TEREDO NAVALIS: THE WORM THAT KILLED THOUSANDS OF SHIPS
Siempre ha existido miedo al mar, durante siglos inmensos monstruos marinos robaron el sueño de los navegantes, pero era un pequeña criatura la que creaba las situaciones más desastrosas y también más peligrosas: un «gusano» que se comía la madera de los barcos. Terminaba taladrando el casco y dejándolo inservible para navegar, por lo que si ésto ocurría en medio del mar, ya no se podía solucionar. Si se detectaba en puerto, se podía comprobar si era general su impacto o si sólo afectaba a una parte, en cuyo caso se podría sustituir. En España se le llamó «broma», aunque fuera un asunto muy serio.

Más sobre este taladrador
El «gusano de barco» Teredo navalis es uno de los invasores marinos más efectivos y dañinos del mundo. Realmente no es un gusano, sino un molusco, más concretamente un bivalvo lamelibranquio de cabeza perforadora. Es un animal incrustante que abre largas y demoledoras galerías en la obra viva de la madera, buscando devorar la celulosa que contiene y llega a alcanzar hasta los 20 centímetros en su estado adulto.

Todavía no se ha podido averiguar si llegó a Europa desde el sudeste asiático o si se originó en Europa e invadió el resto del mundo desde allí. Hace pocos años reapareció en el Báltico occidental, causando daños estimados entre 25 y 50 millones de euros a lo largo de la costa alemana. Se reproduce muy rápidamente y posee una alta resistencia a las circunstancias ambientales desfavorables.
Testimonios
Ilustres navegantes como Colón tuvieron que luchar duro contra esta invasión. En su cuarto viaje (1502), todas sus naves se hundieron debido al daño causado por el Teredo navalis. En su diario cuenta que sus barcos fueron:
«… podridos, carcomidos (…) más acribillados que un panal de abejas. Con tres bombas, ollas y hervidores, y con todas las manos trabajando, no podían contener el agua que venía en la nave, y no había otro remedio para el caos que había causado el gusano (…) de la carta de Colón: «mi barco se estaba hundiendo debajo de mí …» (fuente).
Otro tanto ocurrió durante la primera vuelta al mundo, con Magallanes y Elcano.

El pirata Francis Drake también tuvo que fondear en la costa de California para hacer una reparación en su barco, el Golden Hind, carcomido por los gusanos del mar.
Gonzalo Fernández de Oviedo, un cronista de Indias, lo sufrió y lo narró en 1523, cuando iba desde el Puerto de Santa Marta (actual Colombia) hacia La Española. La embarcación, una carabela de su propiedad “estaba tan comida de la broma”, que se encontraba inundada en medio de un mar embravecido, mientras la tripulación, incluyéndolo, trataba de tapar los agujeros con sus camisas.
Esta situación hizo que muchos intentaran encontrar soluciones. Algunas eran eficaces, aunque sólo de manera temporal, y otras eran simples engaños para lucrarse (Trueba 1987).
La invasión
A pesar de que se han tratado de desarrollar métodos contra él, todavía no hay una solución fácil para el problema de los «gusanos» de la nave. La forma de evitarlo era cubrir el casco de madera con láminas de metal, también recubriéndola de sustancias que lo repelieran, aunque esta protección dejaba de tener efecto pronto. La última posibilidad, si la invasión no había afectado mucho al casco del barco, era entrar en las aguas de un río (como sucedía en el de Sevilla) para que el agua dulce acabara con él. Actualmente pervive en barcos de bajura y de pesca artesanal y, además, en mejilloneras, pilotes de malecones y otras estructuras afines hechas de este material.

No ataca igual todos los tipos de madera, ya que, por ejemplo, el roble es más duro y tarda más en conseguir taladrarlo. Había maderas exóticas, algunas procedentes del continente americano, que parecían ser más resistentes al ataque, por lo que se preferían para la construcción naval, como el Moral, Alcanfor, Palo de Vaca, Chanul y Laurel (Figueroa, 1996).

Más información
CURT MARTÍNEZ, José. Navegando en una sopa de seres microscópicos. Revista General de Marina, 2015, 268, 2, p. 299-314.
FIGUEROA, Guayacán y SÁNCHEZ, Fernan. Contribución al conocimiento de los organismos. Acta Oceanopacífica del Pacífico. 1996, 8, 1.
HOPPE, Kai N. Teredo navalis—the cryptogenic shipworm. En: Leppäkoski E., Gollasch S., Olenin S. (eds). Invasive Aquatic Species of Europe. Distribution, Impacts and Management. Dordrecht: Springer, 2002, p. 116-119.
MOYA SORDO, Vera. Entre la vida y la muerte: averías, tormentas y naufragios. Manifestaciones de miedo durante los viajes atlánticos ibéricos (siglos XV-XVII). Boletín de la Academia Nacional de la Historia (Venezuela), 2010, 93, 371, p. 127.
TRUEBA, Eduardo. Dos experiencias contra la » Broma» (Teredo Navalis), en la Sevilla del siglo XVI. Revista de Historia Naval, 1987, 5,16, p. 83-102.
WEIGELT, Ronny, et al. First time DNA barcoding of the common shipworm Teredo navalis Linnaeus 1758 (Mollusca: Bivalvia: Teredinidae): Molecular-taxonomic investigation and identification of a widespread wood-borer. Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, 2016, 475, p. 154-162.
Reblogueó esto en ausevor.
Me gustaMe gusta
¿Y por qué se le llamana «broma»?, es casi el titular del artículo y no se explica…
Me gustaMe gusta
Hola, gracias por preguntar. No lo hemos puesto porque la razón que podemos argumentar es tan sólo una hipótesis de trabajo, avalada por el conocimiento que en la Cátedra tenemos de cómo se han ido forjando ciertos términos, pero ninguna institución lingüística se ha pronunciado al respecto. Creemos que es la forma de pronunciar en español el término ingles «worm» (gusano). Un saludo.
Me gustaMe gusta
Muy chulo el artículo, gracias por compartir la historia.
Me gustaMe gusta
Gracias a usted por escribirnos. Un saludo.
Me gustaMe gusta
Respecto a porqué se llama «Broma», he leído que puede venir del griego «βρωμα», pronunciado más o menos igual que «broma», que quiere decir carcoma. Por lo tanto, parece que lo de broma-chiste vendría de ahí. Más info por ej. en http://etimologias.dechile.net/?broma
Muy interesante este blogcatedranaval !!
Me gustaMe gusta
Sí, hay varias teorías, pero estamos esperando a que la Real Academia de la Lengua emita un veredicto al respecto, porque mientras sólo son ideas. Muchas gracias por su comentario. Un saludo.
Me gustaMe gusta
De acuerdo, pero la hipótesis que venga del inglés «worm» es la más improbable, ya que el término «broma» seguro que ya era usado por los navegantes ibéricos del s. XV y XVI, cuando poco contacto tenían con los ingleses.
Me gustaMe gusta
[…] luchar contra la broma (el molusco que agujerea las maderas y hace que los barcos de madera dejen de ser útiles) recomienda emplomar. Enumera las maderas que más se ven afectadas por ésta, que son cedro, […]
Me gustaMe gusta
[…] para la madera, entre otro motivos porque el molusco que perfora y termina destruyéndola, el Teredo navalis, no puede sobrevivir en estas aguas. Como resultado, los sitios arqueológicos permanecen en […]
Me gustaMe gusta