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Archive for May 2012

Autor: Pedro Fondevila Silva

Los gastadores

El verbo gastar tenía en los tiempos antiguos el significado de robar, talar, destruir, asolar, devastar un país. Durante la Edad Media y hasta el siglo XVII la utilización de una gran masa de gastadores era imprescindible por la organización de los ejércitos y la naturaleza de las guerras. Los gastadores allanaban los caminos para el paso de los trenes y carruajes, talaban bosques y abrían trincheras. Se utilizaba a paisanos para esta tarea para reservar a los soldados.

En el siglo XVIII se comienza a emplear soldados para la tarea de desbastar bosques, habilitar caminos, entre otros, eligiéndolos entre los más robustos y diestros en el manejo del hacha. Esta función de avanzada sobre el resto del ejército se consideraba distinguida, por lo cual los gastadores vestían prendas distintivas (gorra de pelo, mandil) portando los útiles de su cometido (hacha, pico, pala) y desfilando al frente del batallón.

Los gastadores actuales aparecen por vez primera en 1768, en el artículo 5, título 1, tratado 1 de las Ordenanzas del Ejército, que señala seis gastadores y un cabo a cada batallón.

Regimiento de Jaén (1793)

La lámina superior representa al Regimiento de Jaén en 1793, año de su formación. El regimiento aparece formado en orden de desfile con la escuadra de gastadores en cabeza. Los gastadores llevan gorra de pelo provista de frontalera de metal, y un mandil de cuero colocado sobre la chupa y debajo de la casaca. Los soldados llevan los útiles de su cometido: pala, pico, hacha, mientras que el cabo porta un fusil. Detrás forma la compañía de granaderos con el oficial a la derecha, y, a continuación, las compañías de fusileros. Entre la tropa aparecen las banderas sencillas o batallonas, faltando en el dibujo la bandera coronela. Es de destacar las figuras de los tambores, (el de granaderos lleva gorra de pelo), con los colores regimentales trocados para poder distinguirlos fácilmente durante el combate, pues las órdenes se transmitían mediante toques de tambor. Interesante es, también, el grupo de músicos con instrumentos de la época. Sus casacas llevan los colores del regimiento, si bien primando los secundarios (cuello) sobre los principales (solapa y vueltas), para evitar la confusión con los tambores.

En el sombrero, en vez de la escarapela, llevan un plumero con los colores distintivos de la unidad. Estos músicos no pertenecen a la plantilla del regimiento, (seguramente fueron contratados por el coronel de forma particular), y sus uniformes no son reglamentarios, aunque tienen corte militar y utilizan los colores del regimiento.

Por último, decir que cuando se crearon oficialmente las bandas de música, sus componentes nunca lucieron la gorra de pelo; solo la usó el tambor mayor en el siglo XIX y de una factura distinta a la de los granaderos.

No he podido encontrar ningún documento que demuestre la existencia de los gastadores en la Infantería de Marina en coincidencia con los granaderos. En los libros registros de la infantería de marina no aparecen reseñados, pero esto no quiere decir que no los hubiese, ya que se elegían entre los soldados y, según parece, sin una gratificación especial, por lo que aparecerían como soldados en estos libros de pagamento.

En mi opinión, mientras no se demuestre documentalmente lo contrario, la Infantería de Marina debió contar con gastadores en el periodo citado (1768-1827), por las siguientes razones:

El afán de emulación entre la Armada y el Ejército.

La costumbre de hacer extensiva a la Infantería de Marina las regulaciones del Ejército. Así, durante la Guerra de la Independencia, la Real Orden de 28 de noviembre de 1808 determina que las tropas de Marina, cuando estuvieran integradas en unidades del Ejército, se gobiernen en todo según las ordenanzas de las demás tropas.

Nota del equipo de edición: en entregas anteriores hubo una equivocación a la hora de incluir las láminas. Las de la entrega III debían estar colocadas mas adelante, pero por error se colocaron allí. Aunque ya está corregido el error, pedimos disculpas.

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El término farallón hoy tiene muchos sentidos y se utiliza para nombrar pequeños promontorios rocosos, islas, placas tectónicas, urbanizaciones, reservas naturales, etc.

Aquí vamos a utilizarlo en su acepción más antigua, la de roca o conjunto de rocas que emergen del mar cerca de la costa. Se han formado por la erosión continua de las olas durante siglos en las zonas mas blandas de un acantilado.

Un farallón así entendido es una instantánea de la larga historia de ese batir entre el mar y la tierra, en la que casi siempre gana la furia de las olas, pero en esa victoria la tierra ha dejado su huella en forma de promontorio rocoso. Si contamos el tiempo en épocas geológicas, el farallón es un minuto en esa batalla perenne, porque previo a él un acantilado yacía íntegro, posteriormente surgió el farallón, en el mañana geológico éste se convertirá en pequeñas islas u hormigas.

Los farallones son los protagonistas de esta sección, en la que vamos a intentar traer los más bellos del mundo.

Los farallones de la bahía de Ha Long (Vietnam)

Por Henar Tremé

Estos promontorios rocosos, aparte de una belleza incuestionable, encierran una bonita leyenda del pueblo vietnamita.

Esta bahía consta de más de 2000 islas y tiene su leyenda: el nombre, Vihn Ha Long (también Halong), en vietnamita significa dragón descendente y proviene de una antiquísima historia.

Allí, en el golfo de Tonkín, en el noreste de la península Indochina, de acuerdo a la leyenda, un grupo de dragones descendió de los cielos como un obsequio de los dioses al ancestral pueblo vietnamita, para ayudarlos a defenderse de sus enemigos. Los animales escupieron trozos de jade que se convirtieron en las islas actuales y en los farallones calcareos que ocupan los 4.000 kilómetros cuadrados de la bahía.

Hace poco fue declarada una de las nuevas siete maravillas naturales del mundo, junto con sitios como las cataratas de Iguazú.

En la bahía también se pueden ver los antiguos sampanes (también escrito champanes, como bien nos recuerda Pero el Nauta) chinos, embarcaciones con enormes velas cuadradas de color negro o amarillo. Halong es de los pocos lugares donde aún se pueden apreciar estas raras, estéticas e históricas naves.

Mas datos e imágenes

Mi moleskine arquitectónico

Vietnamitas en Madrid

Sampanes (en inglés)

Video 2’

7 maravillas naturales del mundo, 4’

Los siguientes farallones a los que dedicamos un texto son los de Capri (Italia)

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Autoras: Ángela Mayor Lara y Esther Paterna Navarro

«En nuestro siglo XVIII el hogar era todavía considerado como el sitio ideal para la mujer, y resultaba demasiado escandaloso el hecho de que los viajeros del mar estuviesen expuestos a morir decapitados a manos de una mujer». (PHILIP GOSSE)

La historia de Mary Read y de Anne Bonny, tal y como la relató Daniel Defoe (el autor de la archiconocida novela Robison Crusoe), resulta tan turbulenta, rocambolesca y tragicómica que, la verdad, parece increíble; y, sin embargo, es cierta. Y además debemos decir que no hay una historia de piratería que prescinda de contar las peripecias a las que tuvieron que hacer frente Mary Read y su compañera Anne Bonny, aunque todas ellas se limitan a reproducir el texto original de Defoe, Historia General de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, y muchas se han demostrado incapaces de ir más allá.

La piratería es una práctica de saqueo organizado o bandolerismo marítimo, probablemente tan antigua como la navegación. Pero si una época debe resaltar sobre el resto por el auge de ésta, esa es la de la Modernidad. Desde mediados del S. XVII hasta la primera parte del S. XVIII, es cuando encontramos a nuestras protagonistas, dos mujeres, dos piratas, que fueron capaces de vivir en un ambiente “de hombres”, dentro del cual no sabemos ciertamente si fueron aceptadas o no.

Ninguna de las dos había tenido una vida fácil. Ambas eran hijas ilegítimas, cosa que marcaría mucho sus vidas.

Mary Read

Mary desde su infancia se vería obligada a vestir como un niño y a aparentar serlo, ya que su madre, al haber perdido a su primogénito, convencería a su suegra de que Mary era ese nieto para que así les concediese una pensión.

Pasó toda su adolescencia intentando omitir su figura femenina. La mala situación económica que atravesaba provoca que Mary, inmersa en el papel de un hombre, se enrole en la Marina inglesa con el nombre de Mark. Más tarde, marchará a Holanda y se alistaría en la Infantería, seguidamente pasará a formar parte de la Caballería. Las cosas iban bien hasta que se enamoró del apuesto camarada Flemming, con quien se casaría y montaría una taberna, ya retirados los dos de la Caballería.

Pero no podría ser todo tan sencillo para ella porque poco tiempo después su marido murió y ella regresaba al ejército holandés, en el que la actividad entonces era muy baja, por lo que Read decidiría partir hacia las Indias Occidentales, en busca de más acción.

Anne Bonny

Anne Bonny, a diferencia de Mary, fue una chica rebelde, violenta y aficionada al sexo, y no tendría que hacerse pasar por hombre hasta que no conociera a John Rackham. Ella había sido expulsada de su casa muy joven, debido a su mal comportamiento, y había contraído matrimonio con el marinero Bonny, de quien más tarde tomaría el nombre, y junto a él había llegado hasta Nueva Providencia , lugar donde fundarían un mesón. En él, al servicio de los piratas, conocería a Rackham, apodado como “El Hortera”. Así, se vistió de hombre y huyó con él. Embarcada en el bergantín comenzó entonces su vida como pirata.

J. Rackham

Encuentro en el Caribe

El devenir de ambas mujeres se cruza en Nueva Providencia, en el momento en el que Anne Bonny y Rackham, tras un periodo de inactividad, deciden volver a la piratería y reclutan a un grupo de hombres desesperados, entre los cuales se encontraba Mary Read, aún disfrazada de varón.

Bonny, que seguía llevando también ropas masculinas, se encaprichó del marinero Read. Al comprender Mary Read estas intenciones se sinceró con ella y le hizo saber que era mujer. Las féminas entonces se hicieron íntimas y este comportamiento generaría un ataque de celos en Rackham, a quien finalmente terminarían confesándole el secreto que guardaban. Si llevar una mujer a bordo resultaba peligroso, dos podía ser mortal, con lo cual, él también escondería la verdad.

El desarrollo de la travesía, que parece más propia de un crucero de placer que de una navegación pirata, acabó mal. Una nave británica capturó la nave de Rackham en noviembre de 1720. El 28 de ese mismo mes un tribunal del Almirantazgo, reunido en la localidad jamaicana de Santiago de la Vega, juzgó a la tripulación. Todos fueron condenados a ser ahorcados, incluido las dos mujeres. De hecho que Anne y Mary fueran mujeres resultó ser un agravante, y más en una sociedad que no podía asimilar que a aquellas dos mujeres les encantase ese modo de vida, como ellas afirmaban. Pues Mary, en muchas ocasiones, aseguró que si la piratería no existiera, el mar se llenaría de ladrones cobardes y los mercaderes no embarcarían ningún bien; es decir, que ante sus palabras, cualquier economista liberal suscribiría la clara idea de que el comercio mundial se paralizaría y la economía se iría al traste sin los bandidos náuticos.

El cumplimiento de la sentencia de estas dos mujeres se postergó, pues ambas estaban embarazadas, determinando que se las colgaría después del parto. Sin embargo, Mary contraería una enfermedad y moriría en prisión; Anne, por otro lado, sobrevivió a la epidemia, dio a luz en prisión y nunca subiría al patíbulo, porque su padre, antiguo abogado y rico plantador, tenía unos cuantos amigos influyentes en Jamaica y logró aplazar la ejecución una y otra vez.

Como hemos afirmado anteriormente Defoe no fantaseó, pero la verdad es que exageró muchísimo. Con las actas del juicio podemos comprobar que buena parte de lo narrado por el escritor, fue potenciado, sobre todo en lo que hace referencia al travestismo y a la crueldad; respecto a la cuestión de las vestimentas, no hay duda de que estas piratas vestían de varones, y sobre ello, encontramos diversos testimonios, uno de ellos, declara que Anne y Mary sólo se ponían pantalones a la hora de abordar un barco, mientras tanto cubrían sus cuerpos con faldas y corpiños.

Las actas ponen de manifiesto, pues, un hecho que todos los biógrafos de estas damas, comenzando por el mismo Defoe, han ocultado tozudamente. A saber, que la tripulación estaba al tanto del verdadero sexo de los marineros Read y Bonny.

Las circunstancias y situaciones que rodeaban a los primeros escritos e informaciones que se editan sobre estas mujeres, pudieron censurar consciente e interesadamente todos esos datos que desmontaban el artificio moral de la sociedad burguesa, la única que compraba los libros.

Anne Bonny y Mary Read no fueron las militantes feministas lesbianas que endulzan los sueños de la burguesía progresista, ni las lúbricas furias descocadas de las pesadillas de la burguesía conservadora. Fueron, lisa y llanamente, dos personas que vivieron en un tiempo diferente al nuestro.

Bibliografía

CORDINGLY, David. Mujeres en el mar. Barcelona: Edhasa, 2003.

DEFOE, Daniel. Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas. Madrid: Valdemar, 1999.

DRUETT, Joan. She Capitains. Heroins and Hellions of the Sea. New York: Simon & Schuster, 2000.

EASTMAN, Tamara J. y BOND, Constance. The Pirate Trial of Anne Bonny and Mary Read. Cambria: Fern Canyon Press, 2000.

MANZANERA, Laura. Mujeres Pirata. Clío: Revista de Historia. 2011, núm. 116, p. 72-79.

VALDÉS, Zoe. Lobas de Mar. Barcelona: Planeta, 2003.

VÁZQUEZ CHAMORRO, Germán. Mujeres Piratas. Madrid: Algaba (ed.), 2004.

VÁZQUEZ CHAMORRO, Germán. Anne Bonny y Mary Read. Mujeres Piratas. La aventura de la Historia. 2005, núm. 75, p. 46-50.

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El Museo Histórico Naval de Veracruz fue inaugurado en julio de 1997 representando parte fundamental de la historia del país mexicano.

El museo exhibe al público 18 salas, entre ellas las de la navegación prehispánica, descubrimientos geográficos, salón de química, sala de cartografía, de primeras expediciones, sobre la conquista de México, Nueva España y la dedicada a las fortificaciones y piratería.

Además cuenta con espacios de reciente creación como las salas de obras del puerto, donde se muestran aspectos de las obras de modernización efectuadas durante el porfiriato, salón de usos múltiples y de proyección de material audiovisual.

Dentro de los objetos que se exhiben en este museo destacan algunos proyectiles de buques norteamericanos, la fragata Chapultepec, construida en 1899 con la finalidad de que los jóvenes cadetes conocieran la nomenclatura náutica y la bandera monumental del Acorazado Anáhuac, obsequiada por el gobierno de Brasil en 1924.

Fotos de Museo Histórico Naval, Veracruz
Esta foto de Museo Histórico Naval es cortesía de TripAdvisor

Fotos de Museo Histórico Naval, Veracruz
Esta foto de Museo Histórico Naval es cortesía de TripAdvisor

En la parte central, los visitantes pueden apreciar los cimientos de la muralla que circundaba la ciudad de Veracruz en el siglo XVIII, encontrada durante las obras de remodelacion del edificio.

Más imágenes de esta histórica ciudad mexicana

2 videos diferentes sobre el Museo

Travel Mexico

Youtube

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Los antiguos navegantes, aun usando como guía el firmamento, no emplearon conceptos geométricos; no dividieron el horizonte en 360 grados, como desde Hiparco hicieron los astrónomos. Estos últimos conocían ya muy bien los movimientos celestes y podían determinar las latitudes de los distintos lugares mediante observaciones astronómicas. Pero tales habilidades matemáticas no formaban parte del caudal de conocimientos prácticos de los marinos, quienes señalaron las distintas direcciones por los vientos que soplaban desde ellas (y de ahí el nombre -de rosa de los vientos– que recibió la figura donde se señalaron estas direcciones), si bien se tomaron a intervalos regulares. Desde luego, el conocimiento de los principales vientos era de gran importancia, tanto porque impulsaban a los barcos como porque estaban directamente relacionados con el clima”.

Manuel A. Sellés, Catedrático y profesor de la UNED del Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia de la Facultad de Filosofía.

Frase extraída de la obra:

SELLÉS, Manuel. Instrumentos de navegación. Del Mediterráneo al Pacífico. Barcelona: Lunwerg Editores; Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente; Ministerio de Educación y Ciencia; CSIC, 1994. p. 14. ISBN: 84-7782-317-0.

Enlace a Google Libros (vista previa):

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La Cátedra, junto al Subsistema Archivístico de la Armada, participa en el proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Defensa sobre la localización y tratamiento documental de toda aquella información existente en los archivos de la Marina referente a naufragios. Y actualmente es uno de los temas de investigación prioritarios para la Cátedra.

Por ello pedimos al profesor Rafael Ruiz Manteca, doctor en Derecho, que nos enviara su experta opinión sobre la reciente polémica relacionada con el pecio de un barco español del siglo XVII llamado «Nuestra Señora del Juncal».

El asunto ha surgido con motivo de la aparición de un libro titulado Los tres credos de D. Andrés de Aristizábal. En él aparte de contar la historia del hundimiento en 1631 de la nao Juncal, se revela la posición exacta del pecio de este buque, a una distancia de 30 leguas (102,85 millas marinas) de San Francisco de Campeche, en la costa de Yucatán.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia mexicano parece que está preparando, según el diario La Gaceta, una campaña para localizar el pecio del Juncal en la costa campechana. La nao transportaba metales preciosos con un peso estimado de 120.000 kilos, lo que multiplicaría por 10 el de lo extraído por la empresa norteamericana Odyssey en la fragata Mercedes.

El naufragio del barco Nuestra señora del Juncal.
Fuente: Intereconomía, 1 de mayo de 2012

Valoración del Dr. Rafael Ruiz Manteca sobre el asunto actual del pecio de la NAO NUESTRA SEÑORA DEL JUNCAL

En La Gaceta del 1 de mayo de 2012 aparece un artículo firmado por Santiago Mata en el que se da cuenta de la presentación en la Universidad de Veracruz de un libro del historiador español Fernando Serrano Mangas, en el que aparecen unos datos referidos a la ubicación del pecio de la nao española “Nuestra Señora del Juncal”, hundida al parecer en las aguas del Golfo de México en el año 1631, así como de las intenciones de las autoridades mexicanas de acometer en breves fechas, por medio del INAH, el estudio y la recuperación de dicho pecio.

También puede acceder al artículo desde aquí

Se trata de una nueva aportación de Mata, adalid de la información referida al patrimonio arqueológico subacuático español, en orden a prevenir a la opinión pública sobre posibles actuaciones al margen de lo que debe ser la adecuada protección del patrimonio cultural subacuático, y también sobre conductas que puedan perjudicar los intereses españoles vinculados a nuestro patrimonio sumergido. Aunque no ponemos en duda las noticias publicadas, sí parece oportuno, sin embargo, hacer algunas precisiones:

1) En el artículo se indica que la distancia a que se encuentra el pecio de la costa del estado de Campeche, en la península de Yucatán, es de 30 leguas, lo que pueden ser unas 90 millas náuticas aproximadamente. Ello quiere decir que el lugar del pecio no se encuentra en aguas de México, expresión que normalmente se emplea para referirse al mar territorial, sino en plena Zona Económica Exclusiva (ZEE) mexicana. A este respecto conviene recordar que conforme a la Convención de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (CNUDM), aprobada en Montego Bay (Jamaica) en 1982 y ratificada hoy día por la mayoría de los Estados de la comunidad internacional,

    el mar territorial llega hasta las 12 millas marinas contadas desde la costa o, más propiamente, desde las líneas de base (normal o rectas) desde las que se computa la anchura del mar territorial.

  •  – A partir de ahí (es decir, más allá de esas 12 millas) comienza la ZEE, que tiene una anchura de 200 millas náuticas.

Zonas marítimas según acuerdo de Jamaica de 1982

Las diferencias entre estos dos espacios marinos son muy claras y comprensibles:

sobre el mar territorial el Estado ribereño tiene soberanía, es decir, potestad para legislar y actuar de la misma manera a como lo hace en su propio territorio terrestre, al que este espacio marino está asimilado.

– Sin embargo, en la ZEE (y en la Plataforma Continental, que es el lecho y subsuelo del fondo marino a partir también del mar territorial) el ribereño sólo tiene, básicamente, ciertos derechos en orden a la exploración, explotación, conservación y administración de los recursos naturales (vivos y no vivos, es decir, pesqueros y minerales) que se encuentren en la ZEE y en la plataforma continental, si bien estos derechos puede ejercitarlos con exclusividad, lo que quiere decir que los demás Estados no pueden intervenir ni aprovecharse de tales recursos naturales.

En una palabra, ni la ZEE ni la Plataforma Continental son territorio del Estado ribereño y en consecuencia éste no puede impedir su uso por otros Estados. La conclusión de todo lo que llevamos dicho es, que conforme a la CNUDM, el lugar en que reposan los restos de la Juncal no es espacio marino sujeto a soberanía mexicana, pues se encuentra más allá del mar territorial de este país, y los derechos exclusivos que México ostenta en dicho espacio son irrelevantes a los efectos arqueológicos que nos ocupan, pues los bienes culturales sumergidos no son recursos naturales.

2) Conforme a la Convención de la UNESCO sobre protección del patrimonio cultural subacuático, hecha en París en 2001 y ya en vigor desde 2009, cuando se encuentre patrimonio sumergido en la ZEE y en la Plataforma Continental de un Estado Parte (México y España han ratificado esta Convención, como muy bien apunta Mata) se deben poner en marcha unos mecanismos de consulta en orden a la protección del patrimonio descubierto, consultas que deben ser coordinadas por el Estado ribereño y en las que deben participar los Estados que hayan manifestado tener interés en ello por poseer vínculos arqueológicos o históricos con el pecio descubierto.Todo ello se encauzará a través de la propia UNESCO.

Fuerte de San José, San Francisco de Campeche (Yucatán)

3) En caso de que el pecio corresponda a un buque de Estado (es decir, a un buque de guerra o a uno que siendo propiedad de un Estado en el momento del hundimiento estuviese prestando un servicio público no comercial), el Estado del pabellón deberá también participar en las consultas, pues no podrá adoptarse ninguna medida de protección sin el acuerdo o consentimiento del mismo. En consecuencia, en ningún caso los buques de Estado están excluidos del ámbito de aplicación de la Convención, algo que en el proceso negociador ciertamente se tuvo en mente, pero sin duda acertaron las delegaciones que la elaboraron al no excluirlos. En el caso de la nao “Nuestra Señora del Juncal” deberá averiguarse su naturaleza, o no, de buque de Estado.

4) El Titanic no está incluido en la lista que la UNESCO elabora y dedica al patrimonio mundial, cultural y natural, conforme a la Convención de 1972. Se trata de un pecio que recientemente (desde el 15 de abril pasado, al haberse cumplido en esta fecha los 100 años desde que el buque se hundió) tiene la consideración de patrimonio cultural subacuático conforme a la definición que da la Convención UNESCO de 2001, por lo que ha pasado a estar protegido por esta Convención. Debe significarse que cualquier actuación o actividad que pretenda llevarse a cabo en este pecio a partir de ahora deberá efectuarse de conformidad con las reglas contenidas en la misma para los objetos sumergidos en la Zona Internacional de los Fondos Marinos, pues se encuentra en lo que cabe denominar aguas internacionales (es decir, alta mar o, mejor aún, en el fondo de tales aguas).

5) A nuestro juicio, en relación con el pecio del Juncal, a España se le abren dos opciones:

    • solicitar a la UNESCO la puesta en marcha de los mecanismos de consulta previstos en el Convenio de 2001, o
    • llegar a un acuerdo bilateral con México, respetando en todo caso los mínimos de protección arqueológicos establecidos en el mismo.

Rafael Ruiz Manteca

Sobre este mismo pecio apareció otra noticia en el periódico El Mundo el día 15 de abril de 2012. Se puede ver ampliado pinchando sobre la imagen

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