Era un conjunto de caminos prehistóricos localizados en el continente europeo que se inició aproximadamente durante el siglo VIII a.C. Su comercio se realizó a través de los grandes ríos de Europa, atravesando los Alpes hasta época romana. Su formación tuvo lugar durante el Eoceno (Cenozoico), por lo que tiene entre 22 y 50 millones de años y se originó en las costas del Mar Báltico. Los yacimientos de esta resina fósil son muy grandes, con una producción de varias toneladas al año, que hoy abarcarían territorios de los países de Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Polonia, Letonia, Lituania, Estonia, Ucrania y Rusia.
La ruta del comercio transcurría desde el Norte de la actual Alemania y Polonia, incluyendo ramales que comenzaban en el Este de Rusia, hacia el interior del continente a través del curso de los ríos Weser y Elba hasta desembocar en el valle del Po (actual Italia).
¿Qué es el ámbar?
Es una materia orgánica que procede de la resina del Pinus succinifera y que tras 40 millones de años se ha terminado fosilizando. Para que se forme son necesarios miles de años: se inicia cuando los árboles o sus ramas caen, muchos de los troncos estaban recubiertos de resina que a veces atrapaban a pequeñas criaturas. Posteriormente, los ríos los arrastraban hasta el mar, que terminaba llevándolos a las regiones costeras, donde quedaron enterrados durante miles de años en depósitos sedimentarios.
Una parte de esta materia fósil flotaba en el mar, ya que el movimiento ondulatorio sobre los fondos separaba fragmentos de la roca originaria. Por este motivo se podía recoger por medio de redes marinas, lo que algunos llamaban «pescar» el ámbar.
Las tonalidades de color de este elemento son muy diversas: blanco, amarillo, marrón, verde, blanco, rojo, naranja, entre otros. Con él se elaboran joyas y diversos elementos ornamentales. Fue precisamente el interés por esta piedra lo que ocasionó la aparición temprana de rutas comerciales que hacían llegar el ámbar del Norte a las culturas mediterráneas como la egipcia, fenicia, micénica, griega, etrusca y romana.
Los principales depósitos del mundo se localizan en Europa oriental (en el Báltico), en México y en la República Dominicana.
Pescando el ámbar del Báltico
Como indica Cerdeño, la mayor parte del ámbar recogido en el mar del Norte procede de la erosión de un estrato submarino que se ha generado por la acumulación de los sedimentos. Una vez enterrada esta resina, junto con los demás materiales depositados en la desembocadura del río, acabaron dando paso a los mecanismos de fosilización para la formación del ámbar. Las características geológicas son poco conocidas debido a su carácter subacuático, ya que el medio no ha favorecido las investigaciones. Estas resinas fósiles terminan flotando en la superficie del mar, especialmente tras eventos como una tempestad, siendo fácilmente recogidas con redes y explotadas económicamente desde hace milenios. Su aspecto acostumbra a ser limpio y transparente, presentan un color claro y su textura es fuerte, por lo que es muy apreciado para la elaboración de objetos de valor.
Textos clásicos
Existen varias referencias antiguas en relación con el ámbar, «el Oro del Norte». Plinio el Viejo (s. I), en su Historia Natural, indicó que proviene de las costas del Mar Báltico, a 600 millas romanas de Carnuntum (unos 889 km) y que era transportado hasta la provincia romana de Panonia (en el este de Hungría) por las gentes de Barbaricum, más allá del Limes romano del Danubio.
Plinio habló también de la movilidad de los comerciantes germanos y romanos a lo largo de esta ruta de transporte transcontinental, que tenía una distancia de unos 1.700 km.
Tácito (s. I), en su obra Germania, cuenta que los que obtenían el ámbar eran los habitantes de la península de Sambia (actual Kaliningrado, Rusia), que posteriormente lo vendían a los mercaderes, alcanzando precios elevadísimos.
Son muy ilustrativos los hábitos epigráficos de comerciantes romanos del sur de la Ruta del Ámbar, entre Carnuntum (a orillas del Danubio, en Austria) y Aquileia (ya en el mar Mediterráneo, en Italia). En este contexto destacan los santuarios y numerosas dedicatorias a dioses protectores de los viajeros, tanto para los desplazamientos fluviales como los terrestres (Teichner, 2013).
Para acabar
Este comercio secular supuso también un trasvase de ideas, conocimientos y divinidades, que pronto se verían en los ritos y escritos romanos, que dejan traslucir la adopción de dioses como Mitra y de religiones como el zoroastrismo, que tenían un claro origen oriental (persa).
Actualmente sigue existiendo una potente industria extractiva y manufacturera centrada en esta resina fósil, especialmente en Kaliningrado (Rusia) y en Polonia.
Más información
ALONSO ROMERO, Fernando. Viajes de los antiguos griegos a las islas británicas. Atlantis: Revista de la Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos, 1979, 1, 2, p. 87-96.
ÁLVAREZ FERNÁNDEZ, Esteban, et al. La presencia de ámbar en los yacimientos prehistóricos (del Paleolítico Superior a la Edad del Bronce) de la Cornisa Cantábrica y sus fuentes de aprovisionamiento. Zephyrus, 2005, 58, p. 159-182.
Ámbar. Fd Minerals [s.a.]
ANATI, Emmanuel. Prehistoric Art in the Alps. Scientific American, 1960, 202, 1, p. 52-59.
CERDEÑO, M. Luisa, et al. Ámbar en la Meseta Oriental durante el Bronce Final: yacimientos locales e importaciones bálticas. Trabajos de Prehistoria, 2012, 69 (2), p. 375-384.
DELGADO, José A. La gran ruta del ámbar en la época imperial romana: vía de intercambio comercial y contacto cultural. Diputación Foral de Álava, 1999.
Ruta del ámbar. Esas Cosas, 2017.
TEICHNER, Felix. De» Aquileia» a» Carnuntum»: movilidad geográfica a lo largo de la Ruta del Ámbar. Veleia, 2013, 30.
Blog Cátedra de Historia y Patrimonio Naval 