En las islas Feroe existe una entrañable leyenda propia de las zonas costeras. Se desarrolla en Mikladalur, un pequeño pueblo litoral situado en Kalsoy, en el norte del archipiélago.
En ella se sostiene que las focas son personas que han dejado su lugar en la tierra y viven en el mar. Han cambiado su fisonomía y han envuelto todo su cuerpo con piel de foca. Estos seres mitad humanos mitad marinos sólo regresan a tierra un día al año, que coincide con la festividad del día de los Reyes Magos. La noche antes se reúnen en una cueva en las afueras del pueblo y allí bailan durante horas. Una vez que amanece se vuelven al medio marino.
Un joven de Mikladalur que conocía la leyenda decidió acercarse a la cueva para ver a estas criaturas. Tras observarlas se enamoró de una de las chicas que aparecieron tras despojarse de la piel de foca. Para no perderla, le robó su piel. Las historias sostienen que cada muchacha debe esperar pacientemente hasta que tenga de nuevo su vestimenta marina para poder regresar, y que ella debía estar siempre cercana a quien se la hubiera robado.
Como la protagonista no tenía su piel de foca, tuvo que plegarse a las condiciones que le impuso el chico, que lo que pretendía era tenerla siempre a su lado. Los años pasaron, ambos se casaron y tuvieron tres hijos. Ella tomó el nombre de Kopakonán.
El protagonista tenía la piel de foca guardada en un gran baúl cerrado, cuya llave iba siempre atada a su cinturón para que su mujer no lo abandonara. Como era pescador, un día en la barca se dio cuenta de que no llevaba la llave y cuando volvió a su casa comprobó que su mujer se había ido, ya que encontró su piel de foca y regreso al mar.
Aunque la esperó un tiempo, pronto entendió que no regresaría y su sentimiento de pena se transformó en ira. Decidió, cegado por el odio, reunir a un grupo de hombres e ir a matar a todas las focas que encontraran. Esa noche tuvo un sueño, en el que su mujer le advertía de que si llevaba a cabo la matanza, sería el inicio del fin de los hombres de la localidad, que acabarían muertos, ya fueran ahogados o despeñados.
Pero el odio pudo más que la advertencia y salieron a matar a cuantas criaturas marinas encontraron. A la noche siguiente todos aparecieron muertos. Parece que Kopakonán se enteró y volvió a las costas de Mikladalur para lanzar una maldición en ese lugar que tanto daño le había hecho:
«Todos los hombres de Mikladalur están condenados a morir en el mar«
Para acabar
Esta leyenda marítima plantea temas vinculados con la bondad y la desgracia, el bien y el mal, así como la frágil relación de la humanidad con el medio natural. La idea que tenemos de la foca como un ser vivo confiado permite generar esa dualidad en la protagonista, cuyo fondo parece que está en el imaginario de muchos pueblos marítimos del mundo (como los selkies en la Europa nórdica). La tradición oral ha permitido que llegue hasta nuestros días y, de hecho, cuando algún hombre se ahoga en las islas Feroe, siempre hay alguien que nombra la maldición de la mujer foca.
Más información
ÁRNADÓTTIR, Tóta. Kópakonan í nýggjari føroyskari myndlist og bókmentum. Frændafundur, 2018, 9, p. 219-232.
DARWIN, Gregory. On Mermaids, Meroveus, and Mélusine: Reading the Irish Seal Woman and Mélusine as Origin Legend. Folklorem, 2015, 126, 2, p. 123–141.
FRANCO CRESPO, Juan. Sellos que sellan. Leyendas feroesas: la mujer foca. Educación y Biblioteca, 2008, 166, p. 28-31.
PUHVEL, Martin. The seal in the folklore of northern Europe. Folklore, 1963, 74, 1, p. 326-333.
SIMONSEN, Kim. The Royal Society of Northern Antiquaries and VU Hammershaimb’s Collections of Faroese Folk Legends. En Grimm Ripples: The Legacy of the Grimms’ Deutsche Sagen in Northern Europe. Brill, 2022, p. 338-358.
Filmografía
La canción del mar (2014), de T. Moore.