Por Jorge Martínez, colaborador de la Cátedra de Historia y Patrimonio Naval
Revisado por Celia Chaín-Navarro
Introducción
El San Lorenzo es uno de los principales ríos de Norteamérica, que actúa como colector de los Grandes Lagos para conectarlos con el océano Atlántico en el golfo que lleva su mismo nombre. En su primer tramo forma la frontera natural entre Estados Unidos y Canadá, bordeando el oeste de la provincia de Ontario, y luego se adentra en Quebec, atravesándolo totalmente.
Este río ha sido testigo de innumerables tragedias y triunfos a lo largo de la historia. Sus aguas han acogido a exploradores valientes, comerciantes intrépidos y marineros audaces en sus viajes hacia el Nuevo Mundo. Sin embargo, también se ha cobrado un alto precio, reclamando barcos y vidas en naufragios que han dejado una profunda huella. Por ello, vamos a desenterrar algunas de estas tragedias marítimas que se ocultan bajo sus turbulentas aguas.
El naufragio del Empress of Ireland (1914)
El 28 de mayo de 1914, el Empress of Ireland partió río abajo en su 96ª travesía transatlántica, marcando el comienzo de la temporada de verano desde Quebec. A bordo se encontraban 1.477 pasajeros y tripulantes, incluyendo 167 miembros que se dirigían al tercer Congreso Internacional del Ejército de Salvación en Londres.
La travesía transcurrió sin problemas hasta la madrugada del 29 de mayo, cuando se avistaron las luces de otro barco, el Storstad, un carguero noruego de 6.000 toneladas. A pesar de los intentos por evitar la colisión, el Empress sufrió un impacto mortal entre sus dos chimeneas. La tripulación actuó rápidamente en la situación de emergencia, pero el barco se hundió en cuestión de minutos debido a la forma con la que había sido construido. A pesar de los esfuerzos de rescate, solo se pudieron salvar 465 personas, mientras que 1.012 se murieron en el trágico suceso.
El naufragio del SS Noronic (1949)
El SS Noronic fue lanzado al agua el 2 de junio de 1913 en Port Arthur (Ontario). Fue construido por Western Dry Dock and Shipbuilding Company para Canada Steamship Lines.
Diseñado para el transporte de carga y pasajeros en los Grandes Lagos, contaba con cinco cubiertas y medía 110 m de longitud, con un registro bruto de 6.095 toneladas. En su capacidad máxima podía albergar a 600 pasajeros más los 200 tripulantes. Además, era considerado uno de los barcos más grandes y hermosos de Canadá en su época, de ahí que fuera apodado la «Reina de los lagos».
En la noche del 16 de septiembre, el Noronic se encontraba atracado en el muelle nueve del puerto de Toronto. En las primeras horas de la madrugada siguiente se desató un incendio devastador a bordo, que se propagó rápidamente. La falta de sistemas adecuados de detección y extinción de incendios, así como la ausencia de planes de evacuación eficientes, agravaron la situación hasta el punto de que hubo muchos pasajeros que quedaron atrapados en sus camarotes.
Se solicitó asistencia adicional de los bomberos y equipos de rescate de otras áreas cercanas pero, a pesar de los esfuerzos, el incendio del SS Noronic cobró la vida de 118 personas, convirtiéndolo en uno de los peores desastres marítimos en la historia de Canadá.
El naufragio del SS Edmund Fitzgerald (1975)
En la tarde del 9 de noviembre de 1975, el Edmund Fitzgerald partió del puerto de Superior (una ciudad costera de Wisconsin), con una carga récord de mineral de hierro, destinada a Detroit (Michigan). El barco, que medía aproximadamente 222 metros de eslora y tenía una capacidad de carga de más de 26.000 toneladas, estaba considerado uno de los más grandes y seguros de su tipo en ese momento.
A medida que se adentraba en el lago Superior, una poderosa tormenta invernal se desataba sobre la región. Los vientos huracanados y las olas gigantes, que alcanzaron alturas de más de 9 metros, azotaron la embarcación, creando condiciones extremadamente peligrosas. Durante la noche, el barco se comunicó con otros buques cercanos, informando de su difícil situación debido al mal tiempo y a problemas de estabilidad. Aproximadamente a las 19:10 horas, desapareció repentinamente de los radares y las comunicaciones se perdieron. Los intentos de contacto fallaron y se iniciaron operaciones de búsqueda y rescate de inmediato.
Sin embargo, todas las labores de localización resultaron infructuosas. Los restos del Fitzgerald fueron descubiertos en el fondo del lago Superior al día siguiente, a una profundidad de unos 160 metros. El barco se encontraba partido en dos, lo que indicaba que había sufrido graves daños estructurales debido a la violencia de la tormenta.
El desastre fue un golpe impactante para la industria naviera y para la comunidad en general. La melodía «The Wreck of the Edmund Fitzgerald» del cantautor canadiense Gordon Lightfoot ayudó a mantener viva la memoria del triste acontecimiento y a honrar a las personas que perdieron la vida en el naufragio.
Conclusión
Los naufragios en el río San Lorenzo son un recordatorio constante de los riesgos y desafíos que enfrentaron los marineros en distintas épocas. Cada uno tiene su propia historia o esencia, y gracias a su exploración podemos vislumbrar la valentía y la fragilidad de la condición humana frente a la incertidumbre y brutalidad del agua.
Al honrar y aprender de estos eventos, podemos mantener viva la memoria de aquellos que estuvieron presentes y comprender mejor el legado marítimo de la región, teniendo en cuenta que este tipo de acontecimientos nos muestran una parte más, pero no menos importante, de las experiencias y vivencias de la navegación.
Más información
ANDRA-WARNER, Elle. Edmund Fitzgerald: The Legendary Great Lakes Shipwreck. Minnesota: Northern Wilds Media, 2009, 128 p.
BOURRIE, Mark. Many a Midnight Ship: True Stories of Great Lakes Shipwrecks. Michigan: University of Michigan Press. 2005, 277 p.
MCLENNAN, Susana. The Noronic Fire – Toronto’s Disaster with the Greatest Loss of Life. Reimage. 2019, 1p.
MURPHY, Gavin. Swallowed in 14 minutes: Empress of Ireland. Gare Maritime. 2001, 1 p.