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Posts Tagged ‘Océano Índico’

Gracias a un texto anónimo fechado alrededor del siglo I a.C. tenemos noticia de cómo debía ser viajar en esa época. Es conocido como El Periplo del Mar Eritreo, y describe, a modo de manual, una ruta comercial desde los puertos egipcios del Mar Rojo hasta la India. Se han recogido algunos párrafos procedentes del texto para que el lector se pueda hacer una idea de cómo era este periplo y lo que contiene.

La descripción se inicia en los puertos egipcios del Mar Rojo y va recorriendo las costas africanas, pasando por lugares como Berenice hasta llegar a la zona de lo que hoy es Tanzania. La segunda parte trata la ruta terrestre al oeste, que pasa por la península arábiga, para luego adentrarse en alta mar por la costa india, llegando a la desembocadura del actual río Ganges y ocupándose de otras que se dirigen hacia la China.

«.. hay una pequeña ciudad comercial en la costa después de navegar a unos cuatro mil estadios desde Berenice, llamada Ptolemais de las Cazas […]. Esta ciudad-mercado tiene la verdadera tortuga terrestre en pequeñas cantidades […]. Y aquí también se encuentra un poco de marfil, como el de Adulis. Pero el lugar no tiene puerto y solo se llega en pequeñas embarcaciones».

El O. Índico representado por Mauro (hay que girarlo 180º para verlo según nuestros mapas)

Aunque pone especial interés en mercados y productos con los que se comercia en cada lugar, también añade diversas informaciones sobre navegación, puertos, fauna y sobre las personas y ciudades del trayecto. Es todo un manual para cualquier buen comerciante.

Detalle de la bahía de Goa en la India (fines s. XVI)

«Después de Avalites hay otra ciudad comercial, mejor que ésta, llamada Malao, distante una vela de unos ochocientos estadios. El fondeadero es un camino abierto […]. Aquí los nativos son más pacíficos. Se importan a este lugar las cosas ya mencionadas, y muchas túnicas, mantos de Arsinoe, vestidos y teñidos; vasos, láminas de cobre blando en pequeñas cantidades, hierro y monedas de oro y plata, no mucho. De estos lugares se exportan mirra, un poco de incienso, la canela más dura, y copal indio, que se importan a Arabia; y esclavos, pero rara vez».

Hay que recordar que en esa época había un gran riesgo para emprender un viaje a la India, por lo que resultaba fundamental contar con información básica que orientara la navegación, pero también para poder conocer de antemano los productos, las reglas económicas y políticas del juego. Para ello este texto ofrece información útil y accesible, distanciándose de las obras geográficas típicas que mezclaban lo mítico con lo real.

El O. Índico en el mapa de Ptolomeo

«Navegando por la desembocadura del Golfo, después de un curso de seis días, hay otra ciudad comercial de Persia llamada Ommana. A estas dos ciudades-mercado se envían regularmente grandes barcos desde Barygaza, cargados con cobre y sándalo y vigas de teca y troncos de madera de negro y ébano. A Ommana también se trae incienso de Caná, y de Ommana a Arabia, botes cosidos a la moda del lugar; estos se conocen como madarata. Se exportan a Barygaza y también a Arabia, muchas perlas, pero inferiores a las de la India; púrpura, ropa a la moda del lugar, vino, gran cantidad de dátiles, oro y esclavos».

El mar Rojo y la Meca

«Sobre la siguiente región, el curso que tiende hacia el este, que se extiende en el mar hacia el oeste, es la isla Palaesimundu, llamada por los antiguos Taprobane […] produce perlas, piedras transparentes, muselinas y caparazón de tortuga».

La isla de Taprobana en el globo de M. Behaim (S. XV). Hoy es Ceilán

Aunque es muy escueto, se pueden hallar retazos de la figura del comerciante, de su forma de entender la vida y también de enfrentarse al viaje mismo. Así emergen las categorías culturales y los prejuicios, se puede avistar la idea de la barbarie que existía (lo que no era romano era bárbaro), de los reyezuelos, pero también de los gobernantes sabios según el patrón del autor, de las gentes malvadas y de la acción de la divinidad. Todas muestran las formas de entender el mundo del comerciante y en general del mundo grecolatino, en el contexto de la información aceptable y útil para entablar relaciones comerciales.

Dibujo del puerto de Goa (India), del siglo XVII

En las descripciones de China, que el autor no llegó a conocer, se percibe la idea que el mundo griego alejandrino tenía de estos lugares, pero que no estaba contrastada con la experiencia propia.

Para concluir

Este texto es una fuente curiosa y también uno de los pocos periplos que se han conservado, ya que es un interesante testimonio sobre la vida comercial de la antigüedad. Es, por lo tanto, el resultado de la observación y el conocimiento que su autor tenía, por lo que sus descripciones geográficas son muy acertadas. Pero no es una guía de viaje, sino un conjunto de apreciaciones sobre los mercados y productos de esa zona, fruto de su propia experiencia y conocimiento.

De izquierda a derecha se pueden apreciar las figuras de distintos reyes africanos, el Nilo, el mar Rojo y parte de la península arábiga. Globo de M. Behaim (finales del s. XV)

Más información

ALBALADEJO VIVERO, Manuel. El color en el vestido, símbolo de identidad en el mundo antiguo: el paradigma indio. Herakleion. Revista Interdisciplinar de Historia y Arqueología del Mediterráneo, 2011, 4, p. 47-58.

CASSON, Lionel. The Periplus Maris Erythraei: Text with Introduction, Translation and Commentary. Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1989.

DE CONTI RIVARA, Giuliano. En busca del comerciante antiguo a través del Periplo por el Mar Eritreo (s. I d.C). Historias del Orbis Terrarum, 2012, 4, p. 17-33.

GONZÁLEZ PONCE, Francisco José. El Periplo del mar Eritreo y la revolución interna del género periplográfico. Nuevas aportaciones al problema de la fecha. Habis, 1992, 23, p. 237-245.

GONZÁLEZ PONCE, Francisco José. El Periplo Griego antiguo: ¿verdadera guía de viajes o mero género literario? El ejemplo de Menipo de Pérgamo. Habis, 1993, 24, p. 69-76.

SCHOFF, Wilfred H. The Periplus of the Erythraean Sea: Travel and Trade in the Indian Ocean by a Merchant of the First Century. Nueva York: Longmans, Green, and Co., 1912. 

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Las embarcaciones denominadas «pinisi» son las tradicionales que se han utilizado en Indonesia durante los dos últimos milenios. Se siguen usando y construyendo en esta parte del sureste asiático, aunque cada vez son menos los carpinteros de ribera que se dedican a ellas. El nombre aparece escrito también como pinissi, pinisiq o phinisi.

El proceso de construcción de este tipo de nave tiene como base primigenia la canoa, utilizada en Indonesia y sus alrededores desde la antigüedad.

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Más adelante, la forma original del pinisi era la de un casco de doble extremo, con tallo fuertemente rastrillado y poste de popa. Sin embargo no llevaba el timón en el centro, y de hecho en el pasado se solían usar timones gemelos, uno en cada cuarto de popa.

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Hay una gran variedad de tamaños. Aunque la embarcación solía ser pequeña, no es raro encontrar algunas de 30 a 40 metros de eslora, que ocasionalmente alcanzan los 50 metros o incluso más grandes. Se utilizaban tanto para la pesca como para transporte de mercancías, y se han construido tradicionalmente en la playa, con troncos que provienen de los bosques de Sulawesi (Célebes) y Kalimantan (Borneo).

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Sus constructores pertenecen en su mayoría a los pueblos bugis, conocidos en su tierra como la gente de mar.

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Los valores y los ritos en la carpintería de ribera indonesia

Su realización y manejo incorporan importantes valores como el trabajo en equipo, la precisión, la belleza y el respeto por la naturaleza y el medio ambiente. Históricamente su arquitectura iba unida a varios rituales y ceremonias, comenzando con la elección de los árboles más adecuados para las partes más importantes de la estructura. Otros ritos continúan durante todo el proceso de construcción para iniciar y celebrar cada etapa, como por ejemplo con la colocación de la quilla.

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La falta de madera

En muchos lugares de costa en Indonesia la buena madera se está haciendo difícil de obtener, y por lo tanto es costosa. Por este motivo muchos constructores han comenzado a usar otro tipo de maderas o incluso se han reubicado. De hecho, están apareciendo nuevos lugares de construcción en Kalimantan del Sur y del Este, en las orillas de los ríos, cerca del suministro de madera. Los carpinteros de ribera repiten una frase que los identifica:

«Somos constructores de botes ¡Siempre seguiremos a la madera!»

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Para concluir

El nombramiento de los Pinisi como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es también el reconocimiento internacional a las técnicas tradicionales de construcción naval utilizadas por los antepasados ​​indonesios.

Futor museo

Los pinisi son el símbolo de las técnicas de construcción tradicionales del sur de Sulawesi (Indonesia). Aunque ya hay un museo marítimo que recoge esta tradición, existe un proyecto para construir uno nuevo, dedicado sólo a los pinisi.

Con esta última entrada nos despedimos hasta principios de septiembre, deseando a nuestros lectores unas buenas vacaciones. 

Videos 10′ y 1,33′

Más información

DE CANDRA, Calvin & CARINA, Nina. Museum Pinsi Indonesia. Jurnal Sains, Teknologi, Urban, Perancangan, Arsitektur (Stupa), 2019, 1, 1, p. 456-469.

FAISAL. Perahu Pinisi dan Budaya Maritim Orang Bira di Sulawesi Selatan. Jantra, 2012, VII, p. 80.

HAFIZ FURQON, M. Recalling Indonesian Maritime History at Museum Bahari. Nusantara, 2015.

KASTEN, M. The Indonesian pinisi. Kastem Marine Design. 2016.

PRIYANDHITYA, Lulu I. Museum Kapal Tradisional Pinisi: Ekspresi Kapal Pinisi pada Bentuk Bangunan. 2005.

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Trajano, uno de los emperadores romanos originarios de Hispania, quiso emular al inmortal Alejandro, y en su campaña bélica llegó hasta el Golfo Pérsico, pero distorsionó mucho las débiles relaciones entre el Occidente europeo y la parte entonces conocida del oriente asiático, por lo que la Ruta de la Seda, la que desde tiempos inmemoriales recorría desde China las estepas asiáticas hasta llegar a la Europa Occidental, se resintió mucho.

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Las rutas de la seda. Fuente

Sin embargo, había una parte del oriente asiático que parecía inmune a los enfrentamientos, y que a partir de ese momento ganó fuerza. Era la ruta oceánica que siglos antes se había abierto para comerciar entre el Egipto faraónico y los señores malabares (de la costa occidental india). Así, los romanos se convirtieron en los herederos directos de esta ruta marítima.

Agassaim, un puerto cerca de Goa, en la parte occidental de La India

Los extranjeros

Para los romanos, el territorio, los habitantes, las costumbres, y los monumentos de lo que hoy es la India (y resto de la península del Indostán) debían ser tan evocadores como durante mucho tiempo lo fue “el lejano oriente asiático” o las islas del Pacífico Sur para cualquier europeo. Un sinfín de fantasías y sueños se confundían en el imaginario, dando lugar a mitos como hombres con cabeza de caballo, monstruos terrestres y marinos, sin contar con otros temas más terrenales.

En la costa india pasaba algo parecido, y la literatura tamil ha dejado evidencias de ello, de las impresionantes naves egipcias y romanas, de sus marinos (conocidos como yavana) y del oro que llegaba (se estimaba que en época romana era de unos cincuenta millones de sestercios al año).

Un viaje anual a la costa Malabar (India)

Quienes iban por mar a la India no sólo tuvieron que enfrentarse al viento, las corrientes y tormentas. La piratería es también muy antigua, y la zona del Océano Índico estaba plagada de piratas que veían el asalto a estas expediciones como una forma de vida.

Pero ¿quiénes se atrevían a cruzar el Índico?, pues inicialmente los comerciantes, que una vez al año hacían el viaje de ida en primavera y de vuelta en otoño. Los vientos monzones facilitaban, si se conocían bien, la navegación, tanto la salida como el tornaviaje. En el tiempo que había desde la llegada hasta la salida, se instalaban en el sur del Decán (India) y vivían allí cómodamente.

Fuente: Elvira, M.A. 1992.

La viajera hispana Egeria ya hablaba de esta ruta en el S. IV, y se refiere a un puerto que había en el norte del Mar Rojo:

«Clesma está en la misma orilla sobre el mar. Allí hay un puerto cerrado que despacha y recibe las naves de la India. Hay allí muchos y muy grandes navíos, por lo que es un puerto de gran nombradía entre los comerciantes que llegan allí desde la India. El jefe de los negocios se llama logotetema. Es el que todos los años por encargo del emperador romano tiene allí su residencia y sus naves” (Viaje de Egeria del S. IV, p. 153-54. Traducido y adaptado por B. Ávila. 1935).

La ruta

Tras llegar desde el Mediterráneo hasta Egipto, el periplo tenía una parte inicial fluvial a través del Nilo hasta llegar en unos 28 días a Berenice (un puerto muy importante en el Mar Rojo). Otras veces salían de Clesma.

Berenice, un lugar importante en este periplo

A partir de ese momento el trayecto se hacía marítimo, pero de cabotaje, y en un mes aproximadamente se llegaba a una zona de la costa arábiga (Cane o Ocilis).

Una vista de Ormuz dibujada tiempo después

Allí el monzón ofrece una fuerza tal que permite adentrarse ya en mar abierto, y en unos 40 días alcanzar Muziris (suroeste de la India).

El puerto de Muziris (India) en la Tabula Peutingeriana.

Los intercambios comerciales

Los barcos romanos conseguían especias, marfil, piedras preciosas, muselina y conchas de tortuga en el mercado indio, a cambio de oro, plata, vino y vidrio del imperio.

Otro puerto de la ruta, ya en la costa india

Las fuentes

Existen fragmentos de Megástenes, Eratóstenes, Dámaco, Estrabón o Posidonio, que tratan estos viajes, pero las fuentes más completas están en la obra de Plinio (narra los trayectos con cierto detalle) y en el Periplo del Mar Eritreo, que describe las costas, puertos y productos.

Síntesis

No deja de ser sorprendente que mientras los reinos estaban en guerra, el comercio, en especial el marítimo, seguía su curso, proporcionando todo tipo de productos exóticos a los pueblos implicados en el intercambio. Esta será una constante que, aunque tiene sus orígenes en el mundo antiguo, permanecerá hasta la actualidad en cualquier lugar del mundo.

Esposorios en la India

Seda, metales preciosos y especias, los productos estrella de esta Ruta de las Especias antigua, serán quienes durante siglos definan el estatus de los hombres ricos y poderosos de la zona occidental entonces conocida de la Tierra.

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Confección de la seda. Museo de la Seda.

Más información

ELVIRA, M.A. Los romanos en el lejano oriente. Historia 16, 1992, XVI, 196, p. 82-88.

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Los viajes de Marco Polo son muy conocidos, pero no siempre se sabe que parte del viaje de regreso de la corte del temible Kublai Khan lo hizo en barco. En el Libro de las maravillas de Marco Polo se recoge parte de él, y aunque siempre debemos tener en cuenta que se puede intercalar la realidad con la ficción por la cantidad de siglos que han transcurrido, parece que hay una historia de tormentas, piratas, naufragios y otra de amor, en la que Marco Polo es el protagonista.

Marco Polo partiendo de Venecia en 1271, en una representación procedente de un manuscrito iluminado de finales del siglo XV. Colección de la Bodleian Library (Oxford).

Sin embargo, la última, la relación que mantuvo con una princesa a la que tuvo que escoltar por mar, no la relata en sus libros …

Ruta del viaje de Marco Polo según fuentes chinas.

Marco Polo en la corte del Khan

Tras permanecer 17 años en la corte mongola, los Polo (Marco, su padre y su tío) decidieron que ya era momento de volver a su tierra, Venecia, pero como el Kahn no estaba muy de acuerdo con esa decisión, Marco Polo se ofreció a escoltar a una princesa mongola a la tierra de su futuro marido, un príncipe persa sobrino del Khan. Y una vez que la dejaran, podían regresar a su tierra natal.

Esta parecía la forma más sencilla de que el Khan les dejara marchar. Pero el viaje hasta Persia duró dos largos años y murieron casi todos los que habían partido de tierras mongolas. Se salvaron los Polo, la princesa y algún miembro mas de la tripulación.

La salida de China

Partieron de Zaiton (Quangzhou) en 1281, con una flota de 14 buques de alta mar con 4 mástiles y 600 personas cada uno, según estimó Marco Polo, y se embarcaron alimentos y pertrechos para dos años.

Según las crónicas, las naves tenían unos 100 pies de largo, remos que requerían cuatro hombres para bogar, así como una docena de velas, probablemente hechas de listones de bambú (Fuente: Mike Edwards, National Geographic, 2001).

Este fue un viaje desastroso y muy duro, ya que de los que embarcaron sólo sobrevivieron ocho. El texto contiene una descripción de las costas del Índico, con información de Ceilán y las costas de Malabar, con fantasías de todo tipo y un interesante apartado sobre el litoral de Arabia y África. En esta última bordearon la costa entre Somalia y Madagascar, haciendo un recorrido similar al que cien años después llevó a cabo la gran armada del navegante chino Zheng He. Pero sobre su regreso Polo proporciona mucha menos información de la que dedica a China.

Marco no dio datos de lo que salió mal en el viaje, pero hay algunas teorías, como que pudieron morir de escorbuto o cólera; otros sugieren que las pérdidas fueron causadas por los nativos hostiles y ataques piratas. En este espantoso viaje marítimo pasó por el Mar de China Meridional hasta Sumatra y el Océano Índico, y finalmente atracó en Ormuz. Allí se enteraron de que Arghun, el prometido de la princesa había muerto dos años antes, de modo que ésta se casó con su hijo, el príncipe Ghazan. En Persia también se enteraron de la muerte de Kublai Khan. Sin embargo, su protección le sobrevivió, ya que con tan sólo mostrar la tablilla de oro que les regaló a modo de salvoconducto, se les abrieron casi todas las puertas.

La princesa y el navegante veneciano

Durante el viaje, que duró dos largos años, Marco Polo entabló gran amistad con la princesa mongola Kokejin (hay variaciones de su nombre, como Kokojin), cuyo nombre significa «Cielo Azul». Parece ser que añoró mucho la travesía en compañía del navegante veneciano, y murió entristecida a los 22 años.

Más información

Marco Polo’s return journey to VeniceFacts and details.

Marco Polo, viajero en la China del siglo XIII. Instituto Confucio.

Nota: la fuente de las imágenes, a excepción de las dos primeras, es el Libro de las maravillas de Marco Polo (Marco Polo, Le Livre des merveilles) publicado en París durante el siglo XV.

 

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Los animales mas ancianos del mundo están en un entorno marino o asociados a éste. Son un bivalvo (la almeja Ming) y una tortuga gigante (Harriet), que posiblemente sean las mas conocidas. En la actualidad ya han desaparecido, pero una vivió nada mas y nada menos que cinco siglos y la otra casi dos. Una orca de mas de 100 años, Granny, sigue viviendo, y en libertad.

Hay mas ejemplos de especies animales con una longevidad inimaginable, como por ejemplo una microscópica medusa, Turritopsis dohrnii, que se autoregenera en ambientes favorables. También están Adwaita, otra tortuga gigante que murió con unos 255 años, o un koi (carpa japonesa) con casi 230 años. Entre las ballenas boreales, hay algunas que alcanzan los 200 años.

Una almeja con 500 años

Un ejemplar de una almeja de Islandia (Arctica islandica) logró sobrevivir unos 500 años.

La especie dibujada por Goode en 884

La especie dibujada por Goode en 1884

La forma de medir la longevidad de estos bivalvos es a través de los anillos que se forman en su concha.

Un detalle de la concha de esta especie

Un detalle de la concha de esta especie

El animal falleció una vez que los científicos la descubrieron, porque por un fallo no se dieron cuenta de que estaba vivo, y al hacerle las pruebas para medir su edad murió. Parece que había nacido en 1499 y de ahí su nombre, porque en ese momento reinaba la dinastía Ming.

La tortuga gigante de las Galápagos

Aunque se tiene noticia de que otras de la misma especie vivieron mas años (una es llamada Adwaita, pero parece que no hay documentos que lo acrediten), la mas famosa de las tortugas gigantes es Harriet. Vivió 176 años.

Una de las últimas imágenes de la tortuga gigante

Una de las últimas imágenes de la tortuga gigante

Aunque hay quien los desmiente, parece que Harriet viajó con Darwin en el Beagle, que la encontró en las islas Galápagos. Vivió un breve tiempo en Gran Bretaña, hasta que llegó a Australia, donde murió en el año 2006.

Un dibujo de la época de la tortuga. Fuente: The Guardian

Un dibujo de la época de la tortuga. Fuente: The Guardian

El zoo de Australia, su última morada, escribió de ella palabras como estas «era un tesoro nacional, un icono internacional de conservación, un miembro querido de la familia Australia Zoo y tal vez incluso un contribuyente a la ciencia moderna. Su extraordinaria historia ha sido un punto de fascinación y una amplia investigación durante muchos años» (Cita).

Harriet con sus últimos dueños

Harriet con sus últimos dueños

La vida de Harriet ha sido muy curiosa, pues a los traslados continentales que tuvo, hay que sumar que inicialmente se pensó que era un macho (lo llamaban Harry), y años mas tarde se pudo comprobar que era una hembra.

Granny, la orca mas longeva

Un orca fue capturada hace ya mas de 50 años para formar parte de un acuario, pero se consideró que ya entonces era demasiado vieja para las atracciones y se la dejó en libertad. Pero se le puso un nombre, Granny, para poder identificarla en posteriores avistamientos.

Una imagen de Granny cedida por el NOAA

Una imagen de Granny con uno de sus hijos. Fuente: NOAA

Hoy nada libremente por el océano, con el resto de los miembros de su manada. Actualmente se calcula que ya ha cumplido los 103 años.

La aleta dorsal de Granny, que la distingue del resto.

La forma de la mancha clara cercana a la aleta dorsal de Granny la distingue del resto.

Más datos

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Esta entrada es continuación de otra titulada Madagascar, la Atlántida del Sur.

Madagascar es una gran isla, situada en el continente africano, en aguas del Océano Índico. Ha sido, y continua siendo, un punto de paso en un gran océano entre dos inmensos continentes, África y Asia, lo que ha hecho que en su historia haya una importante mezcla de civilizaciones que han dejado un poso considerable en su cultura autóctona. Así, la isla malgache cuenta con un rico repertorio de leyendas, muchas de las cuales tienen como protagonista el mar, el agua o sus moradores.

Las leyendas marítimas originarias 

La isla cuenta con un impresionante repertorio de leyendas nativas recogidas en una tesis doctoral realizada por una de sus habitantes, que actualmente es profesora en la Universidad de Antananarivo, la capital del país (1). Exponemos aquí las mas importantes que se hallan vinculadas con la temática del blog.

a) La sirena de Andranoro

Un día un joven estaba pescando en el río Mamba, en las cercanías del actual pueblo de Andranoro, cuando vio a una hermosa joven sentada sobre una roca. Tenía el pelo largo, muy largo, y no se le podía ver todo el cuerpo porque quedaba envuelta por su pelo; y el joven pescador se enamoró de ella. La joven se llamaba Ranoro.

Antiguos dibujos encontrados en Madagascar

Antiguos dibujos encontrados en Madagascar, que algunos identifican con sirenas

Tras varios encuentros se casaron, con la condición de que el marido nunca pronunciara la palabra «sira» en presencia de su mujer.

Tras la boda la sirena cobró forma humana. Los años pasaron y pasaron, la pareja tuvo tres hijos y vivían felices. El único problema era el carácter de Ranoro, porque era una mujer distraída y muchas veces se le olvidaba hacer una u otra cosa. Un día, su marido le dijo: Tena tsy asianao sira mihitsy aho! (¡De verdad, nunca me haces caso!).

En cuanto pronunció la palabra prohibida, la mujer salió de la casa y se sumergió en el agua del río Mamba. Y nunca volvió, a pesar de las súplicas de su marido.

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Dicen que, de vez en cuando, hacía visitas a su marido y a sus hijos en sueños para darles consejos. Y que cuando éstos tenían problemas se acercaban a la gruta para pedirle ayuda.

b) El martín pescador

Este precioso pájaro que vive en las orillas de ríos y lagos tiene una bonita historia malgache. En el sur de la isla dos pueblos, los bara y los antandroy, estaban en guerra.

Martín pescador malgache. Fuente

Martín pescador malgache. Fuente

Uno de los guerreros del pueblo bara, huyendo de sus enemigos se adentró en un lago y dejó sólo su nariz fuera, para respirar. Los antandroy vieron que una nariz sobresalía del agua y fueron a apresarlo, pero de pronto un martín pescador se posó sobre ella disuadiéndolos de que allí había alguien sumergido. En reconocimiento, el hombre que se salvó emitió un juramento:

– Maldito sea el que, entre mis descendientes, mate o coma el vintsy, porque me ha salvado la vida.

Por eso, el martín pescador es tabú entre los bara. Por miedo a ser víctima de la maldición de sus antepasados, hasta hoy en día, nadie se atreve a comerlo, ni siquiera en período de escasez.

c) La leyenda del lago sagrado de Antañavo

Antes, en el lugar donde hoy está el lago, había un poblado. Cuentan que en ese pueblo un día apareció un anciano pidiendo limosna. Nadie quiso atenderlo, hasta que ya cuando anochecía una mujer muy pobre, que tenía un hijo pequeño le dio cobijo y le ofreció la comida que tenía. El anciano, tras la cena, agradecido, se despidió.

Cuando la mujer fue a dormir al niño, ésta vio que era imposible, ya que el bebé lloraba cada vez mas fuerte. Un poco desesperada salió de su casa y fue a pasearlo para calmarlo. Se sentó sobre un tamarindo que había al final del pueblo y allí el niño se durmió. Cuando la madre quiso regresar, el bebé volvió a romper a llorar, de modo que la mujer decidió quedarse bajo el árbol.

Pero ni siquiera tuvo tiempo para acomodarse cuando oyó un gran estruendo. Volvió la cabeza, y vio que su pueblo iba desapareciendo ante sus ojos, y que, en su lugar, el gran hueco se iba llenando de agua. Quedó petrificada, estrechando a su retoño contra ella. El alba les sorprendió al pie del gran tamarindo, con el agua hasta los tobillos. Los vecinos de los pueblos de alrededor, una vez que la señora les contó la historia, siempre dijeron que por haber sido buenos con el anciano, éste había salvado a la madre y al niño de morir ahogados.

Lago Antanavo

Lago Antanavo

Desde entonces el lago fue respetado por ser el sepulcro de los habitantes de aquel pueblo. Incluso los cocodrilos son venerados, porque se cree que después de la muerte tomaron aquella forma animal y que sus almas moran en ellos.

(1) RABARIJAONA, H. Narrativas orales malgache e hispánica: convergencias, divergencias y estudio comparativo. Tesis doctoral presentada en la Universidad de Alcalá de Henares (España),  2001.

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