Autor: Pedro Fondevila Silva
En este siglo, el renacimiento de las artes y de la cultura grecorromana se va a aplicar a la construcción naval, ornando y embelleciendo las naves, que se convierten así en embajadoras del poder de los monarcas españoles. En el Mediterráneo, las escuadras de galeras son, en esta época, la expresión del poder naval de los reinos y repúblicas, que se manifiesta en el adorno y lujo de estas embarcaciones, especialmente en las capitanas y reales, cuyas popas se adornan con profusión de esculturas y dorados.
España es la potencia hegemónica europea y, en consonancia, sus buques deben ser la muestra del poder y del esplendor real fuera de sus fronteras. Citar solamente, para demostrar la continuidad de la costumbre, bien que de forma más modesta, lo que se hacía en la primera mitad del siglo XVIII:
“Construcción, recomposición y adornos: será de la obligación del asentista tener proveidas las Galeras de todo lo perteneciente a ornamentos de Popa, según las clases de ellas, como tambien los que le tocare de flamulas, estandartes y pavesadas y renovar las pinturas quando lo necesitaren”.
En cuanto a los distintivos, el elemento principal que distinguía a las galeras capitanas y patronas era el fanal (farol de gran tamaño). Para no extendernos demasiado en este aspecto, que se mantuvo hasta la extinción de las galeras a comienzos del siglo XIX, diremos que las capitanas reales llevaban tres fanales iguales en línea sobre la pertigueta; las galeras capitanas de las diferentes escuadras tres fanales en triángulo, el fanal central más alto y de mayor tamaño que los laterales; la patrona real dos fanales de igual tamaño centrados en la pertigueta; las galeras patronas de las escuadras un fanal centrado sobre la pertigueta. Las galeras sencillas llevaban una figura o santo centrada sobre la pertigueta, que, en este siglo, podía ser de carácter religioso o profano, y que identificaba a la galera, y, en cada extremo de la pertigueta, un pequeño fanalete. Además cada galera llevaba en el extremo del espolón una figura distintiva. Veamos unas breves citas documentales: “Relación que los tres maestros doradores infraescriptos hacemos de las piezas de escultura que se han dorado en la Capitana de las galeras de España: en los tres fanales de popa y alas de los delfines pequeños de escultura”. “En un Santiago a caballo con su peana que se pone en el espolón”. “Era el espolón punta de proa una loba, divisa del Marqués, otros la hacen perra parida por la ver abierta la boca, con treadas tetas, haciendo la guarda de la galera”.
Tratando ahora de la pintura de los cascos o bucos de las galeras, ésta fue roja desde el siglo XIII (“De Santander partieron las langostas bermejas”). Desde esa fecha, la conquista de Sevilla, los cascos y palamenta de las galeras fueron siempre rojos, con una particular excepción que trataremos a continuación, hasta la desaparición de las últimas galeras en 1805.
La primera galera española de que tenemos noticia que se pintase de un color diferente al rojo, concretamente el negro, fue la galera real de Juan de Austria (“Esta fue la traça por donde se dio principio a la popa de la Galera Real hasta que el año pasado de 1569 vino la galera a este río, que traía cuerpo de un vaxel grande y hermoso (…) con el suelo bivo de la popa y la proa con sus arrumbadas y espolón, su árbol y esquife, toda negra y puesta en el rio”). Creemos que ésta fue la primera galera que se pintó de negro, y que su majestuosa apariencia impresionó a las diferentes marinas, incluyendo a la musulmana, que estuvieron en Lepanto, las cuales pintaron de negro el casco de sus capitanas a partir de ese momento.
Tanto debió asociarse el color negro al carácter y prestigio de las galeras de España que, a finales del siglo XVII, se decidió pintar y barnizar las galeras de la Escuadra de España de ese color. Desconocemos el motivo de esa decisión, pero aventuramos que pudo deberse a una reacción a la decisión de Luis XIV de Francia de pintar de azul, sembrado de flores de lis de oro, su Capitana Real, y de negro, sembrado de lis de oro, su Patrona Real.
Pie de las ilustraciones
– Imagen 2. Nápoles, mitad del S. XVII. A la derecha la Capitana de la Escuadra española de Galeras de Nápoles, con fanal y barnizada de negro. En el centro, y vista desde popa, la Capitana de la Escuadra de Galeras del Papa. Esta barnizada de negro. Lleva el escudo papal surmontado con la triple tiara y acolado con las dos llaves de S. Pedro: una de oro (el cielo); y otra de plata (la tierra). Por la proa de la galera papalina aparece la Capitana de la Escuadra de Galeras de Malta, barnizada de negro. En el fanal lleva acolada la Cruz de Malta. En el cuadro aparece una galera ordinaria, sencilla o sutil, pintada de rojo. Todas las galeras llevan timonera en la popa, elemento que se introdujo al final del primer cuarto del S. XVII.
– Imagen 3. Flandes c. (1620/1630). Capitana de la Escuadra de Galeras de Flandes. Va barnizada en negro. Lleva fanal sobre la timonera, y, encima del calcés del árbol de mestre, ondea la bandera española de Flandes, listas horizontales blancas y azules, sobre las cuales va la Cruz de Borgoña en rojo.
Estimado Sr. Fondevila, en primer lugar me gustaría felicitarle por sus artículos y libro recién editado. Por cierto, me gustaría que me indicaran donde puedo adquirirlo.
Por otro lado, decirle que como residente en Barcelona suelo ir con asiduidad al Museo Marítimo, donde no me canso de contemplar la reproducción de la galera capitana de Juan de Austria.
Sin embargo, me gustaría saber si usted se ha detenido a estudiar dicha reproducción para realizar sus trabajos. Se lo indico, ya que lo expuesto por usted expone cuadra con lo que se muestra en la reproducción del modelo de galera.
Concretamente en su artículo “Galeras S. XVI: Aparejo, timoneras y carrozas” hace mención a que la timonera no aparece hasta el siglo XVII cuando la reproducción está basada en lo que fue una galera del siglo XVI. Pero además, en su último artículo “Galeras S. XVI: Aparejo, timoneras y carrozas” nos dice que no es roja, tal y como está pintado el modelo, sino que es negra.
Sinceramente, yo siempre he pensado en que dicha reproducción era un estupendo trabajo de estudio sobre arqueología naval y que era bastante fiel. Pero actualmente, con sus artículos me llena de dudas.
Con todos los respetos hacia usted, me sorprende que detalles tan evidentes se les hubiera pasado por alto a las personas que se implicaron en la empresa de reconstruir la galera de Juan de Austria. Y aún así, no deja de sorprenderme que toda una institución como es el Museo Marítimo de Barcelona nunca mencionara nada al respecto, o por lo menos que yo conozca, aunque debo de reconocer que ignoro si en algún momento han comentado algo.
Un saludo.
Josep Lluis
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Ante todo, deseo felicitar a D. Pedro Fondevila por su gran conocimiento del tema de galeras, así como por su libro, que viene a llenar un espacio totalmente vacío en el léxico castellano.
Y ahora yendo al tema, y haciéndome eco de lo indicado por Josep Lluis, no puedo por menos de adherirme a lo indicado por mi contertulio respecto a lo que dice de la galera La Real, construida en Barcelona, y expuesta como joya inigualable en el Museo Marítimo de la Ciudad Condal. Abundando en el tema, si que puedo indicar que cuando ví esta reproducción a tamaño natural, algo me asombró: era exactamente igual a una maqueta de una galera francesa, concretamente La Royale, expuesta en el Musée de la Marine de Paris. Pero cuando adquirí los planos de La Real en Barcelona, y leí los folletos (editados en castellano y catalán), mi asombro llegó al límite. Casi la mayoría de los elementos de la galera no tienen nombre, y de los pocos que lo tienen en castellano, la equivalencia en catalán es mínima. ¿Quiere decir esto que en el Reino de Aragón no había palabras que designasen los elementos de constructivos las galeras? Me extraña que una población volcada al mar no tuviese vocablos que designasen los elementos de estos buques, máxime cuando se construían en las famosas Atarazanas de Barcelona. Pero es que en la misma Barcelona existe un cuadro representando una galera con la bandera de las barras que es una copia de un cuadro original francés, del que se han eliminado las flores de lis en el casco, se ha cambiado el pabellón, y, Voilá: Henos en presencia de una galera catalana. ¿Cómo es posible que se produzcan estas imposturas o errores de bulto tan grandes? ¿Es que no hay expertos en estos temas para que arreglen estos “desaguisados”?
Cerezo Martínez, en su obra “Años Cruciales en la historia del Mediterráneo (1570-1574)”, indica las dimensiones de una galera ordinaria en tiempos de la batalla de Lepando, e incluso llega a dar unas velocidades de las mismas, que son las siguientes: Velocidad máxima a remo durante 20 minutos 7 nudos; máxima a vela, en condiciones óptimas 10-12 nudos; y normal a remo 3 – 4 nudos. Muy altos valores me parecen los indicados, sobre todo el de la máxima velocidad a remo, que es casi tremebundo. ¿Cuál es su opinión D. Pedro sobre este particular?
El colmo de las imposturas o errores lo constituye el relato de la propia batalla de Lepando, que ha hecho furor en la población. En uno de los párrafos, quizás de los más conocidos, se dice textualmente: “De acuerdo con el plan previsto, la galera Real disparó un cañonazo, al tiempo que izaba una bandera blanca, señal ejecutiva de iniciar el despliegue de la flota, pasando del dispositivo de marcha el de combate. La distancia al adversario era de unas 15 millas. Por orden del capitán general Juan de Austria se cortan los espolones y se despejan las tamboretas para que la artillería pueda disparar sin obstáculos, especialmente el cañón de crujía, el de mayor calibre.” Me extraña que se mandasen cortar los espolones porque el árbol de trinquete habría quedado sin sujeción a proa. Y me extraña también la distancia de 15 millas, porque, aún en pleno siglo XX era una distancia respetable para buques propulsados mecánicamente. Máxime en el siglo XVI en que el tiempo empleado en recorrer tal distancia, a la velocidad indicada por Cerezo Martínez, habría sido de casi cuatro horas, so pena de que los remeros llegasen cansados a la acción, que sería el momento en que se necesitaría más fuerza muscular de ellos para intentar evitar los abordajes enemigos y al mismo tiempo emplear su ariete contra los turcos. ¿Qué le parece D. Pedro?
En fin, gracias a Dios, que esta Cátedra se ha fundado y funciona. Esperemos que ello venga a desentrañar algunos “misterios” y a borrar muchas “leyendas” que han pervivido en base al desconocimiento.
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Le felicito Don Pedro por este magnífico articulo. Muchas gracias por seguir ilustrándonos sobre el mundo de las galeras.
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Estimados Josep Lluis y Roger Blume:
Me plantean Vds. una serie de prguntas acerca de como era la Galera Real de D. Juan de Austria, el combate de Lepanto, el supuesto serrado de los espolones de las galeras y la velocidad que podían desarrolar las galeras a remo. En estos momentos estoy muy ocupado, pero procuraré responderles lo antes posible. Primeramente, responderé a la pregunta común de ambos, la galera real, y, en sucesivos envíos, a los otros temas planteados. Un cordial saludo. Pedro Fondevila
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[…] Más […]
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Estimado Sr. D. Pedro Fondevila:
Me llamo José Gallardo. Estoy buscando información sobre un soldado y marinero talaverano llamado Alonso de Contreras, al parecer caballero de Malta, a quien no logro identificar. Le adjunto el texto que estoy manejando, de una miscelánea de finales del XVI, por su pudiera ayudarme:
«Alonso de Contreras, hidalgo de Talavera, siendo en Italia soldado, hizo un famoso hecho, y, como yo de estos me mantengo y es vianda que tan bien me sabe, convido al lector a este. Andaba este soldado en las galeras de Malta junto a la costa de Grecia, y de la Capitana, viendo a una milla la tierra, échase al agua un turco de rescate que suelto traía el general en ella; de consejo no había tiempo, el esquife estaba embarazado, las galeras en áncoras y cualquier diligencia fuera negligencia en tal tiempo. Mas, sin esperar a desnudarse, como estaba, en calzas y en jubón, se echa después de él a la mar Contreras; da gran grita la gente de verlos ir por las olas, uno huyendo y otro siguiendo, como en tierra un generoso lebrel a una silvestre fiera. Alcánzale en medio del camino, diciendo el cristiano al turco: «¡Vuelve, vuelve, perro!»; no quiere el otro volver, antes, viéndole cerca, se afierran ambos, uno con otro, como dos enemigos bajeles; vanse a lo hondo, y allá abajo suéltanse y sale cada uno por su parte, medio atónitos y soplando el agua como en tal caso se suele, y tornan cada uno como de antes a su intento. En esto, pone mano a una daga el soldado y vase contra el otro alta la una mano, con ella amenazando que le mataría con la daga si no se tornaba a la galera; vuélvese el otro de miedo y el soldado con la daga alta tras él. Ya en esto habían echado a la mar el esquife de su galera, en que, mojados ambos y algo herido el turco, los recogieron. Y el soldado presentó al general el gran pece, que, estimándolo todos en lo que era justo, le dio trecientos ducados por ello, que quiso más el soldado que renta, que, según en la vida que andan, train la una y la otra tan a punto de perderlas».
El autor de este texto, Luis Zapata de Chaves, murió en 1595, y lo escribió en torno a 1592-1593 aproximadamente.
Muchas gracias por su atención. Puede escribirme a josgalmo@gmail.com
Atentamente,
José Gallardo.
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Estimado D. José Gallardo:
En relación con su consulta le recomiendo la autobiografía del Capitán Alonso de Contreras (por cierto, él dice que nació en Madrid).
Biblioteca de Autores Españoles, Autobiografías de Soldados (siglo XVII). Edición de D. José Mª de Cossio. Madrid: Edicciones Atlas, 1956.
Le he propuesto esta edición, que contiene las autobiografías de otros tres soldados de la época, porque ofrece un interesante derrotero del Mediterráneo compuesto por Contreras.
Esperando haber contestado a su pregunta, reciba un cordial saludo.
Pedro Fondevila
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Escribo una novela sobre la historia de tres soldados, uno de ellos, un antepasado mío, que iba como soldado de infantería en una de las dos galeras que iban a socorrer a la Mámora sitiada por el enemigo. Lo que ocurrió es que esos dos barcos fue que encallaron en la barra del río de la Mámora, obligado paso para acceder hasta el presidio que España tenía en esos momentos en la costa marroquí. Las fuentes dicen muy poco de este hecho. Indagando, y dándole vueltas al asunto, todo lo que hay de bibliografía, he sacado de conclusión que el hecho tuvo lugar en el mes de abril de 1627, y una referenica un año antes de dos galeras que se perdieron, la Santiago, una de ellas. Antes de esa fecha, la bibliografía se centra en el ataque de ingleses a Cádiz en 1625, despues de esa fecha que le nombro, la intervención de España en la Mámora hasta conseguir romper el sitio, pero de los dos barcos que naufragaron y cuyos soldados los vendieron como esclavos, nada de nada, excepto que los frailes de la Santísmia Trinidad, los rescataron previo pago, entre ellos mi antepasado. Alguna información sobre este hecho? Mil gracias. Me encanta su blog.
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Estimado señor, hemos pasado su consulta el experto. En cuanto la tengamos se la haremos llegar, pero por favor haga esta misma consulta en la página que se llama así (la puede encontrar arriba, en las pestañas superiores) y recuerde que si no se ha suscrito al blog debe hacerlo para que podamos responderle. De hecho hemos tardado en responder porque no habíamos visto su pregunta antes, ya que éstas se hacen en la página de Consultas Esperamos que entienda que son requisitos que se han acordado y que debamos cumplir. Muchas gracias por su consulta. Reciba un cordial saludo.
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Buenos días, tiene ya la respuesta en la sección de consultas. Un saludo.
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