Los navarcas eran como los generales de las flotas de los estados griegos. No utilizamos la palabra almirante porque los auténticos jefes en una batalla eran los estrategas. Actualmente apenas se sabe de estas figuras y en España en concreto son muy desconocidos.
Los más estudiados han sido los espartanos. No deja de ser curioso que una potencia terrestre como Esparta tuviera prominentes hombres encargados de dirigir su flota, pero la necesidad de extender su territorio y el enfrentamiento con ciudades e imperios marítimos, les hizo replantearse la necesidad de contar con ellos.

Los navarcas espartanos
Se elegían anualmente, en un primer momento por el rey y luego por los magistrados espartanos, privilegio que no solían prorrogar, aunque sí se han registrado casos de personajes que han ocupado más de una vez el cargo. Sin embargo, a veces la flota se dividía y a cargo de cada una de las divisiones iba un navarca. Así, aunque se solía designar uno sólo, en tiempos de guerra había dos (como sucedió en el año 401 a.C., que nombraron a Samio y a Pitagora) o incluso tres (como Tiribazo, Ierace y Rodi designados en el año 387 a.C.).
Cuando había tregua o paz, incluso se generaban vacantes y no se nombraba navarca. Los estudios recientes confirman que no se elegían en fecha fija, aunque la mayoría se nombran en primavera, cuando se daba el «mare apertum».

Finalizado el cargo anual, podían ser empleados en puestos importantes del estado o ser nombrados jefes de los ejércitos, como ocurrió con Anaxibius.

Algunos navarcas
El primero fue Euribiades, nombrado en el año 480 a.C., que participó en la batalla de Salamina (griegos contra persas) ese mismo año. Le siguieron Leotichide (479 a.C) y Pausanias (477 a.C.).

Otros nombres conocidos de personajes que ocuparon el cargo son Cnemo (429-428 a.C.), Alcida (428-427 a.C.), Melancrida (413-412 a.C.), Astioco (412-411 a.C.), Mindaro (411-410 a.C.) y Callicatrida (407-406 a.C.). El listado de casi todos ellos está recogido en el trabajo de Solari abajo citado.

En el periodo comprendido entre la fase inicial de la guerra del Peloponeso y el final de la hegemonía espartana (430 y 372 a.C.), se hallan la mayor parte de referencias a ellos en actividades como comandantes de la flota. Este arco cronológico, que coincide con el auge de Esparta, es muy posible que se corresponda también con el éxito de sus navarcas.
Funciones
Aparte de liderar la flota, o un grupo de naves según correspondiera, tenían que mantener a su tripulación bien disciplinada y asegurarse de que no surgieran conflictos. Les correspondía la opción de generar alianzas, y mantener las existentes; por lo tanto, podían firmar tratados, hacer concesiones, concluir treguas, así como castigar a los que se rebelaban frente a su autoridad.

El botín de guerra iba para los navarcas, que lo solían repartir entre sus tripulaciones. En general podemos decir que casi siempre tuvieron las mismas atribuciones.
Inmenso poder e influencia
Mientras estos jefes de la flota dependieron de los reyes tuvieron mucho más poder, luego pasaron a ser elegidos por los magistrados (éforos) y perdieron parte de su enorme influencia. Se cree que desde el año 430 a.C. empezaron a depender exclusivamente del alto magistrado de los éforos.
No tenían supervisores, ni rendían cuentas, por lo que su poder era muy grande, pero sí que eran vigilados y depuestos cuando se recibían quejas. Por ejemplo, Ecdico (392 a.C) actuó mal en el asedio de Rodas y fue reemplazado por Teleutias (este hecho se puede leer en la obra de las Helénicas del historiador griego Jenofonte).

El poder, la fama y la influencia eran tales que algunos navarcas sufrieron las envidias y las rivalidades de reyes y gobernantes. De hecho, Aristóteles situaba a los navarcas por encima del rey en lo referido a su influencia. Pero también se han hallado casos de corrupción. Jenofonte recoge algunos comentarios referidos a que con el tiempo se terminaron nombrando a personajes poco adecuados para el cargo, que no tenían experiencia ninguna en el mar.
los espartanos se engañaban totalmente en el cambiar a los navarcos, ya que eran muchas veces inadecuados y recién metidos en la flota, sin conocer a los soldados como era necesario, pues enviaban a hombres inexpertos del mar y no conocidos en el país y corrían peligro de tener algún disgusto por ello (Libro I, 49).

Tantos honores, autoridad y poder, suponían también grandes cargas y peligros. Se sabe por los historiadores y las crónicas griegas que Mindaro, Callicratida, Pisandro, Podanemo, Polle, Nicoloco y Mnasippo, murieron en combate naval, mientras todavía estaban en su cargo.

Más información
BESNIER, Maurice. La marine spartiate [Luigi Pareti. Ricerche sulla potenza marittima degli Spartani e sulla cronologia dei navarchi]. Journal des Savants, 1909, 7, 7, p. 554-561.
BIANCO, Elisabetta. Sparta ei suoi navarchi. Edizioni dell Orso, 2018.
SEALEY, Rafael. Die spartanische Nauarchie. Klio, 1976, 58, 1-2, p. 335-358.
SOLARI, Arturo. La navarchia a Sparta e la lista dei navarchi. Annali della R. Scuola Normale Superiore di Pisa. Filosofia e Filologia, 1899, 13, p. 3-52.
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