor de la historia hebrea, Herodes, fue un hombre cruel, pero también un hábil guerrero, valiente y poderoso. Aparte de estas cualidades, muy valoradas en la época, era una persona capaz, que durante toda su vida quiso llevarse bien tanto con su pueblo como con los invasores romanos. Precisamente por ello, y también por su propia megalomanía, se dedicó, cuando no estaba combatiendo, a erigir grandes obras arquitectónicas, algunas de las cuales son de las más importantes de la época. Por ejemplo, la reconstrucción del Segundo Templo de Jerusalén, la edificación de las fortalezas de Masada y Herodión, así como la ciudad y el puerto de Cesarea Marítima.

Sebastos

En casi una década (entre los años 23-15 a. C.), un grupo de constructores locales y romanos realizaron en mar abierto el puerto artificial más grande conocido hasta ese momento.

Dibujo de la ciudad y el puerto en su época de apogeo

El lugar era una playa de arenas movedizas desprovista de abrigo alguno, ya que la línea costera estaba expuesta al Mediterráneo, y además existía una corriente que arrastraba la arena de sur a norte. Las razones de la elección de este enclave fueron políticas, no porque la naturaleza favoreciera allí la construcción de un puerto. La rapidez de la ejecución, unida a la complejidad y a la magnitud de la obra son excepcionales, por lo que se clasifica como uno de los logros de ingeniería más impresionantes de la época.

Restos arqueológicos del puerto

Herodes lo llamó Sebastos en honor de Augusto (su nombre traducido al griego). Sus constructores se enfrentaron a desafíos de diseño y edificación nunca antes encontrados en los puertos del Mediterráneo. Veamos primero el material básico que se usaba en ese momento y cómo se conseguía.

Uno de los mosaicos que todavía perduran en la ciudad

El cemento romano

El cemento hidráulico romano consistía en un mortero hecho de cal, puzolana (una ceniza volcánica similar a la arena, naturalmente rica en aluminosilicatos) y agua, a la que se añadieron varios tipos de agregado de escombros. La mezcla resultante era un concreto (mortero) muy resistente y duradero, que podía solidificarse bajo el agua y que era impermeable. Mientras estaba en estado líquido podía colocarse en encofrados de madera para formar masas monolíticas.

Investigador tomando muestras en un puerto romano. Fuente: El Mundo

Aunque los griegos ya utilizaban un compuesto similar, fueron sus herederos romanos los que aprendieron a sacarle más partido, creando un nuevo tipo de hormigón, lo que les permitió levantar edificios más sólidos, más grandes, más resistentes y, especialmente, construir bajo el agua.

El traslado de materiales por vía marítima

Brandon ha calculado recientemente que se usaron aproximadamente 35.000 m3 de hormigón, lo que requirió la importación de 52.000 toneladas de puzolana y la producción de 12.000 m3 de cal.

Ancla de un barco cuyos restos se han encontrado en el puerto de Cesarea. Fuente

Transportar sólo la puzolana desde Italia hasta Judea habría supuesto entre 100 y 150 viajes. Algunos de ellos pudieron hacerse por parte de naves onerarias, que en la travesía de ida transportaban grano desde Alejandría a Puteoli, y en la de vuelta llevaban una carga completa de puzolana.

El cemento de Sebastos

Un equipo internacional de investigadores se ha dedicado a estudiar la puzolana usada en los puertos levantados por los romanos y, tras compararlos, ha llegado a la conclusión de que el cemento utilizado en Cesarea era sustancialmente más débil que los de otros puertos italianos analizados. Resulta que, a pesar de que se construyó con puzolana de la bahía de Nápoles, presenta una apariencia diferente a los otros hormigones contemporáneos.  

Dibujo que representa una de las formas de construcción del puerto (Hohfelder, 2007)

Los problemas de suministro (no sería sorprendente que la escasez de la poderosa puzolana les hubiera obligado a hacer uso de un agregado local) dieron como resultado el uso de un cemento de calidad inferior, pero, a pesar de todo, notablemente duradero.

Comparativa del puerto de Sebastos al inicio de su construcción y dos siglos después. Se puede observar que en ese tiempo el puerto se estaba ya destruyendo y colmatando (Compuesta sobre imágenes de Rabban, 1996)

Los fenómenos naturales (se construyó sobre una falla geológica y además fue víctima de varios tsunamis), unidos a que el cemento utilizado no era el más adecuado, terminaron destruyendo el puerto, una de las maravillas marítimas de la Antigüedad clásica.

Cesarea Marítima y Sebastos en la actualidad

Para saber más

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Se han descubierto hace poco tiempo unos magníficos mosaicos romanos en la ciudad hebrea de Lod. Han ido apareciendo en sucesivas excavaciones desde su hallazgo casual en el año 1996. Representan varios paisajes y costumbres, pero aquí lo traemos a colación porque contienen animales y escenas marítimas de elevado realismo y con una ejecución excelente.

El primer mosaico descubierto. Vista general

El primer mosaico descubierto. Vista general

El lugar 

Lod es una antigua ciudad de Israel, conocida como Lida (con variaciones como Lydda), habitada desde época cananea, que ya aparecía en los registros de los faraones egipcios.

En esta imagen compuesta se puede localizar primero Israel en el planisferio terrestre y dentro la ciudad de Lod

En esta imagen compuesta se puede localizar, de izquierda a derecha, primero Israel en el planisferio terrestre y dentro de ésté la ciudad de Lod

Uno de sus mas insignes hijos es San Jorge, patrón de múltiples lugares y héroe conocido, entre otros asuntos, por su victoria frente al dragón.

Una imagen de San Jorge

Una imagen de San Jorge

Los primeros hallazgos

Estos mosaicos se encontraron cuando se estaba construyendo una carretera, ya que al profundizar en el terreno aparecieron.

El mosaico central. En las esquinas se pueden apreciar motivos marinos

El mosaico central. En las esquinas se pueden apreciar motivos marinos

Como puede apreciarse en la primera imagen de esta entrada, se divide en tres grandes cuerpos, dos laterales y uno central. El panel principal aparece dividido en una serie de figuras geométricas más pequeñas, formando un polígono exterior de doce lados y dieciséis segmentos cuadrados y triangulares en los que se representan diversos animales, entre ellos aves acuáticas y peces.

Detalle del octógono central

Detalle del octógono central

En el octógono central hallamos feroces animales junto a un paisaje montañoso que flanquea al fondo un ketos, o una criatura mítica del mar. Es posible que quiera representar el Océano, que se creía que rodeaba el mundo antiguo. En las esquinas tiene preponderancia la representación de animales como delfines, peces y aves acuáticas.

Detalle del mosaico central

Detalle lateral del mosaico central

El panel rectangular superior está decorado con escenas de animales que recuerdan claramente el diseño y objeto del panel principal, incluyendo algunos peces. Sin embargo, es el inferior el que está completamente ilustrado con una escena marina animada. 

El mosaico dedicado a escenas marítimas

El mosaico dedicado a escenas marítimas

En ella hallamos peces y delfines similares a los que se pueden encontrar en los otros dos paneles, pero aquí se muestran nadando en un mar transparente, acompañado de conchas y dos grandes buques mercantes que miran en direcciones opuestas. Uno de ellos está bastante dañado.

Las naves

Los dos buques romanos son dos típicas naves onerarias o de carga de las denominadas de Alejandría, que eran las de mayor tamaño, y se dedicaban al transporte del trigo de Egipto y de la seda que llegaba de China a través del Mar Rojo. Aparte de su tamaño, el elemento distintivo eran las dos gavias (velas triangulares) izadas por encima de la verga de la vela mayor. A proa llevan el artemón, una vela cuadra de pequeño tamaño, izada sobre un pequeño árbol, con mucha caída o inclinación hacia proa, como los baupreses de la época clásica de la navegación a vela.

Detalle del panel inferior

Detalle del panel inferior

Estas naves partían de Ostia (en la desembocadura del Tiber) por donde, a su vuelta, subirían las barcazas cargadas hacia Roma, hacia el estrecho de Mesina. De ahí, con posibles escalas en Siracusa y Malta, se dirigían a los puertos del sur de Candía o Creta y se daba el salto a Alejandría, aprovechando los vientos y corrientes favorables. Sin contar las escalas, el viaje llevaba unas dos semanas.

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De regreso, los vientos y corrientes, que en la ida habían favorecido la navegación, obligaban a alargar la derrota de vuelta, con lo que esta ruta, sin contar escalas, era tres veces más larga.

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Al salir de Alejandría, las naves se dirigían a las costas de Palestina y Siria, aprovechando las corrientes que tiran al Norte. Bordeaban, luego, la isla de Chipre por el Norte, para evitar la corriente contraria que baja por la costa occidental de dicha isla, continuando por la costa de Asia Menor hasta Rodas. Allí se unían a las embarcaciones que venían del Mar Negro, navegando a rumbo Sur hasta el Norte de Creta, atravesando el canal entre esta isla y la península de Morea, aprovechando las fuertes corrientes que tiran al Suroeste. En Siracusa esperaban a que se levantase viento Sur para atravesar el estrecho de Mesina. Una vez logrado ésto, el resto del viaje hasta Ostia era fácil, aprovechando las corrientes favorables.

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El emplazamiento

El conjunto formaba parte de una casa romana cuyos dueños disfrutaban de una buena posición económica, lo que quisieron plasmar en  los suelos de su vivienda, mandando construir el impresionante mosaico. Cuando la casa fue destruida, las paredes cayeron sobre ellos, enterrando y «protegiendo» esta obra de arte.

Más peces

Más peces

Su importancia queda reflejada en el hecho de que ya han formado parte de diversas exposiciones monográficas en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la historia no acaba aquí.

Nuevos mosaicos

Cuando se decidió construir un museo para exponer este mosaico, se encontró otro nuevo, de realización mas tardía pero igual de impresionante. Forma parte del peristilo de la casa (el patio) y está compuesto por varios marcos rectangulares concéntricos. Tiene nueve medallones octogonales, cinco de ellos representan animales de caza o lucha; hay dos con peces, mostrando especies del Mar Mediterráneo y otros dos contienen aves y perdices junto a otros objetos, como un ánfora y una cesta de flores. Está fechado en el siglo III de nuestra era.

Una escena mar´tima del nuevo mosaqico recien descubierto

Una escena marítima del nuevo mosaico recién descubierto

Para concluir

Estos hallazgos son de una calidad excepcional y se encuentran en un excelente estado de conservación. Todo ello contribuye a aumentar el conocimiento que tenemos sobre el medio marino y la navegación en épocas antiguas. A la vez, la precisión y belleza de las imágenes sirven para deleitarnos con este patrimonio antiguo que es digno de admirar.

Más información

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